Chile - DESAFIO DE UNA TRANSICION PENDIENTE

Posted by Nuestra publicación: on lunes, diciembre 30, 2013

Luis Mesina

La Asamblea Constituyente por una nueva Constitución, constituye una de las mayores aspiraciones y demandas del mundo del trabajo, sin ella, resulta imposible avanzar hacia formas más avanzadas de organización del Estado.

A pesar de que los gobiernos posteriores a la dictadura puedan exhibir resultados positivos en muchas materias, la realidad y los mismos datos duros confirman que en este mismo periodo la brecha entre ricos y pobres se ha incrementado fuertemente. Los logros que se muestran han favorecido de manera escandalosa al 1% de la población y otro tanto, se convierte en guardián del modelo pues parasita de él perpetuándolo y reproduciéndolo. El proceso democrático que tanto han enrostrado a los trabajadores, con la complicidad de la dirección de la CUT para garantizar dicho modelo, no ha hecho otra cosa que maniatar las organizaciones de los trabajadores y convertirlas en organismos de acompañamiento del modelo económico, político y social.

La máxima organización de los trabajadores (CUT) ha jugado un rol activo en la desarticulación del movimiento sindical. En 1990, a los pocos meses de inaugurado el gobierno de Patricio Aylwin, con Manuel Bustos a la cabeza se dieron a la tarea de construir un “Acuerdo Marco” - algo que intentaba emular el “Pacto de la Moncloa” de 1977 en España-, cuyo principal objetivo era garantizar el proceso de transición pactada, entre la Dictadura y el nuevo gobierno. Es decir, el Acuerdo Marco buscaba garantizar a los sectores empresariales la “paz social”. Este acuerdo suscrito entre Manuel Bustos presidente de la CUT y Manuel Feliu, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, fue la ratificación de la postergación de todas las demandas del movimiento sindical arrancadas luego del golpe de 1973.

Implicó, además, un proceso paulatino, pero progresivo de desarticulación de las organizaciones sindicales. En un comienzo, entre 1990 y 1992 como producto de las aspiraciones e ilusiones la tasa de sindicalización aumentó considerablemente en todos los sectores, eran las ilusiones democráticas. Los años siguientes se detuvo su crecimiento y con el gobierno de Frei Ruiz Tagle la ofensiva empresarial comenzó en todos los frentes y la tasa de sindicalización comenzó su decrecimiento hasta estos días.

La construcción de una democracia sin exclusiones y sin privilegios que levantaba la CUT en esos primeros años, poco a poco fue siendo dejada de lado, se contraponía con la estrategia impulsada por los nuevos neoliberales instalados en el régimen (Cortázar, Foxley, Arellano) que mayoritariamente provenían de la DC y de una fracción del PS. Se trataba de desarmar la estrategia sindical de movilizaciones y dejar con el máximo de garantías al empresariado. Se trataba, como señaló Boeninger de no alterar la institucionalidad y garantizar el crecimiento de la inversión extranjera. El gran acuerdo don la dictadura en las negociaciones previas consistió en eso, en no modificar nada estructuralmente de manera que el modelo tuviera continuidad, así fue, y así se ha mantenido hasta la fecha.

La CUT jugó el papel de hipotecar la independencia de la Central, pero no logró ninguna mejoría en términos jurídicos y económicos para los trabajadores, por el contrario, se consolidó la concepción civilista del Código del Trabajo y, a pesar de tener mayoría en el Congreso, leyes que no requerían más que la mayoría simple para ser modificadas no lo fueron, por ejemplo el libro cuarto del Código referido a la Negociación Colectiva, al contrario se regularizó mucho más impidiendo el ejercicio de los trabajadores, no se restituyó el verdadero DERECHO A HUELGA y a medida que avanzaban los gobiernos de la Concertación el desarme del movimiento sindical fue en aumento.

DESAFIO DE UNA TRANSICION PENDIENTE

Los trabajadores chilenos fueron protagonistas fundamentales en la recuperación de la democracia. El Comando Nacional de Trabajadores (CNT) conformado en 1983 y que lanzó la primera protesta nacional en mayo de ese año, fue el conductor de las luchas anti dictatoriales por casi cuatro años. En julio de 1986, con la venia del entonces Cardenal Fresno se alcanzaba el “Acuerdo Nacional”, suscrito por los recién articulados partidos políticos, tanto de derecha como de izquierda, excluidos en esta etapa el PC y el MIR. Este acuerdo buscaba avanzar hacia una salida ordenada, las movilizaciones pidiendo “Fuera Pinochet” habían alcanzado un nivel de simpatía en la población que hacían temblar al régimen. Las experiencias de otras salidas a las dictaduras en América Latina hicieron que la burguesía chilena con sus partidos burgueses y algunos partidos de izquierda buscaran la forma de evitar el colapso del sistema. Había que garantizar la perpetuidad del régimen político, lo que importaba era sacar “pacíficamente” al dictador, pero garantizar las instituciones en las que éste se apoyaba.
La democracia y el sistema político.
La democracia para el movimiento sindical en la etapa de la dictadura fue una de las más importantes aspiraciones. La historia muestra que bajo regímenes autoritarios dictatoriales los que más pierden son los trabajadores y sus familias. Ello implicó que al momento mismo de rearticularse en 1983, una de sus primeras consignas, (síntesis de las demandas) se concentraba, en el “Fuera Pinochet” y “Democracia Ahora”.
Después de 40 años, aún no ha sido posible dotarse de un régimen político verdaderamente “democrático”. No se trata de reivindicar las formas tradicionales de la “democracia burguesa”, como en un periodo se le calificó, tampoco de levantar o hacerse parte de conceptos, post modernistas, como los de “democracia directa” o “democracia participativa”, etc. Se trata, sencillamente de reivindicar aspectos esenciales de la democracia que funcionó sobre la base de lo que para muchos, especialmente del mundo occidental reivindicaban como la República. Es decir, un Estado cuyas instituciones se apoyan en la separación de los poderes tradicionales. Eso nada más. En eso había acuerdo en el seno del movimiento obrero, desde democristianos, socialistas, comunistas, miristas, y todas las otras corrientes minoritarias que formaban parte del movimiento sindical.

Para el movimiento sindical la democracia se constituyó en uno de los objetivos esenciales de su lucha. Tras ella, los miles de trabajadores que se unieron a la lucha anti dictatorial guardaban ilusiones respecto que una vez alcanzada ésta, mucho de sus males serían solucionados, por ejemplo la negociación colectiva, el derecho a huelga, el rol tutelar del Código Laboral, reajustes salariales, participación en las gratificaciones, etc.

Otros aspectos demandados del movimiento sindical decían relación con el carácter del régimen político, y era central la reivindicación de la Asamblea Constituyente,  para terminar con la Constitución espuria de la dictadura. Lamentablemente la Concertación y ahora también el PC, pactaron aceptar el ordenamiento jurídico con todos sus amarres, y una Asamblea Constituyente donde se exprese la soberanía popular no entra en este pacto.

1.      El sistema electoral. El binominalismo es una de las expresiones que permiten perpetuar un sistema inmoral que impide acceder a los sectores más desplazados al poder.
2.      El sistema permite que las minorías continúen siendo favorecidos a pesar de no contar con las mayorías necesarias, lo que ha dado lugar a un régimen que busca el consenso negando la democracia.
3.      Los trabajadores, debemos tener una propuesta en este sentido. De manera que un régimen político represente el verdadero sentir de las mayorías