1929: Mariátegui y el “complot judío”

Posted by Nuestra publicación: on miércoles, septiembre 25, 2013

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11 de noviembre de 1929. La policía peruana allana la casa de José Carlos Mariátegui. El gobierno de Leguía hace una batida arrestando a unas 180 personas, aduciendo un supuesto “complot judío”, aquí. La revista “Labor”, dirigida a los trabajadores peruanos, es clausurada por el gobierno.1 Por esa época el Jirón Washington, donde residía Mariátegui, era una suerte de “pequeña Rumanía”, pues estaba habitado por diversas familias judías rumanas. Buena parte del entorno mariateguiano eran judíos socialistas: José Iván Lerner, Miguel Adler, Noemí Millstein, Jacobo Hurwitz, Bernardo Regman, y varios otros, muy activos en la política peruana. Algunos de ellos eran estudiantes, otros comerciantes, otros vendedores ambulantes. Adler y Millstein dirigían la publicación Repertorio Hebreo, de la cual Mariátegui era contribuyente. Meses antes de la detención, en la edición de abril-mayo, escribió “Israel y Occidente, Israel y el mundo”:2
El pueblo judío que yo amo no habla exclusivamente ni hebreo ni yídish; es políglota, viajero, supranacional.
Mariátegui y sus vecinos y camaradas judíos compartían una perspectiva socialista y universal, cual era el consenso entre los judíos no sólo en el Perú, sino en varios otros países, en particular Estados Unidos, Francia, Alemania, Polonia, Rumanía, Rusia, Argentina, Uruguay. Los camaradas de Mariátegui Adler y Millstein eran quienes le traducían artículos del alemán y del ruso para la revista Amauta. Mariátegui tenía sólidos vínculos con sus vecinos y estaba muy al tanto de la problemática judía. Más aún, sus excelentes relaciones con los judíos trascendían las fronteras nacionales y se extendían a los Estados Unidos con Waldo Frank y a la Argentina con Samuel Glusberg.3
Esta página comunista lo pone así:
El ser vendedor ambulante le permitía a Regman desplazamientos por toda la ciudad e incluso al interior del país. Y el ser miembro de la colonia judía, muy activa en el movimiento social, le permitía mejores relaciones con el internacionalismo proletario. José Carlos Mariátegui cultivó sólidas relaciones con la colonia judía. La casa que habitaba, del Jr. Washington, pertenecía a la familia judía Bauer. Sus amigos José Iván Lerner, Miguel Adler, Noemí Millstein, frecuentaban su domicilio, y traducían del ruso, alemán, rumano, para Amauta.
Lejos de ser un ente extraño a la política nacional o al movimiento socialista, el entorno judío de Mariátegui estaba en perfecta sintonía con su concepción cosmopolita e internacionalista. Mariátegui tenía una profunda preocupación por la realidad nacional y la necesidad de cambios sociales, pero también por lo que ocurría en el mundo.
Finalmente, a todos les cayó la repre, y por segunda vez. Mariátegui iría otra vez a prisión. Jorge Del Prado,4 detenido también en esa ocasión, lo cuenta así:
Carmen [Saco] coincidió conmigo en que no podíamos retirarnos, pero además asumió la iniciativa de protestar airadamente contra la detención de José Carlos, exigiendo su inmediata libertad. Al escuchar la negativa de los esbirros, expresó en su nombre y en el mío – pero llevando ella la voz cantante – que si no liberaban a Mariátegui, nosotros lo acompañaríamos. Y es así como resultamos apresados, en la forma menos pensada. A Carmen la condujeron al antiguo convento de Santo Tomás, entonces Cárcel de Mujeres; y a mí, al Cuartel El Sexto, donde encontré una buena cantidad de obreros, estudiantes, algunos intelectuales y apreciable número de comerciantes israelitas.
Del Prado añade:
Del supuesto complot, “dirigido desde Moscú”, se culpaba a los comerciantes judíos.
En el mismo libro Del Prado transcribe una carta de Mariátegui a Samuel Glusberg en que cuenta que la policía le sustrajo materiales sobre la preparación de la visita de Waldo Frank, y describe:
Sé que se han hecho más o menos 180 prisiones. Los agentes se jactan de una gran movilización. A la misma hora habian allanado y ocupado treinta domicilios. Entre los presos se encuentra Adler y su novia Noemí Milstein; y la persecusión tiene un curioso carácter antisemita. Ha habido, según parece, órden de prisión de todos los vendedores ambulantes judíos, de sus proveedores y otras personas. Se sospecha absurdamente que constituyen una asociación de agitadores.
Y he ahí, El Sexto lleno de vendedores ambulantes judíos con proveedores y todo, acusados de ser complotadores por orden de Moscú.
Alberto Flores Galindo (Op. Cit.) afirma que la batida tiene rasgos de “pogrom”, pero la reduce a un pretexto:5
Esta vez se habló, a diferencia de 1927, de un complot judío con rasgos de pogrom; también fueron allanadas 30 casas, la mayoría de rumanos. Hemos recordado páginas atrás las amistades semitas de Mariátegui. Pero, en definitiva, sólo se trataba de recurrir a un pretexto para la represión: el régimen sentíase débil, desgastado por la prolongada permanencia en el poder, pero además existía el propósito de aislar a Mariátegui, con lo que a la acción de apristas y comunistas – cada uno en un frente diferente – venía a sumarse el leguiísmo. El acoso se tornó insoportable.
En su visita a Lima el americano Waldo Frank encontraría a un Mariátegui cercado, bajo permanente vigilancia y hostigamiento policial, con el correo intervenido y finalmente con los vecinos de su cuadra, comerciantes judíos, acusados de complotar contra Leguía, en la canasta. Después de esta segunda detención, Mariátegui sólo vivíría cinco meses más.
P.S. A la vez que estaba en estas correrías, Mariátegui apoyaba decididamente a los trabajadores mineros de la Cerro de Pasco Corporation, siendo su casa de Jr. Washington una suerte de centro de peregrinación desde todo el país, notablemente desde Junín, Cusco, Puno y Arequipa. Después de la muerte de Mariátegui los hostigamientos a sus seguidores continuarían. E igualmente continuaría el hostigamiento contra los judíos peruanos.

El americano Waldo Frank visitando a José Carlos Mariátegui en Lima. Frank encontró a un Mariátegui en una condición deplorable, cercado y hostigado por la policía. (A. Nótese que el Amauta le entraba a la corbata michi).
Imagen tomada de aquí.

1929. Paseo por el bosque de Matamula. Miguel Adler, Jorge del Prado, José Carlos Mariátegui, Noemí Milstein, Blanca del Prado y Ricardo Flores.

José Carlos Mariátegui con Miguel Adler y Noemí Milstein en Matamula. Los tres fueron a la reja.
Detalle de foto, tomada en el libro citado de Jorge Del Prado.

Sepelio de Mariátegui. Ataud envuelto en bandera roja y multitud de hombres que lo acompaña por calles limenses. (Nótese a la persona que va detrás del ataud, mirando hacia atrás, de cuello abierto y sin corbata: ¿Miguel Adler?).
Imagen tomada del libro citado de Jorge Del Prado.
  1. Dos años antes Mariátegui había sido detenido en el Hospital Militar de San Bartolomé, acusado de incitar un “complot comunista”. Entonces varios de los colaboradores de la revista “Amauta” acabaron en la isla San Lorenzo o fueron deportados. El propio Mariátegui reveló que todo había sidopor presión de la embajada americana, disgustada por las denuncias de la revista mariateguiana a sus empresas. []
  2. citado por Flores Galindo, Alberto (1991) “La agonía de Mariátegui” p.68. []
  3. La página web de Patria Roja contiene algunos célebres artículos de Maríategui de La Escena Contemporánea, Semitismo y Antisemitismo, y sobreel Problema de Besarabia. []
  4. “En los años cumbres de Mariátegui”, 1983. p. 86. []
  5. La judeofobia en el Perú no fue cosa de pretexto solamente. Apreciemos el minuto 27 de este post de JA Godoy sobre lo que según El Comercio fue una “plaga de judíos” y la prohibición de la inmigración judía al Perú por el gobierno de Benavides. Situaciones parecidas se dieron con Prado. El sesgo judeófobo en el Perú parece estar bien documentado, y sólo se aliviano a partir de que el Perú le declarara la guerra a los países del eje.