Chile - Sergio Grez Toso y los últimos bombazos: “El uso de una violencia revolucionaria no tiene nada que ver con colocar una bomba en un lugar público”
The Clinic 01 Octubre, 2014
La visión histórica que se ha tenido del anarquismo ha variado con el tiempo. La primera visión que hubo no fue propiamente historiográfica sino política. Particularmente de la clase dominante, que vieron en el anarquismo un peligro político, social y moral a combatir, incluso antes de que este llegara realmente a Chile. Hay comunicaciones de autoridades del siglo XIX, antes de que surgieran los primeros grupos anarquistas, hablando de la venida a Chile de algunos anarquistas extranjeros que conviene vigilar por la policía.
Exactamente, un fantasma porque no hay trazas documentales de actividad anarquista antes de la guerra civil de 1891. Los primeros rastros de actividad medianamente organizada en Chile son posteriores a la guerra de 1891 y, sin embargo, antes de esa fecha, ya había comunicaciones oficiales alertando acerca de supuestas actividades anarquistas. Por tanto, podemos decir que efectivamente fue un fantasma en los discursos de la élite antes de la presencia efectiva del anarquismo en Chile. Posteriormente, desde el punto de vista historiográfico, el anarquismo fue prácticamente ignorado o acallado en los relatos históricos.
Sí, los primeros historiadores que tratan la actividad anarquista en Chile fueron aquellos que podemos denominar como marxistas clásicos. Particularmente Hernán Ramírez Necochea, Julio César Jobet y otros. Pero en alguno de estos historiadores, especialmente en Ramírez Necochea hubo un sesgo ideológico muy peyorativo respecto al anarquismo. Un desprecio y desvalorización de lo que fue el aporte del anarquismo a la construcción y desarrollo del movimiento obrero. Los trató muy mal. Posteriormente él suavizó su juicio pero, en general, toda su mirada respecto de esta corriente tiene que ver con la competencia que históricamente libraron las corrientes anarquistas y marxistas durante las primeras décadas del siglo XX por conquistar la hegemonía en torno al movimiento obrero.
Existe una variedad de corrientes anarquistas. Yo diría que las expresiones más significativas están ligadas o intentan mantener una relación con ciertos movimientos sociales. Con el movimiento estudiantil, claramente. Con los movimientos juveniles, con los okupas, con movimientos de contra cultura, con corrientes del feminismo, las uniones portuarias. Esas son las principales expresiones del anarquismo en Chile. Las impresiones que tienen más arraigo de masas, más arraigo ciudadano. Pero la ideología anarquista es heterogénea y hay distintas aproximaciones a este referente ideológico.
¿Cuánto ha influido la prensa en la estereotipación del mundo anarquista?
Bastante, la prensa y ciertos representantes de la clase política en Chile desde hace varios años han tratado de proyectar una imagen del anarquismo asociándolo de manera sistemática al uso de la violencia terrorista y eso, desde el punto de vista historiográfico es un error garrafal. Además, constituye una operación política porque no existe ese vínculo unívoco entre anarquismo y violencia. Si bien han existido corrientes anarquistas que han hecho uso de la violencia para el logro de sus fines, esas corrientes prácticamente han estado ausentes en la historia de Chile. El uso de una violencia revolucionaria no tiene nada que ver con colocar una bomba en un lugar público para que este afecte a cualquier persona que vaya pasando por ahí. A fines del siglo XIX en Europa los anarquistas realizaron una serie de atentados que en algunos casos le costaron la vida a algunos personajes, pero se trataba de personas que ocupaban altos puestos en los aparatos del Estado, jefes de Estado, policía… Personas involucradas en represiones del movimiento obrero, es decir, en blancos altamente simbólicos. No un terrorismo ciego, que es más bien un terrorismo característico de los grupos nazis, neonazis, fascistas o fascistoides, como hemos conocido en las últimas décadas en Europa. De manera tal que detrás de esta identificación del anarquismo con la violencia terrorista pareciera ser que hay una operación política en curso.
Al interés de ciertos actores políticos en producir la criminalización del movimiento anarquista y levantar una suerte de enemigo público número uno, contra el cual se dirijan las iras de la ciudadanía para desviar la atención respecto de los problemas fundamentales que afectan a la masa ciudadana y para lograr fines políticos confesados e inconfesables.
Poner contra la pared al actual gobierno, reducir aún más el alcance de las tímidas reformas anunciadas por la actual administración, poner a la defensiva a ciertos actores políticos y, en el contexto de la víspera de un nuevo aniversario del 11 de septiembre, desvían la atención de la opinión pública de lo que fue el golpe de Estado hacia este nuevo enemigo público. Recordemos que el año pasado, para los 40 años del golpe, hubo un ejercicio de memoria muy significativo que dejó a la derecha en una muy mala posición y eso se vio reflejado en otras cosas, como las elecciones parlamentarias y presidenciales. Resulta que este año con el discurso del terrorismo anarquista, entre comillas, el 11 de septiembre pasó a segundo plano. Con esto yo no estoy acusando a nadie en particular, pero siempre conviene preguntarse cuando ocurre un hecho de este tipo, a quién beneficia el crimen.
A ver, lo primero que tengo que decirte es que yo no tengo esta información que tú me acabas de dar. Bombas hemos tenido muchas en Chile desde hace bastantes años y, salvo el caso de este joven Pitronello, que fue la principal víctima de su propio atentado, nunca se ha podido saber quiénes son realmente los autores de estos bombazos. Recordemos que el Caso Bombas que fue propagandeado por el tristemente célebre fiscal Peña y el no menos tristemente célebre ex ministro Hinzpeter, terminó en un fiasco. Los acusados fueron sobreseídos por la justicia por falta de pruebas. Por tanto nunca se ha sabido quiénes son realmente los autores de decenas o centenares de bombazos que se han producido en Chile en los últimos años, de manera tal que no sabemos a quién pertenece ese sitio.
Es un atentado criminal que es absolutamente condenable. No sé quiénes fueron sus autores. Lo que sí sabemos es que muy pocas horas después la policía y la fiscalía dijeron con una seguridad muy grande que eran anarquistas. La fiscalía y las policías encontraron lo que andaban buscando: culpables anarquistas. Pero se descartó toda otra hipótesis a pesar de que hubo reclamos públicos, peticiones, el propio presidente del PPD le pidió al fiscal que orientara las investigaciones también a sujetos vinculados a los servicios de seguridad de la dictadura.
Habría que ver qué valoración hacen los jueces de eso. Evidentemente la fiscalía tiene todo el derecho a presentar sus pruebas. Hay que dejar que la justicia haga su trabajo. En principio se supone que en un Estado de derecho rige una presunción de inocencia y tenemos que atenernos a eso.
Lo desconozco absolutamente. ¿Objetivos humanos, al voleo o selectivos? ¿Y fueron chilenos?
Hay que ser claros al respecto: todas las corrientes políticas de la historia, todas, los liberales, demócratas, marxistas, conservadoras, anarquistas, fascistas, nazis, todas las corrientes en algún momento de la historia han usado la violencia para el logro de sus fines. Ya sea constituyendo grupos armados de civiles o usando las fuerzas represivas del Estado. De manera tal que aquí hay que terminar con la hipocresía de que la violencia política es el patrimonio exclusivo de cierta corriente política. El punto es otro: A qué tipo de violencia política se están refiriendo… hay que hacer un análisis caso por caso.
Efectivamente, eso da para esas derivaciones que tú señalas. Por eso insisto: no descarto ninguna hipótesis.
Sí, personas que reciben un discurso, lo pasan por su propio filtro, no lo someten a la discusión de un colectivo mayor, lo interpretan a su modo y ejecutan de acuerdo con su comprensión de la ideología, lo que ellos consideran más adecuado, más justo. Efectivamente ahí hay una zona peligrosa.
Tiene que ver además con falta de madurez política, pero ahí estamos en el terreno de las elucubraciones. No hay nada probado al respecto.
Si esto fuese así, y reitero que estamos en el plano de las elucubraciones, evidentemente que habría una ruptura histórica de grandes proporciones con lo que ha sido la trayectoria del anarquismo en Chile y, sin lugar a dudas, generaría en el seno de la heterogénea corriente anarquista actual importantes elementos de quiebre y de rupturas porque, evidentemente, la mayoría de quienes se autodenominan ácratas no va a compartir estos métodos y lo condenarían. Además, habría que considerar la posibilidad, porque frecuentemente es así, de manipulación de terceros hacia jóvenes inexpertos políticamente, enardecidos por ciertos discursos políticos bastante toscos y primitivos.
A ver, si tú analizas la evidencia histórica de hace unas décadas, del 60 o 70 en adelante, han habido experiencias de guerrilla urbana no necesariamente anarquistas, de tipo terrorista en Europa, grupos en Alemania, en Italia, y los resultados políticos y el costo humano de esas experiencias fue siempre espantoso. Este tipo de estrategias de pequeñas vanguardias armadas iluminadas separadas de los movimientos sociales, del movimiento de masas, nunca han dado buenos resultados para sus promotores y las principales víctimas de esas estrategias terminan siendo quienes las implementan. No logran mellar en lo más mínimo las bases del sistema de dominación. Podrán causar algún costo humano pero el sistema siempre termina más fortalecido que antes, reforzado por nuevas leyes represivas y recortes en las libertades públicas. Son estrategias destinadas de antemano al fracaso.
¿Quiénes son los anarquistas insurreccionales?
El concepto de anarquismo insurreccional da para variadas interpretaciones porque el problema no está solo en declararse o ser partidario efectivo del uso de la violencia para la concepción de ciertos fines revolucionarios, el problema de fondo y más fino es en qué tipo de violencia y en qué contexto histórico se ejercita esa violencia. Porque no es lo mismo colocar una bomba en un lugar público que el ejercicio de dosis relativamente moderadas de violencia de masas, por ejemplo, en el contexto de una huelga. Un piquete a la entrada de una empresa, formado por los propios trabajadores para impedir que entren rompehuelgas, como lo ha existido históricamente en Chile desde fines del siglo XIX, es evidentemente una alusión violenta cierto, pero tiene un carácter muy distinto que una bomba… Por eso es que no hay que hacer la amalgama, porque la amalgama se presta para el juego político del cual hablábamos hace un rato.
Es complicado porque a ver, personalmente yo desconozco ese congreso, qué grupos anarquistas estuvieron, todo esto es de una vaguedad, una oscuridad muy grande, aquí se entremezcla lo clandestino con lo sospechoso, los servicios de seguridad, las conspiraciones, conjuraciones, campañas de intoxicación mediática y campañas de inteligencia. Estamos en un terreno absolutamente pantanoso, por lo tanto, es muy azaroso especular algo al respecto, yo prefiero quedarme con los datos seguros, los datos duros, los datos históricos, los que tienen que ver con una trayectoria histórica de más de un siglo, el resto es una historia que está por verse, que se está escribiendo hoy día. Es muy difícil analizar desde el estado actual de nuestros conocimientos.
Si es así, es absolutamente repudiable, qué quieres que te diga, es una irresponsabilidad política mayor, es un acto criminal que la inmensa mayoría de los ciudadanos, reitero, hasta quienes se consideran anarquistas, no es mi caso, yo no soy anarquista, soy un estudioso, aunque tengo respeto por la corriente anarquista chilena y mundial, van a repudiar. No te puedo decir más porque estamos en un terreno inseguro, pantanoso. Como ciudadano no puedo sino expresar un rechazo ante ese tipo de acciones irresponsables. … Subrayemos el hecho de que la principal víctima del bombazo de la explosión de Escuela Militar fue una humilde trabajadora del aseo.
Sí, pero eso no cambia lo esencial, aunque haya sido media hora antes. No. Eso no cambia lo esencial. Sería un pretexto… es un argumento pueril dada la gravedad del hecho.
Eso es propio del infantilismo revolucionario, qué más se puede decir al respecto, es un discurso político muy primitivo, muy tosco, muy que no resiste el menor análisis, sobre todo en la perspectiva de un humanismo de izquierda, así sea este anarquista o no.
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