Las mujeres y la opresión en la sociedad de clases
Un enfoque socialista
El siguiente documento es
una versión modificada de un proyecto de documento sobre la mujer, que se
discutió en enero del año 2016 durante el Congreso Mundial del Comité por una
Internacional de Trabajadores (CIT). A la reunión muy exitosa, de una semana,
asistieron compañeros del CIT de 34 países, con delegados y visitantes del este
y el oeste de Europa y Rusia, África, de todas las partes de Asia, América del
Norte y América, Australia y Oriente Medio.
El documento no cubre
totalmente la evolución en África, que se tratará en un documento separado que
se publicará más adelante.
socialistworld.net
Esta resolución plantea algunos puntos generales sobre la situación que
enfrentan las mujeres, las perspectivas para la lucha, nuestro programa y
enfoque. Sin embargo, la enorme variación entre los diferentes países significa
que perspectivas, y enfoques de la lucha, variarán considerablemente a lo largo
y ancho del globo.
Los movimientos contra los diferentes aspectos de la opresión de las
mujeres han sido una característica en un número de países en los últimos años.
Incluyen las manifestaciones masivas contra la violación en la India y Turquía,
el movimiento por los derechos al aborto en Irlanda, y los millones de hombres
y mujeres que en 2011 marcharon en Italia contra el sexismo del entonces
presidente Berlusconi.
Como tantas
veces antes en la historia, hemos visto a mujeres trabajadoras comenzar
levantamientos, como el caso del distrito textil de Mahalla, base para la
primavera árabe. Las brigadas femeninas en defensa de Rojova, durante los
últimos años de contra-revolución, han constituido un importante contraste con
sus enemigos directos del Estado Islámico (ISIS), que está conduciendo un
comercio masivo de esclavas sexuales.
El control de
la sexualidad de la mujer ha estado en el centro de la opresión de a mujer
desde el principio cuando emergió. Hoy
hay un aumento de la lucha por el derecho de las mujeres a sus propios cuerpos.
En EEUU. Un movimiento basado en las estudiantes se ha levantado contra la
violación. En América atina han tenido lugar algunos movimientos. Los
movimientos de mujeres y trabajadores continuos también han producido
progresos, tales como el aumento del acceso a la contra-concepción en África y
el creciente cuestionamiento a la mutilación genital femenina. La reducción a
la mitad del ratio de mortalidad maternal en os últimos 25 años, y la
disminución de la brecha de género de niños entrando a la educación en muchos ‘países
en desarrollo’ también constituyen una base sobre la cual se pueden desarrollar
más luchas por la igualdad.
La lucha
contra el viejo orden también tiende a impulsar las luchas LGBT, como hemos
visto en todo el mundo. Hace quince años, los Países Bajos se convirtieron en
el primer país en permitir los matrimonios del mismo sexo. Hoy en día es legal
en trece países europeos – aunque esto es acompañado por una creciente
polarización y retrocesos, sobre todo en Europa del Este. A menudo, un
creciente despertar feminista emerge con una conciencia cada vez mayor de LGBT,
y estos movimientos tienden a cruzarse y se refuerzan mutuamente. En los
últimos años, personas transexuales han alzado sus voces en un grado mayor que
antes en algunos países.
Todas estas movilizaciones reflejan una mayor confianza para luchar
contra la opresión entre amplios sectores de mujeres, sobre todo jóvenes. En
muchos países la propaganda capitalista sugiere que las mujeres tienen derecho
a esperar la igualdad. Sin embargo, esto se contradice con la realidad. Las mujeres
han ganado más derechos en algunas partes del mundo en las últimas décadas. No
obstante, la opresión de las mujeres sigue existiendo en todos los países.
La familia y el capitalismo.
La opresión de la mujer desarrollada junto y entrelazada con el
desarrollo de la sociedad de clases, está vinculada al desarrollo de la familia
que, en diferentes formas, actua como un importante agente de control social en
todas las sociedades de clases. Como Engels explicó correctamente en el siglo
XIX, la institución burguesa de la familia tenía el control más débil sobre la
clase obrera y los oprimidos. Sin embargo, incluso hoy en día, la experiencia
propia de mucha gente con la familia es positiva, a menudo las personas más
cercanas a ellos en el mundo, la naturaleza jerárquica de la sociedad se
refleja en la estructura de la familia tradicional con el hombre como cabeza de
familia y las mujeres y los niños obedientes a él. Esto pone la responsabilidad
primordial de las familias para que formar la próxima generación de
trabajadores. Actúa para oprimir a las mujeres, pero también pone una enorme
carga sobre los hombres de proveer materialmente a su familia.
Pero mientras que la familia sigue siendo una institución vital para el
capitalismo, al mismo tiempo el propio sistema capitalista tiende a socavar la
misma. Como las mujeres son incorporadas a la fuerza de trabajo remunerada en
grandes números, aumentan su confianza e independencia financiera, por lo cual
están menos dispuestas a aceptar ser maltratadas en el hogar y en las
relaciones personales, y tienen más posibilidades de abandonarlos. No obstante,
sigue profundamente arraigada la idea que las mujeres son posesiones de los
hombres que necesitan ser leales y obedientes a sus parejas. Toda la sociedad
está impregnada de propaganda sin fin que enfatiza el papel
"adecuado" de las mujeres - como amas de casa, madres, objetos
sexuales, pacificadoras y así sucesivamente.
Las mujeres y la fuerza de
trabajo.
La situación que enfrentan las mujeres varía considerablemente en
diferentes países del mundo. En algunos países europeos las mujeres ahora
representan más de la mitad de la fuerza de trabajo (aunque un porcentaje mucho
mayor de mujeres que de hombres trabaja a tiempo parcial). A nivel mundial el
50% de las mujeres en edad de trabajar están trabajando, con una pequeña caída
de alrededor del 2% desde 1995. La caída se explica por el enorme aumento del
desempleo entre los jóvenes de todos los géneros, especialmente en Europa. Pero
también refleja una caída en la participación de las mujeres en la fuerza
laboral en China y la India, donde, entre 1995 y 2013, disminuyó 72 a 64% y de
35 a 27%, respectivamente. La ONU explica el cambio en China como resultado de
"un número significativamente menor de guarderías patrocinadas por el
gobierno", con la "proporción de guarderías comunitarias, estatales y
más asequibles con una disminución del 86% en 1997 al 34% en 2009". Esta
es una ilustración gráfica de las consecuencias negativas de la destrucción de
los vestigios de la economía planificada!
Aun cuando las mujeres constituyen un porcentaje menor de la fuerza de
trabajo a menudo han todavía jugado un papel central en la lucha de clases,
como lo fueron las trabajadoras textiles que comenzaron la revolución de
febrero en Rusia en 1917. En Bangladesh, en 2013 hubo huelgas masivas en la industria
del vestido mayoritariamente femenina. En Nigeria, donde casi la mitad de las
mujeres en edad de trabajar trabajan, las mujeres han estado a la vanguardia de
las huelgas generales sucesivas. Mientras que la doble opresión que enfrentan
las mujeres puede ser un gran obstáculo adicional para involucrarse
activamente, cuando luchas estallan las trabajadoras son a menudo los más
militante y decidida.
La brecha salarial de género sigue siendo global. Incluso cuando hay un
alto nivel de participación en la fuerza laboral de las mujeres sólo un número
pequeño en la parte superior ha cerrado la brecha salarial. En algunas
economías desarrolladas la brecha salarial se ha reducido, pero esto es
parcialmente causada por la caída en términos reales de los salarios de los
hombres de clase trabajadora como resultado de la destrucción de la industria
manufacturera y no por un aumento de la remuneración de las mujeres. En 2011,
el Banco Mundial informó que las mujeres a nivel mundial todavía ganan entre el
10% y el 30% menos que los hombres, y la brecha no es menor en los países ricos
que en los pobres. Las mujeres se concentran en el sector servicios. En América
Latina y el Caribe, y en el este y el sur de Europa más del 70% de las mujeres
empleadas trabajan en el sector servicios. Este trabajo - a menudo relacionado
con las tareas domésticas de 'cocinar, limpiar, cuidar y catering (servicios de
banquetería)' - es casi siempre mal pagado.
No obstante, en general, donde las mujeres han sido incorporadas a la
fuerza laboral en un número creciente también ha habido mejoras en la situación
general de las mujeres en la sociedad. Aunque incluso entonces sexismo
permanece arraigado en la estructura del capitalismo. Ahora es menos
socialmente aceptable en muchos países declarar abiertamente que las mujeres
son las posesiones de los hombres, pero esta idea - y que es aceptable la
violencia o la amenaza de violencia - permanece profundamente arraigada y fue
consagrada en la ley hasta hace relativamente poco. La violación conyugal sólo
se convirtió en ilegal en Gran Bretaña en 1991, España en 1992, y Alemania en
1997. Mientras, la violación marital ya no legal o abiertamente aceptable sigue
estando muy extendida y rara vez es castigada. Lo mismo se aplica a la
violación en general. Se estima que en Gran Bretaña sólo el 15% de todas las
violaciones son reportados a la policía, y sólo el 7% de los resultan en
condena. Según la ONU, de todas las mujeres asesinadas en todo el mundo en 2012
casi la mitad fueron asesinados por sus parejas o familiares. En contraste,
sólo el 6% de los asesinatos con víctimas masculinas fueron cometidos por sus
parejas o familiares.
Trabajo doméstico.
En muchos países neo-coloniales la opresión de las mujeres es más brutal
y severa que en los países económicamente desarrollados. Ha habido una ola de
propaganda en Europa y los EE.UU. tratando de vincular el tratamiento brutal de
las mujeres al Islam, sobre todo mediante el tratamiento horrendo de las
mujeres por Estado Islámico. Sin embargo, aunque no hay duda acerca de las prácticas
bárbaras realizadas por Estado Islámico en el nombre del Islam, es erroneo
vincular la degradación de la mujer al Islam en particular. Históricamente, las
prácticas tales como los crímenes de honor se han llevado a cabo por todas las
religiones. Incluso hoy en día estas prácticas y otras horrendas - se llevan a
cabo bajo la bandera de las diferentes religiones - suicidios forzados de las
viudas y dotes para las novias. Hay muchos factores, incluyendo el grado de
influencia religiosa en la sociedad o en el gobierno, y el nivel de la lucha de
clases, que afectan el grado de opresión de las mujeres en determinados países
pero en general es el predominio de las relaciones económicas semifeudales más
que ninguna religión en particular, lo que es central.
En todos los países las mujeres siguen soportando el peso de las
responsabilidades domésticas a pesar que cada vez más también tienen que salir
a trabajar. En muchos casos, las mujeres siguen siendo, como lo planteó
Trotsky, los "esclavos de esclavos “. En los países donde la clase
trabajadora y los pobres no pueden permitirse dispositivos del capitalismo
moderno que ahorra trabajo - lavadoras, frigoríficos, aspiradoras y así
sucesivamente - y muchas veces no tienen un suministro de electricidad para
alimentarlo, la carga doméstica de las mujeres es un trabajo agotador. En los
países económicamente desarrollados, la combinación de dispositivos de ahorro
de trabajo y una mejora en las actitudes sociales significa que ha habido una
cierta disminución de la carga doméstica sobre las mujeres. En Gran Bretaña,
por ejemplo, la mayoría de los estudios muestran que los hombres aceptan que
deberían hacer la misma cantidad de tareas domésticas que las mujeres, todavía
hay una brecha considerable entre las intenciones y la realidad. Una encuesta
sobre el Reino Unido mostró que en promedio las mujeres hacían 17 horas a la
semana de las tareas domésticas (con exclusión de cuidado de los niños),
mientras que los hombres hicieron menos de seis.
La división
desigual del trabajo doméstico contribuye a que las mujeres generalmente tengan
salarios más bajos, menos tiempo libre y peor salud que los hombres, pero el
principal beneficio es para los capitalistas. Al poner el peso principal de la
vida doméstica, la crianza de la siguiente generación, y el cuidado de los
enfermos y ancianos sobre las mujeres, estas actividades se retiran de la
responsabilidad de la sociedad en su conjunto.
Si bien históricamente el desarrollo del capitalismo generalmente ha
permitido el progreso de las mujeres en comparación con las sociedades de
clases anteriores; ahora se ha agotado. El Capitalismo del siglo XXI, lejos de
tomar medidas para disminuir la carga doméstica sobre las mujeres, va en la
dirección opuesta. Los recortes implacables en los servicios públicos que
tienen lugar en los países económicamente desarrollados están destruyendo el
cuidado de los hijos, el cuidado de los servicios sociales para ancianos y
otros que anteriormente aliviaban parcialmente la carga sobre la clase
trabajadora, especialmente las mujeres. Las mujeres también tienen más
probabilidades de trabajar en el sector público y por lo tanto perder sus
puestos de trabajo como consecuencia de los recortes. El aumento de los costos
de la vivienda y el cierre de los refugios en muchos países hacen que sea más
difícil para las mujeres dejan parejas violentas.
Al mismo tiempo, la caída de los salarios reales y los recortes a los beneficios sociales significa
que no hay perspectivas para la mayor parte de la mujeres de la clase obrera y
muchas mujeres de la clase media de elegir dejar la fuerza de trabajo para
concentrarse en las tareas domésticas. Sostener una familia sobre la base de un
solo cabeza de familia es cada vez más imposible. Por el contrario, los padres
a menudo tienen que trabajar en más de un trabajo cada uno. Esto está creando
la base para grandes explosiones socials ante más recortes a los servicios
públicos, la vivienda y las remuneraciones. Las mujeres estarán a la vanguardia
de estos, como ya que han estado con el movimiento por los $ 15 dólares la hora
en los EE.UU.
La liberación de la mujer y la lucha
de clases.
También tenemos que estar preparados para más movimientos de masas
relativos a la opresión específica de las mujeres. En general, la clase
capitalista se divide sobre la forma de abordar la cuestión. Una sección
apoyaría una gran ofensiva contra los derechos de las mujeres, vinculada a la
propaganda sobre la importancia de la familia, el papel de la mujer en el hogar
y así sucesivamente. Sin embargo, hay una conciencia de los demás que esto es
demasiado fuertemente con las actitudes sociales y podría provocar movimientos
de masas. Este fue el caso de las grandes manifestaciones en España contra los
intentos de restringir severamente el derecho al aborto; que derrotó con éxito
el proyecto de ley. De hecho, el aumento de la confianza de la mujer a nivel
mundial significa que también podemos ver los movimientos ofensivos, como en
Irlanda, para mejorar los derechos de las mujeres. Las manifestaciones contra
la violación en la India son también una indicación del tipo de luchas que se
pueden desarrollar en el mundo neo-colonial.
También tenemos que estar preparados para más movimientos de masas
relativos a la opresión específica de las mujeres. En general, la clase
capitalista se divide sobre la forma de abordar la cuestión. Una sección
apoyaría una gran ofensiva contra los derechos de las mujeres, vinculada a la
propaganda sobre la importancia de la familia, el papel de la mujer en el hogar
y así sucesivamente. Sin embargo, hay una conciencia de los demás que esto
agitaría demasiado fuertemente las actitudes sociales y podría provocar
movimientos de masas. Este fue el caso de las grandes manifestaciones en España
contra los intentos de restringir severamente el derecho al aborto; que
derrotaron con éxito el proyecto de ley. De hecho, el aumento de la confianza
de la mujer a nivel mundial significa que también podemos ver movimientos
ofensivos, como en Irlanda, para mejorar los derechos de las mujeres. Las
manifestaciones contra la violación en la India son también una indicación del
tipo de luchas que se pueden desarrollar en el mundo neo-colonial.
La lucha por la liberación de la mujer es, por su raíz, es parte de la
lucha de clases, en el que las luchas de las mujeres en contra de su propia opresión
específica se une con las de la clase trabajadora en general para una
reestructuración fundamental de la sociedad para poner fin a todas las
desigualdades y la opresión. No estamos de acuerdo con el feminismo burgués y pequeñoburgués
porque no toma un enfoque de clases en la lucha por la liberación de la mujer.
Esto no significa, por supuesto, que sólo las mujeres de la clase trabajadora sean
oprimidas. Las mujeres de la clase trabajadora están ‘doblemente oprimidas',
tanto por su clase como su género, pero las mujeres de todos los sectores de la
sociedad sufren la opresión como resultado de su sexo, incluida la violencia
doméstica y el acoso sexual.
Sin embargo, en el fondo, para ganar la igualdad sexual real para las
mujeres, incluidas las mujeres de la élite de la sociedad, un vuelco completo
del orden existente es necesario en todos los ámbitos: económico, social,
familiar y doméstico. El punto de partida necesario para un vuelco tal es
terminar con el capitalismo. La clase trabajadora es la única fuerza capaz de
llevar adelante una lucha exitosa para derrocar el capitalismo y por lo tanto
la lucha para acabar con la opresión de la mujer y la lucha de clases están
intrínsecamente relacionados.
Decir esto no es sugerir que tome una actitud desdeñosa hacia una nueva
generación de mujeres que entran en la lucha inicialmente en torno a sus
derechos como mujeres y no tienen, por el momento, un enfoque de clase. Reconocer
que se está oprimido, y que se puede luchar contra la opresión a través de una
lucha común con otros que comparten la misma opresión, es un importante paso
adelante. En ese sentido lo que en términos generales se puede describir como
la política de identidad, es una parte inevitable del despertar político de
muchos miembros de grupos oprimidos de la sociedad. Sin embargo, la historia de
la lucha contra la opresión muestra que, sobre la base de la experiencia, los
participantes tienden a ir más allá de las políticas de identidad, ya que
reconocen que la causa de su opresión radica en la estructura de la sociedad.
Nuestro papel debe ser intervenir con habilidad, de manera transitoria,
para vincular la lucha contra la opresión de las mujeres a la lucha por el
socialismo. Esto incluye, en su caso, oponerse claramente a las ideas del feminismo
burgués y pequeño burgués, y no menos importante a la idea sostenida por muchas feministas que
culpan por la opresión de la mujer al carácter innato de los hombres en lugar
de la estructura de la sociedad.
Por supuesto, eso no significa que no combatamos los comportamientos
sexistas en esta sociedad, no menos importantes dentro del movimiento obrero.
El argumento de que la clase obrera es la única fuerza capaz de cambiar
radicalmente la sociedad, no significa que sea de ninguna manera ciega a los
prejuicios, incluyendo el racismo, el sexismo y la homofobia, que existen en
todas las clases, incluyendo la clase obrera, y nosotros tenemos un registro de
combatirlos de que estamos orgullosos.
La violencia contra la mujer.
Si las organizaciones de los trabajadores en general y por encima de todas
los partidos revolucionarios han de tener éxito en la unificación de la clase
obrera en la lucha por cambiar la sociedad,
es vital que los defiendan los derechos de las mujeres y todos los
grupos oprimidos. Nosotros no tomamos la posición cruda que, históricamente, ha
sido adoptada por algunas organizaciones revolucionarias; por ejemplo, el IST
(International Socialist Tendency). Cuando el CIT en Inglaterra y Gales inició
la Campaña contra la Violencia Doméstica, el IST (SWP) reaccionó inicialmente
con el argumento de que levanter el tema
de la violencia masculina contra las mujeres en los sindicatos era
divisionista. Esto era producto de su posición teórica equivocada sobre cómo el
movimiento obrero debe hacer frente a la opresión de las mujeres.
En su libro "La lucha de clases y de Liberación de la Mujer 'Tony Cliff, fundador del SWP,
argumentó que el movimiento de liberación femenina se equivocó al
enfocarse "constantemente en áreas
donde los hombres y las mujeres están en desacuerdo - violación, mujeres maltratadas, los salarios de las
tareas del hogar - mientras ignoraban o minimizando las luchas importantes en
los que las mujeres tienen más probabilidades de ganar el apoyo de los hombres:
las huelgas, la oposición a los recortes sociales, la igualdad salarial, la
sindicalización, el aborto". Nosotros respondimos a este enfoque estrecho.
Por supuesto, es vital para el movimiento obrero asumir cuestiones
económicas, como la oposición a los recortes sociales y la igualdad de
remuneración. De hecho, estas cuestiones también son fundamentales para una
campaña contra la violencia doméstica. CADV[1]
hizo campaña, como el Partido Socialista y otras secciones del CIT hacen hoy,
en oposición a todos los recortes en los servicios sociales por la violencia
sexual y doméstica, por una gran expansión en el número de refugios para
mujeres, y por un programa de construcción masiva de viviendas municipales con
el fin de hacer más posible que las mujeres a vivan de forma independiente.
Sin embargo, luchamos por la máxima unidad de la clase obrera, no
tratando de dejar de lado las cuestiones relacionadas con la opresión
específica de las mujeres bajo la alfombra, sino haciendo campaña para
convencer a todo el movimiento de los trabajadores, que es necesario tomar en
serio estas cuestiones. La CADV jugó un papel fundamental en convencer a todo
sindicato importante en Gran Bretaña para adoptar una política nacional contra
la violencia doméstica. Esto demuestra, contrariamente a las opiniones de
Cliff, la gran mayoría de los hombres de la clase trabajadora puede
ganarse a una posición de oposición a la
violencia doméstica.
Las organizaciones de trabajadores existen bajo el capitalismo. Ellas no
son el modelo para una nueva sociedad, sino las herramientas para ayudar a la
lucha para crear una. Esto no es una excusa para evitar hacer frente firmemente
a todos los casos de acoso y abuso sexual, sino más bien un reconocimiento de
que estos casos a veces se producirán. Es utópico imaginar que es posible crear
un modelo de una sociedad socialista dentro del capitalismo. El pensamiento de
la mayoría de la clase trabajadora es producto del capitalismo, incluso en los
elementos con conciencia de clase, con todas las distorsiones de la
personalidad humana que crea. Incluso los elementos más pensantes con
conciencia de clase trabajadora son productos del capitalismo, con todas las
distorsiones de la personalidad humana que crea. No podemos esperar que
nuestros miembros - especialmente los miembros nuevos - entren en el partido
totalmente formado con una comprensión completa de todos los temas incluyendo
el sexismo. El objetivo de los socialistas en el movimiento obrero debe ser
para aumentar la comprensión de todas las cuestiones con el tiempo, incluyendo
la opresión de las mujeres y la toma de posición de enfrentar cualquier caso de
acoso sexual y el abuso.
La lucha por una mayor participación
de las mujeres.
También tenemos que luchar por una mayor participación de las mujeres
tanto en el CIT como en el movimiento obrero en su conjunto. En primer lugar se
trata de una cuestión política. Es mediante la adopción y la lucha por un
programa en defensa de los intereses de las mujeres de la clase obrera que el
movimiento obrero podrá atraer a más mujeres a sus filas. Tenemos que
asegurarnos de que nuestros debates sobre las perspectivas y programa incluyen
una perspectiva de género socialista. Esto no quiere decir que un programa correcto - por sí mismo - supere el
problema. En todos los países la doble opresión que enfrentan las mujeres
significa que tienen obstáculos adicionales para superar para estar activas,
sobre todo en períodos en los que no hay un recrudecimiento de la lucha. Si
esto es cierto para el movimiento obrero en su conjunto es aún más el caso
cuando se trata de mujeres que se unen al CIT, mientras que seguimos siendo una
minoría revolucionaria relativamente pequeña en la sociedad. Sobre todo en las
sociedades donde la opresión de las mujeres es más brutal es un logro
importante para construir un cuadro de mujeres en la organización, incluso si
son - en esta etapa - una pequeña minoría del partido.
A veces puede ser necesario celebrar reuniones del partido separadas
para las mujeres, sobre todo para los nuevos miembros, pero por supuesto esto
debe ser siempre una medida de transición con el objetivo de la construcción de
las ramas que implican tanto a hombres como mujeres. Debemos esforzarnos para
que la mitad - o incluso la mayoría como con el Comité Ejecutivo actual en
Inglaterra y el País de Gales - de nuestros organismos dirigentes a nivel
local, nacional e internacional esten compuesto por mujeres. También tenemos
que luchar para que las compañeras juegen un papel como representantes públicos
del CIT donde a menudo pueden ser muy eficaces, como podemos ver en los EE.UU.
e Irlanda. Sin embargo, estos objetivos no pueden ser alcanzados
artificialmente, sino que tiene que ser sobre la base del desarrollo de un
cuadro femenino con el tiempo. Es crucial que pongamos esfuerzos adicionales en
el desarrollo de la comprensión política y sobre todo de la confianza política
de compañeras. Las secciones del CIT deberían evaluar regularmente y discutir
qué medidas se pueden tomar para involucrar a más mujeres en la sección y en a
dirección.
La auto-organización de las mujeres dentro de los partidos de izquierda
y el movimiento obrero es muy importante para combatir la idea de que la
opresión de las mujeres es natural y para reforzar la contribución de las
mujeres a la lucha de clases y de ayudarlas a alcanzar su máximo potencial. Esto
se puede hacer a través de la organización de comisiones o grupos de mujeres,
donde las mujeres pueden reunirse para discutir y formular políticas -
específicas, así como puntos generales desde la perspectiva de las mujeres.
Esto crea un ambiente para que las mujeres se sienten más cómodas y fortalecer
su capacidad de intervenir en otros lugares. Estas comisiones no son órganos de
toma de decisiones. (Son las células, ampliados, comités y congresos los que
toman las decisiones.) Las mujeres son la mitad de la clase obrera, pero están
poco representadas, en especial en los órganos de dirección de los partidos y
sindicatos. No creemos que vamos a resolver este problema o superar la
discriminación contra las mujeres con estas medidas por sí solas, pero pueden
ser de gran ayuda para la plena participación de las mujeres en la lucha.
Si bien nuestros escasos recursos significan que no siempre será posible
hacer todo lo que es necesario; tenemos que esforzarnos para tomar medidas
prácticas para que sea más fácil para las mujeres ser activas, tales como la
provisión de cuidado de los niños, lugares accesibles seguros y así
sucesivamente. Al mismo tiempo, tenemos que luchar para que el movimiento
obrero haga lo mismo.
Cuotas
En algunos países, el movimiento obrero ha adoptado cuotas o reservado
lugares como medios para asegurar que las mujeres esten representadas en la
dirección. Estas medidas no consiguen por su propia cuenta que la masa de las
mujeres supere los obstáculos que enfrentan para convertirse en miembros
activos en el movimiento obrero e incluso puede actuar como un obstáculo. En
algunos sindicatos en Gran Bretaña, por ejemplo, se han tomado medidas
simbólicas que aumentaron el número de mujeres en sus órganos de dirección,
pero también son utilizadas por el ala derecha del sindicato para fortalecer su
control sobre la dirección. Como resultado del fracaso lamentable de los
sindicatos para luchar, la masa de las mujeres estan, sin duda, menos propensas
a participar activamente en el sindicato, a pesar de tener mujeres en la
dirección. No obstante, debido a la percepción de que pueden actuar como una
herramienta para aumentar la participación de las mujeres en el movimiento; por
lo general no nos oponemos a las cuotas, en especial en las que ya se han
introducido. Sin embargo, puede haber ocasiones en las que nos opongamos a
medidas puramente simbólicas y en todos los casos hay que dejar en claro que
las cuotas no van a resolver el problema y que un programa de lucha por los
intereses de las mujeres trabajadoras y medidas prácticas de ayuda para la participación
de las mujeres - como el cuidado de los niños - son fundamentales.
El CIT tiene un registro del que estamos orgullosos de campañas sobre
cuestiones relacionadas con la opresión específica de las mujeres, así como de
desarrollar a las mujeres en la dirección del CIT. Sin embargo, lo que hemos
logrado hasta ahora es sólo un pequeño comienzo. Al intervenir con energía, y
con un programa claro, en las luchas que harán erupción, incluidas las que se
refieren a la opresión específica de las mujeres, vamos a ser capaces de ganar
muchos miles de luchadoras mujeres de la clase trabajadora a nuestras filas.
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