El movimiento estudiantil desarrollado el año 2011, refleja el creciente malestar de amplios sectores de la población ante las múltiples situaciones de abuso, injusticia y desigualdad que caracterizan a la sociedad chilena.
La “revolución pingüina” del 2006 así como las masivas movilizaciones del año pasado, señalan el despertar de una nueva generación; jóvenes que no arrastran el peso de la dictadura, ni la derrota de la transición a la “democracia”. Son jóvenes, estudiantes y trabajadores dispuestos a luchar por sus derechos pisoteados, que cuestionan el modelo económico y político heredado de la dictadura y defendido por los gobiernos de la concertación y la derecha.
El 2011 fue, sin lugar a dudas, un enorme terremoto político en nuestra sociedad, que abre una situación completamente nueva para Chile. Es, de alguna manera, el inicio de una verdadera rebelión social contra las políticas neoliberales impulsadas por la clase dominante en casi 40 años. El levantamiento de la población de Aysén está confirmando esta nueva situación, sectores cada vez más amplios de la población entran a la lucha, se reorganizan y unen bajo demandas comunes. El grito de Aysén será seguido por muchos en el próximo período.
Ante esta nueva situación, el movimiento estudiantil debe sacar las lecciones correctas de la experiencia de los últimos años; para realmente dar un salto hacia adelante en la lucha por nuestros justos derechos. En primer lugar, es fundamental unificar las luchas de los distintos sectores de la población; es imposible arrancar conquistas a este sistema si luchamos aislados. La lucha sectorial por el derecho a la educación, la salud, un salario digno, etc., es muy importante; pero a la larga esta condenada a la derrota si no suma a la clase trabajadora en su conjunto. Esta es una de las lecciones que nos ha dado el levantamiento de Aysén!, la consigna “Tu problema es mi problema” resume eso. Los intereses de los jóvenes y trabajadores son los mismos en cualquier parte; somos una misma clase!.
Por eso el movimiento estudiantil debe construir esa necesaria unidad con los pobladores y trabajadores en la lucha cotidiana, desde la base. Promoviendo la formación de coordinadoras de lucha en las poblaciones, fábricas, colegios y universidades; que levanten las demandas más importantes de cada organización. Demandas como una educación pública gratuita y de calidad, solo tienen sentido si se amplían a la exigencia de un salario mínimo de 350 mil pesos, al derecho a salud, vivienda y pensiones dignas para las familias trabajadoras. Pero entonces esto plantea, inevitablemente, la renacionalización del cobre y todos los recursos naturales, hoy privatizados, como única fuente de riqueza para financiar estos cambios fundamentales.
Sobre esta férrea unidad entre jóvenes y trabajadores, será posible dar un salto en el nivel de la lucha; para golpear más fuerte a este sistema que beneficia a la minoría de siempre. Entonces desde abajo, los oprimidos, podremos avanzar en levantar una real alternativa revolucionaria a este podrido sistema capitalista.
Pedro Albornoz.
Socialismo Revolucionario.
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