El reciente acto electoral permite establecer una serie de hechos y conclusiones importantes para enfrentar el proceso de lucha de clases que se acentúa en nuestro país. Dicho proceso se desenvuelve dentro de un contexto de crisis del capitalismo en el mundo.
Particularmente en Chile dicha crisis se manifiesta en la poca legitimidad de que goza el sistema político de la clase dominante, ya que, nuevamente nuestro pueblo mayoritariamente optó por no votar, absteniéndose mas del 51%, sin considerar los votos nulos y blancos. Hecho que llamó la preocupación del empresario gobernante quien señaló "Nos hubiera gustado una mayor participación de nuestros compatriotas", porque para ellos y el bloque dominante "mientras mayor es la participación, mas fuerte y mas legitima es nuestra democracia". Lamentablemente para ellos, los hechos están indicando lo contrario.
Como era esperable, nuevamente el bloque dominante resultó ser el ganador, obteniendo M. Bachelet una votación de 3.070.012 equivalentes al 46,67% de los sufragios y E. Matthei 1.645.271 de votos equivalentes al 25,1% de los votantes. Disputándose los dos sectores del bloque la segunda vuelta, sin poner en riesgo la existencia del modelo neoliberal, tal como lo expresó públicamente el ex ministro de Piñera Juan Andrés Fontaine " el programa de Bachelet luce compatible con el MODELO ECONOMICO". A confesión de parte relevo de pruebas.
Pero, además, como lo afirma Héctor Ramírez: “Lo cierto es que hoy tenemos una situación de validez representativa del mismo centro del concepto que sujeta y sostiene al sistema, solo votaron 6.576.948 personas, de un total de 13 573 143 habilitadas para hacerlo que corresponden a un 49.3% de esta manera quien ganó en esta primera vuelta lo hace con un 22,618% del padrón electoral, este, corresponde a un 17,423% de la población del país.Aquí esta la "trampa de la democracia", el 49% se transforma en un nuevo 100% y por lo tanto quienes leen o escuchan los porcentajes asumen ingenuamente que se trata de cifras reales u objetivas, pero no es así, solo es un juego para validar el mal funcionamiento de este sistema”.
En el ámbito de la izquierda y el progresismo no se logró superar el porcentaje histórico de votación del sector antineoliberal y anticapitalista, obteniéndose un 6,4%, sumando los votos de M. Claude, R. Miranda y A. Sfeir, representación electoral que no está en relación con el avance de la lucha de los movimientos sociales y sectores políticos de izquierda con un mayor grado de consciencia de clase. Dichos resultados estuvieron fuertemente determinados por no lograr construir una propuesta unitaria de estos sectores, llevando un programa común, una sola candidatura presidencial, una lista parlamentaria y de consejeros regionales.
Aún así, debemos destacar que este 6,4% se logra sin la participación del Partido Comunista (aliado hoy día de la Concertación o Nueva Mayoría), lo que muestra la existencia de una izquierda y un progresismo popular claramente ligado a las luchas del movimiento social y de rechazo al modelo neoliberal.
En el caso particular del Movimiento Todos a la Moneda (MTALM) y de la candidatura de Marcel Claude, que nuestro partido apoyó, su realidad queda expresada claramente en la siguiente opinión del compañero Luis Mesina: “Nuestra autonomía e independencia para organizarnos sobre la base de los diez puntos de nuestro programa fue en un comienzo nuestra mayor fortaleza; pero, con el correr del tiempo, la falta de una organización y de una mínima disciplina de quienes conformaban la dirección del comando fue poco a poco convirtiéndose en el peor escollo para el desarrollo del MTALM. La aparición del mesianismo; de una práctica individual de quienes concentraban el control de la información de la agenda del candidato, el surgimiento de un discurso que se alejaba de los contenidos que en un principio el MTALM esbozaba como los fundamentales fueron, los que socavaron que nuestra propuesta llegará a sectores más extensos de la población”.
En conclusión y a pesar de que el resultado electoral es claramente desfavorable para los trabajadores y el pueblo, afirmamos que existen orgánicas políticas, colectivos, movimientos de trabajadores, pobladores, estudiantes, pueblos originarios, ambientalistas, etc. que están hoy mas que nunca dispuestos a construir las herramientas políticas unitarias, democráticas, participativas y autónomas del sistema y gobierno de turno. De hecho, de esta experiencia electoral surge el FRENTE DE TRABAJADORES y el MTALM. Con todos ellos se construirá el Programa y la Plataforma de lucha necesaria para conducir con sentido de clase nuestras luchas ayudando a nuestro sector a superar las serias y profundas debilidades tanto en lo ideológico, político, como orgánico.
Por último, en la segunda vuelta electoral llamamos a los trabajadores y al pueblo de Chile a no votar, porque no apoyamos a quienes administran y viven del actual sistema capitalista ni vamos a ser parte de un futuro gobierno ilegítimo, el que será elegido lo mas probable con la participación de menos de 5 millones de votantes.
El Trabajo, nº 376.
Iniciativa por un Partido de los Trabajadores (PT)
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