· Entrevista con Ada Beatriz Rico, Directora de La Casa del Encuentro, centro de
asistencia, orientación y prevención integral de la violencia contra la mujer y
trata de personas.
Andrés Figueroa
Cornejo
Las relaciones de
poder y la lucha de clases se manifiestan como apropiación privada de lo
generado colectivamente. El capitalismo es, entre otras calamidades, el modo en
que se reproduce la vida a través de la opresión de los pocos sobre los muchos.
Pero no todo termina allí. Las expresiones de una sociedad de clases tienen que
ver con el castigo, la discriminación, el menoscabo, la infamia de la violencia
para sostener los privilegios y el poder, tanto en términos ampliados, como en
los nudos culturales y concretos más cotidianos. Entonces allí está la
homofobia, el odio al extranjero y al originario; en fin, el patriarcado.
La talla
civilizatoria de una sociedad, incluso capitalista, se mide también por el
trato humanista de sus niños, ancianos, migrantes, originarios. Y por los
niveles de igualdad entre los hombres y las mujeres. Esto es, a mayor igualdad
y libertad, más cerca de la humanidad; y a menor igualdad y libertad, más cerca
del mono.
De los 41 países que
conforman América Latina y el Caribe, Argentina se encuentra en el ranking
trágico de las 4 naciones con mayores índices de femicidios registrados, junto
a Guatemala, México y Costa Rica. El 2011, 282 mujeres fueron asesinadas por
hombres por causas sexistas en las tierras de Alfonsina Storni y Alejandra
Pizarnik. El 2010, hubo 260 femicidios; el 2009, 231; y en el 2008, 208. La
tendencia ascendente del horror no deja lugar a las dudas.
En la Ciudad de
Buenos Aires, en Rivadavia 3917, hay una puerta sencilla y discreta, casi
imperceptible. Sin embargo, en su interior estalla la esperanza. Se trata de la
Casa del Encuentro, una asociación civil que asiste a mujeres víctimas de la
violencia sexista y trata de personas. Su directora es Ada Beatriz Rico. Con
ella se entrevistó el periodista que firma el texto.
-¿Cuál es la
definición de ‘femicidio’?
“El asesinato
cometido por un varón hacia una mujer con la intención inicial de poseer a esa
mujer y tratarla como un objeto de su pertenencia. Él cree que la mujer es algo
de su propiedad, y como tal, considera que puede hacer con ella lo que desee.
Golpearla, gritarla, insultarla y hasta matarla.”
-¿Y una mujer
asesinada como resultado de un robo u otro delito?
“Ello es un
homicidio. Sólo la connotación sexista determina el femicidio. Es decir, es un
crimen político. Es la denuncia a la naturalización de la violencia hacia las
mujeres, donde somos asesinadas por nuestra condición esencial de mujeres.”
LA DESIGUALDAD
ESTRUCTURAL
-De acuerdo a tus
investigaciones y a la práctica concreta y asistencial que se realiza en la
Casa del Encuentro, ¿cuáles son las causas profundas del femicidio y la
violencia a la mujer?
“Existen
insuficientes políticas públicas que protejan a las mujeres en situación de
violencia. Cuando una mujer efectúa una denuncia hacia el varón agresor, en
muchos casos, retorna al lugar donde convivía con el agresor. Faltan refugios
para que la mujer no tenga que regresar allí. Ahora bien, lo de fondo es mucho
más complejo y tiene que ver con la modificación de patrones culturales, y en
particular, con la desigualdad estructural que hay entre mujeres y hombres.”
-Campea el
patriarcado…
“El patriarcado nos
oprime a todos y a todas. No hace mucho, en Argentina las mujeres éramos “la
señora de fulano”. Ahí está el signo de la propiedad. En el país no existía la
patria potestad compartida, las mujeres no votaban. Pasábamos de ser propiedad
de los padres a ser propiedad del marido. No éramos sujetas de derecho, éramos
objetos de pertenencia. Claro que actualmente, ocupamos cargos públicos. Sin
embargo, permanece la convicción ideológica de que las mujeres somos el “sexo
débil” y que necesitamos un varón al lado para estar “completas”.”
-Los medios de
comunicación de masas, también parecen ser parte de la estrategia de
fortalecimiento del patriarcado, como si el machismo fuera una industria y un
mercado…
“Sí. Ocurre que
existen leyes que prohíben esos contenidos, pero jamás se llevan a la práctica.
Por ejemplo, cuando los medios hablan de “crimen pasional”, pareciera que el
varón mató a la mujer “por amor”. Pero no se mata por amor, se mata por odio.
Hay programas televisivos, como los de Marcelo Tinelli, donde la mujer aparece
como un ser no pensante, como un adorno.”
“LAS MAGULLADURAS SE
BORRAN, PERO LAS MARCAS DE ADENTRO NO SE VAN”
-¿Cuál es el caso
prototípico que ustedes asisten como equipo de profesionales?
“Los casos de
femicidio son repetitivos. Cambian los nombres, las edades y los lugares, pero
se reiteran invariablemente. Se trata siempre del varón que se cree dueño, el
amo de la mujer.”
-¿Y por qué la
víctima de las agresiones simplemente, no se va?
“Porque, en cierta
manera, ella ama una parte de ese varón. Opera en su cabeza la fantasía de las
promesas que le hace, de que no va a pasar más. La violencia es un círculo, un
ciclo que atraviesa por la furia, el golpe, el pedido de perdón, y después
retorna al mismo circuito cada vez con más fuerza.”
-¿En qué estado se
encuentra una mujer violentada?
“Con una autoestima
totalmente destruida. Cuando se trata de parejas y no de violaciones repentinas
por extraños, la mujer encima tiene años y años de soportar insultos, gritos,
golpes, denuncias, hasta llegar al asesinato. A nuestra casa llega una mujer
que ya no puede más. En muchísimas oportunidades, vienen a buscar ayuda para
sus hijos golpeados, no para ellas. Aparecen con un desorden interno de no
querer continuar viviendo más por ellas, sino seguir adelante sólo por los
niños. Y nosotras, como equipo, tenemos que entender a una mujer que luego de
15 días de visitarnos, nos telefonea para comunicarnos que volvió con la
pareja. ¿Sabes lo que cuesta que esa mujer recupere la sonrisa? Las
magulladuras se borran, pero las marcas de adentro no se van.”
-¿Cómo se detecta
anticipadamente el flagelo en una pareja?
“Hay que fijarse
mucho en la etapa del noviazgo. Las mujeres más jóvenes tienden a idealizar ese
amor romántico, ese amor “para toda la vida”. Pero en la realidad, cuando en
esa fase el varón ya comienza con
insultos, con descalificaciones y conductas controladoras; el segundo paso es
el golpe.”
-¿Los femicidios
tienen edad y clase social?
“No. El femicidio es
transversal. Ha habido mujeres asesinadas entre 15 a 86 años, a lo largo y
ancho de todo el país. Existe un imaginario que habla de que el crimen femicida
sólo ocurre entre los pobres. No obstante, una mujer agredida con recursos económicos
cuenta con mayores posibilidades para invisibilizar su situación. Lo otro es
pura estigmatización.”
“ERES MÍA O DE NADIE”
-Naturalmente te
estás refiriendo a un tipo de hombre…
“Por supuesto. Hablo
de los varones violentos, no de varones en general. Y lo que busca el varón
violento es la cosificación de esa mujer agredida. Cuando una mujer toma sus
propias decisiones, como trabajar fuera de casa o estudiar, nos encontramos con
conceptos clave que emplea el agresor: aislamiento, control, celos, descalificación.
A lo mejor, una mujer pueda pensar ante ese comportamiento que “no, este no es
violento”. Pero se trata del preludio de lo que vendrá después. Y el varón
violento no es un “loco”. De hecho, ese argumento sirve para salvarlo de su
responsabilidad. En la calle ese varón puede ser un buen vecino, amable, e
inclusive, un compañero de lucha. Nuestro equipo desarrolla muchas actividades
con los movimientos sociales, y siempre me pregunto: ¿Ese compañero con quien
nos tomamos una calle y llevamos juntos una bandera, codo a codo, por qué llega
a casa a sentarse mientras la mujer debe preparar la comida y asear y lavar y
planchar?”
-¿Cuál es la
operativa del varón violento?
“Comienza a aislar a
la mujer de su familia muy sutilmente. Lo mismo hace con su trabajo y sus
amistades. Entonces ella queda en poder del varón que, a la vez, va
menoscabando su autoestima y formándola “a su manera”. Y cuando esa mujer toma
una iniciativa, quiere “tomar aire”, el varón no lo permite. Detrás se haya el
convencimiento de que “eres mía o de nadie”.”
-¿Cómo impacta un
femicidio en el entorno familiar?
“Recién el 2011
registramos las ‘víctimas colaterales’ del femicidio; los niños y las niñas que
quedan sin madre, ¡y que su padre está preso por matar a su madre! Luego están
los padres de la víctima y el victimario; los parientes. Es decir, existe un
universo de personas destrozado. En el caso de los menores, si son 4 o 5,
normalmente terminan separados entre sí. Deben mudarse de barrio, de colegio,
pierden los amigos. Aquí es urgente su atención psicológica. Debería existir
algún tipo de subsidio que garantizara la manutención de esos niños y la no
pérdida del vínculo entre sí. ¿Cómo crecen esos chicos que, en muchos casos,
incluso presenciaron el asesinato? La mayoría de las mujeres asesinadas están
en edad de procrear. Son mujeres jóvenes que tienen hijos.”
LA EMANCIPACIÓN
HUMANA SERÁ ANTIPATRIARCAL O NO SERÁ
-¿Qué medidas
públicas se han tomado ante el espanto?
“En Argentina existe
una ley de protección de violencia para las mujeres. Está tipificado que si una
mujer parte a realizar una denuncia por violencia, aunque sea psicológica, se
la tienen que tomar. Sin embargo, hay mujeres que han sido asesinadas aunque el
agresor tenía exclusión del hogar. ¿Quién se ocupa de supervisar el mandato
legal de la exclusión del hogar? Cuando un varón violento siente que perdió a
esa mujer, cree que le robaron algo y está dispuesto a todo. Por otra parte,
cuando una mujer sufre una agresión sexual en la calle y va a denunciarla,
probablemente le van a preguntar, “¿pero usted no lo habrá provocado?” Si se
trata de un robo, no te preguntan si tú le ofreciste la billetera al ladrón.”
-Teniendo siempre
como objetivo central la construcción de una sociedad emancipada, de iguales y
libres, ¿cuáles son las demandas por las que luchan en el corto plazo?
“Creemos que la
figura del femicidio debe incorporarse en la legislación. Hoy un varón puede
asesinar a una mujer y tener una sanción ¡de 5 años apenas! Eso promueve
francamente el femicidio. Debe implementarse como figura penal autónoma con
cadena perpetua. Y, a la vez, que se modifique el Código Civil, para que los
femicidas pierdan la patria potestad de los niños que quedan. A ello, hay que
agregarle grandes campañas de difusión para romper el miedo, y un teléfono
gratuito de emergencia. Y que la ley, que está escrita, pero no aplicada,
reciba el financiamiento correspondiente. Con esa batería de iniciativas ya
habríamos dado un paso significativo.
-¿Qué relación
inmediata estableces entre capitalismo y patriarcado?
“Cuando la mujer está
en casa haciendo las labores domésticas que no realiza un hombre que trabaja
asalariadamente, ¿cuánto se ahorra el patrón con el trabajo impago de la mujer?
Y cuando la mujer labora por un salario, por idéntico trabajo que el hombre,
renta un tercio menos que el varón. Por eso cualquier proyecto político
liberador debe contener medularmente la eliminación de toda forma de violencia
sexista y de discriminación.”
Marzo 7 de 2012
www.lacasadelencuentro.org
Avenida Rivadavia 3917, Buenos Aires, Argentina. Tel:
49822550 / 15 559384357
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