2010, el nuevo año: La crisis económica mundial provoca una reacción masiva y el aumento del anticapitalismo

Posted by Nuestra publicación: on miércoles, enero 20, 2010

El Comité para una Internacional de los Trabajadores (CWI-CIT) felicita calurosamente el Año Nuevo a los miembros de las secciones y grupos de todo el mundo y a los colaboradores y lectores de socialistworld.net

Agradecemos a todos aquellos que han ayudado, mucho o poco, al CWI-CIT durante el año pasado. Animamos a todos los lectores de socialistworld.net a unirse a los desafíos del movimiento internacional obrero en el 2010 y a ayudar en la lucha por un mundo socialista, una nueva sociedad libre de las enfermedades del capitalismo: desempleo masivo, pobreza, guerras y catástrofes medioambientales.


Más abajo, Peter Taaffe (Secretario General, Partido Socialista, CWI en Inglaterra y Gales) lanza una mirada a los principales acontecimientos del 2009 y a las perspectivas para el 2010.
Mundosocialista.net

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Feroces recortes sociales, resistencia obrera y crecimiento
de las ideas socialistas


Peter Taaffe, Secretario General del Partido Socialista
CWI-CIT en Inglaterra y Gales.



Los capitalistas británicos junto con sus homólogos internacionales, nos han bombardeado con propaganda disfrazada de “hechos irrefutables”, para ablandar a la clase trabajadora con vistas a un asalto sin precedentes a su calidad de vida. El Fondo Monetario Internacional dice que esto significará “diez años de austeridad”. Como su anterior ideóloga tory, Margaret Thatcher, desean crear la impresión de que “no existe otra alternativa”.

Ya el año pasado, el 2009, se demostró más allá de toda duda que la clase trabajadora rechaza el mantra patronal de que es ella la que debe pagar el precio de la crisis económica más devastadora del capitalismo. Miremos a los trabajadores franceses que mantuvieron dos importantes huelgas generales contra el gobierno de la derecha de Sarkozy. Los partidarios del Comité para una Internacional de los Trabajadores (CWI-CTI), Gauche Révolutionnaire, han calculado que unos 8.000 conflictos individuales han sacudido Francia de un extremo a otro sólo durante este año. Se ha extendido el “bossnapping”, el secuestro de los jefes en sus oficinas por parte de los trabajadores que se enfrentaban al cierre de las fábricas y, por tanto, al derrumbe de sus vidas.

También hubo ocupaciones en Irlanda en Waterford Glass, en Inglaterra (e Irlanda del Norte) en Visteon, Vestas y Prisme, además de la victoria de los trabajadores de Linamar ante el intento de los jefes de despedir al miembro del Partido Socialista (CWI-CTI en Inglaterra y Gales) y coordinador de obra, Rob Williams. Se vio en las impresionantes huelgas estudiantiles de Alemania, Austria y España, que también ha sido testigo de una gran manifestación y una huelga general, lo mismo que su vecina Portugal. El año terminó en diciembre con masivas manifestaciones en Copenhagen contra el destrozo que el capitalismo de mercado provoca en el medio ambiente.

La gente de los países neocoloniales, desde Sudáfrica hasta las enormes demostraciones en Irán contra el régimen dictatorial de Ahmadinejad y los mullahs fundamentalistas de la derecha, también demostraron que en los continentes que ocupan dos tercios de la humanidad hay una resistencia masiva al intento de descargar la responsabilidad de esta crisis en los hombros de la clase trabajadora y de los desfavorecidos.

La ocupación de fábricas, escasas a pesar de que fueron principalmente de carácter defensivo, mostraron un instintivo desafío obrero al supuesto “derecho divino” del empresariado a controlar “sus” puestos de trabajo. La clase trabajadora está, de hecho, buscando ejercer el veto sobre los poderes de los capitalistas para abrir y cerrar fábricas a su antojo. Esto también se manifestó ampliamente en la maravillosa lucha en la Lindsey Oil Refinery, que no sólo derrotó a los jefes en su intento de desregularizar hundiendo los salarios, sino que consiguió la unión de los trabajadores ingleses e italianos en una lucha común. Además, gracias a la intervención en esta disputa de trabajadores influenciados por las ideas del Partido Socialista, se alcanzó un elemento de control obrero al lograrse que los sindicatos se involucren en la contratación y el despido.

Esto prepara el terreno para el 2010. La crisis económica mundial provoca amargura, desigualdad y un gran enfado entre la gente. Incluso los jefes sindicales han sido obligados, en ocasiones, a reflejar este estado de ánimo. Pero esto sólo significa ventilar el enfado creciente sin un serio intento de movilización para derrotar al enemigo capitalista y a su salvaje programa de ataques.
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Irlanda se enfrenta al estatus de “segundo mundo”

Hace dos años, Irlanda tenía nominalmente los sueldos más altos de la Unión Europea, aunque los precios eran (y son) astronómicamente altos. La embestida económica de los capitalistas ahora amenaza con llevar al país desde el “primer mundo” al “segundo mundo” del desempleo masivo (ya hay medio millón de parados en un país con cuatro millones y medio de habitantes), el recorte de salarios y la gran reducción de los servicios públicos. La reacción ha supuesto dos grandes huelgas en el sector público y manifestaciones.

Incluso el Financial Times describió el programa de la coalición gobernante Fianna Fáil y los Verdes como masoquista. Obligado a pedir prestado 500 millones de euros a la semana para tapar su déficit estatal, el gobierno ha realizado un recorte por segunda vez, haciendo disminuir el bienestar social un 4%, el gasto público hasta en un 15%, el subsidio familiar hasta el 10% y el gasto en el presupuesto de salud. Estos recortes están a la cabeza del “presupuesto de emergencia” del pasado abril, que subió los impuestos y recortó los gastos del sector público.

Los líderes oficiales de los sindicatos, acostumbrados a 20 años de “asociación” con los gobiernos de coalición capitalistas buscaron el trueque con el gobierno. Incluso pensaron que estaban muy cerca de un acuerdo que todavía habría incluido la aceptación del “despido gratuito” y otros recortes. Pero en la guerra de clases, como en la propia guerra, la debilidad invita a la agresión. En el periodo previo a la huelga general de 1926 en Gran Bretaña, el Primer Ministro Baldwin ignoró las súplicas de paz de último minuto de los jefes sindicales, ¡porque ya estaba en la cama!

Una escena similar ocurrió en Irlanda en 2009, cuando el gobierno, aparentemente bajo la feroz presión de los bancos y de los grandes negocios sobre los parlamentarios de Fianna Fáil, principal partido en el gobierno, arrogantemente rechazó las peticiones de un “acuerdo” por parte de los sindicatos. Esta debería haber sido, de la misma manera, la señal para organizar inmediatamente una huelga general de 24 horas, involucrando a los trabajadores de los sectores públicos y privados. Pero los líderes sindicales han mentido. Todavía no está excluida una batalla estratégica de estas características entre la furiosa clase trabajadora irlandesa y el gobierno de los “banksters” ahora que entramos en el nuevo año.
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Huelgas generales implícitas

De hecho, la posibilidad de convocar varias huelgas generales está implícita en la situación de toda Europa y de otros cuantos países. Lo mismo se puede aplicar a Gran Bretaña, donde un paro preelectoral de la industria, aunque éste no esté garantizado, está al alcance de los sindicatos. Por ejemplo la escandalosa amenaza de cerrar las acerías de Corus en Teesside, así como la todavía amenazada acción masiva al show de British Airways. Por otra parte, tan horrendas son las opciones económicas ofrecidas dentro del marco del capitalismo que está a punto de estallar un gran conflicto de clases. Las antiguas bravuconadas sobre su superioridad económica, Gran Bretaña estaba según Gordon Brown y su predecesor Tony Blair a la “vanguardia económica”, se han hecho añicos ahora que el país está económicamente por detrás incluso de una Italia devastada por la crisis. Normalmente, los capitalistas prometen pan para hoy y “jamón” para mañana. Pero el informe que precede al presupuesto de Alatair Darling, el Ministro de Hacienda, nos promete no sólo pan para hoy sino también para mañana, extendiéndose por un futuro indefinido.

Los principales partidos políticos varían únicamente en pocos grados, con el Nuevo Laborismo, los tories y los demócratas liberales presentándose a sí mismos como distintos “equipos de gobierno” para los jefes de la compañías británicas. Los expertos económicos capitalistas también están casi unánimemente de acuerdo con que “hay que pagar un precio” por el “agujero negro” de 175-200.000 millones de libras en las finanzas del Estado. Al unísono también dicen que nosotros, la clase trabajadora y los desfavorecidos, somos quienes tenemos que pagar la factura. Pero si tuviéramos una economía socialista democráticamente planificada, más que recortes, el incremento de la producción significaría una masiva expansión del gasto público en transporte, educación, servicios sociales, etc. Lo que queda claro es la codicia de los jefes por hacerse con los beneficios.

El “ataque” de Darling a los bonus de los banqueros es totalmente inefectivo. Estos criminales económicos, así fueron visos en el escándalo de las cajas de ahorro en los EE.UU. en la década de 1980 cuando más de un millar de banqueros fueron encarcelados, han visto transferida en gran parte su deuda al Estado. Al mismo tiempo, han usado el crédito barato concedido por el Estado para reiniciar sus beneficios. La clase trabajadora será obligada al final a pagar por todo esto a través de los recortes sociales y la subida de impuestos. Cuando el gobierno británico ataca a los banqueros, éstos protestan y amenazan con una fuga de capital a Europa o EE.UU. Desafortunadamente para ellos, el resto del mundo, incluida Europa y Obama en los EE.UU., amenaza con emular las medidas de Darling y Brown.

En respuesta a este chantaje y sabotaje a la economía británica, un gobierno real de los trabajadores se haría cargo completamente de las propiedades de los bancos y de las instituciones financieras con una compensación mínima a los grandes financieros, en caso de que hubiera alguna. Un monopolio estatal del comercio exterior, cortaría de raíz la amenaza de “llevarse el dinero al extranjero”.
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No sólo los individuos son responsables, sino también el sistema capitalista

¿Quién es responsable de este “lío” al que se refiere el responsable de economía de los tories George Osborne? Ciertamente Gordon Brown y toda la tropa del Nuevo Laborismo tienen la responsabilidad de gobernar con un sistema que amenaza las vidas de millones de personas tanto aquí como en todo el mundo. Pero no es únicamente un problema de los individuos, sino de los efectos del sistema capitalista que es responsable de la duplicación del paro en los EE.UU. y un incremento del 30% en Europa. Es un sistema que no se basa en la necesidad social sino en el “beneficio”, que se obtiene del trabajo impagado de la clase trabajadora.

Durante un tiempo, el capitalismo puede vencer sus contradicciones internas utilizando de nuevo el excedente (este trabajo no pagado) en la producción. Pero esto alcanza el último escalón cuando la clase trabajadora no puede comprar el producto completo de su trabajo, resultando en una “sobreproducción” o en una “falta de demanda” manifestada en las recesiones económicas o depresiones. De hecho, el capitalismo mundial, como el CWI ha señalado, se ha enfrentado a una situación de crisis subyacente durante casi 30 años.

Karl Marx señaló hace 150 años que el capitalismo puede aumentar la producción y el mercado inyectando efectivo, pero al final tiene que ser devuelto. Sin embargo Marx no habría sido capaz de concebir la colosal y sin precedentes expansión de crédito especialmente en los últimos 20 años por parte de las compañías, los gobiernos e incluso los hogares. Enfrentándose a oportunidades limitadas de aumentar la rentabilidad invirtiendo en industria, especialmente la industria manufacturera en casa, los capitalistas de Europa Occidental y EE.UU. en particular, se comprometieron en una gran orgía de burbujas financieras. Su sistema tuvo un impulso por las políticas neoliberales de reducir los salarios y las condiciones laborales, como “abaratar el trabajo” o repartir la riqueza que iba a la clase trabajadora (y transfiriendo la producción a China, Asia y Europa central y del este). En los dos años precedentes a la crisis, la brecha de ingresos entre los ricos y el resto de la poblaciónn estaba en una escala no vista desde 1917. ¿Una fecha siniestra para el capitalismo mundial?
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La crisis europea

La caída del estalinismo y el regreso a la economía de mercado de la antigua Unión Soviética y de Europa del Este también sirvió de estímulo a los capitalistas. Sin embargo, las recientes celebraciones del 20º aniversario de la caída del muro de Berlín fueron acalladas por el “sueño se ha terminado”, como dijo John Lennon una vez. La promesa de un nuevo Eldorado capitalista, o por lo menos la llegada a los estándares de vida de Alemania Occidental o EE.UU., hecha en 1989 y a comienzos de la década de 1990 a las gentes de los países de Europa del Este, se hizo cenizas. Los países bálticos y Hungría se han sumergido no ya en una “recesión”, sino en una “depresión”. A ellos se les une Ucrania.

En Europa del Sur, Grecia, arruinada por su peor crisis económica desde la década de 1930 y con una inevitable resistencia masiva por parte de la clase trabajadora que está ya en marcha, amenaza con no pagar su deuda estatal. Los países ricos, como Alemania, han dejado claro que es poco probable que se rescate a Grecia. Irlanda se enfrenta a una situación similar, con bonos del gobierno para cubrir un déficit “rebajado” por las agencias de evaluación capitalistas. El país es candidato, junto con Grecia, a ser señalado como posible “moroso” y la consecuente expulsión de la eurozona. La única alternativa es la “devaluación interna”, un programa draconiano de rebajas salariales y el aniquilamiento de una gran parte de los estimados servicios sociales construidos durante generaciones.

Gran Bretaña no está muy atrás, a pesar de la “promisoria nota” de los futuros recortes proyectados por el canciller Darling. De hecho, de acuerdo con el Financial Times, “el Gobierno espera tomar prestado en 2009 y 2010 más que en todos los préstamos anteriores durante los gobiernos británicos entre 1692 y 1997”. Con una sola voz, los capitalistas y sus mercenarios declaran que el déficit es “estructural” y que debe haber recortes en los servicios públicos, combinados con incrementos de los impuestos recaudados a la clase trabajadora, media y a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. De hecho, el incremento del pago a la Seguridad Social prometido por Darling en el periodo postelectoral se acercará a la clase media y a los estratos más altos de la clase trabajadora. Los tories sacarán partido de esto durante el periodo preelectoral y la campaña como una forma de mostrar que tienen las riendas. Pero se van a enfrentar a un torbellino si logran coger el “caliz envenenado” del gobierno.
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Sin una escapatoria sencilla

Los capitalistas no escaparán fácilmente de la actual crisis. Es verdad, que ha habido un incremento estadístico en los EE.UU. y Europa Occidental. Incluso Gran Bretaña, el último en salir oficialmente de la crisis, probablemente experimentará un crecimiento a comienzos del 2010. La única razón de que esto ocurra es a causa de la gigantesca inyección de 14 billones de dólares en todo el mundo para rescatar a los bancos y al sistema financiero, más que el Producto Interior Bruto (PIB) anual de los EE.UU. Esto se pagará con el empeoramiento de los estándares de vida y las condiciones laborales. Esta ayuda ha sido combinada con “dinero fresco para cacharros” lo que únicamente ha hecho florecer pequeñas mejoras de color verde pálido.

Los enormes paquetes de estimulación han ayudado, es verdad, a impedir que el mundo se sumergiese en una depresión como la de los años 1930. Pero no han actuado como el “encendedor” para la “madera húmeda” de la economía real, sentando así las bases para una recuperación económica sostenida. China, a causa de la fuerza de su sector estatal y la renacionalización de algunas industrias, ha añadido una palanca para mantener el crecimiento a corto plazo. Incluso ha tomado forma una gran burbuja financiera, reflejada en la especulación sobre la producción de ajo que ha hecho a algunos chinos “apestosamente ricos”.
Al mismo tiempo, la vuelta del “apetito por el riesgo” y un nuevo “carry trade”, especulación tomando prestado dinero en monedas con bajo interés para invertir en países con altas ganancias, están en marcha. En este momento es el dólar el que ha caído en precio bastante más de lo que lo hizo anteriormente el yen japonés. Esto es altamente inestable y podría ayudar a desencadenar otro colapso en 2010, una “doble caída” que incluso Gordon Brown y Obama creen como posible.

En The Socialist (el periódico del Partido Socialista) y en las páginas web y periódicos del CWI, hemos señalado que una crisis capitalista, especialmente una crisis tan severa como la actual, significa el sacrificio del valor, el trabajo y las condiciones laborales de la clase trabajadora. Esto lo admiten ya abiertamente algunos gurus del capitalismo como Kenneth Rogoff, de Harvard, que ha afirmado que “los efectos de la crisis financiera de 2008-09 y la recesión son semejantes a los que provoca una guerra”. El paralelismo que se vislumbra en el futuro no es el de la clásica “depresión” de los EE.UU. en los años 1930 sino que será un “mundo gris” con la posibilidad de un gran paro permanente durante años, con porcentajes aproximados al 10% para muchos países y regiones, con España, Europa del Este y Gran Bretaña quizá superándolos.

El paralelismo dibujado para el futuro por los capitalistas del mundo es el de Japón desde 1991. Este país ha experimentado desde entonces un promedio de crecimiento nominal del PIB de sólo 0.1% anual, si se tienen en cuenta los efectos de la deflación, que es la caída de los precios (The Economist).
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La clase trabajadora no acepta el asalto

Esta fuera de toda duda, como alguno pretende sugerir, que la clase trabajadora y los desfavorecidos de Gran Bretaña y Europa, de hecho en todo el mundo, aceptarán tranquilamente esta situación. Si, como se ha argumentado, hay “agentes dispersos” de oposición al capitalismo, la responsabilidad para esto descansa en los hombros de los líderes oficiales del movimiento laboral y sindical.

Cuando el responsable de economía tory George Osborne declara que “estamos juntos en esto”, provoca carcajadas. Por otro lado, Osborne dijo a principios de 2009 que su gobierno tory con Cameron “sería el más impopular desde 1945”. Por una vez, Osborne dijo la verdad. La escala de los ataques prometidos al sector público con, por ejemplo, efectivos recortes masivos en el Servicio Nacional de Salud son de la escala del informe Geddes en 1922, que llevó a la huelga general de 1926.

Los oportunistas líderes de los sindicatos y del Partido Laborista en aquel momento eran “rabiosos bolcheviques” comparados con los actuales representantes en estas posiciones. La mayoría de los sindicatos, incluyendo el liderazgo de los sindicatos del sector público, están apuntalando un partido que promete recortar los salarios y las condiciones de sus propios miembros. Como el señor Micawber, su única política es esperar que “algo pase”. Incluso peor, en el sindicato Unison, los líderes están censurando desde la central y amenazando con la expulsión de los miembros del Partido Socialista y otros miembros de la izquierda que demandan un liderazgo luchador para el sindicato en el periodo de prueba que se aproxima.
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El mal menor
Las elecciones generales de Gran Bretaña, planteadas ahora para mayo, pueden todavía no dar una victoria completa a Cameron. Los Tories necesitan un 10% de ventaja sobre los Laboristas para ganar una mayoría de al menos un asiento, una ventaja solo alcanzada en la era moderna en 1997 por los laboristas después de 18 años de los tories con Thatcher. Hay, además, un miedo real y palpable al “Torygeddon” si Cameron llega al poder. Esto ha permitido a los líderes de los sindicatos, una vez más, esconderse detrás del “mal menor”, es decir que el Nuevo Laborismo es preferible a los tories. En realidad, son parte del mismo “equipo de gobierno” con pequeñas variaciones en el plan de mantener la “compañía” solvente a expensas de la masa de la clase trabajadora.

La gastada y patética justificación para el apoyo al Nuevo Laborismo en la próxima elección fue explicada detalladamente por Polly Toynbee en The Guardian: “Hay muchos, yo mismo me incluyo, que a menudo suspiran por vengarse del laborismo por sus crímenes, su cobardía y su inaceptable apaciguamiento ante los ricos. Pero en la luz de la alternativa, la venganza es un lujo que los bajos salarios no pueden afrontar. Es una razón miserable y débil para apoyar al laborismo, pero no imagino las cosas yendo peor: ¡oh, sí, sí podrían!” (5 de diciembre de 2009)
Si Cameron lo consigue, los líderes sindicales argumentarán que es necesario permanecer detrás de un Nuevo Laborismo que no cambiará su actual carácter procapitalista para derrotar a los tories en el futuro. Así que este argumento será sacado a relucir durante años, mientras la clase trabajadora se va al infierno en una carreta. ¡No! Es momento en el 2010 de tomar los pasos decisivos hacia un nuevo partido obrero de masas. La primera prioridad que debe tomarse es el lanzamiento y la construcción de una coalición para las elecciones generales entre el sindicato RMT, el Partido Socialista y otros, con la intención de presentar una alternativa real y una perspectiva para el futuro. Sólo un programa socialista combativo y militante ofrece alguna esperanza a los británicos.
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El cambio de paradigma está presente en las mentes de millones de personas

El año 2009 fue un momento decisivo tanto en el terreno económico, social, y político. Las claras deficiencias del capitalismo han provocado reacciones por todo el mundo. Un sentimiento pronunciadamente anticapitalista, evidente en las calles de Copenhagen y en las luchas de 2009, está empezando a tomar forma. Una encuesta de la BBC World Service concluía recientemente: “Parece que la caída del muro de Berlín en 1989 puede no haber sido la aplastante victoria del capitalismo de libre mercado que parecía en aquel momento, especialmente después de los acontecimientos de los últimos 12 meses”. El 51% de los encuestados pensaba que el capitalismo de libre mercado tiene problemas que podrían ser controlados por la regulación, pero el 23% piden un nuevo sistema. En Francia, el 43% quiere cambios radicales, mientras el 67% quiere que el Estado intervenga para distribuir la riqueza con mayor igualdad.

Existen presagios de un “cambio de paradigma” en el espíritu y la actitud de millones de personas. En esta base, una nueva conciencia socialista puede desarrollarse, especialmente si se construyen las fuerzas socialistas. El año pasado ha sido uno de los más exitosos para el Partido Socialista por la creación y participación en las luchas en Gran Bretaña. Hemos presenciado el mayor acontecimiento “socialista”, las jornadas de discusión y debate organizadas por el Partido Socialista en Londres en noviembre, seguidas por la magnífica Marcha de la Juventud por el Trabajo, que atravesó el centro de Londres. Los trabajadores estaban gritando por un guía. Se han visto obligados bajo el azote de la crisis a buscar alternativas. Muchos de ellos encontrarán su camino entre las filas del Partido Socialista y el CWI en los próximos tiempos.

El capitalismo mundial está convulso. Ha demostrado su incapacidad para satisfacer las necesidades básicas de la humanidad. No sólo la devastación económica sino guerras sobre recursos tales como el agua, surgirán en Oriente Medio y en el resto del mundo neocolonial si se permite la continuación de este sistema. En Oriente Medio el conflicto entre Israel, los palestinos y los árabes no sólo continuará apoyado en el capitalismo sino que podría desencadenar un conflicto militar como ya hizo a comienzos del 2009. La clase dirigente israelí puede incluso intentar un “ataque preventivo” contra la “amenaza nuclear” de Irán.

Desempleo masivo, pobreza, guerras, catástrofes medioambientales. Estos son los resultados de este sistema en decadencia, el capitalismo mundial. Tenemos que prepararnos para una nueva sociedad libre de las enfermedades del capitalismo, que ofrecerá inimaginable abundancia a la humanidad. Ese sistema es una sociedad socialista democrática. La idea de qué tipo llegará por sí sola en este próximo año.