«El
amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de
las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban.»
– Kate Millett
Kate
Millett
(14
de septiembre de 1934, Saint Paul, Minnesota, EE.UU.)
Feminista,
escritora, activista y escultora estadounidense. Conocida por su
libro de 1970 Política
Sexual (Sexual
Politics). Millett fue a
la Universidad de Minnesota y se graduó cum
laude en 1956. A
continuación, realizó el posgrado en la Universidad de Oxford. Se
trasladó a Japón en 1961, donde dio clases de inglés. Dos años
más tarde regresó a los Estados Unidos con el escultor Fumio
Yoshimura con quien se casó en 1965, separándose en la década de
1970. Fue una activa feminista desde finales de los 60 y en la década
de 1970. En 1966, se convirtió en miembro del comité de la National
Organitation of Women.
En 1967 publicó un panfleto titulado Token
Learnig contra los
planes de estudio en las universidades para mujeres. En
agosto de 1970, publicó su tesis Sexual
Politics, donde
ofreció una amplia crítica de la sociedad patriarcal en la sociedad
occidental y la literatura. En 1971, comenzó a comprar y restaurar
edificios cerca de Poughkeepsie, Nueva York. El proyecto finalmente
se convertiría en Women's
Art Colony Farm, una
comunidad de mujeres artistas y escritoras.
Su
libro Flying
(1974) habla de su matrimonio con Yoshimura y sus amores con mujeres.
En 1979, Millett fue a Irán a trabajar por los derechos de la mujer,
fue pronto deportada, y escribió acerca de la experiencia en Going
to Iran. Por su
denuncia y activismo en contra de las condiciones de sometimiento de
la mujer en el Islam, fue la primera persona acusada de Islamofobia.
Sita
(1977) es una reflexión sobre un amor atormentado. En The
Loony-Bin Trip (1990)
trata sobre el trastorno bipolar, describiendo experiencias en
hospitales psiquiátricos y su decisión de suspender su terapia de
litio.
A
finales de la década de 1990 y principios de 2000, Millett estuvo
involucrada en una disputa con la ciudad de Nueva York porque las
autoridades querían desalojarla de su casa, como parte de un plan de
reconversión masiva. Millett y otros recurrieron, pero perdieron en
los tribunales. Su edificio fue demolido, y los residentes fueron
realojados.
En
1968 comenzará la tercera ola del feminismo, llamado Feminismo
contemporáneo que se caracterizará por los derechos civiles, los
derechos de reproducción, la paridad política y el papel de las
mujeres en la era de la globalización. Las obras de cabecera de este
período serán Política
Sexual de Kate Millet
y Dialéctica del Sexo
de Sulamith Firestone. Es en los años sesenta cuando comienza el
feminismo denominado radical que se centra en su análisis de las
relaciones entre mujeres y hombres, dentro del nicho político que
fue la izquierda contracultural sesentaiochista.
El
feminismo radical entiende que las relaciones mujer-hombre son
relaciones políticas a partir de la raíz. Se diferencia del
feminismo llamado liberal-reformista en que éste pide la integración
al mundo del trabajo remunerado dentro del sistema capitalista. Al
mismo tiempo, el feminismo radical se convierte en un movimiento
separado de la izquierda porque no ve en ella un reconocimiento
absoluto a sus reivindicaciones y dónde sigue existiendo un poder
masculino. Los movimientos de izquierda entendieron que los
“problemas de la mujer” se solucionarían automáticamente con el
fin del sistema capitalista.
El
concepto “poder” se concibe dentro del movimiento feminista
radical como existente no sólo en relaciones macro (como las que se
tienen con el Estado y con la clase dominante) sino que también en
las relaciones de pareja. El concepto patriarcado será concebido en
términos de cómo se estructuran las relaciones de poder. Por otro
lado, el concepto de “género” que distingue entre los aspectos
socio-culturales construidos de los biológicos (sexo).
El
feminismo radical considera la sexualidad como construcción
política, se construye toda una crítica entorno a la sexualidad
dando paso al feminismo lesbiano. Algunas autoras como Monique Wittig
afirmará que las lesbianas no son mujeres porque el concepto “mujer”
es una categoría existente en razón al hombre, por tanto, son
construcciones políticas. Mujer y hombre son dos clases antagónicas
y la normatividad de la heterosexualidad es una norma que se sostiene
para dividir en clases sexuales. Las lesbianas no son mujeres porque
rompen esa norma y su condición abre vía para la liberación del
resto de las mujeres.
Así
mismo, las feministas radicales trabajaron el tema de las violencias.
Por ejemplo, se estudió la violación como parte de la política
patriarcal, como control sobre las mujeres.
Las
críticas que se hicieron al feminismo radical fueron que el
“colectivo” femenino es plural y existen no sólo relaciones de
explotación entre sexos sino que también entre las mismas mujeres.
Estas críticas procedieron de las feministas negras y socialistas.
Kate
Millet en su obra Política
Sexual (Sexual
Politics, 1970)
realiza un estudio sobre las vinculaciones entre la diferencia sexual
y las relaciones de poder. Para Millet el sexo tiene un cariz
político que generalmente pasa desapercibido".
Millet
emplea el término política para referirse a las relaciones que se
establecen desde el poder con la finalidad de que el grupo dirigente
mantenga el control sobre quienes domina. De ahí deriva la
legitimidad para hablar de “política sexual”. Según Millet, el
carácter patriarcal de la sociedad hace que las costumbres sexuales
envuelvan relaciones de dominio y, por tanto, estén impregnadas de
política.
Millet
define el sexo es una categoría social marcada por la dominación
con una construcción cultural tan marcada como que las personas
actúan en función de ese sexo y de esa política sexual.
El
género expresa la construcción social de la feminidad y la casta
sexual alude a la común experiencia de opresión vivida por todas
las mujeres. Las radicales identificaron como centros de la
dominación patriarcal esferas de la vida que hasta entonces se
consideraban "privadas". A ellas corresponde el mérito de
haber revolucionado la teoría política al analizar las relaciones
de poder que estructuran la familia y la sexualidad; lo sintetizaron
en un slogan: lo personal es político. Lo que ocurra en el orden de
lo privado, en este caso, circunscrito a la familia, tiene
consecuencias en el orden de lo social.
Para
Millet en el ámbito privado- que tradicionalmente se consideraba
ajeno a la política- se desarrollan las relaciones de poder que
están en la base del resto de las estructuras de dominación.
Según
Millet parte de la estructura de la familia patriarcal comprende el
control de la vida sexual de la infancia y más allá, el control
total de la infancia la cual tienen prácticamente derechos
garantizados por la ley en nuestra sociedad y además, no tienen
dinero, lo cual, en una economía de dinero, es una de las
principales fuentes de su opresión. Millet afirma además que el
problema es que existe una situación de explotación entre las
personas adultas y la infancia de la misma forma que existe entre los
hombres y las mujeres, las relaciones intergeneracionales tienen
lugar en una situación de desigualdad.
Para
Kate Millet el patriarcado es un sistema de dominación sexual. Es
considerado como el sistema básico de dominación sobre el que se
levanta otro tipo de dominaciones, como son la de clase y raza.
Afirma que el patriarcado es el fundamento de la dominación de las
mujeres por los hombres. Asimismo, afirma que no solamente es de
nuestra sociedad, sino de todas las civilizaciones que se han
sucedido a lo largo de la historia. El patriarcado tiene una enorme
capacidad para adaptarse a cualquier sistema económico, político y
cultural. El patriarcado para permanecer durante tanto tiempo se ha
apoyado en el hecho de que todos los varones y no sólo una élite,
reciben beneficios económicos, sexuales y psicológicos del sistema
patriarcal, pero en general acentuaban la dimensión psicológica de
la opresión. Además Millet afirma que el patriarcado, en su sentido
radical, subordina de igual forma al varón joven bajo la jerarquía
del varón adulto.
El
patriarcado para permanecer durante tanto tiempo se ha apoyado en el
hecho de que todos los varones y no sólo una élite, reciben
beneficios económicos, sexuales y psicológicos del sistema
patriarcal, pero en general acentuaban la dimensión psicológica de
la opresión. Además Millet afirma que el patriarcado, en su sentido
radical, subordina de igual forma al varón joven bajo la jerarquía
del varón adulto. Es decir, lo que define al final al patriarcado es
la separación y diferenciación de jerarquías.
Hay
una tendencia general hacia todo tipo de autoritarismo: el
patriarcado, claro, el militarismo. Y es que según Millet el
patriarcado se asienta sobre la ideología pero también sobre el
sexo.
Además
Millet demuestra cómo la identidad (temperamento y rol) femenina o
masculina no están determinadas biológicamente, sino que son una
construcción cultural que se aprende. Aquí la ideología que
sostiene el "status" superior del hombre sobre la mujer, se
basa en la construcción de un "temperamento" distinto para
cada sexo, modelado de acuerdo a diversos estereotipos (masculinos y
femeninos), y sobre un "papel sexual" o código de conducta
que la sociedad asigna a cada uno. Es decir, el temperamento, el
papel social y la posición se asientan sobre una base esencialmente
cultural y no biológica. Millet afirma categóricamente que tanto la
endocrinología y la genética no han conseguido hasta la fecha
descubrir una disparidad mental o emocional entre ambos sexos. No
sólo se carece de pruebas suficientes sobre del origen físico de
las distinciones sociales que establece actualmente el patriarcado
(posición, papel y temperamento), sino que resulta casi imposible
valorar las desigualdades existentes por hallarse saturadas de
factores culturales.
Para
Millet el descubrimiento que alteró las sociedades arcaicas fue la
paternidad, ya que una vez realizado el descubrimiento invalidó toda
participación femenina en la creación de vida, estableciendo a la
mujer cómo mera maceta portadora de vida.
POLÍTICA
SEXUAL: La obra se
divide en tres grandes partes. La primera gira en torno a la
afirmación de Millett de que el sexo reviste un cariz político que
suele pasar inadvertido la mayoría de las veces. La segunda parte es
eminentemente histórica y su objetivo es aclarar la transformación
de las relaciones sexuales tradicionales, experimentada a finales del
siglo XIX y principios del XX. En la tercera parte Kate Millett se
centra en las consideraciones literarias estudiando la obra de
autores tan representativos de esa época como D.H. Lawrence, Henry
Miller, Norman Mailer y, como contraste frente a éstos, Jean Genet.
“El análisis del
patriarcado que Kate Millett realizó en su “Política Sexual”
puede considerarse una gran aportación teórica a la nueva
orientación que el movimiento feminista desarrolló a partir de los
años sesenta.”
Amparo Moreno.
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