Historia : Alemania 1918-1919, la revolución comienza (Parte 3 y Final)
Tempranas esperanzas e ilusiones
En cierto sentido, cómo las primeras etapas de la revolución alemana, desplegadas fueron similares a las de Rusia, pero, inicialmente, a un ritmo mucho más rápido. La revolución de noviembre había resultado en que los consejos tomaron el poder efectivo en una serie de ciudades como Hamburgo. En Baviera, un "consejo de la república" se había declarado. En Sajonia, un manifiesto publicado conjuntamente por los consejos de Dresden, Leipzig y Chemnitz, declaró que el capitalismo se había derrumbado y que la clase obrera había tomado el poder. En algunas zonas, unidades de trabajadores armados se formaron para proteger la revolución.
Las revoluciones se caracterizan porque las amplias masas entran en escena y este fue el caso en Alemania. Las organizaciones de trabajadores crecieron muy rápidamente, en parte porque los soldados desmovilizados se reincorporaron a las organizaciones, pero, principalmente, porque grandes sectores de la clase trabajadora tomaron los primeros pasos en la actividad. La afiliación sindical, de 2,8 millones en 1918, saltó a 7,3 millones el año siguiente. El SPD creció de 249.400 en marzo de
Inicialmente, este repentino aumento tendió a empujar a los más activos, las capas más radicalizadas hacia una minoría, mientras las recientemente activas tendieron a tener más ilusiones y esperanzas en el SPD y en los dirigentes sindicales. Este fue también el caso en los primeros días de la revolución rusa, cuando los Bolcheviques, a pesar de ser el más grande partido de los trabajadores antes de febrero, se convirtieron en una minoría en los soviets, donde el apoyo fue a
Esto es algo que los dirigentes del SPD desesperadamente querían detener. Conscientemente, ellos actuaron para impedir el derrocamiento exitoso del capitalismo. No fue sólo el movimiento de la clase obrera quien aprendió de la revolución rusa, la contrarrevolución, también, se hizo más consciente.
Inmediatamente después de noviembre, Alemania enfrentó una situación de poder dual. Por un lado, la revolución había arrasado gran parte del poder del antiguo régimen. Por un par de semanas como mínimo, los consejos de trabajadores, soldados y marineros tuvieron verdadero poder. Pero este no fue consolidado y los dirigentes del SPD trabajaron con a los capitalistas para neutralizar los consejos y restablecer la normalidad del gobierno burgués. El SPD tenía que moverse con mucho cuidado, sin embargo, debido a que la marea revolucionaria no había decaído. Sin embargo, como sucede en la mayoría de las revoluciones, hubo un momento cuando secciones de los trabajadores sintieron que su poder se estaba perdiendo y el orden capitalista estaba siendo reimpuesto. En muchos casos, como en los 'Días de julio' de la revolución rusa, esto puede llevar a intentos espontáneos para detener la revolución que se deshace. Los dirigentes del SPD se movilizaron para tratar de provocar a los trabajadores más radicalizados hacia una acción prematura – prematura, porque la masa de los trabajadores aún no habían sacado las mismas conclusiones que ellos tenían.
En la revolución rusa, los bolcheviques habían entendido esto y vieron el de dar una dirección y estrategia que pudiera prevenir que los activistas más avanzados quedaran aislados y para que pudieran convencer a la masa de la clase trabajadora y los pobres de las acciones necesarias para completar la revolución. En este momento en Alemania, no había ninguna fuerza equivalente en condiciones de desempeñar el rol que los bolcheviques jugaron.
Impaciente por el cambio
Desde la fundación del USPD, Luxemburgo, Liebknecht y los Espartaquistas habían participado activamente en el nuevo partido, manteniendo al mismo tiempo su propio grupo y publicaciones. Esto había continuado durante la revolución con, por ejemplo, un gran debate en Berlín a mediados de diciembre sobre si el USPD debía permanecer en el gobierno de coalición.
Al mismo tiempo, hubo un debate sobre si los Espartaquistas, junto con otros que trabajaban fuera de
Pero, en ese momento, había un alto grado de impaciencia entre muchos socialistas revolucionarios alemanes. Esto fue debido a una serie de factores, especialmente, la urgente necesidad de completar la revolución de noviembre y ayudar a
Esto ocurría en el contexto que, cuando el KPD fue fundado a fines de 1918, la mayoría decidió abstenerse en las próximas elecciones a la asamblea nacional, en contra de los deseos de Luxemburgo, Liebknecht y otros. Lamentablemente, la mayoría no vio como, en ese momento, las elecciones a la asamblea (la primera votación plenamente democrática en la historia alemana) tendrían gran apoyo y que era necesario que los marxistas utilizaran las elecciones para explicar su posición a los votantes. Al mismo tiempo, la radicalización en Berlín y algunas otras áreas llevó a una sobreestimación del apoyo existente para otra revolución que completara la de noviembre. Un ejemplo de este estado de ánimo, fue cuando el día de Navidad, algunos Espartaquistas en Berlín publicaron un documento en el que se llamaba al inmediato derrocamiento del gobierno y su sustitución por “verdaderos socialistas, es decir, por los Comunistas”.
Una característica de la revolución alemana, fue que se desarrolló a un ritmo diferente a través del país. En diferentes áreas hubo repetidos intentos por parte de los trabajadores para tomar el control en sus manos. Pero no había una fuerza nacional capaz de dar dirección a estos intentos, incluido el juzgar cual era el mejor momento, o como conscientemente ganar apoyo a nivel nacional. Trágicamente, aunque el gobierno era demasiado débil para aplastar simultáneamente todos los movimientos, la contrarrevolución utilizó diferentes velocidades para moverse alrededor de Alemania, ciudad por ciudad. Sin embargo, al comienzo de 1919, Berlín era la clave, así como la situación de doble poder no estaba resuelta.
La provocación de Berlín
En diciembre, el gobierno del SPD decidió organizar una provocación en Berlín. Habiendo reunido a las tropas contrarrevolucionarias del Freikorp fuera de la ciudad, ordenó la remoción del jefe de policía en Berlín, el miembro del USPD, Emil Eichhorn. El USPD de Berlín,
Este intento de tomar el poder fue prematuro, cayendo en la provocación de los dirigentes del SPD. Ellos podrían representar esto como un ataque al gobierno, a la mayoría del congreso nacional de los consejos y en las próximas elecciones a la asamblea nacional. Es probablemente el caso de que, en la protesta del 5 de enero, agentes provocadores alentaran la ocupación de las oficinas del SPD y la prensa burguesa; y no los objetivos más importantes e inmediatos para el éxito de una revolución; un terreno favorable para las tropas del Freikorp. Aunque los trabajadores revolucionarios eran probablemente lo suficientemente fuertes para gobernar por sí solos Berlín, este no era el caso en la mayor parte del resto de Alemania, donde las ilusiones y las esperanzas todavía existían en el gobierno del SPD. Como se vio en otras ciudades alemanas en los próximos meses, en ese momento una insurrección victoriosa en Berlín, probablemente habría sido aislada y habría abierto el ataque contrarrevolucionario.
El 8 de enero, las tropas de Noske iniciaron su ofensiva, vestida políticamente como una lucha contra el 'terrorismo'. En una declaración, Noske, afirmando estar defendiendo la historia del SPD, dijo que el, "un trabajador, está en la cúspide del poder en la república socialista". La realidad era brutalmente diferente. Noske no estaba bromeando cuando dijo, justo antes de esta batalla: "Si tu quieres, alguien tiene que ser el perro de presa. Yo no voy a rehuir de la responsabilidad". Noske ayudo a organizar los Freikorps como una fuerza contrarrevolucionaria, una de cuyas tareas era tratar de descabezar la revolución, matando a los más conocidos comunistas, Luxemburgo y Liebknecht, y la represión en la capital. Así, Luxemburgo y Liebknecht fueron asesinados por oficiales del Freikorp el 15 de enero, tres días después que los combates habían cesado.
Si bien esta sangrienta derrota fue un importante golpe contra la revolución y el KPD en particular, aquí no termina la radicalización del proletariado de Berlín. Esto se reflejó en las elecciones a la asamblea nacional, sólo una semana después de la represión de la 'Sublevación Espartaco', con la izquierda del USPD ganando el 27,6% en Berlín, en comparación con el 7,6% a nivel nacional; mientras que la votación del SPD en Berlín fue del 36,4% (37,9% a nivel nacional).
Mientras los combates en Berlín estaban llegando a su fin, una república de los consejos fue proclamada en Bremen. Después de terminar en Berlín, Noske ordenó a las unidades del Freikorp aplastar el movimiento allí. Esto, en cambio, provocó huelgas de masas y combates en la cuenca del Ruhr, Sajonia y Renania y, a principios de marzo, una huelga general y más lucha en Berlín. En otras áreas, como Hamburgo y Turingia, también hubo una situación cercana a la guerra civil, mientras que en Munich la república de los consejos fue una de las últimas en caer, a principios de mayo.
La revolución de noviembre mostró el colosal poder de la clase trabajadora en la sociedad moderna. Los trabajadores alemanes fueron capaces de derrocar la virtual dictadura militar que gobernó el país durante la guerra y al régimen imperial. Ellos crearon los consejos de trabajadores y soldados por todo el país, se volcaron hacia los partidos políticos y sindicatos, y exigieron 'socialización'. Tuvieron la posibilidad de tomar el poder por derecho propio, pero fueron bloqueadas por el rol del SPD, el partido que originalmente se había establecido para derrocar el capitalismo. El capitalismo alemán sólo pudo sobrevivir en 1918 por cortesía de los líderes socialdemócratas, que tienen una responsabilidad importante en la historia del resto del siglo 20.
Incluso derrotado en 1918-1919, la fuerza del movimiento fue suficiente para evitar que la contrarrevolución aplastara todos los derechos democráticos. La contrarrevolución se vio obligada a tomar una forma 'democrática', incluso a veces vestirse con una fraseología ‘socialista’, por el momento.
Había todavía la oportunidad para el KPD, de aprender de las experiencias de la revolución de noviembre. Aunque el capitalismo sobrevivió a esta primera batalla, la revolución alemana no había terminado, así como millones de trabajadores se movían hacia la izquierda, dejando de apoyar al SPD y, a finales de 1920, convierten al KPD en una verdadera fuerza de masas. Sin embargo, la tragedia es que cuando, después de una serie de luchas heroicas, el KPD fue capaz de obtener el apoyo de la mayoría de los trabajadores en 1923, dejaron escapar la oportunidad; con las desastrosas consecuencias de ello. En lugar de un mundo siendo completamente transformado, fue el ascenso del estalinismo y más tarde la victoria de Hitler, con todo lo que aquellos eventos significarían para la humanidad.
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