Edmundo Murrugarra Florián
Es una lectura de
las tendencias, las cifras y el mapa electorales resultantes de la primera
vuelta. También se los puede leer como el regreso triunfal al control del
Estado de los herederos de la mafia probadamente criminales que en defensa del
capital transnacional encabezaron Fujimori y Montesinos. Destaco lo primero
porque miro las cosas desde la derrota que sufrimos los militantes y dirigentes
del frente Izquierda Unida que lideró Alfonso Barrantes en los 80s. Entonces,
un socialismo copiado y calcado nos incapacitó para percibir la entraña
antipopular y antidemocrática de la guerra terrorista que desató Sendero
Luminoso. Los pueblos quedaron sin apoyo ni dirección militar de los
socialistas.
La recuperación de
las tierras los había transformado en productores y ciudadanos libres. Mercado
interno y democracia podían florecer. Buen comienzo para pasar a recuperar la
inmensa riqueza social, política y espiritual de culturas y lenguas
originarias, y ofrecer al mundo otro tipo de convivencia humana. Pero Sendero
no solamente era ajeno a esas conquistas. Se oponía violentamente. El ejercicio
de esos derechos exigía enfrentarlo también en lo militar. Por confusión
ideológica los socialistas dejamos esa tarea en manos de aventureros
hambrientos de poder y riqueza que lo hicieron con políticas coloniales,
racistas y genocidas. Y les fue fácil instalar en el imaginario popular la
asociación de Izquierda y Socialismo con terrorismo. Derrota, dispersión y
pérdida de identidad socialista. Es el lado negativo del legado que ha recibido
la generación que hoy lidera Verónika Mendoza.
Pero hay raíces
para florecer
Pero también
hereda el legado positivo. Por eso, erguida sobre esa historia y en respuesta
al violentismo decadente, proclamó al amor como fuerza revolucionaria. Por la
historia cuzqueña, panandina y universal sabe que el amor es la energía
que da vida y engendra los cambios en la historia de los pueblos y de todos los
seres del planeta. Y que la violencia solo es creadora cuando cuida, defiende y
sirve al amor. Por eso son piedra duradera en la memoria humana los Túpac
Amaru y las Micaela Bastidas. Desde Atahualpa y Olaya hasta Pedro Huillca y
Máxima Acuña en su Conga invicta. Amaron y aman para siempre. Y tantas heroínas
y héroes. Son las antiguas raíces de los que resistieron y triunfaron, de los
que cayeron mirando al infinito por lo que se levantaron como bandera. Cuando
hay raíces se puede florecer. Es lo que viene ocurriendo.
Eso no lo saben
los envenenados por la muerte. Cuando los jurados electorales tomaron
caprichosas decisiones para eliminar candidatos que podían estorbar el triunfo
del aprofujimorismo, no se imaginaron que entre las opciones ninguneadas había
una con viejas y frescas raíces. Allí estaban el Frente Amplio con un renovado
equipo de campaña y su candidata Verónika Mendoza. Apenas conocida. Los
electores algo sabían de los pueblos que resisten la depredación minera. Algo
más saben de colectivos juveniles que habían desbaratado trasnochadas
repartijas palaciegas y habían arrojado al basurero leyes pulpines tramposas. Y
vieron que la tradicional bandera de la justicia social la enarbolaba una mujer
con la alegría de vivir de los pueblos milenarios. Que cantaba, bailaba y
vestía los colores de los pueblos y les hablaba en la dulce lengua general, el
quechua. Asqueados por el aire corrupto de las mafias que tienen penetrado al
Estado sintieron que con “La Vero” llegaba el aire rejuvenecedor de los
carnavales puneños, Cajamarquinos, Huamanguinos. Desde el hoyo del 2% empezó
entonces el ascenso fulminante que ponía la victoria electoral a la vista.
Los aparatos
reaccionarios entonces lanzaron su campaña. Empezaron tergiversando su mensaje
y el contenido del conversatorio sobre la izquierda que tuvo lugar con motivo
de los 50 años de VR. Intentaron mezclarla en los investigados enredos de
Nadine Heredia. Metieron miedo al bolsillo de la gente responsabilizándola de
la caída de la bolsa de valores y del precio del dólar. Terminaron con la
complicidad, por acción o imprevisión, de mandos militares en la casi anunciada
emboscada senderista en el VRAEM. Han evitado que Verónika pase a la
segunda vuelta. Pero a pesar de que el FA no pudo colocar personeros en el 70%
de mesas no han podido evitar que millones de electores expresen su simpatía
por la izquierda en las ánforas. No han podido impedir que ahora los pueblos
cuenten con una nutrida y calificada representación parlamentaria, con una
naciente institución política el Frente Amplio que agrupa a decenas de
colectivos. Y que cuentan con una joven y pluricultural líder Verónika Mendoza.
Derrotar a los herederos de la
mafia en la segunda vuelta
Con certero
instinto político Verónika, Marisa, Indira y el equipo de campaña anuncian
“¡Vamos por más!”. Y ese más es ahora. La contienda electoral no ha terminado.
Por eso el FA, Verónika y el contingente de parlamentarios elegidos lejos de
agotar tiempo y energía en debates sobre endoso de votos o de voto en blanco
han pasado a denunciar la desidia cómplice de Kuczinski frente a la mafia. Lo
denuncian por su parálisis frente a las fuentes de su financiamiento de los
Fujimori y la relación con las redes mundiales de lavados de activos. Porque
teniendo un programa semejante no es correcto concluir que no importa quien
gane la segunda vuelta. La corrupción mafiosa y criminal es el enemigo
principal.
Su
mayoría en el Congreso es un grave golpe para los pueblos. Lo será mucho más si
logra el control total del Estado. Su práctica del clientelismo mafioso con los
fondos mal habidos es lo que le permiten tener presencia en más de la mitad de
los 2,000 distritos del país. Esa presencia pasará a ser control si tiene el
ejecutivo en sus manos. En diferentes lenguajes los electores del FA, los de
los candidatos excluidos y los del mismo PPK tienen voluntad de derrotar esa
candidatura. Muchas personalidades y periodistas han luchado contra la
mafia corrupta y criminal. Desde Vargas Llosa, Gorriti y Hildebrant. Es tarea a
la orden del día coordinar, liderar y organizar a estos millones de electores.
Sin pacto ni alianza alguna, Verónika y las flamantes parlamentarias así lo
vienen entendiendo. Es la más difícil y prometedora tarea de la campaña.
Derrotar la pretensión aprofujimorista del tener el control total del Estado.
Todo el país espera la unidad de acción del 5 de abril último. El FA y Verónika
lo pueden.
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