Latinoamerica en Rebelión
Latinoamérica es el continente más avanzado políticamente hoy día. También es una anticipación de lo que pasará en el resto del mundo mañana. Desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego, la clase trabajadora, los pobres de la ciudad y el campo están en rebelión contra el latifundio, el capitalismo y el imperialismo. Esto encuentra su expresión más aguda en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Pero los mismos ingredientes explosivos que existen en esos países y que empujan a sus gobiernos hacia la izquierda están presenten en un grado u otro en prácticamente cada uno de los países de Centro y Sudamérica.
Crecimiento económico... y pobreza
“Pero el continente está experimentando un rápido crecimiento” responden los profetas del neo-liberalismo. Cierto, América Latina, comparada con el periodo previo, tiene una tasa de crecimiento promedio anual de 5% desde 2004. Pero este crecimiento ha empezado desde una base baja, ha sido alimentado principalmente por el auge mundial de las mercaderías sin valor agregado (commodities) y alimentos a expensas de la industria, pasando por el lado de millones que siguen en la pobreza desesperada. Esto está tipificado por países como Chile con un crecimiento del 6%, en primer lugar debido al espiral del precio del cobre. Al mismo tiempo, ha sufrido una crisis de energía por el corte de exportaciones de combustible desde Argentina, que ha sufrido ella misma de falta de energía. La posición de Brasil todavía es más chocante, el país ahora es el más grande exportador de carne y soja en el mundo. Ha impulsado la industria de los bio-combustibles pero esto ha ido acompañado de una significativa des-industrialización.
Y este crecimiento del que tanto se habla no ha calmado el movimiento de las masas sino que lo ha intensificado. En Chile, protestas masivas contra la pobreza y el nuevo liberalismo han arrastrado a una nueva generación, terminando con la sombra de la larga pesadilla del régimen de Pinochet. Enormes huelgas y protestas han convulsionado Perú, mientras Ecuador amenaza con no pagar su deuda. El uso del dólar norteamericano como moneda de Ecuador a intensificado la crisis, debido a la reciente caída del valor del dólar en los mercados mundiales. En México han tenido lugar manifestaciones masivas debido al aumento del precio del maíz, mientras en Venezuela y Bolivia hay un desafío directo y creciente al capitalismo y al imperialismo.
La masa de la población latinoamericana entiende instintivamente que el crecimiento reciente es frágil. Argentina, por ejemplo, es elogiada en las revistas capitalistas debido a que ha crecido, supuestamente, un 33% en los últimos cinco años. Sin embargo, solo unos pocos años atrás (2001-2002) la mayoría de los argentinos cayó drásticamente bajo la línea de pobreza. Miles de personas se tuvieron que trasladar a “villas miserias” mientras que otros pedían desesperadamente visas en las embajadas de España, Italia, y otros países para dejar el suyo. Después de 1980 en Brasil, “siete millones de personas cayeron fuera de la clase media” (The Economist).
Significativamente, esta revista advirtió: “muchos de aquellos que han encontrado su camino para salir de la pobreza podrían ser lanzados hacia ella de vuelta otra vez si hubiera una repetición de los colapsos financieros que sufrió la región en los años 80s y 90s”.
Una nueva recesión mundial nos amenaza.
Este comentario fue escrito en el mes de agosto, cuando la crisis financiera había comenzado en los EE.UU y había empezado a rebrotar en otros lugares del mundo. La crisis en los mercados de hipotecas secundarias (Sub Prime) en los EE.UU, donde los préstamos fueron distribuidos como confeti a los pobres que no tenían esperanzas de pagarlos alguna vez, es sintomático del auge mundial en el último periodo. Está basado en un mar de deudas de consumo y, más aún, con el pretexto de disminuir el riesgo financiero mas de 200 billones de dólares de deuda sub-prime se parcelaron y se distribuyeron mediante los llamados “instrumentos financieros”. El resultado no fue la disminución del riesgo sino la creación de un mercado especulativo mundial. Nadie, ni siquiera los cerebros que inventaron estos ingeniosos productos financieros saben donde esta la deuda ahora.
Como una fuerza natural incontrolada, la bomba financiera oculta amenaza con una crisis bancaria de gran envergadura y ha hecho quebrar uno tras otro fondos especulativos en los EE.UU, Alemania, Francia y más dramáticamente al casi colapso del banco británico Northern Rock. Desatándose por unos días un pánico bancario en Gran Bretaña, con colas de depositantes afuera de los bancos exigiendo la devolución de su dinero. Sin embargo, a diferencia de Argentina, el incendio no llegó mas lejos debido a que el gobierno intervino y“nacionalizó” los depósitos asegurando a los ahorristas y de esta manera salvó al banco y con él a todo el sistema bancario británico.
Estos acontecimientos subrayan el carácter ciego y caótico del capitalismo, incluso en los bastiones del mundo industrializado. El viejo adagio que cuando los países industriales avanzados, especialmente los EE.UU, se resfrían, el mundo neo-colonial sufre de neumonía, sigue siendo verdad. Esto se debe a la potencia económica todavía dominante de los EE.UU. Los economistas capitalistas piensan que esto puede ser evitado por las grandes economías en desarrollo, de Brasil, Rusia, India y China si toman el relevo del declive inevitable en el consumo de EE.UU debido al colapso de los precios de las viviendas en Norteamérica. Este fue el principal motor del auge económico actual que ahora esta deteniéndose. Pero esta idea de encontrar una salida de reemplazo es una quimera. Las economías en desarrollo son completamente dependientes del crecimiento continuado del mercado mundial, particularmente de los EE.UU.
El precio a pagar en una recesión económica será el ataque a las condiciones de vida precarias de las masas trabajadoras en América latina. En los EE.UU un millón ya han perdido sus viviendas y se espera que se les unan otros dos o tres millones. La rebaja de las tasas de interés en los EE.UU, que probablemente será imitadas en otros países capitalistas, no son una solución a largo plazo. Alimentan la inflación, lo que a su vez provocara el aumento de los precios de primera necesidad y provocara mayores demandas de aumentos de salarios para compensar la inflación. Al mismo tiempo, significara un colapso adicional en el valor del dólar. La actual crisis financiera podría ser reemplazada por una crisis del dólar. Las economías dependientes de las exportaciones de América Latina estarán entre las mas afectadas por esta nueva recesión.
El capitalismo y el imperialismo no pueden ofrecer un camino de solución a los graves problemas de nuestros pueblos. El siglo veintiuno será el del socialismo. Pero para conseguir este objetivo tenemos que echar ahora las bases para la construcción de fuerzas de masas imbuidas con el método, el programa y las perspectivas del marxismo genuino.