Patricio Guzmán S.
La
Situacion económica en China, afecta el precio de las commoditties y
provoca la caída de las bolsas mundiales.
Roubini espera un crecimiento de China para 2016 de 5,4%
El Centro de “Roubini
Global Economics”,
después de publicar un reporte de viaje a China a cargo de Nouriel Roubaini,
Don Hanna y Daili Wang, ha sacado a la luz su informe de perspectivas sobre
China (China Outlook), en el cual rebajan nuevamente la proyección esperada de
crecimiento para el año 2016 del gigante asiático a solamente 5,4%. Destacan la
menor inversión, especialmente, en la construcción residencial, lo que debilita
la demanda interna, y las reformas económicas que ven como clave en los
próximos años. La fricción resultante pasará la cuenta al crecimiento del PIB
chino, los títulos de renta variable y los precios de las materias primas.
La desaceleración
del crecimiento chino, ha tenido un duro efecto sobre las llamadas “economías
emergentes” que basaron su prosperidad en las exportaciones de commoditties,
materias primas o agrícolas sin gran valor agregado. El impacto sobre estos
países es de menores ingresos de divisas y recaudaciones tributarias, por la
caída de las exportaciones, y de otra parte la devaluación de sus monedas.
Ningún país puede reemplazar el poder comprador de China.
“En este momento, ningún país puede llenar el vacío que deja
China, a pesar de que las empresas mineras, entre ellas BHP Billiton, esperan
que India contribuya a absorber la nueva producción.”[4]
Las autoridades chinas tienen ante sí dos tareas
contradictorias, de un lado intentan desesperadamente mantener las altas tasas
de crecimiento, que vinculan también con la estabilidad política y social, pero
de otra parte tienen que poner freno al sobre endeudamiento, auge del “dinero
dulce”, la adicción al crédito, la sobre inversión local, en la base de las
“burbujas” inflacionarias que desestabilizan la economía, y la multiplicación
de capacidad ociosa en las industrias, proyectos residenciales masivos
“fantasmas”, sin ocupantes. Con la amenaza de un derrumbe brusco que daría pie
a una nueva crisis de alcance global. Sin embargo, las medidas que las
autoridades han adoptado, han tenido inmediato efecto sobre los mercados, y los
pronósticos de crecimiento, la renta
variable
de China se desplomó 5,3% después de que el país haya limitado el uso de bonos
corporativos como colateral en los préstamos a corto plazo entre inversionistas
para frenar el creciente riesgo de la deuda emitida por empresas y gobiernos.[6]
Grecia fue el
mercado más afectado del mundo y contagió a toda Europa. A ello se sumó el
desplome de Shangai y los nuevos mínimos del precio del petróleo. En Wall
Street, las bajas se moderaron y cerró con signo mixto.
El tema de la rápida
caída del precio del petróleo es de gran importancia en el panorama económica
ya que está afectando a los mercados financieros y a los fondos de pensiones en
todo el mundo, y sobre el que volveremos en un próximo artículo. Al cierre de
las operaciones, el principal índice de esa Bolsa de Atenas se desplomó 12,7%
luego que anunciara que adelantará las elecciones.
Ello en medio del
auge, al menos en los sondeos, de Syriza, el partido que más oposición ha
evidenciado a las medidas contempladas en los programas de rescate del país
heleno. (…)
Además de la
incertidumbre que generó Grecia -especialmente en Europa- los inversionistas
mundiales digirieron el derrumbe de 5,3% que experimentó la Bolsa de Shangai.
Ello luego que el país haya limitado el uso de bonos corporativos
como colateral en los préstamos a corto plazo entre inversionistas para frenar
el creciente riesgo de la deuda emitida por empresas y gobiernos.[7]
El gobierno chino
reveló nuevas medidas para aumentar la transparencia en el mercado financiero.
Aunque la iniciativa es considerada positiva en el largo plazo, en lo inmediato
elevará los costos de financiamiento de los gobiernos locales, sumándose a los
frenos del PIB.
La agencia China
Securities Depository and Clearing informó que los bonos colaterales utilizados
para los préstamos a corto plazo y obtenidos a través de acuerdos de recompra
tendrán que tener una calificación de triple A o deberán ser vendidos por
emisores con una nota mínima de doble A.
La sorpresiva movida
busca controlar el uso de los escasamente regulados vehículos de financiamiento
de los gobiernos locales (LGFV, su sigla en inglés) a medida que el Ejecutivo
promueve un mercado más transparente de bonos municipales.
"La regulación
frenará la demanda de los inversionistas por bonos corporativos de menor
calificación", comentó Yang Feng, analista de bonos de Citic Securities,
la mayor corredora china. "Eso podría resultar en mayores costos de
financiamiento para los LGFV", añadió.
Zhou Hao, economista
de ANZ, afirmó que la prohibición de usar títulos con notas bajas
"obligará a muchas instituciones a desapalancarse".
En tanto, ayer
comenzó la Conferencia Central de Trabajo Económico, la sesión anual que
delinea los planes económicos para el año siguiente. La decisión más importante
es la meta de expansión para 2015, cifra que se dará a conocer en marzo, y que
podría ser recortada de 7,5% a 7%.[8]
Algunas analistas han señalado que incluso esta proyección
podría resultar optimista. Durante años los economistas y las autoridades
chinas han advertido que un crecimiento del PIB anual del 8%, era el mínimo que
el país podía tener para soportar las grandes tensiones sociales resultantes
del fuerte crecimiento capitalista salvaje, con escasos derechos laborales y de
seguridad social, con su secuela rápido incremento de bienes y servicios que
sin embargo no están al alcance de todos sino que vienen acompañados de una
creciente desigualdad social en el acceso a ellos, de corrupción, explotación, condiciones
laborales degradas y desastres medioambientales, mientras que de otro lado la
expansión del crecimiento se ha mantenido en los últimos años al costo de sobre
endeudamiento, exceso de crédito, sobre inversión y masivas burbujas que
amenazan con estallar, al tiempo que crece una clase trabajadora numerosa, cada
vez más activa y difícil de controlar por los aparatos del PCCh, el
partido-estado que gobierna el país.
En el poder se está desarrollando una amarga lucha por el
poder. La corrupción en China, tan propia de autoridades de países en que no
existe prensa libre ni control de los trabajadores y ciudadanos, se ha
multiplicado como consecuencia de la restauración, la apertura a los intereses
de las multinacionales extranjeras y el tremendo crecimiento de la economía
capitalista. No es sorprendente que las luchas fraccionales asumen la forma de
denuncias, juicios y condenas por corrupción hasta en las más altas esferas del
partido y del estado.
Desde hace años, abundan las señales de malestar en la
población, la respuesta de las autoridades es más control y más represión a la
libertad de expresión para impedir la libre circulación de ideas y denuncias,
opiniones y sobretodo la organización autónoma y la politización de las grandes
masas de la población que aspiran a la democratización de la sociedad.
Los eventos de Hong Kong, que goza de un régimen especial
pero es parte de la soberanía del estado chino, con sus manifestaciones
multitudinarias protagonizados por jóvenes exigiendo democracia, y crecientes
enfrentamientos por la represión policial, pueden tener un fuerte impacto sobre
el conjunto de China.
En este contexto es que hay que entender la reciente campaña
general contra los artistas y comunicadores sociales, privándolos de su
libertad de creación y expresión, bajo amenaza de enviarlos al campo a
reeducarse, lo que de paso trae a colación los malos recuerdos de la represión
contra los intelectuales de la época maoísta.
El régimen chino ha abrazado con dedicación al capitalismo
global, los burócratas del PC chino, se han asociado con los capitalistas y se
han enriquecido, cada vez queda menos de la economía planificada no
capitalista, pero lo que se mantiene hasta ahora sólidamente es el neo
estalinismo represor, ese lastre que impidió el control democrático de la
gestión, impulsó a los carreristas a las altas direcciones del partido –
estado, y freno decididamente la innovación que requiere libertad de expresión
y debate, y por lo mismo lastró el crecimiento económico.
La gente suele creer que los estados totalitarios son “estados
fuertes”, la verdad es lo contrario, el mayor control da cuenta de una economía
y sociedad en un equilibrio inestable. Durante años los responsables de las
políticas económicas en China insistieron que un crecimiento a tasas del 8%
anual era el piso para garantizar la estabilidad social. La nueva oleada
represiva del estado chino, que coincide con la caída del crecimiento, y con
medidas de restricción al crédito que afectarán a los gobiernos locales y
regionales, da cuenta del temor que existe de un levantamiento social imparable
en el futuro próximo, ante lo cual la burocracia prefiere lanzar una campaña de
represión preventiva.
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