Patricio Guzmán S.
El año 2016 comenzó con malos augurios económicos para el mundo. El lunes 4 de enero, primer día hábil del
año, la bolsa China se derrumbó, y cuando la caída alcanzó el 7% debió
interrumpir la jornada, aplicando una nueva normativa que prescribe el cierre
de la bolsa ante una caída de los valores de esa magnitud, para dar tiempo al
gobierno de apuntalarla con medidas de emergencia. El Banco central Chino tuvo que inyectar 20
mil millones de dólares para estabilizar los mercados financieros.[1]
China es la segunda economía mundial tras los EEUU. Y tras su recuperación
de la Gran Recesión global en 2009 ha servido como una pequeña locomotora de la
actividad económica mundial. Por ello, la
nueva caída de los mercados financieros de China, afectó a las bolsas del mundo
entero.
El informe “Perspectivas económicas de América Latina 2016: Hacia una nueva
asociación con China” señala que “el comercio internacional entre China y
América Latina ha experimentado una expansión sin precedentes durante los
últimos 15 años, pero el modelo basado en la exportación de materias primas
está demostrando sus límites. China y América Latina han protagonizado un auge
comercial impresionante, con unos flujos comerciales que se han multiplicado 22
veces desde el año 2000. Durante el periodo 2001-10 las exportaciones
latinoamericanas de productos mineros y combustibles fósiles a China crecieron
al imponente ritmo de 16% anual, seguida de los productos agrícolas al 12%.
China es en la actualidad mayor socio comercial de Brasil, Chile y el Perú. (…)
Las materias primas representaron el 73% de las exportaciones de la región a
China (comparado con el 41% mundial), mientras los productos tecnológicos
manufacturados solo alcanzaron el 6% (comparado con el 42% mundial). La mayor
dependencia de China del consumo frente a la inversión ya se ha dejado sentir
en la reducción de su demanda de materias primas que, junto con la caída de los
precios, está afectando a los exportadores de materias primas de América
Latina.”
Sin embargo como mencionábamos arriba, el grave problema de la caída de los
precios de las principales exportaciones de América Latina, no se reduce a la
desaceleración de la economía China, estamos en los inicio de lo que podría ser
un nuevo colapso económico internacional.
“Si hasta el momento habíamos considerado a China como el epicentro de
la próxima crisis financiera, la guerra de poder en el oriente medio amenaza
con ser el nuevo foco de una crisis que se profundiza día a día y no se
detiene. La recesión global resulta inevitable con China, Japón, Europa y
Estados Unidos en abierto deterioro y los países emergentes en retroceso. Las
caídas bursátiles de hoy, ayer y mañana.”[2]
Fin del ciclo del
súper precio de las commoditties y de las elevadas tasas de crecimiento de América
Latina.
El ciclo de los súper precios de las commoditties, fue una espectacular
para los países latinoamericanos. Un grupo de países considerados “emergentes”
se benefició especialmente de ellos, y la pobreza del continente se redujo a la
mitad. Sin embargo, de un promedio de crecimiento del 5% a mediados de la
década del 2.000, América latina solamente creció un 1% el año 2014, y se
espera un lento crecimiento en adelante. A pesar de la reducción de la pobreza
[extrema] en el ciclo de súper precios, la pobreza afecta todavía al 28% de la
población, esto es a 164 millones de habitantes. La CEPAL indicó que los países
del continente tuvieron un retroceso del 0,4% en 2015, y que apenas crecerán un
0,2% en 2016.
“Entre enero de
2011 y octubre de 2015 la caída de los precios de los metales y de la energía
(petróleo, gas y carbón) fue cercana al 50% mientras que los alimentos
disminuyeron un 30%.
Si el foco se concentra en 2015 se ve que los productos energéticos
experimentaron una caída en torno al 24%, los metales un 21% y los productos
agrícolas un 10%.Este panorama entorna la puerta a una salida clásica para las
crisis: las exportaciones.”[3]
“Sin embargo, las divisas de mercados emergentes que más se devaluaron
entre enero y diciembre fueron el real brasileño, con una depreciación de
49,045%, seguida del rand de Sudáfrica, con un caída de 33,66%.”[4]
En lo político el crecimiento permitió a muchos gobiernos aplicar políticas
redistributivas, o al menos de inversión social, sin alterar la medula de las
estructuras económicas capitalistas extractivistas, y manteniendo o incluso
incrementando las ganancias de la burguesía. Estas políticas redistributivas
tenían un carácter limitado, ya que en todas partes, incluso en Venezuela, la
tendencia fue el aumento de la participación del gran capital en la participación
del producto. Fue el ciclo de los súper precios de los commoditties, hoy
terminado, lo que permitió la emergencia de la llamada “izquierda progresista”,
desde las variantes más radicales y anti imperialistas como el Chavismo en
Venezuela, hasta las más conservadoras y pro imperialistas como la
Concertación, hoy Nueva Mayoría, de
Chile. En todos los casos contaron con una generosa entrada para
desarrollar políticas sociales. No es
pues casual que el fin del ciclo coincida también con la crisis de casi todas
estas experiencias; las victorias de la
oposición de derecha en elecciones en Argentina y en Venezuela, la crisis política
en medio de escándalos de corrupción del gobierno del PT, y de la presidenta
Dilma Rouseff, en Brasil, y la pérdida de credibilidad de Bachelet y del
conjunto de el casta política en Chile, también en medio de variados escándalos
de corrupción, tanto de la derecha como de la Nueva Mayoría.
Las economías más
importantes de América Latina.
“Las economías de mayor tamaño en Latinoamérica, basándose en el PIB PPA (paridad de poder
adquisitivo), están encabezadas por Brasil, con casi 2,4 billones de dólares, y México, con 1,7 billones
Las economías más desarrolladas en términos de PIB per
cápita PPA son Chile, con 19.474 US$, Argentina
con 18.709US$, y Uruguay, con 16.728US$. Además,
los países con mejor índice
de desarrollo humano (IDH) según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en su último informe son
también Chile (0,819), Argentina (0,811) y Uruguay (0,792).
El 1 de julio de 2013, el Banco Mundial catalogó las economías
de Chile y Uruguay como economías de ingresos
altos, siendo la primera vez en la historia de América Latina que países
de la región comparten ese estatus.” (Ver Wikipedia, Economía de América
Latina, artículo basado en información del FMI y el BM de 2013)
Brasil.
El mayor país de Sudamérica está en recesión, para 2016 se espera una
contracción del 2,95%, de acuerdo con un sondeo del Banco Central a 100
economistas. Se estima que la economía decreció 3.71% el año 2015.
El economista Marco
Antonio Moreno, comentó en El Blog Salmón que “Los principales impulsores de la
crisis brasileña han sido la caída de los precios de las materias primas, la
desaceleración de la demanda de China, el fortalecimiento del dólar en el
mercado mundial, la devaluación del yuan y, por supuesto, la crisis política
interna. Como resultado, la séptima economía del mundo se enfrenta a una
inflación de dos dígitos, al aumento del desempleo y a una caída de la demanda
interna que golpea todos los sectores. Como el consumo ha representado el 50
por ciento del PIB en los últimos 10 años, la inflación está erosionando el
poder adquisitivo y amplificando el descenso de la actividad económica. Brasil
enfrenta un panorama muy complejo dado que todas sus cartas de triunfo se han
desplomado.”.
“Las autoridades brasileñas tienen
dificultades para controlar la inflación más veloz de los últimos doce años sin
atar más de pies y manos a una economía ya débil. El ministro de Hacienda
Nelson Barbosa, que asumió su cargo en diciembre, enfrenta nuevas presiones
para moderar las propuestas de austeridad destinadas a apuntalar las cuentas
públicas y evitar nuevas rebajas de la calificación crediticia. El proceso de
juicio político y un escándalo de corrupción cada vez más grande también
obstaculizan la aprobación de las políticas económicas en el Congreso. (…)La
última vez que Brasil tuvo dos años seguidos de recesión fue en 1930 y 1931 y
nunca tuvo una tan profunda como la que se pronostica para 2015 y 2016, de
acuerdo con datos del instituto nacional de investigación económica IPEA que se
remontan a 1901.” [5]
“Se
agrava la crisis política en Brasil. Desde que el pasado miércoles 2 de
diciembre el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha (del Partido
do Movimento Democrático Brasileiro), aceptase la petición de impeachment
contra la presidenta Dilma Rousseff, la inestabilidad política es cada vez
mayor y durará, al menos, hasta que finalice el proceso que puede prolongarse
varios meses. El inicio del proceso de destitución a la presidenta, que fue
reelegida hace poco más de un año, viene motivado por la acusación sobre
ciertas irregularidades fiscales en las cuentas de 2014 y fundamentalmente, en
el presupuesto de 2015. El proceso comenzó poco después de que Cunha fuese
acusado de corrupción en el caso Petrobras y de tener cuentas secretas en
Suiza, por lo que muchos consideran el impeachment una venganza del presidente
de la Cámara. Con todo, y en un clima generalizado de descontento social, la
corrupción ya ha pasado a ser la principal preocupación de los brasileños según
una encuesta publicada recientemente. A la crisis política se une la crisis
económica, con un retroceso del PIB en el tercer trimestre de un 4,5%: la tasa
de paro alcanza casi el 8% y la inflación se sitúa por encima del 10%, lo que
lastra la evolución del consumo de los hogares; el acceso al crédito no
favorece el panorama ni para hogares ni para empresas con el tipo de interés al
14,25%; y la balanza comercial, a pesar de beneficiarse de la debilidad del
real frente al dólar, no es suficiente para paliar los efectos de una economía en
caída libre.”[6]
Se prevé que Brasil no saldrá de la recesión en 2016 ni en 2017.
Chile
La economía chilena puede caracterizarse como extractivista, exportadora de
commoditties – especialmente mineros - , con fuerte concentración oligopólica,
y una distribución de la renta que es de las más regresivas del mundo. Al mismo tiempo el país tiene el PIB más alto
per cápita de América Latina, es miembro de la OCDE. El país continúa ostentando una buena
calificación financiera.
El país ha seguido un curso de desaceleración de su crecimiento desde el
último año del gobierno de Sebastian Piñera. Se espera que las cifras de
crecimiento del año 2015 sea del 2%, una inflación acumulada cercana al 4,6%
y creció
1.5 en octubre y 1.7 en noviembre. Para 2016 la mayoría de los analistas
apuntan a un crecimiento del 1,5% al 2,5%, con mayor probabilidad de caer por
debajo del 2%.
Según el Banco Central la inflación ha sido superior a la prevista, el instituto
emisor anunció que elevará gradualmente los tipos de interés, que durante años
han estado en un rango muy bajos para estimular el crecimiento. Debido a las
presiones inflacionarias el Banco Central acordó subir la tasa de política
monetaria hasta 3,5%, (la TPM se aplica a los préstamos del banco emisor a la
banca). Esto implicará una presión contractiva adicional sobre la economía
chilena. Las condiciones externas se han deterioradas, además la FED de Estados
Unidos ha comenzado a subir su propia tasas de interés, otro elemento que
explica el inicio del aumento en Chile.
La minería es la principal industria exportadora chilena, representa
alrededor del 60%, y el 15% del PIB. El cobre es la principal de las
commoditties que exporta Chile, representa cerca del 40% de las exportaciones,
y el principal mercado es el de China. Por ello es tan significativa la caída
de los precios del cobre, y las dificultades de la economía del gigante
asiático. Se prevé que la estabilización de la economía china sea solamente
momentáneo, en cuyo caso hay que esperar nuevas reducciones del precio del
cobre en el mercado internacional de metales de Londres, rápidamente hasta USD $2
la libra. Actualmente según la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) el valor
futuro a tres meses del metal rojo está en USD $2,10807, y el promedio del año
2015 fue de USD $2,10739.
Brasil es el cuarto destino de las exportaciones chilenas, con un 5,5% de
los envíos en 2012. Por ello la recesión en el mayor país de Sudamérica también
tiene un impacto negativo importante en la economía chilena.
La debilidad de la actividad domestica se explica por la baja de la
inversión en todos los rubros, y es un factor importante a la hora de explicar
la caída del crecimiento. Paralelamente el consumo ha disminuido su dinamismo,
aunque el empleo – al menos medido según las estadísticas con la metodología
discutible de desempleo – hasta ahora se ha mantenido estable, en torno al 6%,
y no se advierte una caída del consumo cotidiano de los hogares.
Argentina.
“Los problemas de Brasil han impactado
al resto del Mercosur, en particular a Argentina, que vio como la demanda de su
principal socio comercial disminuía al ritmo de su contracción económica.” 4
El nuevo presidente, empresario de
derechas, Mauricio Macri el país dio un
fuerte viraje hacia un modelo neoliberal de apertura de las barreras
comerciales y financieras y eliminación de impuestos. Parece la cuadratura del
círculo desarrollar este modelo, y al mismo tiempo mantener las conquistas
sociales, como prometió, en una época de presiones económicas recesivas. Lo
cual indica una pronta ola de protestas sociales y descontento social.
“Sombrío panorama económico. Los
últimos indicadores apuntan a una desaceleración de la economía en el segundo
semestre del año. Por un lado, el deterioro que registra su principal socio
comercial, Brasil, se traduce en una menor producción industrial; mientras que
por otro, la caída en los precios de los productos agrícolas y el cepo
cambiario existente en el país presionan el sector exterior y reducen los ya
debilitados niveles de reservas del país”[7]
Venezuela.
“Venezuela plantea un interrogante aún
más crítico.
En medio de una fuerte crisis
económica, ¿es posible la convivencia entre el chavismo en el gobierno y una
oposición con mayoría legislativa por primera vez en 16 años?
El fantasma de un choque institucional
entre el legislativo y el ejecutivo está en el aire.
Con precios
internacionales del petróleo planchados, déficit fiscal de dos dígitos y alta
inflación, se ve el devastador potencial que puede tener la crisis
política sobre la económica.
Brasil, Argentina y Venezuela no agotan
los problemas políticos de la región, pero el tamaño de sus economías y los
retos que enfrentan, los convierten en uno de los grandes enigmas que
condicionará el crecimiento de América Latina.”[8]
En
Venezuela, “Se mantiene la espiral inflacionista. Según las cifras emitidas por
el Banco Central de Venezuela, la liquidez monetaria acumula en el mes de
agosto de 2015 una expansión interanual de 91,3%, atribuido fundamentalmente al
aumento de las monedas y billetes (114,7%) puestas en circulación (en el mismo
período) por parte de la autoridad monetaria, con el principal objetivo de
financiar el desequilibrio en las cuentas del sector público. De esta manera la
monetización del déficit fiscal así como el mantenimiento del control en el
mercado cambiario constituyen políticas del ente emisor que lejos de aminorar
contribuyen a exacerbar la presión en el mercado de bienes.”[9]
El presidente Maduro, ha
solicitado apoyo para declarar la “emergencia económica”.
México.
La
economía mexicana está estrechamente vinculada a la de su vecino Estados
Unidos. La recuperación parcial que había venido experimentando la economía del
país del norte resultó en un periodo de estabilidad y recuperación del
crecimiento económico, de manera que México después de sufrir fuertemente todas
las consecuencias de la Gran Recesión de 2007-2008 en adelante, está ahora en
mejor pie que los países cuyas exportaciones estaban centradas en las commoditties.
“El crecimiento del PIB del 2,6% en el tercer trimestre consolida la
recuperación de la economía, con niveles medios anuales superiores a los
alcanzados en el año 2014. El tirón se debe principalmente a las actividades
primarias (3,8%), seguido de cerca por el sector terciario (3,2%), mientras que
el secundario alcanzó sólo el 1,2%, debido principalmente a los descensos
bruscos que se están produciendo en el sector petrolífero, acumulando en el año
elevadas caídas. La demanda interna ha sido uno de los factores determinantes
para alcanzar la tasa de crecimiento más elevada en dos años.”
Ahora,
las nuevas amenazas en el panorama internacional ponen un signo de pregunta
futura sobre la recuperación de la economía Mexicana.
“Un
pilar que se tambalea. Uno de los pilares históricos de la economía de México
ha sido la empresa petrolífera PEMEX, que atraviesa una época crítica,
enfrentada a la mayor crisis desde su fundación. Las soluciones emprendidas
para paliar esta situación pasan por abandonar áreas de negocio menos rentable,
la esperada reducción fiscal impositiva del 70% al 65% en 2019 y la venta de
activos. La evolución del precio del crudo será determinante para conocer el
desenlace futuro.”[10]
Bolivia.
Bolivia,
con una economía modesta pero que ha mantenido tasas de crecimiento en torno al
5% hasta ahora aparece capeando mejor la tormenta.
“El
crecimiento seguirá dependiendo del gasto público y del consumo del mercado
interno. Esperamos una desaceleración en el crecimiento, que si situaría en
torno al 4,3% este año y alrededor del 4,0% en 2016, debido a una fuerte
contracción en los ingresos de exportación del petróleo y gas. Con todo, los
actuales niveles de gasto público no son sostenibles teniendo en cuenta los
precios de las exportaciones, por lo que el gobierno ha sugerido que serán
necesarios algunos ajustes de política.
En
octubre de 2015, se registró un déficit comercial de 258 US$ Mn. -un 0,7% del
PIB-, debido al descenso de los precios de exportación de gas a Argentina y
Brasil. Esperamos que el precio del petróleo se mantenga bajo para 2016-2017,
lo que afectará negativamente tanto a la balanza comercial (que ya registra en
2015 un escaso superávit del 0,6% del PIB) como al déficit fiscal (-3,6% del
PIB en 2016).”[11]
[1]
Marco Antonio Moreno. El Blog Salmón. 7 de enero de 2016. “El año comenzó con
el desplome bursátil en China y fue seguido por Japón, Korea del Sur,
Hong Kong, Europa, Estados Unidos y América Latina. El estornudo de la bolsa de
Shanghai contagió al resto del mundo demostrando que el nerviosismo de los
mercados está para quedarse. Esta nueva fase de la crisis iniciada a mediados
del año pasado con el desplome de China se intensifica.”
[2] Mercados en modo de pánico aceleran
turbulencias financieras ante estancamiento global. Marco Antonio Moreno. El
Blog Salmón. 7 de enero de 2016.
[4] Las monedas de los
mercados latinoamericanos son de las más depreciadas en el 2015. Cesla. 05
enero 2016.
[6] http://www.cesla.com/archivos//Informe_economia_Brasil_dic_2015.pdf
[7] http://www.cesla.com/archivos//Informe_economia_Argentina_dic_2015.pdf
[9] Cesla. http://www.cesla.com/archivos//Informe_economia_Venezuela_oct_2015.pdf
[10] http://www.cesla.com/archivos//Informe_economia_Mexico_nov_2015.pdf
[11] http://www.cesla.com/archivos/Informe_economia_Bolivia_diciembre_2015.pdf
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