Benjamin Péret : Poeta Surrealista - transformar el mundo (Marx) y cambiar la vida (Rimbaud)

Posted by Nuestra publicación: on miércoles, julio 06, 2016


Benjamin Péret
(4 de julio de 1899, Rezé, Francia
† 18 de septiembre de 1959, París, Francia)
Poeta, narrador, ensayista y traductor francés. Fue uno de los poetas surrealistas franceses más importantes e influyentes. Autor de una lúcida y virulenta producción poética adscrita desde sus orígenes al movimiento surrealista; arremete con saña vehemente contra la clase burguesa, la moral establecida y la retórica académica y oficialista, está considerado como uno de los mayores poetas franceses del siglo XX y una de las conciencias más críticas de la intelectualidad europea contemporánea. Su poesía y sus relatos escapan a todos los parámetros antes conocidos en la literatura. Su obra, lamentablemente, es aún un tanto desconocida. Su influencia puede apreciarse, en el ámbito latinoamericano, en poetas consagrados como Octavio Paz, César Moro, Enrique Molina y Enrique Gómez Correa.
Nacido en el seno de una modesta familia de clase media, cursó sus estudios primarios en la escuela municipal de su ciudad natal y, ya en plena adolescencia, preparó su ingreso en la Escuela de Artes y Oficios de París; pero el violento estallido de la Primera Guerra Mundial le impidió comenzar sus estudios en dicho centro, ya que fue movilizado y destinado a Salónica. Enviado luego al frente de los Balcanes, cayó enfermo de disentería y hubo de ser evacuado a Francia a través de un penoso recorrido en ambulancia, de hospital en hospital, por diferentes lugares de Europa. Una vez restablecido, continuó cumpliendo sus obligaciones militares en su país natal hasta que, en 1920, fue definitivamente desmovilizado, lo que le permitió trasladarse a Nantes para pasar una temporada de reposo.
Impulsado por su innata vocación literaria, a comienzos de los años veinte Benjamin Péret se afincó en París, se ganó la vida como corrector de pruebas de periódicos y luego como redactor de hechos policiales en el Petit Parisien y comenzó a integrarse en los bulliciosos círculos artísticos e intelectuales de la capital francesa, en los que pronto entabló amistad con algunas de las cabezas visibles de la corriente surrealista. Esta perfecta adaptación al mundillo literario parisino le permitió dar a la imprenta su primer poemario, El pasajero del transatlántico (Le passager du transatlantique, 1921), una espléndida opera prima que le reveló como una de las voces líricas más originales e innovadoras del momento. Poco después, Péret confirmó las buenas expectativas creadas por su primer poemario con la publicación de nuevas entregas poética que, como las tituladas En el 125 del boulevard Saint-Germain (Au 125 du Boulevard Saint-Germain, 1923) y Enfermedad inmortal (Inmortelle maladie, 1924), le convirtieron en una de las figuras más destacadas de la poesía vanguardista europea de los años veinte. Desde este privilegiado status, el poeta de Rézé se asoció en 1924 con el pintor surrealista Pierre Naville –procedente, como tantos otros creadores de la época, de las filas del Dadaísmo– para fundar la revista La Révolution Surréaliste, cuya dirección asumió, en colaboración con el mencionado artista plástico, hasta que, en 1925, pasó a manos del gran «pope» del Surrealismo francés, André Breton. Por aquel tiempo, la producción literaria de Benjamin Péret se incrementó con nuevos volúmenes como Era una panadera (Il était una boulangère, 1925) y 152 proverbios adaptados a los gustos actuales (152 proverbes mis au goût du jour, 1925), este último escrito en colaboración con otras de las grandes figuras de la poesía surrealista francesa, Paul Éluard. En 1927 se casa con la cantante lírica brasileña Elsie Houston.
Al tiempo que se iba consolidando como una de las voces poéticas más brillantes de su generación, Benjamin Péret desplegaba también una intensa actividad política en las filas del anarquismo libertario internacionalista, desde las que evolucionó hacia el marxismo radical. En 1927, como hicieron tantos otros poetas surrealistas por aquellas fechas, formalizó su ingreso en el Partido Comunista Francés y pasó a trabajar durante algún tiempo en el rotativo L'Humanité, órgano portavoz de dicha ideología política. Pero el talante transgresor, rupturista y revolucionario de Péret era demasiado radical incluso en las filas del comunismo, de las que se apartó bruscamente en 1930, a raíz de las resoluciones del Congreso de Kharkov, que se le antojaban demasiados complacientes con esa clase burguesa a la que odiaba y fustigaba de continuo en su obra. Aquel mismo año, decidido a enfrentarse con todos para no tener que renunciar a su vehemente agresividad antiburguesa, hizo públicas sus discrepancias con la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios y rompió radicalmente con los surrealistas. De aquel segundo lustro de los años veinte datan otros poemarios de Péret como Dormir, dormir en las piedras (Dormir, dormir dans les pierres, 1927), El gran juego (Le grand jeu, 1928), Y los senos morían... (Et les seins mouraient..., 1928) y 1929 (1929), este último escrito en colaboración con otra de las cabezas visibles del Surrealismo, Louis Aragon.
A raíz de su tajante ruptura con el Partido Comunista Francés y sus compañeros de aventura vanguardista, Benjamin Péret decidió cambiar de aires y, en 1931, emprendió un largo viaje por Brasil, donde nace su hijo Geyser. Fue encarcelado por sus actividades de agitador político y, posteriormente, expulsado del país. De nuevo en Francia, escribió y publicó una nueva obra –Detrás de las gavillas (De derrière les fagots, 1934)– y se reconcilió personalmente con algunos surrealistas como André Breton, con el que asistió, en 1935, a la Exposición Internacional Surrealista organizada en la ciudad canaria de Santa Cruz de Tenerife. Un año después, el estallido de la Guerra Civil Española renovó su entusiasmo marxista –ahora decantado hacia el trotskismo– y propició su inmediato enrolamiento en las Brigadas Internacionales, con las que combatió en suelo hispano hasta 1939, año en el que fue nuevamente movilizado por el ejército francés. Durante su estancia en España conoció a la mujer con la que habría de compartir el resto de su vida, la pintora española Remedios Varo –natural de la localidad gerundense de Anglés–, a la que introdujo en los ambientes artísticos parisinos. Sus obras de este período son Yo no como de ese pan (Je ne mange pas de ce pain-là, 1936), Yo sublime (Je sublime, 1936),Tres cerezas y una sardina (Trois cerises et une sardine, 1937) y En el paraíso de los fantasmas (Au paradis des fantômes, 1939).
Durante los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial, Benjamin Péret fue detenido y encarcelado en Rennes (1941) bajo la acusación de haber desplegado actividades subversivas. El avance de las tropas alemanas en territorio francés propició su puesta en libertad y su traslado a París, donde continuó desplegando una intensa actividad política que fue denunciada públicamente por los diarios colaboracionista. Amenazado en su propia patria, Péret logró cruzar clandestinamente la zona ocupada y llegó a Marsella, donde se reunió de nuevo con Breton y con antiguos compañeros de andadura surrealista. Tan pronto como pudo, huyó a Hispanoamérica y se estableció en México junto con su compañera Remedios Varo, con cuya colaboración intentó crear un nuevo grupo surrealista, mientras sobrevivía gracias a su perfecto conocimiento de la lengua española, que le permitió colaborar frecuentemente en diferentes rotativos y revistas del país azteca. Siguió, entretanto, escribiendo y publicando otras obras como Las desgracias de un dólar (Les malheurs d'un dollar, 1942), Péret tiene la palabra (La parole est à Péret, 1945) y El deshonor de los poetas (Le déshonneur des poètes, 1945), un virulento panfleto dirigido contra los escritores franceses que, so capa de colaborar con la Resistencia durante la ocupación alemana, habían vuelto a teñir de un rancio y trasnochado patriotismo –siempre según el agresivo escritor de Rézé– las Letras francesas. Además, durante su estancia en México Benjamin Péret dio a la imprenta en Francia otras obras como Última desgracia, última suerte (Dernier malheur, dernier chance, 1945) y Mano dura (Main forte, 1946).
En 1947, año en el que apareció su extraordinario volumen de poesía Fuego central (Feu central), los poetas y pintores mexicanos que integraban ahora su círculo de amistades organizaron una venta pública de sus obras para financiar el viaje de regreso de Péret a Francia. Afincado así, nuevamente, en la capital gala, publicó otros libros como La brevis galante (1949), Air mexicain (1952) y el agrio y destemplado Mueran los cabrones y el campo del honor (Mort aux vaches et au champ d'honneur, 1953), al que siguió, publicado bajo el pseudónimo de « Satyremont», Les rouilles encagées (1954). Aquel mismo año de 1954, el poeta de Rézé realizó un nuevo viaje por territorio español, y al año siguiente volvió a recorrer Brasil, en un claro deseo de recuperar los paisajes que habían sido escenario de su agitada vida política y social.
Tras la publicación de Le gigot, sa vie et son oeuvre (1957) e Histoire naturelle (1958), Benjamin Péret cayó gravemente enfermo y hubo de ser intervenido quirúrgicamente 1959, operación de la que salió tan debilitado que los facultativos determinaron su nuevo ingreso en el hospital Boucicaut de París, en donde el poeta de Rézé perdió la vida a finales de dicho año. En la producción impresa de Péret -donde también figuran ensayos y narraciones, entre ellas su famoso relato pornográfico publicado en España bajo el título de El vizconde Pajillero de los Cojones Blandos-, destaca asimismo la edición póstuma de Veinte poemas (Vingt poèmes, 1965). Y, entre sus traducciones al francés, sobresalen las versiones que ofreció de algunos clásicos de la literatura mexicana como Livre de Chilam Balam de Chuzumel (1955) y Pierre de soleil (1962), de Octavio Paz (1914-1998). Además, Péret ofreció tres valiosas selecciones antológicas:Anthologie de l'amour sublime (1956), La poésie surréaliste française (1958) y Anthologie des mythes, légendes et contes populaires d'Amérique (1960).
Péret fue el único surrealista de la primera hora que permaneció lealmente al lado de Breton, por lo que a la muerte de éste, en 1966, fue sepultado cerca del eterno compañero fiel en el cementerio de Batignolles en París.
El vizconde Pajillero de los Cojones Blandos: Este brevísimo relato erótico de Benjamin Péret, maestro del humor negro y del absurdo, es una muestra magistral del espíritu y profunda transgresión con el que los surrealistas más puros han sellado siempre todas y cada una de sus obras. Aquí se nos cuenta, con la más desvergonzada sonrisa de la que es capaz Péret, entre narraciones, cánticos y poemas, las muy desaforadas hazañas del vizconde Pajillero de los Cojones Blandos. En todo momento el lector sentirá esa necesidad que han sabido transmitir los surrealistas de dejarse llevar, al filo del lenguaje asociativo del inconsciente –al que ellos llamaban «automático»–, en plena libertad, sin inhibiciones, hacia sus más extravagantes fantasías, al límite de lo grotesco o impensable.
Textos Políticos: Péret fue uno de los surrealistas que mejor supo comunicar y que mejor integró en su propia vida aquello a lo que aspiraba el surrealismo: a una revolución con dos caras que miraban hacia un mismo horizonte, el de la emancipación integral del ser humano, para lo que era imprescindible una doble acción que transformase el mundo (Marx) y cambiase la vida(Rimbaud). En Péret el surrealismo alcanza algunas de sus más altas cotas (aunque también algunos de los límites que le acompañaron siempre) y ello quizás porque él fue quien más creyó en el potencial emancipatorio de la poesía superando las dimensiones teórica, estética y literaria hasta integrar la poesía en la vida y, lo que es más importante, ayudar a liberar a ésta de las trabas que impiden su desarrollo libre y pleno y que no son otras que las que imponen el capitalismo y su sistema de organización del mundo.
«El poeta lucha contra toda forma de opresión: la del hombre por el hombre en primer lugar y la opresión de su pensamiento por los dogmas religiosos, filosóficos o sociales.» –Benjamin Péret

Enviado por Alfredo Rubio Bazan