Chile - EL REAJUSTE SALARIAL

Posted by Nuestra publicación: on jueves, diciembre 31, 2015

EL REAJUSTE SALARIAL, LA EXPRESIÓN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA DEL FMI Y LA PROLONGACIÓN DE LA CRISIS ECONÓMICA.

EL REAJUSTE SALARIAL, LA EXPRESIÓN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA DEL FMI Y LA PROLONGACIÓN DE LA CRISIS ECONÓMICA.
A la fecha todos están informados que el reajuste salarial para el sector público será de sólo un 4,1%, lo que a todas luces es insignificante, ya que no alcanza a cubrir el alza del valor de la vida o la inflación. Es como si se pretendiera objetivamente, en vez de aumentar los salarios, reducirlos. Este hecho tiene diversas connotaciones, ya que el reajuste salarial del sector público es un referente material, para el aumento del salario de todos los trabajadores de nuestro país, y por lo tanto, podemos asumir que las y los trabajadores de las empresas privadas no obtendrán un aumento de salarios superior al de los trabajadores fiscales.
¿Por qué establecemos que este reajuste salarial del sector público es una disminución del sueldo? Fácil, como  todos ya deben saber, existe un fenómeno económico que se denomina “alza del valor del costo de la vida”, asociado específicamente al aumento de los precios de bienes y servicios que consumimos cotidianamente. Este aumento de los precios es medido por lo que se denomina Índice de Precios al Consumidor, más conocido como IPC, el cual, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), ha aumentado sistemáticamente en los últimos 12 meses, por sobre el 4%. Los únicos meses en que este promedio de IPC no ha sobrepasado el 4% son mayo y octubre del 2015[1]. Ahora bien, cada punto de aumento del IPC, significa directamente la disminución del valor de nuestros salarios e ingresos, expresado en que nuestro dinero cada vez vale menos (disminuye nuestro poder adquisitivo), y por lo mismo, entre más cerca de fin de año nos encontremos, menos cosas podemos comprar con nuestra plata.
Ustedes se preguntarán cuál es la importancia de este reajuste de remuneraciones, ya que al parecer no es tan obvio percatarse de la relevancia de esta acción. Por ello, se hace necesario explicar las consecuencias asociadas a esta decisión económica. En primer lugar, debemos entender que nuestro país está recayendo en la crisis económica de la cual no hemos podido salir, específicamente la del 2007, situación que se ha traducido en altos niveles de cesantía, depresión del consumo interno y aumento de la pobreza, todo ello agravado con la disminución del precio del cobre, que agudiza el alza del precio del dólar. Todos estos fenómenos han sido mitigados gracias a las diversas políticas sociales ejecutadas por los municipios y a los subsidios entregados por el aparato del Estado.

   Frente a esta crisis económica permanente, la política de congelamiento o disminución de los salarios es una acción restrictiva, que busca limitar la capacidad de consumo de las y los trabajadores, hecho que tiene consecuencias nefastas para la economía del país, ya que limita el consumo interno, el que ya se encuentra deprimido por los altos niveles de inflación. Ahora bien, el consumo interno es el motor de toda economía, y si aquel disminuye o aumenta, tiene consecuencias directas para la población nacional, pues de éste depende el nivel de empleabilidad u ofertas de plazas de trabajo. Lo anterior, considerando que las empresas que dan el mayor número de trabajo en Chile son las PYMES y la microempresa, unidades productivas que no participan del proceso de exportaciones nacionales, y por ende, su subsistencia depende casi exclusivamente del consumo doméstico. De esta forma, la baja de las ventas de esas unidades productivas y de servicios, se traduce en un proceso abortivo de plazas de trabajo, o en otras palabras, en el aumento del nivel de cesantía.

         Como ya lo expusimos, el reajuste de salarios del sector público es un referente para la empresa privada. Por lo mismo, si el fisco NO aumenta los salarios en forma real, la empresa privada tendrá la justificación para no hacerlo tampoco. Esta cadena de hechos se traducirá directamente en una disminución del consumo interno o baja de las ventas, el que redundará en un aumento de la cesantía a nivel nacional. Tal situación no generará una disminución de los precios, sino todo lo contrario, el valor de los bienes y servicios aumentará. La medida de congelamiento de los salarios realizada por el gobierno también afectará el valor del dólar, el cual subirá, hecho que, como todos bien saben, significa un alza en el valor de los productos importados.

         La congelación o disminución de los salarios se ve agravada por la política monetaria del Banco Central, entidad que a mediados del mes de octubre de 2015 aumentó la tasa de interés en 0,25 puntos, dejándola en 3,25%. Tal acción, según la entidad bancaria, persigue limitar el nivel de consumo interno (al igual que el congelamiento de los salarios), justificado por el alto nivel de inflación. Paradójicamente, la misma justificación fue la herramienta económica utilizada para defender el congelamiento del aumento salarial del sector público, y por intermedio de esta medida, estancar los salarios a nivel general. Pero esto no queda ahí, ya que el día 27 de noviembre, el Banco Central evaluó nuevamente aumentar la tasa de interés[2], pero por la coyuntura, decidió postergar la medida, lo que no quiere decir que en un mes más no lo haga.

         Ustedes se preguntarán dónde aparece el Fondo Monetario Internacional (FMI) en este cuento. La respuesta es muy fácil, ya que la política económica implementada por esta entidad internacional, frente a los altos niveles de inflación, y al igual que ante las crisis económicas, siempre es la misma: la aplicación de mecanismos restrictivos, que traen consigo una disminución del consumo interno. Esta fórmula es aplicada en todos los países del mundo que están asociados al FMI, e indiscutiblemente, donde se ejecuta esta política económica, las crisis se agravan y prolongan.

         La política del FMI, de prolongar y agravar las crisis económicas, no debe considerarse un hecho casual, ya que ésta tiene un sentido y objetivos claros, y aunque se nos acuse de plantear o asumir posturas de complot, debemos exponer que estas medidas persiguen la concentración económica. Efectivamente, entre más larga y profunda es una crisis económica, mayor oportunidad tienen los grandes empresarios de apropiarse de medianas y pequeñas empresas, que compiten en el mercado y no cuentan con los recursos económicos para sortear las crisis, por lo tanto, las que no quiebran o cierran, se ven en la obligación de vender, y cuando estas unidades productivas llegan a tal situación, los únicos que cuentan con los recursos necesarios para “salvarlas” o “rescatarlas” son las grandes empresas y los bancos, quienes, con esta acción, concentran el mercado.
 

Con lo expuesto, queremos dar a entender que las políticas del FMI, ejecutadas por los gobiernos y sus Bancos Centrales, buscan alargar y agravar las crisis, para que los grupos económicos compren las medianas y pequeñas empresas que no sean capaces de sortear sus problemas económicos, y de esta forma, facilitar a los grandes empresarios que se apoderen del mercado, para así finalmente eliminar la competencia. La concentración de mercado, permite a los grupos económicos imponer una banda de precios a bienes y servicios unilateralmente, asegurando ganancias estratosféricas.
Efectivamente, este hecho se puede catalogar de complot, situación que podemos comprobar tan sólo con una mirada general del quehacer económico nacional. Ejemplo de ello son los famosos casos de colusión empresarial, los que a pesar de ser hechos escandalosos, no han significado la disminución de los precios de los productos y bienes que ofrecen en el mercado. Un ejemplo más concreto aún es la Farmacia Popular de Recoleta, que en pocas semanas ha demostrado que el valor de los medicamentos y remedios de las farmacias de las cadenas están inflados hasta en un 100%, pero debido a la concentración de mercado, las personas se ven en la necesidad de comprar en estas empresas, pero ahora sabiendo que están pagando precios escandalosos por sus productos.

         Frente a lo expuesto, hablar de colusión en un mercado oligopólico es un chiste, ya que la concentración de mercado es más relevante que el acuerdo de un par de empresas, pues debido a la falta de competencia, las empresas que controlan los mercados pueden cobrar el precio que deseen por un bien o un servicio, y no existirá nada ni nadie que pueda discutir o cuestionar el valor del producto, y si usted lo llega hacer, verá limitado su acceso al consumo.

         Si efectivamente existiera la intención de superar la crisis económica en nuestro país, se debería aplicar una política económica inversa a la que se está ejecutando, es decir, el Estado debería estimular y ejecutar una política económica expansiva, que se traduzca en la ejecución, por ejemplo, de la construcción de carreteras costeras que mejoren la comunicación entre las ciudades, pueblos y caletas cercanas a las playas. Otra política expansiva sería dar inicio a un proceso de industrialización del Cobre o el Litio, que busque  terminar con la venta de estos bienes sólo como materias primas, para comerciarlos con valor agregado. Estas medidas ampliarían la oferta de trabajo, así como también estimularían la generación de diversas cadenas productivas nacionales, que también se traducirían en más fuentes de empleos.

         Como ya lo expusimos, la política económica de congelamiento o disminución del salario de los funcionarios públicos es un hecho que nos afecta a todos, debido a que la disminución del consumo repercutirá en el consumo interno de nuestra nación, hecho que se traducirá en un aumento del nivel de cesantía, y como chiste, a mayor nivel de cesantía, mayor nivel de delincuencia. Finalmente, el FMI y el gobierno, nuevamente, mandan al sacrificio a nuestro pueblo, sólo con la finalidad de beneficiar a los grandes empresarios nacionales y extranjeros.


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Mario Paz Montecinos
Militante de Los Hijos de Mafalda
Sección Estación Central