Crisis de la deuda soberana: La Unión Europea compra tiempo
La economía global entró en un nuevo capítulo de la crisis global del capitalismo con lo que podríamos llamar ‘quiebra técnica’ de Grecia, cuyas consecuencias se estaban extendiendo, con el pánico de los mercados bursátiles al mundo entero. Los bancos inmediatamente afectados por un default griego estarían basados en Alemania y Francia, pero nadie serio cree que el impacto final de una situación de hipotético cese de pagos pudiera circunscribirse solo a Grecia y sus acreedores.
Si bien Grecia representa solamente cerca del 2.5% del PIB de la Unión Europea, estaban aumentando las posibilidades de que las crisis de deuda soberana se extendiesen a Portugal, España, Irlanda e incluso Italia.
Grecia muestra la primera crisis de deuda soberana de la que se tenga memoria, desde el fin de la segunda guerra mundial, en un país considerado desarrollado. Los cálculos de las necesidades de nuevos préstamos que necesita Grecia para hacer frente a sus compromisos en los próximos tres años, no dejaron de crecer mientras el gobierno Alemán se resistía a responder positivamente a las solicitudes de ayuda de emergencia. El último cálculo del Fondo Monetario ha establecido en 120 mil millones de Euros, el salvavidas que necesita Grecia, para hacer frente a sus compromisos los próximos tres años, aunque el gobierno helénico cifra la necesidad en 135 mil millones. Con este paquete el gobierno Griego espera poder capear la tormenta. La deuda Griega, a fines de 2009, ascendía a cerca de 273 mil millones de Euros. Los préstamos del grupo europeo y el FMI le costarán a Grecia entre el 3.5% y el 5%, acudir directamente a los mercados, en el supuesto de conseguir el financiamiento a pesar de su calificación de ‘basura’, se supone que le costaría entre el 9% y el 18%.
El paquete financiero para hacer frente a la crisis de la deuda soberana es de 750 mil millones de Euros, hasta 2012. De ellos 250 mil millones serán provistos por el FMI, y el resto fundamentalmente por deuda emitida por la Unión Europea. Portugal, Irlanda y España necesitarán 600 mil millones Euros hasta 2012. Los préstamos están condicionados a exigencias radicales de reducción del gasto público y costos salariales.
Adicionalmente para frenar el pánico de los mercados bursátiles el Banco Central Europeo solicitó a los Bancos Centrales de los países miembros que compraran bonos de deuda estatal europea. Con el fin de reabsorber la liquidez inyectada por estas operaciones en el sistema, el BCE anunció que realizaría operaciones específicas.
Se hicieron una serie de anuncios ‘tranquilizadores’. Los ministros de finanzas europeos se comprometieron a adoptar "todas las medidas necesarias para alcanzar sus objetivos fiscales este año y los años siguientes, en línea con los procedimientos por déficit excesivos". EL Banco Central Europeo ‘tomó nota’ de los compromisos adicionales de España y Portugal.
Comprar tiempo
El paquete de rescate europeo le ha comprado tiempo a la Unión Europea, desactivando momentáneamente una explosión de consecuencias imprevisibles, anunciada para el 19 de mayo cuando Grecia iba verse imposibilitada a pagar compromisos de su deuda, y entraría de hecho en cese de pagos.
Pero no hay que llamarse a engaños, no estamos ante la solución del problema. Se mantienen los desequilibrios estructurales de los países más débiles de la Unión Europea, que en los aspectos financieros se expresan en el crecimiento del endeudamiento, del déficit fiscal y del riesgo, que se traduce a la vez en el aumento de las tasas de interés por los préstamos en el mercado, o en el caso griego directamente en que sus bonos de deuda soberana ya no se podían transar. Detrás se encuentran los problemas de baja productividad relativa frente a sus socios en la UE., años de crecimiento basados en la atracción de capitales para la especulación, especialmente inmobiliaria, alimentaron la ganancia parasitaria y las burbujas de sobre-capitalización no productiva.
Los préstamos de salvataje están condicionados a medidas durísimas de ajuste y austeridad, medidas no vistas desde la segunda guerra mundial en Europa Occidental. El plan que ya fue aprobado por el parlamento griego, se traducirá en reducciones salariales, disminución de las pensiones, aumento de la edad para jubilarse y alzas de impuestos al consumo.
La edad de retiro en Grecia es de 65 años para los hombres y de 60 para las mujeres, pero los oficios más riesgosos o desgastadores tienen jubilación anticipada diez años. Junto con la mayor edad para acceder a la jubilación se terminaran ahora esas conquistas.
Los salarios del sector público serán congelados hasta el año 2014, bonos y aguinaldos de vacaciones y festivos, y los13º y 14º salarios adicionales que ya fueron reducidos en paquetes de austeridad anteriores en 30%, disminuiran todavía más. El IVA aumentará a 23%, antes era del 19%. En el sector privado se introducirán leyes para facilitar el despido de los trabajadores, y reducir las indemnizaciones. Las remuneraciones promedio de los funcionarios públicos se reducirán en un rango del 25% al 30%, y las de los trabajadores privados entre el 15% y el 20%.
La crisis del Euro
Antaño los países ahora calificados de ‘PIGS’ (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia, España) podían recurrir a la devaluación de sus monedas nacionales, para reducir salarios y costos internos, y recuperar competitividad para su comercio exterior. Cierto que con ello al mismo tiempo estimulaban una espiral; presiones inflacionarias por el alza de importaciones, tasas de interés comparativamente altas, luchas sindicales de los trabajadores que buscaban recuperar el poder adquisitivo perdido, inestabilidad política y social crónica…
Ahora esos países son parte de la zona del Euro, y no cuentan con su propia moneda para efectuar ajustes vía devaluación. Incapaces de solucionar el problema básico de la caída relativa de la productividad, o sea de la tasa de ganancia, solo les quedan los mecanismos de choque duro y deflacionarios: Rebajas de salarios, reducción de pensiones, alargamiento de la edad de jubilación, incremento de la tasa de explotación alargando las jornadas de trabajo anual, reducción del gasto fiscal, recorte del gasto social en educación, salud, maternidad etc. Para aplicar planes brutales de este tipo es que han ganado tiempo con su paquete de rescate la UE y el FMI. La receta para reducir la demanda y estimular una recesión. Pero para las autoridades monetarias, las medidas iniciales del gobierno griego, son juzgadas todavía insuficientes.
Mientras se vivía una época de crecimiento, una moneda única en Europa parecía beneficiar a todos, facilitando el comercio y la industria intra europeas. Pero una moneda unificada entre economías de desarrollo y productividad tan desigual tiene un comportamiento pro-cíclico para los países de menor productividad, que en momentos de recesión o crecimiento muy lento, agrava los desequilibrios de estas naciones, mientras sigue resultando conveniente a los de más alta productividad.
Una ‘solución’ recesiva
El FMI ha anunciado que ya hay acuerdos de reducción del déficit fiscal con otros países como España. Pero es un ‘zapato chino’, la implementación de esta política abre nuevamente el peligro de la recesión, de la que España no ha logrado salir todavía. La crisis de la deuda pone en peligro la recuperación frágil y con alto desempleo de las economías más desarrollada, especialmente en Europa Occidental, que junto a Norteamérica y Japón conforman el núcleo de la economía capitalista desarrollada. La salida adoptada también dificulta la recuperación. De paso no hay que olvidar que hoy la nación más endeudada del planeta son los Estados Unidos.
El origen inmediato de esta crisis de la deuda soberana, está en los gigantescos paquetes de rescate y estímulo para salvar al sistema financiero privado y a grandes corporaciones multinacionales de la bancarrota. Transformando de hecho deuda privada, originada en la especulación desenfrenada, en deuda pública.
El gigantesco paquete de rescate para el ‘sur europeo’, recuerda los que siguieron a la quiebra de Lehman Brothers, y aunque con él la UE compra tiempo en lo inmediato es una amenaza para el futuro.
Volatilidad de las bolsas
La salida de los bancos centrales a comprar bonos estatales redujo considerablemente la presión sobre la deuda de los países con la situación fiscal más deteriorada, que sufrían el ataque especulativo: Grecia, Portugal, Italia e Irlanda. Frenando la alarma gavillada tras la sucesiva rebaja de calificación de las agencias de calificación de riesgo.
Así como antes las caídas de los precios de los titulos cotizados en bolsa habían caído abruptamente, al día de estos anuncios hubo un tremendo rebote, con alzas históricas de los precios, que ‘casi’ se recuperaron de la seguidilla de reducciones anteriores, pero volvieron a retroceder el día siguiente.
Un artículo de The Economist señalaba que era el mismo fenómeno que se había producido tras el anuncio del gobierno de EE.UU. del paquete de rescate que siguió a la quiebra de Lehman Brothers.
De acuerdo con el mismo artículo la preocupación central de las autoridades de la Unión Europea ahora es salvar el Euro como moneda única, no le preocupa que se desvalorice algo, incluso eso podría ser considerado deseable para mejorar las exportaciones europeas. Tampoco les preocuparía la tremenda volatilidad de los mercados.
Como la perspectiva optimista – descartando una nueva recesión – es de años de austeridad fiscal, y crecimiento lento por delante, pero con los intereses de la deuda de los países como Portugal, Irlanda, Grecia y España permaneciendo bajos, ahora la Unión Europea necesita devaluar el Euro para ganar participación en el mercado global.
Hay otras posibilidades más negras para las clases dominantes europeas. Hace cerca de dos años y medio que comenzara la crisis global del capitalismo a partir del impago de las ‘hipotecas tóxicas’ en Estados Unidos, la crisis de la deuda soberana disminuye la credibilidad de que lo peor esté quedando atrás.
Podria ocurrir que las medidas de austeridad radicales para hacer pagar a los trabajadores el costo de una crisis capitalista, que no fue provocada por ellos, actué como el ‘látigo de la contrarrevolución’ masificando y radicalizando el espíritu de resistencia., pasando por encima, o arrastrando a la lucha a las grandes direcciones sindicales comprometidas con el poder económico y político, como se ha estado viendo en Grecia. Y finalmente poniendo en duda la capacidad de los políticos capitalistas de reducir el endeudamiento nacional y el déficit fiscal estructural.
A pesar de su envergadura, los montos del plan de rescate podrían resultar insuficientes para reconquistar la confianza de los inversionistas, las tasas de interés podrían subir, y la deuda ahora mayor con el refinanciamiento a través del paquete de la UE y el FMI, resultaría una carga todavía más difícil de sobrellevar.
Incluso si, aunque las medidas de austeridad puedan llevarse plenamente a cabo, provocando artificialmente la profundización de una situación de sobreoferta y falta de demanda solvente. Podrían terminar desatando una nueva recesión, como producto de la contracción de la demanda.
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