Como la luz de una luciérnaga en la noche...

Posted by Nuestra publicación: on sábado, noviembre 17, 2012

Mario R. Fernández

Corresponsal en Canadá

“En un poco más me habré ido de entre ustedes, adonde no puedo saber. Venimos de ningún lugar y a ningún lugar vamos. ¿Qué es la vida?, es como la luz de una luciérnaga en la noche, es como el aliento del búfalo en tiempo de invierno. Es como una pequeña sombra que corre através de la hierba y se pierde en la puesta del sol.” Palabras del jefe Crowfoot o Isapo-Mixika, tribu Blackfoot, antes de morir (Abril 25 de 1890)

La extensa pradera  del oeste de Canadá tiene un atractivo que apreciamos al recorrer sus caminos, con su vista y un horizonte que vemos lejano y nos hace sentir una sensación de  descanso y reflexión. En estas praderas , a finales del verano, resalta en muchos campos el trigo dorado y maduro, trigo sembrado por descendientes de los colonizadores, y el  pasto amarillo, símbolo del pasado. En estas mismas hermosas tierras , hace poco más de un siglo, dejaron de existir millones de bisontes  o búfalos americanos, recurso vital de toda la cultura de los pueblos aborígenes que han habitado estas praderas por miles de años.

La colonización del hombre blanco destruyó en sólo veinte años todo una forma de vida, incluyendo a millones de búfalos, y confinó a los pueblos aborígenes a reservas territoriales que contaban con mínimos recursos de supervivencia. Les quitaron sus sueños y razón de vivir, y fue, no está demás decirlo, un verdadero genocidio, uno más de los tantos causados por la “civilización occidental.”

Una de las reservas de las que hoy existen al sur de la provincia de Alberta, a una hora de la ciudad de Calgary, es la reserva de la  Nación Siksika que forma parte de la Confederación Blackfoot junto a las tribus Piikani y Kainaiwa, y a los Blackfeet de Montana en los Estados Unidos.

En Siksika, luego de varios años de planeamiento y construcción se inaguró en julio del año 2007 un monumento a su cultura, que se ha convertido en uno de los principales centros históricos de los aborígenes de Norte América, el Blackfoot Crossing Historical Park. Su magnífica edificación está enclavada en la orilla de una cima que mira al valle del Bow River, valle usado por los Silsika en el pasado, durante los meses de invierno, como asentamiento temporal de su vida nómade. El edificio en forma de media luna, está construido de piedras trabajadas, cemento, madera y hierro expuesto, su arquitecto fue Ron Goodfellow que ha explicado que “fue diseñado como una reinterpretación de una gran parte de la cultura Blackfoot, con sus símbolos sagrados y la vida cotidiana del pueblo Siksika.”

A  la entrada del centro, dos murallas de piedra simbolizan el caminom recorrido por sus jefes, al frente está representada el águila sagrada de las creencias y ceremonias Silsika. Tiene dos pisos y se entra por el nivel superior, con inmensos ventanales que lo iluminan ampliamente y una hermosa vista del valle del río Bow, donde se aprecian las ondulaciones de estas hermosas llanuras. Desde el techo sale otra nave en forma de gigantesca tipi (carpa), cuyos postes metálicos se juntan en la altura en una perfecta simetría, todo está rodeado de vidrios. También en este piso está un moderno teatro, con capacidad  para unas cien personas, en donde diariamente se ejecutan sus danzas tradicionales. Alli hay un espacio reservado a la venta de arte nativo y un restaurante.
 
En el nivel inferior, al que se desciende por amplias escalinatas o ascensor, encontramos un anfiteatro y una fascinante interpretación de la cultura Blackfoot y de su encuentro con el invasor occidental. En esta área hay cuatro “tipis” que representan la creación, la supervivencia, las ceremonias y elementos de la comunicación oral de estos pueblos. En otros espacios están los significados de la piedra los nacimientos de su cultura, su lenguaje, desmistificados sobre los conceptos eurocentristas, elementos de la estructura social de estos pueblos, información sobre sus líderes y guerreros, sobre su estructura familiar y de clanes. Cuenta también con una área de investigación antropológica e histórica conectada a la Universidad de Calgary. Se expone también información sobre el tratado o pacto firmado con el Dominio de Canadá, el Tratado número siete, tratado que los jefes de varias tribus no tuvieron alternativa más que aceptar aunque ni siquiera pudieron entenderlo bien, pero que de todas formas el gobierno y la sociedad canadiense no ha cumplido.

La edificación es monumental y cada detalle tiene un significado para el pueblo Siksika, hasta en los modernos baños los espejos son circulares y los decorados están de acuerdo con los conceptos de vida y el círculo como elemento fundamental de estos pueblos. Una señora amable y muy conocedora de su cultura, que sirve de guía, explica sobre las injusticias que a ella misma le ha tocado vivr al ser parte de los miles de niños y niñas aborígenes que en Canadá fueron enviados a internados o escuelas residenciales anglicanos, católicos y otras iglesias protestantes para “educarlos”, imponiéndole valores ajenos a los de su propia cultura y prohibiéndoles hablar su lenguaje y ejercitar costumbres culturales que praticaban desde siglos. Fue sólo hace unas décadas que el escándalo de abusos físicos, sicológicos y sexuales en los internados o escuelas residenciales para aborígenes salieron a luz.

En el área cercana al edificio puede apreciarse las viviendas de la reservación, viviendas en mal estado donde viven familias en su mayoría pobres, en casas sin arreglos, donde no se ve un arbolito, separadas una de otra por media cuadra. Son hogares que albergan problemas familiares y sociales, problemas de falta de estima, de abuso, de desolación, de abandono, no diferentes a los que viven en lugares urbanos, donde muchos de ellos vagan por las calles de pueblos y ciudades como perdidos, hundidos en adicciones, violencia y angustia. Este escenario de carencias contrasta con el monumento que ha costado millones de dólares construir y también con el resto de la provincia de Alberta rica en petróleo y gas pero mezquina con sus aborígenes.
 
Recorriendo un sendero que comienza en el monumento se puede visitar la tumba de Crowfoot o Isapo-Muxica, el último más importante jefe de las tribus Blackfoot, un líder notable no sólo por sus características personales sino por la dificultad del momento histórico que le tocó vivir. Crowfoot, parte de su mundo, que le había dado soltura para vivir libre a él y a su pueblo, entendió que su forma de vida estaba condenada a desaparecer. A él le corresponde estar a la cabeza de su pueblo en este periodo crítico, periodo de catástrofe para su nación. Y, enfrentando tan difícil tarea, se esfuerza para preservar la dignidad y el orgullo de su  pueblo, pensando que esta sería la única forma en que su cultura sobreviviera y en que sus hijos tuvieran un futuro en el mundo de los blancos que se avecinaba arrogante, dominador y racista en el que el compromiso y el honor no aplicaban sino que eran solamente palabras.

Junto a Crowfoot, otros líderes de los aborígenes de la pradera canadiense, enfrentaron similares circunstancias, tal fue el caso Piapot o Kisikawasan jefe de los Plain Cree, The Big Bear o Mistahimusqua jefe de los Plain North Cree y de Pounmaker o Pitikwahanapiwiyin también jefe de los Plain Cree. Todos ellos fueron líderes valientes, inteligentes, generosos y muy vivsionarios. Poundmaker y Big Bear fueron encarcelados, el primero murió dias después de quedar libre, a consecuencia del  confinamiento, las nuevas autoridades lo liberaron solamente por que no querían que muriera en el presidio.

Muchos pueblos aborígenes del mundo elegían de líderes a quienes probaban ser los más capaces, los mejores, de la misma manera elegían a sus líderes los pueblos del búfalo.

 Historiadores canadienses que se han dedicado a escribir sobre la historia de la gran pradera (Western Canada) se han focalizado mayoritariamente en la historia del hombre blanco, la colonización, la creación del nuevo orden y control del territorio, la historia de la policía del noroeste, del pionero agrícola y ganadero, del ranchero. Luego, con el desarrollo del ferrocarril que conecta a todo el Canadá y facilita el desarrollo minero y forestal, esta ha sido la historia de interés. Y, finalmente , otro foco ha sido la historia del descubrimiento y explotación del petróleo y del gas y el florecimiento de las ciudades de la pradera. Sólo algunos historiadores excepcionales como Hugh Dempsey, y trabajos periodísticos como el de  D’Arcy Jenish, junto a muchos testimonios e historias orales de los mismos  aborígenes de estas tierras y darle atención a estos pueblos  que por miles de años recorrieron estas prederas, manteniendo un equilibrio hoy día envidiable con la naturaleza.

Blackfoot Crossing Historical Park es importante en cuanto que sintetiza, dentro de una área, la historia y manifestaciones culturales de un pueblo aborigen.  Seguramente seguirá siendo visitado por miles de personas y ha de contribuir a la recuperación del orgullo y la dignidad de este y otros pueblos aborígenes tan sólo por existir allí enclavado en la pradera como un símbolo.

 Canadá se presenta como un país con procesos de colonización pacíficos, incluso justos, pero los estudios históricos de quienes como Dempsey proveen documentación y testimonios de los mismos aborígenmes sobre los abusos de los que fueron víctimas, nos prueban lo contrario. Estos abusos no han necesariamente terminado en nuestros días. Los cimientos mismos de la sociedad canadiense, como en la mayoría de las sociedades occidentales, son racistas. Además, hay contradicciones que contribuyen al menos precio de los valores aborígenes, como ser el fuerte individualismo prevaleciente frente al comunitarismo nativo. La sociedad canadiense en general por llevar el signo del opresor los culpa de su situación diaria, entre los aborígenes (o Primera Nación como se llaman ellos mismos) en Canadá más del 25 por ciento es muy pobre en una población de 1,2 millones, que además sufre altos índices de enfermedades serias (diabetes, tuberculosis y cirrosis) El departamento de Salud de Canadá define el alcohol como un problema que afecta al 72 por cientos de los aborígenes, las drogas que afecta a un 59 por ciento (uno en cinco adolecentes usa solventes) y la violencia familiar afecta al 50 por ciento de esposas o convivientes, muchos de estos casos terminan en homicidio.

Entre toda esta situación de los aborígenes en Canadá existen avances, con muchas dificultades ya sea en la parte de reconocimiento del estado canadiense para la reconciliación y firma en septiembre del 2007 de un Acuerdo sobre las Escuelas Residenciales Indias y el futuro pago de reparaciones a las víctimas que sufrieron cuendo eran niños y niñas vulnerables en esas instituciones religiosas que representaban un verdadero infierno.También Canadá depués de tres años decidió en noviembre del 2010 firmar una resolución aprobada el 2007 de las Naciones Unidas sobre la Declaración Universal de Derechos Indígenas, aunque esto no garantiza respeto en un mundo donde todo los dias incluyendo Canadá que viola soberanias de paises y de personas en muchas partes del mundo más pobre.

Los aborigenes canadieses cuentan con su propia  Universidad en la provincia de Saskatchewan, algunos colegios de educación secundaria, cupos en otras instituciones  de educación técnica, que los ha llevado a una minoría aborigen a mejor vida y autoestima. También su propio canal de televisión el APTN que transmite desde la ciudad de Winnipeg para todo el país, esta estación es notable por su objetividad, imparcialidad en la información  y humanización en sus programas. Unos pocos grupos y tribus aborígenes están involucrados en sus propias empresas ya sea en casinos, hoteles y servicios entre otras, algunos administradores de estos negocios no han estado exentos de corrupción  y de ambiciones personales como el resto de la sociedad.

En Canadá como en Estados Unidos los aborígenes resistieron el exterminio pagando un alto precio y encontraron estrategias para sobrevivir como nación, pero esto fue más gracias a su capacidad de resistencia y supervivencia frente a los atropellos y crimenes, que a la bondad de los estados en los que sobreviveron.