Rumanía: Huelga en Dacia-Renault por un sueldo como en Francia.

Posted by Nuestra publicación: on martes, abril 01, 2008

Este podría ser "el fin del mito de los trabajadores baratos rumanos" como titulaba el diario rumano Adevarul sobre la actual huelga de los trabajadores de Dacia-Renault en Rumanía
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por Tinette Schnatterer, Stuttgart, Comité por una Internacional de Trabajadores, CIT Alemania, Martes 1 de Abril 2008
Traducido por Luis Montilla, Allemania

Tras la declaración del sindicato, se encuentran, desde el lunes a la 7:00 horas, alrededor del 80% de los 13.000 empleados de la fábrica en Pitesti (al sur de Rumanía) en huelga indefinida. Los compañerxs, cuyo salario mensual medio ronda los 285 euros, reivindican un 60 % más de sueldo. "Nosotros trabajamos como en Francia pero recibimos sólo migajas" y es hora "de luchar por un sueldo como el que reciben en Francia" dice el sindicato. La empresa Dacia fue comprada por Renault, en 1999, por poco dinero y desde entonces se produce allí con éxito, el modelo Logan.
En verdad, estarían los sueldos rumanos, incluso con la subidas requeridas, muy alejados de los de sus colegas franceses (los trabajadores de Renault en Francia reciben cerca de 2.200 euros brutos al mes), pero simbólicamente esta petición tiene un gran significado, ya que es un intento por superar la división de los trabajadores. Por eso, uno de los eslóganes principales de la manifestación con 9.000 participantes del jueves (27 de marzo) en Mioveni, fue "Unitate" (Unidad).
La patronal reaccionó con la correspondiente susceptibilidad, calificando las peticiones salariales como inaceptables y pretendiendo prohibir la huelga a través de la vía judicial. A petición del sindicato, la decisión del juzgado fue aplazada hasta el 2 de abril.
En una carta abierta, que fue publicada en el periódico Evenimentul Zilei, amenazaba el director de Dacia, François Fourmont, con un traslado inmediato: "Estas peticiones pueden amenazar el futuro de la fábrica, teniendo en cuenta que, para el año 2010, las fábricas de Renault abiertas en Marruecos, India y Rusia, estarán en situación de producir el Logan".
Algunas de estas amenazas son bien conocidas por los compañeros de Europa occidental. En los últimos meses, algunas multinacionales occidentales desplazaron parte de su producción a Rumanía, o por lo menos amenazaron con ello. Así lo ha hecho la constructora de coches norteamericana Ford con la fábrica de Daewo en Craiova. También se sabe que Nokia quiere trasladar su producción de Bochum (Alemania) a Jucu y Daimler habla de abrir una nueva fábrica en Cluj Napoca.
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¿Rumanía, paraíso de los empresarios?
Ante todo, las multinacionales occidentales han argumentado para el traslado, los bajos costos de producción y acusaron a los compañeros de Alemania o Francia, de ser muy caros y exigentes. Rumanía recibió la promesa de abrir en este país una fábrica, pero de ninguna manera le saldrá gratis. Para la planificada fábrica de Nokia, el estado rumano y el distrito de Cluj han desembolsado 33 millones de euros. Conducciones de gas, electricidad y agua fueron construidas para las zonas alejadas dónde se ubica la empresa, e incluso se construyó una vía férrea desde el pueblo a la fábrica. A pesar de eso, vienen las malas condiciones de trabajo. En la actualidad, los trabajadores rumanos de Romsteel Cord (una filial completamente propiedad de Michelín), se oponen a las horas extraordinarias que no se pagan, a las vacaciones no concedidas y al periodo de prueba de 18 meses.
Los empleados rumanos de Nokia reciben un salario entre 7 y 8 veces menor que sus colegas alemanes. Sin embargo, los costes de vida suben vertiginosamente y los"sueldos de hambre", ya existen hoy en día, por lo que quién puede, deja atrás Rumanía. Cuatro millones de rumanos trabajan ya en el extranjero, lo que significa el 20% de la población. Y eso, a pesar de no ser fácil obtener una visa de trabajo. Los expertos en economía, advierten ya de un déficit de la mano de obra en Rumanía. En las industrias rumanas trabajan frecuentemente, empleados de las todavía más pobres, Moldavia y China. En febrero de 2007 se manifestaron alrededor de 400 trabajadores textiles chinos en Bacau, al noreste de Rumanía. Esta semana se dieron a conocer las cifras del Gobierno moldavo, según las cuales cerca de 75.000 niños moldavos crecen sin sus padres, porque éstos están trabajando en el extranjero.
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¡La huelga no es ningún Ballet!
Pero el enfado y la autoestima de los compañeros crecen.

Por un lado, Dacia-Renault ha obtenido en el 2007 unos resultados record, con un aumento del 17,4 % en comparación con el año anterior y los compañeros quieren ver, por fin, su parte. "¡Nosotros no somos ninguna colonia francesa!" dice a la agencia de noticias rumana Rompres un furioso huelguista, "los trabajadores producen cada 52 segundos un automóvil, pero el dinero se retira de Rumanía y va a parar a Francia".
Por otro lado, muchos ya no saben como alimentar a sus familias. Tras la subida de los costes de vida de los últimos años, algunos alimentos esenciales como la leche o la carne son hoy incluso más caros que en Francia o Alemania. Por ejemplo, la subida del precio del aceite en el 2007 ascendió al 44,1 % y el pan fue un 13,27 % más caro. Además subió la tasa de paro (hasta entonces baja, debido a los compatriotas que trabajan en el extranjero). El periódico Cotidianul expresó de la manera siguiente el temor de los empresarios: "Los tiempos dorados de ventajas para las multinacionales han terminado, a la vez que la ausencia de fuerza de trabajo constituyen una nueva "dictadura del proletariado"".
El hecho es que, tras el cuarto día de ordenada huelga, la presión a la empresa funcionó. El sindicato anunció que se producen diariamente, gracias a la huelga, 1.300 coche menos. En los medios se habla de una pérdida de entre 8 y 10 millones de euros diarios. Los dirigentes de la empresa han subido ya por eso su oferta del 12 al 16,7 %. Evidentemente, para recibir esa "oferta", los compañeros tenían únicamente una pitada. En las manifestaciones se podía oír "Mafia", "Ladrones" o "Nosotros nos quedamos".
Ariel Ungureanu, asesor de Barnett McCall Recruitment, previene a la Ford: "Los grupos americanos que calibraban futuras inversiones en Rumanía, pensarán ahora sin duda, que sus empleados pedirán igualmente en los próximos dos años subidas del 70 %".
Y podría no haberse equivocado, porque si por lo menos los compañeros de Dacia tienen éxito, pronto cundirá su ejemplo. Ya en la manifestación del cuarto día de huelga asistieron también compañeros de Avione Craiova, de la Posta Romana así como de la fábrica de Ford abierta recientemente en Craiova. El sindicato habló de 1.500 compañeros de otras empresas que vinieron a Mioveni por solidaridad. Asimismo, estuvieron presentes delegados de los sindicatos franceses y los trabajadores franceses aprobaron una declaración de solidaridad.
El presidente del comité de empresa, Nicolae Pavelescu, declaró a la agencia de noticias Rompres, que él esperaba una radicalización del conflicto en los próximos días: "Una huelga no es ningún ballet, los compañeros pueden hablar un lenguaje claro. Quizá no ocurra el primer día, pero es posible que sea así en los próximos días. La gente sabe que sus derechos sólo salen adelante a través de la huelga y se preparan para más días de protesta".
La huelga de los trabajadores de Dacia y las peticiones de sueldos como los existentes en Francia, podrían ser un primer paso de oposición a la caída de los sueldos provocada por la emigración de empresas a Rumanía. Ahora mismo, en una empresa internacional como Renault, la solidaridad más allá de las fronteras y las peticiones conjuntas, son urgentemente necesarias. El ejemplo de Dacia debe ser conocido por los compañerxs en Europa occidental. Si la empresa trata de superar el déficit de producción, a través del aumento de trabajo en otros emplazamientos, los compañeros en Francia o dónde sea, deben negarse. Si las multinacionales, a pesar de los record de ganancias, intentan enfrentar unos con otros a los compañeros de diferentes países, mientras que amenazan con la deslocalización, reducen puestos o pagan "sueldos de hambre", existe sólo una respuesta efectiva: la conversión de la empresa en propiedad pública bajo el control democrático de los empleados.