Brasil - El proceso de privatización interna de la Petrobras y la corrupción

Posted by Nuestra publicación: on domingo, abril 03, 2016


José Menezes Gomes  
Correio da Cidadania, 28-3-2016
Traducción de Ernesto Herrera – Correspondencia de Prensa

El proceso de privatización interna de la Petrobras tuvo un gran impulso en el gobierno de FHC (Fernando Henrique Cardoso), luego de la quiebra del monopolio, con Joel Rennó en la presidencia (1), se realizó un acuerdo de exclusividad con la Odebrecht en futuras asociaciones (2). Este proceso tuvo continuidad en los gobiernos de Lula y Dilma Rousseff, teniendo como consecuencia la profundización del proceso de tercerización de funciones antes ejercidas por la estatal.
La quiebra del monopolio, definida por la ley 9.478 de 1997, buscaba crear un ambiente propicio a las inversiones en explotación y producción. Tal proceso fue acompañado por la iniciativa del gobierno de preparar el terreno para el surgimiento de empresas privadas que pasasen a ocupar el espacio hasta entonces exclusivo de la estatal.
En esta dirección, la Petrobras fue liberada de procedimientos rigurosos de contratación con flexibilización de las reglas para, supuestamente, poder competir con las grandes compañías del sector. En seguida, FHC cambió el estatuto en 1999, permitiendo la venta de parte de sus acciones directamente en la bolsa de Nueva York, en los llamados ADRs, lo que facilitó la adquisición de acciones por extranjeros. Además de eso, la Petrobras pasó a contratar empresas tercerizadas para desempeñar funciones que antes ejercía la Petrobras.
Esta estatal pasó a ampliar su presencia en segmentos como el transporte y la refinación del petróleo y la petroquímica con la compra, en marzo del 2007, junto con el Grupo Ultra y la Braskem, de la Refinaria Ipiranga por US$ 4 billones. Por el acuerdo, el Grupo Ultra se quedó con la red de distribución de combustibles de la Ipiranga en las regiones del Sur y Sudeste, mientras que la Petrobras quedó con parte del grupo en la regiones del Norte, Nordeste y Centro-Este. (3)
De este valor total de la operación, la Petrobras desembolsó US$ 1,3 billón, y la Braskem US$1,1 billón y el Grupo Ultra emitiría 52,8 millones de acciones, un valor equivalente a cerca de US$ 1,6 billón. En este sentido, la estatal ha sido un sustentáculo para el proceso de fusión y adquisición que fortaleció a los grupos capitalistas privados. La Ipiranga era el segundo mayor distribuidor de combustible brasilero, atrás de la BR Distribuidora, brazo de distribución de la Petrobras, con actuación también en el sector petroquímico, refinería, explotación del petróleo y gas.
La expansión de la Braskem, también, es el resultado del proceso de privatización ocurrido durante el gobierno FHC con el creciente volumen de recursos subsidiados del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social) reuniendo a la antigua Copene y un conjunto de empresas operacionales de la Odebrecht y del Grupo Mariani, entre las cuales la OPP Química, la Trikem, la Nitrocarbono, la Proppet y la Polialden.
En 2008, la Braskem anunció la integración de las participaciones de la Petroquisa en el capital de la Copesul, Ipiranga Petroquímica y de la Petroquímica Paulínia. En base a esa decisión, la Odebrecht, como accionista controlador de la Braskem, celebró la Petrobras un nuevo acuerdo de accionistas que reforzó todavía más la alianza estratégica entre las empresas. La justificación de este acuerdo es que de esta forma se tendría la consolidación del sector petroquímico brasilero.
Estas asociaciones servirían para fortalecer progresivamente sus competidores surgidos, especialmente después de 1997, cuando los fondos de pensión ligados al PT y a la CUT, aliados con las grandes empresas constructoras y financiados por el dinero subsidiado del BANDES, dieran inicio a la transferencia de monopolios de las estatales hacia la formación de monopolios privados. Con eso las constructoras pasaron a detentar gran parte de las empresas ex estatales de sectores estratégicos, como química, petróleo, telefonía, comunicación, energía, etc.
La Petrobras actuó siempre en el sentido de fortalecer las asociaciones con las empresas privadas, que nunca habían actuado en el sector y que pasaron progresivamente a apropiarse de la tecnología que antes era dominada por la Petrobras.
Esta intención de crear empresas privadas en el sector de petróleo se mantuvo también en el gobierno Lula da Silva. Según Ildo Sauer, profesor de la USP(Universidad de San Pablo) y ex director de Gas y de la Petrobras en el gobernó Lula, José Dirceu ayudó a entregar el Pré–Sal a Eike Batista. Este proceso tuvo inicio en 2005-2006, cuándo Rodolfo Landim salió de la Petrobras porque el consultor de la OGX, que era José Dirceu, sugirió que Eike Batista entrara en el ramo de Petróleo.
Desde entonces, pasó a contratar técnicos de esta estatal, llevándose secretos estratégicos. De acuerdo con a Sauer, la OGX fue creada en 2007 y en julio de 2008 estaba valiendo R$ 17 billones. Antes la empresa tenía un patrimonio de US$ 200 millones: “todo de esta estatal tenía un equipo reclutado de la Petrobras y los bloques generosamente licitados por Lula y Dilma (...) Fue uno de los procesos de “acumulación primitiva” más extraordinarios de la historia del capitalismo mundial”.
La Petrobras durante toda su existencia consiguió 20 billones de barriles, mientras Eike Batista en poco tiempo pasó a tener reservas de 10 billones, que corresponden a US$ 100 billones (4)
A mediados de 2012, la OGX, brazo petrolero del grupo, había perdido US$ 27 billones en valor de mercado en el mismo semestre. Eike Batista despidió a Paulo Mendonça de la presidencia de la empresa. Vale recordar que él fue uno de los ejecutivos llegados de la Petrobras, contratados a peso de oro por Batista, luego de más de 30 años en la estatal. Rodolfo Landim, también ex Petrobras, salió de la empresa en 2010 después de un altercado con Eike que acabó en la Justicia.
Las empresas del grupo de Eike Batista quedaron conocidas en el marcado por sus crecientes perjuicios y falencias. La corrupción dentro de la Petrobras resulta de la evolución de este proceso de privatización interna. Las constructoras envueltas en el escándalo de la Operación Lava Jato son denunciadas por esta práctica desde el gobierno JK (Nota del traductor: Juscelino Kubitschek, presidente de Brasil entre 1956 y 1961). La expansión de las antiguas constructoras en el sector del Petróleo es la consecuencia directa de esta política de destrucción interna de la Petrobras. Tal hecho acabó por impulsar la corrupción dentro la Petrobras.
La formación del cartel para la obtención de servicios se volvió una práctica regular. Esa competencia del cartel es parte esencial del capitalismo monopolista que va desde el precio del combustible al valor de las tarifas de ómnibus o en la compra de trenes para el metro de San Pablo. La creciente tercerización practicada en todas las esferas de gobierno tiende a facilitar la corrupción.

Notas
1) Propuesto para ese cargo por Antônio Carlos Magalhães.