Chile – El modelo de acumulación y desarrollo económico se agota.

Posted by Nuestra publicación: on miércoles, noviembre 04, 2015

Patricio Guzmán S.

La desaceleración del crecimiento que Chile viene experimentado tiene dos fuentes, una externa y otra interna: el paulatino fin de los súper precios de las commoditties, que en el caso de la economía chilena constituyen el grueso de las exportaciones, en primer lugar el cobre y otros minerales, es parte de la primera.
En su Informe Anual sobre Comercio Exterior de Chile 2014-2015, la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) destacó que las exportaciones chilenas tienen una importante composición minera que llega a una tasa de participación relativa de 54,2% en 2014, totalizando US$41.041 millones, principalmente como consecuencia del rol protagónico que tienen los envíos de cobre que explicaron el 50% del total exportado por Chile.[1]
La desaceleración estructural del crecimiento chino, pone término a una situación excepcional de altos precios de las materias primas, que favoreció a las llamadas economía emergentes, y que permitió a los gobiernos chilenos dinamizar la demanda interna, y evitar o al menos retardar los efectos de la crisis económico – financiera global, que ha entrado en una nueva fase tras el fin de la “pequeña locomotora china” de la economía global que hemos mencionado antes. A lo que hay que agregar una recuperación precaria en las economías centrales, la catástrofe económica financiera del sur de Europa

Junto con importantes tasas de crecimiento, la bonanza de dinero dulce proveniente de los altos precios de las materias primas permitía el desarrollo de políticas focalizadas contra la pobreza, según las políticas de intervención social neoliberales[2] e incluso la promesa de reintroducir algunos derechos universales – como educación gratuita – como respuesta a las grandes movilizaciones y el malestar social generalizado, sin alterar en lo sustantivo el modelo de acumulación de capital, que ha favorecido por décadas la concentración de la riqueza, los grandes grupos económico-financieros y las multinacionales. Esto es lo que se está agotando ahora.

El agotamiento del ciclo de alto crecimiento pone en cuestión otra característica del tipo de economía que tenemos, el acceso fácil al crédito. La creciente concentración de la renta en un porcentaje muy pequeño de la población, tiene su correlato en la caída de la participación relativa de los ingresos del trabajo en el conjunto de la riqueza nacional. Sin embargo, el consumo interno ha sido un pilar del crecimiento económico. Esta aparente contradicción se explica por el acceso al crédito, y el endeudamiento generalizado de la población. El 2014 el endeudamiento de los hogares chilenos alcanzó los niveles más altos desde que el Banco Central tiene registros. Según el informe de cuentas nacionales del Banco Central, el endeudamiento promedio de los hogares alcanzó a más del 61% de sus ingresos disponibles, cifra histórica desde que se tiene registro en el país.[3]

El peso enorme que ha alcanzado el sector financiero en el mundo entero, tiene que ver con la ruptura con el modelo previo a la imposición de la globalización neoliberal; los mecanismos de integración y reproducción social, de antaño definidos en relación a la inserción laboral, hoy se definen en relación al consumo y su medio favorito de sujeción, la deuda. Es lo que se ha denominado “economía de la deuda”. La economía financiera ha salido de los sectores tradicionales de la banca y los seguros, para apoderarse del corazón de la Seguridad Social – sobre todo el sistema de pensiones; las AFP, pero también de la salud mediante su creciente privatización y la necesidad de recurrir al crédito para financiar las prestaciones -, de las grandes cadenas de venta minorista – el retail -,   Paradojicamente a medida que avanza la financiarización del globo y de la vida se van desdibujando los límites precisos de la banca tradicional, y crece la rama que se ha dado en llamar la “banca en las sombras”. Son sectores que están en el negocio financiero tradicionalmente atendido por la banca regulada, pero que intervienen libres de mucho de las reglas del negocio bancario, en Chile la banca en las sombras más importante es el retail, que ha “bancarizado” mediante la difusión masiva de tarjetas de crédito no solamente a las familias de trabajadores de ingresos más estables, si no particularmente a los sectores más precarizados, con tasas de comisiones y gastos de administración que superan ampliamente a los de la banca tradicional. Por sus altas ganancias la propia banca participa en estos grupos comerciales – financieros, algunos de los cuales además han desarrollado sus propios bancos.

El crédito se traduce en consumo en el presente con cargo a ingresos futuros. Esto exige que en el futuro los deudores tengan capacidad de pago de las deudas contraídas, y la continuidad del crecimiento – al menos la parte basada en la demanda interna – que puedan pagar sin disminuir su consumo. En otras palabras que el crecimiento sea suficiente para garantizar esta expectativa en los grandes números de la población. Si hay una caída del crecimiento, como ocurre en Chile actualmente, los bancos y otros prestamistas deben aplicar criterios más restrictivos para conceder créditos, lo que en el marco de la “economía de la deuda” que hemos mencionado antes a su vez provoca un circulo vicioso de desaceleración de los sectores más vinculados con el endeudamiento como la construcción de viviendas.
El sector de la construcción de viviendas es considerado una pequeña locomotora del consumo interno, porque jala detrás suyo a los sectores relacionados con productos del hogar. Se trata de sectores que en su conjunto emplean mucha fuerza de trabajo, por lo que una consecuencia de su desaceleración es un  aumento del desempleo.


Contra los anuncios de nuevas etapas de incorporación de valor agregado a nuestras exportaciones, o de innovación general, el modelo de la economía chilena por su carácter exportador y concentrador de la riqueza, no fue capaz de aprovechar los años de súper precios de las materias primas, para dar un salto en su desarrollo. No fue capaz en particular de ampliar la matriz exportadora, reduciendo la participación de las mercancías de bajo valor agregado (productos de la minería con mu baja elaboración, celulosa, harina de pescado, fruta) y aumentar los productos manufacturados o de nuevas tecnologías con alto valor agregado. En otras palabras nuestras elites, una vez más como ocurrió con el ciclo del salitre, se han farreado la oportunidad de desarrollar económicamente al país.  Como este modelo de crecimiento nunca superó la dependencia del país a los productos importados, la tecnología del extranjero, y al capital financiero y multinacional, la caída de precios de commodities que se ha estado produciendo tiene  consecuencias estructurales.

Ha llegado la Entanflación.
En el ámbito monetario la fragilidad del modelo se expresa en la combinación del aumento de la inflación con la desaceleración económica. La caída de los ingresos por la venta de commoditties implica menor cantidad de dólares en el mercado interno, y eso provoca un alza del precio del dólar. Es cierto que esto se compensa en Chile parcialmente por el menor precio del petróleo y gas que el país importa, pero como el grueso de los productos manufacturados se importan, salvo que se produzca una deflación – caída de precios – también de estas mercancías, se produce un alza de la inflación como efectivamente ha ocurrido. Estamos ante la pesadilla de los técnicos que gestionan la economía, aumento de la inflación – crecimiento del desempleo – caída del crecimiento. Las formulas de política monetaria convencionales son poco efectivas ante esta situación que también se conoce como “estanflación” – estancamiento del crecimiento con inflación – porque si el Banco Central para cumplir su mandato de controlar la inflación, aumenta las tasas de interés para disminuir el crédito y la masa monetaria , el resultado será una mayor contracción económica.

Aunque los grandes empresarios hacen mucho escándalo por las reformas, no son las reformas el motor principal de la caída de la inversión. Esta verdadera “huelga de inversionistas”, es más bien fruto de la reducción de las expectativas de utilidades relacionadas con el ciclo general de la economía. Muchos capitales están en compas de espera de la tantas veces postergada alza de tasas de interés por la Reserva Federal en los Estados Unidos, que harán las inversiones de capital financiero más atractivas en la potencia del norte.

Populismo de derecha y reivindicaciones transversales de trabajadores.
En este escenario recesivo que se anuncia frente a nosotros, las principales afectadas serán las familias trabajadoras. Los trabajadores de ingresos medios y superiores a la media precarizados que carecen de contratos laborales indefinidos, los trabajadores contratistas tercerizados, los que trabajan bajo la ficción de profesionales libres con boleta de honorario… sentirán entre los primeros el golpe de la reducción de puestos de trabajo. Pero también se sentirán especialmente golpeadas aquellas familias que dependen de ingresos menos precarizados laboralmente, sectores “aspiracionales” que habían salido de la pobreza o que ya estaban situados en los sectores de ingresos medios o superiores, y que han accedido a niveles de vida más altos en gran parte gracias a su mayor capacidad de endeudamiento, pero también de un cierto crecimiento sobre la media de sus remuneraciones, de pronto sentirán los efectos contractivos en el consumo[4] por la dificultad de obtener préstamos, y mejoras salariales.

Estos trabajadores convencidos en su fuero interno de que ellos pertenecen a “la gran clase media chilena” se van a sentir estafados. La promesa del modelo de acumulación  quedará frustrada, y generará radicalizaciones sociales y políticas, ante el aborto de las perspectivas aspiracionales, y en ausencia de una alternativa clara al servicio de los intereses de los trabajadores, estaremos ante un escenario para el caldo de cultivo de los populismos de derecha.

El dicho: “Nadie se preocupa de la clase media”, y que está ciertamente relacionado con el modelo de gasto social eficiente focalizado en la extrema pobreza, de la lógica neo liberal, adquirirá toda su dimensión.

Pero también, como consecuencia los trabajadores serán presionados a reaccionar para tratar de mantener y asegurar sus condiciones de vida. La lucha por reivindicaciones transversales por la estabilidad en el empleo, contra las pensiones miserables de las AFP, contra el colapso de los sistemas de salud público y el abuso de las Isapres, o por educación pública gratuita, por la recuperación de riquezas básicas como el mar, el agua u otros recursos naturales como el cobre estarán en el centro de las demandas en el ciclo político y social que se está abriendo.

El Rey está desnudo.
La salida a la luz pública de la corrupción de la casta política oligarquizada, está relacionada con el agotamiento del modelo de crecimiento y acumulación de capital, en Chile. Hay que recordar lo que muchos parecen olvidar, donde hay corruptos hay corruptores. El destape de decenas de casos de corrupción connotados a pesar de los esfuerzos para poner fin a esta seguidilla de escándalos por los aparatos gobernantes tiene a todas las instituciones deslegitimadas, en el suelo. No son solo las instituciones políticas del estado, también la Iglesia Católica, militares y Carabineros, incluso los sindicatos son castigados por la opinión pública a tenor de los sondeos de opinión (algunos claramente manipulados por cierto). Estamos frente al agotamiento del modelo institucional de representaciones políticas, al servicio del neo liberalismo, es decir de los grandes grupos económico-financieros  tanto nacionales como multinacionales, que han hecho de la corrupción y la compra de servidores públicos y de cargos de representación popular, una práctica cotidiana.  

Se ha abierto una crisis mayor de representación política y social. La propia presidenta Bachelet está herida en su credibilidad por las revelaciones de los negociados de su hijo - el “caso Caval” en Machalí - junto a sus socios de la UDI, y lo que ha trascendido del financiamiento de su llamada “pre-campaña presidencial”, financiada por grandes grupos económicos como SQM, cuya  propiedad es controlada  por Julio Ponce Lerou, el anterior yerno del dictador Pinochet, gracias al cual se hizo con la empresa. Personaje que financiaba transversalmente a políticos desde la UDI al PRO de Marcos Enriquez Ominami.

Estamos frente al agotamiento de las instituciones políticas, hundidas en el miasma de la corrupción, que revelaron los escándalos Penta, SQM, Corpesca y muchos otros aparentemente menores, que van desde el financiamiento de las campañas electorales, y el cohecho en el Congreso Nacional como ha quedado develado en la Ley de Pesca que privatizo el mar,  hasta otros negociados municipales (licitación de basuras o modificación del plan municipal) en la cadena de relaciones promiscuas entre grandes grupos de capitalistas y el Estado, gobiernos y partidos políticos cooptados al servicio del modelo de acumulación neo liberal.

A pesar del difícil pero relativo éxito del gobierno para poner límites a las revelaciones de corruptelas, de pronto ha quedado medianamente claro, como en el famoso cuento clásico que “el Rey está desnudo”.





http://www.mch.cl/2015/07/08/exportaciones-de-cobre-representaron-la-mitad-de-los-envios-de-chile-en-2014/
[2] El dogma neoliberal indica que el estado debe restarse de intervenir allí donde lo puede hacer la empresa privada, y que solamente puede hacerlo cuando la gente pobre no tiene capacidad de acceso al mercado. Allí entra la focalización por contraposición a los derechos sociales universales garantizados.

[3] CNN Chile. Alza en endeudamiento de los hogares alcanzó niveles máximos en 2014. 24 de abril, 2015 

[4] Es cierto que el Mall, o el Shopping Center, se ha transformado en el nuevo templo de la vida cotidiana, y que la fiebre por consumir, de “tener” en lugar de “ser”, busca dar sentido al vacío de una existencia sin aspiraciones colectivas mayores, este consumo enfermo es el “consumismo”. Pero el consumo via endeudamiento también  puede ser de primera necesidad, como Alimentación, Salud, Educación o Recreación, en un país en que los derechos básicos han sido transformados crecientemente en mercaderías en venta.