Chile - Libro sobre muerte masiva de obreros de Chiloé en Aysén

Posted by Nuestra publicación: on jueves, enero 07, 2016

Libro sobre muerte masiva de obreros de Chiloé en Aysén: Origen de Cementerio Isla de los Muertos en Río Baker 1906

Radio del Mar
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El martes 9 de octubre de 1906 el periódico La Alianza Liberal de Puerto Montt publico el siguiente texto: “EN RIO BAKER Más de de 200 trabajadores abandonados, 67 personas mueren de hambre, PEDIMOS CASTIGO PARA LOS CULPABLES”. Esto es parte de la investigación de un fundamental libro para las bibliotecas de Chile y del Cono Sur, que relata las razones del mítico cementerio ubicado en la desembocadura del rio Baker, en la Patagonia chilena.

Por: Jorge del Carmen Ripper
enero de 2016


En el duro invierno austral de 1906 cientos de trabajadores provenientes de Chiloé fueron abandonados y más de 60 murieron enfermos, o de hambre, en la desembocadura del río Baker, en la Región de Aysén, donde habían sido llevados para trabajar en una compañía explotadora que extraía madera de las selvas vírgenes patagónicas.
El hecho que es conocido casi como La leyenda de la Isla de Los Muertos, hasta ahora nunca había sido investigada de manera tan acuciosa, reuniendo lo ya publicado y sumando a esto diversas otras fuentes oficiales, la revisión de la prensa de la época y los relatos orales.
El antropólogo social Mauricio Osorio Pefaur publicó ahora en diciembre de 2015 un trabajo que devela las diferentes versiones que por más de un siglo circulan respecto a un lugar en los canales australes donde existen decenas de tumbas. “La tragedia obrera de Bajo Pisagua. Rio Baker, 1906. El origen del cementerio Isla de los muertos, Comuna de Tortel, Patagonia Occidental”, es el título que entrega la editorial Ñire Negro, un libro de 285 páginas que además representa la buena edición e investigación histórica que se desarrolla en provincias.
En el libro se puede apreciar la gran y acuciosa revisión de la prensa del sur de Chile así como archivos del Parlamento y de varias oficinas públicas del gobierno.
“La Cruz del Sur”, que era el órgano informativo del obispado de Ancud, informó el sábado 6 de octubre de 1906 de esta forma.
“El jueves (4 de octubre) arribó a nuestro puerto, al mando del capitán Titus, el vapor ‘Araucanía’ (ex ‘Cambronne’) procedente de Punta Arenas. A petición de la Sociedad de Rio Baker, recaló al puerto de este nombre, donde embarco 149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes de más de 200 personas que la citada compañía enganchó, hace poco, en Chiloé, para sus faenas. De los 149 individuos que el vapor tomó á su bordo, había 60 atacados de escorbuto y disentería a consecuencia del mal alimento con que tuvieron que nutrirse y que solo consistía en fréjoles, arroz, y agua de mala calidad. Momentos después de haberse efectuado el embarque murieron dos personas”.
La investigación de Osorio Pefaur afirma que la redacción de este diario “se lamentaba al confirmar que la noticia dada quince días antes (por otras fuentes), había terminado con la muerte de cerca de 66 personas y la sobreviviencia de más de un centenar, que habían logrado retornar a sus hogares en muy malas condiciones”.
El autor del libro, que revisó con cautela la prensa de aquellos tiempos, afirma que el párrafo del diario La Cruz del Sur es clave y “contiene antecedentes hasta ahora desconocidos acerca de la tragedia, otros que otorgan un dramatismo mayor a los acontecimientos y algunos que llaman a cierta confusión”.
“El artículo consigna el nombre del vapor que embarcó a los sobrevivientes y la fecha aproximada que habrían arribado a Chiloé; en segundo lugar se lee que la empresa pidió a dicho vapor (en realidad la empresa naviera Braun y Blanchard, propietaria de la embarcación), pasar por Baker a recoger trabajadores cuya cifra se presenta en la nota –siendo la primera conocida desde que se ha escrito sobre los acontecimientos -; se registra también una cifra de los muertos en el Baker, en la que no solo habría hombres según el periódico, sino ¡mujeres y niños!; Luego se informa que las causas de la tragedia habrían sido dos: una epidemia de escorbuto y otra de disentería, originadas en una deplorable alimentación y agua contaminada respectivamente; finalmente informaba que algunos trabajadores murieron en el mismo vapor durante el viaje”.
El trabajo de Osorio Pefaur es celebrado por el reconocido profesor de historia e investigador de la zona austral de Chile, Enrique Martínez Saavedra, quien afirma que “uno de los grandes aportes de este trabajo lo constituye el abordaje de la prensa escrita contemporánea a los hechos, estudio que no se había realizado pero que hoy está casi terminado”.
Martínez Saavedra celebra además que se haya indagado en fuentes oficiales del gobierno y el congreso. Agrega que “no produce tranquilidad la falta de seriedad de las autoridades que no se preocuparon de investigar lo sucedido”. Esto, -agrega el profesor-, “aumenta la desconfianza hacia los poderes establecidos. Situación que se mantiene hasta nuestros días y algo que necesariamente lleva a pensar en intereses cruzados y manos ‘moras’ que no se comprometen en efectuar una investigación seria de lo sucedido”.
El libro de la tragedia del Baker en definitiva viene a dar cuenta de estos horribles hechos que enfrentaron los obreros chilotes y sus familias y el silencio de la compañía responsable aliada a la indiferencia de las autoridades de gobierno en Puerto Montt y Santiago.
Por último el profesor Martínez Saavedra afirma que la Obra del antropólogo social Mauricio Osorio Pefaur aporta elementos fundamentales que permiten clarificar la mayor parte de lo acontecido en la llamada hoy Isla de Los Muertos.
Hechos que ocurrieron cuando Aysén “era una tierra aislada, en proceso de ocupación por parte de empresas de importantes capitales chilenos y extranjeros. Su delimitación fronteriza con tierras argentinas, recién emergía con el siglo XX. Hubo entonces muchos ojos e intereses observando lo que sucedía en ella, personas que pertenecían a círculos poderosos vieron aquí un lugar donde multiplicar su patrimonio, en algunos casos fácilmente. Algunos apellidos ‘bancosos’, al decir de Vicente Huidobro, estuvieron por aquí intentando incrementar sus arcas de manera fácil antes que honesta y esforzada…”.
En definitiva esas son las razones de fondo de la muerte de estos más de 60 obreros que hoy yacen sepultados en la desembocadura del Baker. Más de un siglo ha pasado, pero esta investigación hace presente lo que ocurrió en esos luctuosos tiempos y hace que la memoria se mantenga viva. Esos hechos siguen vivos, y este texto, además, comprueba que los historiadores regionales están más vivos que nunca.