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A 211 años de la revolución de Haití

Posted by Nuestra publicación: on jueves, enero 08, 2015

Reproducido de Izquierda Diario, Argentina

El 1° de enero de 1804, hace 210 años, Jean-Jacques Dessalines proclamó la independencia de la antigua colonia francesa de Saint Domingue, reafirmando la abolición de la esclavitud y la igualdad y libertad de su población.





¡Juremos vivir libres e independientes y preferir 
la muerte antes que permitir que nos vuelvan a encadenar!
“Declaración de la independencia de Haití”, 01/01/1804
En una pequeña isla del Caribe, se imponía una heroica y sorprendente revolución. La Revolución Haitiana fue la única rebelión de esclavos triunfante en toda la historia de la humanidad, la única que logró constituir un Estado nacional propio, y la primera en lograr la independencia en lo que es hoy América Latina.
Excluido de las recientes celebraciones del segundo centenario, el proceso haitiano permanece sumergido en las penumbras de la historia. Desde un principio, estuvo inscripto en lo impensado, lo inimaginable, lo increíble: los esclavos africanos jamás podrían ser protagonistas de un episodio de tamaña envergadura histórica.
La legislación sobre la esclavitud que regía en Francia (el Código Noir, promulgado por Luis XIV en 1685) establecía que los esclavos eran bienes muebles, y que en tal carácter ingresaban al patrimonio de sus dueños. No se los consideraba seres humanos susceptibles de ser sujetos de derechos, sino meros objetos a disposición de sus amos.
Pero el 22 de agosto de 1791, en la Planee Nord de la isla de Saint Domingue, por entonces la colonia más próspera de Francia y del mundo, sucedió lo imposible: estalló la rebelión. Bajo el cielo luminoso del Caribe, los “bienes mostrencos”, las “cosas muebles”, los condenados de la Tierra, los últimos entre los últimos, encendieron el fuego de la rebeldía que ya no se apagaría por más de una década.
Los rebeldes incendiaron los cañaverales, aniquilaron las patrullas y destacamentos de las tropas coloniales, obligaron a los europeos a encerrarse en las ciudades de la costa. En los meses y años siguientes, se sucedieron gobernadores, delegados y enviados de la Francia monárquica primero y de la republicana después, cuyas maniobras fueron desarticuladas una y otra vez por los insurrectos.
Se rechazaron las invasiones de España, proveniente de la parte occidental de Santo Domingo, y de Inglaterra, que pretendió apoderarse de la isla y reimplantar la esclavitud. Todos los intentos reaccionarios fueron derrotados por los antiguos esclavos, que en diez años de dura lucha forjaron su experiencia política-militar y formaron sus propias direcciones y proyectos políticos.
Muchos investigadores analizan este proceso como un episodio importante, pero colateral, dentro del contexto más amplio de la Revolución Francesa, desconociendo o relativizando las tradiciones culturales y políticas propias de los esclavos africanos. Nosotros entendemos que existió un sustrato común que hizo posible que hombres traídos violentamente de África, pertenecientes a distintas naciones y hablando diferentes idiomas, pudiesen ponerse de acuerdo para iniciar y dar continuidad a la lucha revolucionaria.
El voodoo, una religión producto del sincretismo de creencias animistas africanas con el culto cristiano, y el creole, un idioma surgido de la mezcla del francés con vocablos procedentes de diversos idiomas de África, fueron los elementos aglutinadores que permitieron una primera enunciación y circulación de las ideas políticas entre las masas insurrectas. El cimarronaje (esclavos prófugos que vivían en comunidades autoorganizadas) aportó prácticas de organización y de lucha fundamentales para la continuidad en el tiempo del movimiento rebelde.
En este contexto, la insurrección del 22 de agosto fue preparada mediante reuniones clandestinas previas, en las que participaron delegados de las plantaciones y dirigentes de los esclavos cimarrones. Los insurrectos aprovecharon hábilmente las crecientes disputas entre blancos, mulatos y la población esclava, entremezcladas por las confrontaciones entre monárquicos y republicanos. Por eso entendemos que la Revolución de Haití es incomprensible fuera de los marcos de la Revolución Francesa, pero a la vez tuvo también una impronta propia y una incidencia nada desdeñable en los sucesos de la metrópoli.
La abolición de la esclavitud en la isla, por la cual venían luchando ardorosamente los rebeldes, fue proclamada el 29 de agosto de 1793 por Léger-Félicité Sonthonax, un delegado jacobino que comprendió lúcidamente que si Francia quería conservar la colonia, necesitaba el concurso de los insurrectos para enfrentar a España e Inglaterra. La proclama abolicionista de Sonthonax fue enviada a Francia, donde fue debatida en la Convención.
Entre la actitud de la Asamblea Nacional francesa, que en los años previos rechazó peticiones mucho más moderadas de los mulatos (hombres libres de color radicados en la isla) reclamando igualdad de derechos políticos con los blancos, y la actitud de la Convención, que el 4 de febrero de 1794 aprobó, en medio de un vibrante debate, la abolición de la esclavitud en Francia y sus dependencias de ultramar, media un proceso de radicalización política revolucionaria al cual contribuyeron los sucesos antillanos.
Con la expulsión final de españoles e ingleses, la aceptación de la abolición de la esclavitud por parte de Francia, y el ascenso a la conducción de la revolución del líder moderado Toussaint L’ouverture, parecía que todo se encaminaba a la autonomía política de la isla en el marco de un entendimiento amistoso con Francia. Pero en 1801 Napoleón Bonaparte envió un poderoso ejército que pretendió sojuzgar nuevamente al país y restablecer el régimen esclavista. Los franceses arrestaron a L’ouverture y lo deportaron a Francia, donde murió en la cárcel. Se desencadenó entonces la última fase de la revolución, la más radicalizada, donde la población afrodescendiente se unió para expulsar al invasor francés, defender la libertad tan duramente conquistada y ahora sí, proclamar la independencia de Francia.
En noviembre de 1803, diezmado por una implacable guerra de guerrillas y recurrentes epidemias de fiebre amarilla, el ejército francés debió formalmente rendirse ante el nuevo jefe rebelde, Jean-Jacques Dessalines, y evacuar la isla con la ayuda de la flota británica. Proclamada la independencia, en un inédito acto de reparación histórica, los vencedores descartaron el antiguo nombre colonial de Saint Domingue, y bautizaron al nuevo Estado con su actual denominación, Haití, como denominaba a su tierra el antiguo pueblo taíno, habitantes originarios de la isla exterminados por los europeos.
El 20 de mayo de 1805 fue promulgada la Constitución de Haití, un texto complejo que estableció un régimen político imperial de características autoritarias a la par que introdujo novedosas reformas sociales: la abolición de la esclavitud, los derechos sociales para hombres, mujeres y niños, el divorcio vincular, en definitiva, la igualdad y la libertad, sin diferencias raciales o de género.
La Revolución de Haití fue una revolución antiesclavista y anticolonial, pero que, sin embargo, no alcanzó sus objetivos de liberación nacional. Fue un ejemplo temprano de lo que Marx denominaba la “revolución en permanencia”, esto es, la profundización de la revolución a partir de la transformación del sujeto político-social protagónico, que la empuja hacia adelante a través de fases sucesivas cada vez más radicales. Pero fue también un ejemplo temprano de los límites impuestos a los procesos emancipatorios cuando quedan confinados dentro de las fronteras nacionales.
La revolución no logró conmover los cimientos de la economía de plantación en las Antillas y en la costa atlántica: los británicos prohibieron el comercio de esclavos, pero mantuvieron la esclavitud en sus colonias; los franceses ahogaron en sangre la rebelión antiesclavista de Guadalupe; en Venezuela, a pesar de las tempranas proclamas de Simón Bolívar (1816) la esclavitud fue reestablecida y abolida recién en 1854; en Estados Unidos, Cuba y Brasil subsistió hasta bien avanzada la segunda mitad del siglo XIX. En este contexto desfavorable, los sucesivos gobiernos haitianos no lograron impulsar proyectos económicos alternativos para reinsertar el país en la economía mundial, y terminaron concertando una ruinosa “reconciliación” con la metrópoli, pagando una cuantiosa indemnización, punto de partida de renovadas formas de explotación y dependencia que agobian hasta hoy a la nación caribeña.
Pero la heroica revolución en la que los antiguos esclavos enfrentaron y derrotaron a los ejércitos más poderosos de Europa bajo la consigna “Libertad o muerte”, esa no ha perecido. Permanece en la memoria y el corazón de los hombres y mujeres libres de todo el mundo, como aquel relámpago que por un momento iluminó la potencialidad de un pueblo dispuesto a luchar hasta la muerte por romper sus cadenas.
Sobre la Revolución de Haití se pueden leer las siguientes obras
- Césaire, Aimé, Toussaint L’ouverture: La Revolución Francesa y el problema colonial (1976)
- Di Tella, Torcuato S., La rebelión de esclavos de Haití (1984)
- Grüner, Eduardo: La oscuridad y las luces (2010)
- James, C. L. R.: Los jacobinos negros (1938, varias ediciones posteriores)
- Martínez Peria, Juan Francisco: ¡Libertad o muerte! Historia de la Revolución Haitiana (2013)
- Métraux, Alfred: Voodoo in Haiti (1989) (hay traducción al español).
También son muy recomendables las novelas de Alejo Carpentier, El reino de este mundo (1919) y El siglo de las luces (1962), y la extraordinaria película de Gillo Pontecorvo, Queimada (1969).

Haití - Desastre agravado por el capitalismo

Posted by Nuestra publicación: on jueves, enero 28, 2010
Los banqueros se echan al bolsillo $ 100 mil millones en bonos, mientras los haitianos pobres luchan para hacer frente a los desastres
Niall Mulholland, CIT
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La catástrofe humanitaria que ha ocurrido en Haití es difícil de creer. El fuerte terremoto que sacudió el 12 de enero dejó muchos miles de muertos, con las estimaciones de fallecido en 200.000 y más. Las viviendas de los barrios de tugurios endebles en Port-au-Prince, la capital, se derrumbaron, al igual que los edificios públicos, incluidas escuelas y hospitales. Muchos miles siguen desaparecidas y más personas están gravemente heridas. Las fuentes de energía y de comunicaciones fueron destruidas y sólo una pista del aeropuerto opera. Se estima que unos tres millones de personas, la mayoría de los cuales han quedado sin hogar, se encuentran en extrema necesidad de agua, alimentos, ropa, albergue y medicamentos esenciales. El país desesperadamente pobre, tiene pocos recursos para hacer frente a la catástrofe. La gente se reduce a tratar de rescatar a las víctimas de los escombros con sus propias manos. Como escenas grotescas de un campo de batalla medieval, hay miles de cuerpos hinchados amontonados en las calles de Port-au-Prince. No hay servicios estatales básicos para hacer frente a los muertos con dignidad, y mucho menos rescatar con vida o ver a los sobrevivientes.
.Los Pobres sufren másMuchos haitianos están ahora en rudimentarios "campos informales" al aire libre, descrito como "insalubres" y "peligrosos". La falta de agua potable, alimentos y medios de saneamiento significan que las enfermedades infecciosas y mortales se puede propagar. El personal médico está abrumado. Los heridos, a menudo con huesos rotos, se enfrentan a la amputación de miembros o la muerte debido a la falta de medicamentos básicos y tratamiento. Es muy diferente para los ricos, sus grandes casas en el frío ", suburbio verde" de Petionville "se han salvado", y que tienen comida "suministros para largo tiempo" (Washington Post, 18/01/10). Los informes indican que los trabajadores de rescate internacional se dirigen primero a encontrar los extranjeros en grandes hoteles de lujo que se derrumbaron. The Washington Post predice que los ricos en Petionville "recibirán una gran parte de la ayuda de los EE.UU. y la ayuda internacional y fondos para la reconstrucción".
Los trabajadores de todo el mundo como es comprensible, estan horrorizados y consternados por esta tragedia humanitaria desgarradora. Muchas personas instintivamente y generosamente se apresuraron a hacer donaciones para ayudar a los esfuerzos de socorro. Compare esto con los fondos miserables prometidos por las Naciones Unidas y las mayores potencias mundiales.
La ONU dijo que inicialmente recaudaría $ 550 millones en ayuda para Haití - una pequeña fracción de los más de $ 100 mil millones de dólares que se pagaron en todo el mundo en bonos a los banqueros este año. Sin duda, en un acto destinado a "buenas Relaciones Públicas”, el Citigroup, con sede en New York dijo que dará 250.000 dólares a la Cruz Roja Americana que pueden ser utilizados para el socorro inmediato en Haití. Sin embargo, en 'fondo de los bonos " general de Citigroup 2009, principalmente para los altos directivos, se espera que sea alrededor de $ 5.3 mil millones. Al mismo tiempo, la lenta respuesta de las grandes potencias, en particular de vecino rico de Haití, los EE.UU., está causando una creciente frustración y la ira en todo el mundo.
A pesar de la retórica de Washington, poca ayuda llegó días después del terremoto, cuando más se necesitaba y cuando las personas atrapadas bajo edificios derrumbados todavía estaban vivos. Furioso por la insignificante ayuda proporcionada, algunos haitianos recurrido a protestar con bloqueos de carreteras a partir de cadáveres y escombros de construcción. Muchos de los residentes de Puerto-au-Prince han abandonado toda esperanza de ayuda exterior y están huyendo a pie al campo. El gobierno de EE.UU. y las Naciones Unidas afirman repetidamente que su respuesta es pésima debido a la falta de infraestructura y coordinación en Haití. Aunque esta excusa para no actuar es, sin duda, muy exagerada, sin duda Haití ya estaba en muy mal estado antes del terremoto. Es el país más pobre del hemisferio occidental y tiene una historia de desastres naturales destructivos.
Pero ¿de quién es la culpa? Es el funesto papel del imperialismo de EE.UU., junto con una serie de regímenes pro-EE.UU de Haití corruptos, que ha dejado el país tan pobre y vulnerable a los desastres naturales.Aunque el terremoto fue de 7,0 en la escala de Richter, la magnitud de la catástrofe humana se debe a la pobreza de Haití. El país tiene sólo dos estaciones de bomberos y la vivienda no es "a prueba de terremoto".
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Terremotos similares tienen mucho menos impacto en la vecina República Dominicana, donde las normas de construcción son mucho más forzadas o en la cercana Cuba, donde la gestión de emergencias es "infinitamente" mejor ". En Haití, el 80% vive por debajo del umbral de la pobreza y el PIB per cápita del país en 2009 fue sólo de 2 dólares al día. El desempleo se encuentra en un asombroso 75%. La tasa de supervivencia de los recién nacidos es la más baja en el hemisferio occidental. "Para muchos adultos, las fuentes más prometedoras de los ingresos es probable el tráfico de drogas, el tráfico de armas, pertenencia a pandillas y el secuestro y la extorsión", comentó The Guardian (15/01/10).
En vez de correr en gran escala a dar socorro de emergencia ayuda a Haití, la Casa Blanca se embarcó en una intervención armada a gran escala. Los EE.UU. se refieren a "saqueos" para justificar la necesidad de miles de soldados de EE.UU. y los infantes de marina. Sin embargo, con las tiendas destruidas o cerradas, esta es la única manera para muchos de buscar agua y comida. Hasta la fecha, de acuerdo con The Guardian (18/01/10), "las advertencias de que Port-au-Prince caería en la anarquía no se han materializado".
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Maniobras militares
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La toma por parte de "militares de EE.UU. de las operaciones de emergencia en Haití" significa que se ha dado prioridad a las aeronaves militares de EE.UU. en aeropuerto Port-au-Prince, obligando a muchos de los vuelos humanitarios no de Estados Unidos, a desviarse a la República Dominicana. Esto provocó una furiosa respuesta de otras potencias con intereses en la región, incluyendo Brasil y Francia. El ministro francés de Exteriores acusó a los EE.UU. de tratar el aeropuerto como anexo "de Washington".
Ante el temor de disturbios y protestas masivas por la no llegada de ayuda a los supervivientes, los EE.UU. está poniendo las tropas sobre el terreno para mantener la "ley y el orden". Esto podría marcar el inicio de lo que, en efecto, será el gobierno militar de EE.UU., que será utilizado contra el pueblo de Haití, al igual que los 9.000 miembros de las fuerzas de la ONU que fueron empleados en Haití antes de que el devastador terremoto. Dado que la administración de Obama y otras potencias fallaron durante varios días, incluso cruciales para proporcionar la ayuda más básica que necesitan las masas haitianas, quien puede creer seriamente que proporcionarán los principales recursos necesarios para reconstruir y modernizar el país, incluida la construcción de sus edificios ' a prueba " de sismo? Los EE.UU., la ONU y las ONG extranjeras - ya ampliamente ridiculizadas por los haitianos por el uso de el 50% de sus ingresos en "gastos generales" - sólo se seguirán desacreditado a los ojos de los pobres.
Durante décadas, Haití ha sido azotado por la pobreza, el desempleo y las dictaduras militares (véase más abajo). Sólo las masas de Haití, con la clase obrera a la cabeza, pueden encontrar una manera de salir del empobrecimiento sin fin, la violencia y los golpes.Hoy, más que nunca, una alternativa de masas de los trabajadores y de los pobres tiene que ser construido en oposición a la pequeña elite rica. El desastre del terremoto y el lamentable fracaso de las grandes potencias para proporcionar ayuda y un programa de reconstrucción "adecuada, cruelmente iluminará a las masas haitianas en la necesidad de un control democrático de los recursos en la sociedad.Sobre la base del capitalismo, la gran mayoría de la gente seguirán siendo pobres, desempleados, analfabetos y hambrientos y que viven en barrios de chabolas. Esto significa que la existencia de la masa de personas seguirá siendo muy vulnerables a las «catástrofes naturales».
Los trabajadores y los pobres de Haití necesitan sus propias organizaciones de clase independientes, los sindicatos y un partido de masas con un programa socialista, para luchar por cambios fundamental real, haciendo un llamamiento a la clase trabajadora y los pobres en todo el Caribe y las Américas en conjunto.
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Papel podrido imperialismo
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El actual gobierno del Presidente René Préval es ampliamente considerado como corrupto y débil. Pero este descenso a un "Estado fallido" no era inevitable o de algún modo que ver con el "carácter nacional" de los haitianos, ya que algunos políticos occidentales y secciones de los medios de comunicación que tienen.En la década de 1780, bajo el gobierno francés, Haití exportó el 60% de todo el café y el 40% de todo el azúcar que se consume en Europa. Poco más de 200 años atrás, las masas de negro abolió la esclavitud en Haití y ganó la independencia nacional de Francia; obras que inspiró a las masas del Caribe y el mundo.Pero las potencias mundiales se vengativamente determinó que la "República negro" sería un error y se embarcó en una serie de intervenciones y la injerencia interminable. En 1825, Haití tenía que cargar con el pago de enormes "reparaciones", que estaba pagando hasta 1947! Los infantes de marina de EE.UU. ocuparon Haití de 1915 a 1934. Entre 1957 y 1986, los EE.UU. respaldaron los regímenes conocidos de 'Papa Doc’ y ‘Baby Doc' Duvalier, hasta que la tiranía hereditaria fue derrocada por un movimiento de masas de trabajadores y estudiantes.InestabilidadA esto siguió una serie de gobiernos muy inestables y de corta duración.
Desafortunadamente, estos años los movimientos radicales urbanos no dispusieron de una dirección socialista revolucionaria que podría tomar el poder, eliminar el capitalismo y realizar las demandas de los trabajadores.La semana pasada, el presidente Obama fue acompañado por los ex presidentes de EE.UU. Bill Clinton y George W. Bush, y prometieron unirse a Haití en este “momento de necesidad". Este fue, de hecho, un momento de la hipocresía, dado el papel de Clinton y Bush, cuando estaban en la administración y jugaron a favor de la profundización de la pobreza de Haití y la corrupción. Jean Bertrand Aristide en 1990 ganó las elecciones presidenciales de Haití con la promesa de combatir la pobreza y la injusticia social. Sus reformas iniciales fueron populares entre los pobres, si bien eran tímidas para las medidas de lo que realmente se necesita para poner fin a la pobreza y el desempleo. Sin embargo, Aristide se encontró con la oposición brutal de la elite rica reaccionaria.
.Las intervenciones de EE.UU.
.Aristide fue posteriormente derrocado por el general Cedras, en 1991, pero volvió al poder, en 1994, detrás de 20.000 soldados de EE.UU. después de que la administración Clinton finalmente perdió la paciencia con el régimen del general haitiano volátil y desafiante. Clinton aseguró que Aristide no pondría en peligro los intereses vitales de EE.UU. o la continuación del gobierno de la élite haitiana. En 2000, Aristide fue nuevamente elegido presidente con más apoyo del 90%, pero disminuyó su apoyo, que era incapaz de hacer ningún cambio real a las condiciones de pobreza, y como aparejo aumentó las denuncias de corrupción y voto.
El gobierno de Bush se opuso a Aristide y bloqueó la ayuda internacional a Haití. La oposición reaccionaria montó un levantamiento en 2004, con el apoyo de los miembros del Partido Republicano en los EE.UU., y Aristide fue sacado de Haití por tropas de EE.UU.
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Los años transcurridos desde la destitución de Aristide han visto crisis permanente y la violencia y una sucesión de primeros ministros. En 2006, René Préval se anunció el ganador de la elección presidencial. El aumento de las tropas extranjeras, encabezados por Brasil (desempeñando un papel imperialista regional), vio enconados enfrentamientos entre tropas de la ONU y bandas armadas en Cité Soleil, una de las ciudades más grandes de viviendas precarias. Los disturbios, en abril de 2008, obligaron al gobierno a anunciar un plan para reducir el precio del arroz.A pesar de la descripción del Presidente Préval como "un defensor de los pobres" que no ha abordado las profundas desigualdades en Haití. La gran brecha social de riqueza entre los negros pobres que en su mayoría habla creole, que representan el 95% de la población, y los mulatos de habla francesa, un 1% de ellos poseen casi la mitad del país, sigue sin abordarse.
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Explotación
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Las políticas comerciales impuestas por los organismos financieros internacionales hicieron de Haití dependiente de las importaciones de alimentos, especialmente de los EE.UU.. Los crecientes precios del arroz y otros alimentos básicos en 2009 golpearon al pueblo haitiano muy duro. Haití está cargada con $ 50 millones al año en servicio de la deuda. La semana pasada, 100 millones de dólares del FMI en "préstamos de emergencia" se le concedió, pero con la condición de una congelación salarial del sector público. Antes del terremoto, Bill Clinton, enviado especial de la ONU a Haití, promovió los llamados ‘talleres de sudor’, de los cuales las empresas de EE.UU. y Canadá y la élite de Haití serían los beneficiados.
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El CIT llama a:
• La financiación inmediata masiva de ayuda para los desastres del terremoto y la reconstrucción
• El control democrático sobre todas las ayudas y asistencia de emergencia - de rescate, socorro y rehabilitación de las personas afectadas - y los programas de reconstrucción masiva, a través de comités elegidos por los trabajadores, los trabajadores de la tierra y los pobres en todas las áreas
• Construir viviendas, hospitales, escuelas, carreteras e infraestructura, y otros recursos vitales los servicios públicos una buena calidad, con estándares a prueba de terremotos
• La anulación de todas las deudas externas y las políticas comerciales injustas
• Subvenciones del estado para los pequeños agricultores que luchan por sobrevivir
• Puestos de trabajo y un salario digno para todos
• Llevar a la economía a la propiedad pública, bajo control y gestión democrático de los trabajadores
• Fin a la intervención imperialista de las fuerzas de la EE.UU. y la ONU en Haití
• Construir sindicatos independientes y un nuevo partido de masas de la clase trabajadora y los pobres, con políticas socialistas• Por un Haití socialista, como parte de una federación socialista del Caribe voluntaria y en igualdad
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Haitianos abandonados, banqueros recompensados: lucha por un mundo socialista
Por Dave Carr, de la última edición de los socialistas, el periódico del Partido Socialista (CIT en Inglaterra y Gales)
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Mientras que los desesperados sobrevivientes en la capital destruída de Haití de Port-au-Prince tratan de encontrar alimento, agua y refugio, el secretario de Estado de EE.UU., Hillary Clinton apareció campante en el principal aeropuerto para sacarse una foto, desviando los vuelos de socorro de ayuda que incluía un hospital de campaña de la organización de caridad Médicos sin Fronteras. El gobierno de EE.UU. ha hecho a un lado al gobierno de Haití de René Préval, tomando el principal aeropuerto y envió 10.000 soldados. La ayuda apenas llega fuera de las vigilado reservas de la EU / ONU a los millones de refugiados haitianos. Las Naciones Unidas - que ha ocupado el estado de la isla durante los últimos seis años - parece más bien estar concentrando sus esfuerzos en la vigilancia de las más ricas y las zonas comerciales de la capital. El secretario general de la ONU Ban Ki-moon visitó la devastada capital y en la cara de personas que padecen hambre y sed alegremente les dijo que sean "pacientes". Pero la paciencia se ha agotado y la gente ha estado escarbando desesperadamente entre las ruinas para encontrar comida y agua. Sin embargo, gran parte de los medios de comunicación occidentales condenaron sus esfuerzos como "saqueos".
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La gente común de todo el mundo han urgado profundamente en sus bolsillos para donar a la emergencia. Pero a pesar de verter miles de millones de dólares para rescatar a los bancos del mundo capitalista y las instituciones financieras, los gobiernos occidentales sólo han donado unos cuantos millones. ¿Y por qué es que este terremoto puede reclamar 200.000 vidas, si es que un terremoto de magnitud similar causó sólo 63 personas cuando golpeó el norte de California en 1989? La respuesta es obvia. California está en un país rico, pero Haití es el país más pobre del mundo occidental, con tres cuartas partes de su población que subsiste gracias a sólo $ 2 dólares al día. Y mientras que en en California los materiales de construcción, los métodos y normas de construcción que se han producido en las últimas décadas a través de la presión pública sobre las autoridades, Haití ha estado sujeto al gobierno de explotación de una elite corrupta local, favorecida por EE.UU. y el imperialismo francés, que ha hecho grandes beneficios y desviado la inversión y el dinero de la ayuda.
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El 1% más rico de Haití posee casi la mitad de la riqueza del país. Las empresas occidentales también han utilizado a Haití como un taller para producir bienes agrícolas y manufacturas baratas. Y cuando los haitianos pobres votaron por el presidente radical de Jean-Bertrand Aristide para cambiar la situación se le eliminó (por segunda vez) en un golpe del 2004 por la élite rica, con el apoyo de la administración Bush.Bajo la dominación del imperialismo, pocas personas de Haití se beneficiarán de cualquier reconstrucción. Pero la alternativa no está a la desesperación. Haití tiene una herencia revolucionaria que se remonta dos siglos, cuando una revuelta de esclavos encabezada por Toussaint L'Ouverture derrotó a los gobernantes coloniales francesas del país. Hoy en día es esta tradición a la que tienen necesidad de recurrir los haitianos para liberarse de la pobreza, la miseria y la explotación.Los Banqueros se conceden a si mismos obscenos bonos Mientras los banqueros de todo el mundo se adjudican obscenas "primas" para alimentar su codicia y los estilos de vida decadente, los trabajadores y los pobres de Haití sufren condiciones de horror inimaginables. Los miles de millones de libras esterlinas, euros y dólares de los ‘gatos gordos’ de la banca están tomando para sí mismos deben ser confiscados y utilizados ¡para satisfacer las necesidades acuciantes de los heridos, huérfanos y sin hogar en Haití!Y en los países más ricos del mundo en el que se basan los grandes bancos, ¿qué parte de los beneficios bancarios excesivos va a las víctimas de la recesión, una crisis económica que estos bancos han agravado a través de su agiotismo y la especulación? Por ejemplo, para el creciente número de desempleados y para todos aquellos que no pueden cubrir sus necesidades, por causas ajenas a su voluntad?
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Sin embargo, el gobierno británico se niega incluso a la prohibición escandalosa de los niveles de sueldos y bonificaciones superior en los bancos que se vio obligado a asumir la titularidad efectiva, como el RBS. El jefe de RBS, Stephen Hester, tiene una asombrosa remuneración de nómina de 9,7 millones de Libras Esterlinas.
.En 2010, muchos sindicalistas irán a huelga para defender sus condiciones de vida. Además, los trabajadores tendrán la oportunidad de expresar su ira a través de las urnas, en las zonas donde la recién formada Coalición de Sindicalistas y Socialistas presenten un candidato en las elecciones generales. La coalición sostiene que hay que aplicar impuestos a los ricos y que los bancos deben pasar a "la propiedad pública y el control democrático real, en vez de enormes rescates a los mismos capitalistas que causaron la crisis".

Haití - Nuevo desastre golpea a la población pobre

Posted by Nuestra publicación: on sábado, enero 16, 2010






Niall Mulholland, CIT
Enero 15, 2010


El desastre ha golpeado al pueblo empobrecido de Haití una vez más, un gran terremoto el 13 de enero, derribó los edificios en la capital, Puerto Príncipe. El terremoto de magnitud 7,0 - el más grande en el Caribe - dejó a tres millones de personas viven en tugurios, de madera, estaño o concreto baratos, construidos sobre colinas, especialmente vulnerables. Se teme, cada vez más, que sean miles de personas las muertas y muchos otros que resultaron gravemente heridas o desaparecidas. Según la agencia de noticias Reuters: "Los sobrevivientes ensangrentados y confusos se reunieron en los espacios abiertos y los cuerpos quedaron atrapados entre los escombros. Muchos edificios fueron destruidos, incluyendo la sede de la fuerza de paz de las Naciones Unidas (alrededor de 9.000 soldados y policías que están asignados a "mantener el orden") y el palacio presidencial.


El suministro de electricidad y la comunicación también se interrumpió. El país, desesperadamente pobre, tiene pocos recursos para hacer frente al desastre y falta de equipos para mover los escombros y de equipos de emergencia suficientes. La población local sólo puede tratar de rescatar a las víctimas de los escombros con sus propias manos.


Haití es el país más pobre del Hemisferio Occidental y tiene un historial de desastres naturales. Una serie de huracanes y tormentas tropicales en 2008 mató a más de 800 personas y causó daños estimados en más de mil millones de dólares.


El Presidente Obama emitió una declaración después de la catástrofe, diciendo: "Estamos monitoreando de cerca la situación y estamos dispuestos a ayudar al pueblo de Haití". Pero en la historia del imperialismo de EE.UU. en Haití, y, de hecho, en toda la región, no hay nada útil a los pobres de Haití.

Después de décadas de gobierno corrupto y a menudo brutal, e injerencia imperialista, algunos estiman que las tasas de pobreza son del 80%, mientras que en las zonas rurales es del 82% y 54% se encuentran en "pobreza extrema". Las tasas de alfabetización de adultos son sólo el 52%. Más del 70% de la población está desempleada.


Dada la historia atroz de las élites dominantes del imperialismo de EE.UU. y otras potencias regionales, no ofrecerán la ayuda necesaria y el rescate urgente a las masas de Haití después de este terremoto devastador, por no hablar de la ayuda necesaria necesarias para reconstruir y desarrollar masivamente el país.


Para responder a la emergencia del terremoto, el CIT (Comité por una Internacional de Trabajadores) demanda:


* Financiación masiva e inmediata para el alivio y la reconstrucción.

* El control democrático de todas las acciones de rescate y ayuda - de rescate, socorro y rehabilitación de las personas afectadas - y los programas de reconstrucción a gran escala a través de comités electos de los trabajadores, campesinos y pobres de la región.

* Calidad de la construcción de viviendas, hospitales, escuelas, carreteras, construcción de infraestructura y otros recursos y servicios públicos vitales.


* La suspensión de todas las deudas extranjeras de Haití.



Por décadas, Haití ha estado plagada por la pobreza, el desempleo y las dictaduras militares. El régimen, apoyado sobre todo por los EE.UU. de "Papa Doc" Duvalier, continuado por su hijo, "Baby Doc" desde la década de 1950 hasta mediados de 1980, fue destruido por luchas de las masas de trabajadores y estudiantes. Un número de gobiernos muy inestables y de corta vida vino después.

Desafortunadamente, estos años de movimientos radicales urbanos no tuvieron una dirección socialista revolucionaria que pudiera tomar el poder, eliminar el capitalismo y llevar a cabo las demandas de los trabajadores.
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El vacío político se llenó parcialmente con Jean Bertrand Aristide, un sacerdote popular que trabajaba en las zonas pobres de Puerto Príncipe, que ganó las elecciones presidenciales en 1990, comprometiéndose a luchar contra la pobreza y lograr la justicia social.
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Las reformas iniciales de Aristide fueron populares entre los pobres, aunque fueran pequeñas frente a lo que era realmente necesario para poner fin a la pobreza y el desempleo. Sin embargo, Aristide fue violentamente rechazado por la élite de ricos reaccionarios, que no podía soportar cualquier expresión, aunque limitado, de las necesidades básicas de las masas. Aristide fue derrocado poco después por el General Cedras en 1991, pero volvió al poder en 1994, con el apoyo de 20.000 soldados de EE.UU., después de que la administración Clinton finalmente perdiera la paciencia con el régimen previo, volátil y desafiante, de Haití. En las siguientes elecciones, Aristide fue excluido de participar, pero, René Preval, su estrecho aliado, recibió el 90% de los votos. En 2000, Aristide fue nuevamente elegido presidente con más del 90% de los votos.

El apoyo a Aristide cayó cuando no pudo llevar a cabo un cambio real en condiciones de pobreza, mientras que las denuncias de corrupción y fraude electoral aumentaban. Pero aun así, la elite gobernante de Haití todavía no podía digerir el apoyo popular a Aristide. La oposición levantó una revuelta reaccionaria en 2004 con el apoyo de la administración Bush y Aristide fue expulsado de Haití por tropas de EE.UU.

La situación ha empeorado considerablemente, con la ilegalidad, el crecimiento de los secuestros y el cierre de fábricas debido a la falta de inversión extranjera. Las condiciones de pobreza provocaron la pérdida de más de 2.000 vidas durante las fuertes lluvias en mayo de 2004.

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La crisis y la violencia continua

Los años que siguieron a la eliminación de Aristide fueron de crisis y violencia continua, así como una sucesión de primeros ministros. En 2006, en las primeras elecciones desde el derrocamiento de Aristide, René Preval, fue proclamado como el ganador de los votos presidenciales. El aumento de las tropas extranjeras, encabezados por Brasil (que desempeña un papel imperialista regional), dio lugar a enconados enfrentamientos entre tropas de la ONU y bandas armadas en Cité Soleil, uno de los mayores barrios de tugurios. Disturbios por alimentos en abril de 2008, obligó al gobierno a anunciar un plan para reducir el precio del arroz.
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A pesar de la descripción de Preval como un "defensor de los pobres" no aborda las profundas desigualdades en Haití. Su último primer ministro, Jean-Max Bellerive, nombrado en octubre de 2009, es un economista que corteja a los inversores extranjeros. La enorme diferencia entre la mayoría pobre y negra de lengua ‘creole’, que constituye el 95% de la población, y los mulatos de habla francesa, el 1% de los cuales posee casi la mitad de toda la riqueza del país sigue intacta.


En 2009, una simple ayuda de 324 millones de dólares fue "prometida" por "los donantes internacionales" para ayudar a Haití a recuperarse de los huracanes y la falta de alimentos. Pero la recesión económica mundial ha reducido aún más cualquier tipo de asistencia significativa o el perdón de las deudas de Haití. Además, la pobreza en Haití se debe principalmente a las consecuencias de siglos de opresión imperialista y la explotación, incluida la imposición de políticas neoliberales en las últimas dos décadas. Las políticas comerciales impuestas al país por los organismos financieros internacionales hicieron que, en 1994, el arancel sobre las importaciones de arroz se redujo del 36% al 3%. Esto dejó a Haití dependiente de las importaciones de alimentos, especialmente de los EE.UU. porque los agricultores locales no pueden competir con el arroz importado y la producción nacional se ha reducido enormemente. El aumento de los precios del arroz y otros alimentos básicos en 2009, asestó un duro golpe al pueblo de Haití. En julio del año pasado, el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional suspendieron $ 1.2 mil millones de la deuda de Haití - 80% de las instituciones capitalistas internacionales han concluido que probablemente nunca sería posible cobrar - pero sólo después de decidir que Haití había cumplido la "reforma económica".


Sólo las masas de Haití, con la clase obrera jugando el papel conductor, pueden encontrar una manera de salir del desempleo, la pobreza, la violencia, los golpes y las dictaduras. Haití tiene una historia revolucionaria orgullosa. Hace doscientos años, las masas negras abolieron la esclavitud y ganaron la independencia nacional de Haití. Sus logros fueron una inspiración para las masas del Caribe y para los trabajadores de Europa.

La vengativa clase dominante


Las potencias coloniales e imperialistas determinaron más tarde, la venganza, que la "República negra" tendría que pagar y se embarcó en una serie de intervenciones y de intrusiones sin fin. Los años 1930 y 1940 vieron revueltas sociales, incluidas las protestas de los trabajadores y estudiantes. En estas décadas, la pequeña clase obrera creó sindicatos. Varios partidos comunistas también se crearon, pero se enfrentaron a una dura represión. En ausencia de organizaciones poderosas de la clase trabajadora, la reacción triunfó con la llegada al poder de las dictaduras de los Duvalier.

Hoy, más que nunca, una alternativa para los trabajadores y los pobres deben ser construidas en oposición a la elite rica minúscula. El último de los desastres y el carácter previsible del programa de "reconstrucción" bajo los auspicios de la élite gobernante podrida y las potencias capitalistas regionales revelará a las masas la necesidad de un control democrático de los recursos de la sociedad de Haití. Sobre la base del capitalismo, la gran mayoría de las personas seguiran siendo pobres, desempleados, analfabetos, hambrientos y que viven en tugurios o en el interior del país sin electricidad. Esto significa que las masas en mera supervivencia son enormemente vulnerables a los "desastres naturales", como el reciente terremoto.

Los trabajadores y los pobres necesitan de las organizaciones de clase independientes - los sindicatos y un partido de masas - y una alternativa socialista que luche por reales cambios fundamentales, apelando a los trabajadores y los pobres en el Caribe y en todas las Américas.


El Comité por una Internacional de Trabajadores – CIT - apoya:

El fin de las políticas comerciales injustas impuestas por el Banco Mundial y el FMI.


* Concesión de ayudas para los pequeños agricultores que luchan por sobrevivir.


* Puestos de trabajo y un salario digno para todos.


* Financiación adecuada para la educación pública y la salud.


* Poner los recursos y los principales sectores de la economía bajo propiedad pública y el control democrático y la gestión de los trabajadores.


* Fin de la injerencia imperialista - la retirada de las fuerzas de la ONU en Haití.


* Construcción de un nuevo partido de masas de la clase trabajadora y los pobres con políticas socialistas.


* Por un Haití socialista, con una economía planificada democráticamente bajo el control y la gestión de los trabajadores, como parte de una federación socialista voluntaria e igualitaria en el Caribe.

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