Fuente: La Chispa
Un descenso
creciente en la popularidad, imagen y confianza afecta a la presidenta y
consecuentemente a todo su gobierno. Esto no sólo se desprende de los números
de encuestas diversas, sino sobre todo se siente en el ánimo de los más
golpeados por la política -y también por la no
política o negación de cuestiones importantísimas como
la inflación y la inseguridad, entre otras- del gobierno: los trabajadores y
vastos sectores populares.
Claramente se
nota que la presidenta ha perdido el eje -si alguna vez tuvo uno que no fuera
acumular caja y poder- en el manejo de la administración del Estado. Toma
medidas que se contradicen entre sí; hoy impulsa una, mañana otra distinta y
hasta opuesta que borra la anterior de la memoria.
Buscando
mejorar su imagen ya en descenso y acumular todos los dólares posibles,
emprendió la falsa “nacionalización de YPF” que culminó en lo que pronosticamos
desde esta publicación: la búsqueda desesperada de inversores de cualquier origen
y magnitud, o sea las propias “enemigas” multinacionales, para poder pagar el
pasivo que arrastraba la empresa (totalmente conocido por el gobierno) y
ponerla en funcionamiento, convirtiéndose así en socios menores para inmediatamente
hacerse de dinero contante y sonante para su caja.
Luego reeditó
los fallidos planes de viviendas K con el “Pro Crear” que en una primera (y
seguramente única) etapa cubrirían sólo un 3% de los alrededor de 3.000.000 de
hogares sin techo propio. Por supuesto la plata saldrá de la ANSES, que está al
borde del vaciamiento, pero los jubilados, los verdaderos dueños de esa plata,
no pueden beneficiarse con los prometidos créditos, ya que son sólo para
personas de entre 18 y 55 años (justicia social y derechos humanos en acción).
¡La
plata debe aparecer caiga quien caiga!
El gobierno
precisa urgentemente plata para “honrar” los compromisos de la estafa conocida
como Deuda Externa. Néstor Kirchner y Cristina Fernández son los gobernantes
que más han pagado, y CFK lo seguirá haciendo como se los aseguró a los
“líderes” de los grandes países usureros en la reunión del G -20. Aquí en casa
son los “poderosos, insensibles, enemigos”, etc., pero afuera cumple con lo que
más nos está desangrando e impidiendo desarrollar cualquier futuro medianamente
digno.
Pero la plata
no aparece porque la economía se está desacelerando y la baja de la actividad
económica afecta a sectores tan importantes como automotrices, construcción,
inmobiliarias, textiles, combustibles, comercio, etc. De allí la baja en las
transferencias de dinero que por ley el gobierno debe hacer a las provincias,
que están sufriendo un verdadero ahogo y no pueden ni pagar sueldos ni
aguinaldos. Se vienen produciendo cierres de comercios con el consiguiente
despido de trabajadores, al igual que en la construcción; suspensiones en
plantas automotrices, frigoríficos, etc. En el último año se perdieron 328.000
puestos de trabajo.
Por todo esto,
el gobierno no sube el mínimo para aplicar el injusto impuesto a las ganancias
que ya afecta a 1.800.000 trabajadores y 2.300.000 perdieron en forma total o
parcial la asignación familiar.
La
feroz pelea del gobierno contra…los de su propio “hogar”
Daniel Scioli,
gobernador de Buenos Aires, ha sido desde el comienzo del imperio K un fiel y
sumiso perrito faldero; ocupó los puestos que le ordenaron asumir, apoyó todas
las medidas de los gobiernos tanto de Néstor como de Cristina y se erigió en
fiel defensor del “modelo”; nunca protestó, ni durante ni después de
los retos en
público que le propinaron ambos K. Ahora se ha convertido en uno de los dos
máximos enemigos, al que CFK y sus súbditos -Aníbal Fernández, Randazzo, el
“traidor” Mariotto y hasta Lorenzino, sí, el Ministro de Economía al que no le
conocemos la cara y menos la voz- le disparan públicamente calificaciones que
no cabrían, no para un político opositor, sino siquiera para un criminal de
guerra.
Hugo Moyano,
secretario de la CGT, con quien arreglaban los “techos” para las paritarias, el
que no les había hecho ni un parito en los 9 años de los K, el que mandaba los
camiones a las empresas “enemigas” del gobierno con el beneplácito de los K (no
era “extorsión” entonces), y mil cosas más, ha pasado a ser el otro
enemigo máximo, recibiendo la denodada gestión de la presidenta para desbancarlo
de su cargo en la CGT y reemplazarlo por la antiguamente odiada burocracia
menemista, los “gordos”.
¿Hacia
dónde va el país?
Pero no todo
está tranquilo y sumiso en el “hogar” gubernamental. Los gobernadores de las
provincias asfixiadas se reúnen para organizar el reclamo del envío de la
coparticipación que les corresponde; Scioli y de la Sota se juntan
en secreto,
sin que se sepa claramente para qué, aunque se rumorea sobre una fórmula
presidencial Scioli-de la Sota para el 2015. Algo similar ocurre en Santa Cruz,
donde la agrupación kirchnerista La Cámpora está ferozmente peleada con el
gobernador Peralta, también híperkirchnerista, quién busca plata hasta debajo
de las piedras ( ver nota Pág. 8). Todo esto ocurre en las esferas políticas
del propio partido del gobierno. A nosotros nos interesa principalmente qué
sienten, qué piensan y qué hacen los trabajadores y los sectores populares,
gran parte de ellos
votantes de CFK y de Néstor y cada vez más golpeados por la política y los
engaños de Cristina que empiezan a enfrentar al gobierno.
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