MAR
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La reforma laboral que por estos días discute el duopolio es más de lo mismo, es decir, un maquillaje que en lo fundamental no altera bajo ninguna circunstancia las relaciones laborales heredadas de la época de la dictadura. Es la manera en que siempre ha funcionado la “democracia” en la medida de lo posible y su transición pactada que se encarga de resguardar la impunidad de los genocidas al mismo tiempo que consolida el libertinaje del mercado en favor de esas pocas familias que son dueñas de Chile.
La directiva de la CUT controlada por los socialistas, por los DC y los comunistas lo sabe muy bien. Con su oportunismo se presta para que la élite pueda seguir haciendo de las suyas, inclusive a costa de lxs trabajadorxs que dice representar. De hecho, Arturo Martínez reconoció que depositaron mucha confianza en la Nueva Mayoría. Pero, al mismo tiempo estos dirigentes insisten en la estrategia reformista, en que de esa manera (peleando desde adentro, insertándose y en los hechos aceptando la lógica de un sistema político antidemocrático, también heredado de la tiranía) podrán cambiar la situación de lxs asalariadxs. En este contexto, buscan detener la “arremetida conservadora” contra la reforma laboral como si ésta representara un avance para el pueblo.
A pesar de que la CUT llamó al paro, que éste ya tiene fecha, tal movilización es una puesta en escena para no quedar tan expuestos ante la ciudadanía. En realidad, la central mantiene su subordinación al gobierno.Simplemente estamos ante la Nueva Mayoría en su versión sindical. En este sentido, tratan de generar presión para que ellos- el sector falsamente “progresista”- le gane al más conservador, pero siempre manteniéndose dentro el conglomerado de gobierno. Más aún en este año de elecciones y de pactos que reaseguran el sistema de dominación. Entonces, si la CUT no llamara al paro sería muy evidente su compromiso y apoyo a la lógica del neoliberalismo que ayudan a sostener; estaríamos ante una demostración contundente de su miopía y esterilidad a la hora de batallar por los derechos de lxs trabajadorxs.
Es válido que nos preguntemos si la central es una herramienta válida en el combate por mejorar nuestras condiciones de vida y de trabajo. Me parece que no, que en consecuencia lxs chilenxs debemos organizarnos con independencia de clase, rompiendo definitivamente con la burocracia sindical. Una acción importante en ese sentido es plantear un paro organizado por las bases mismas del movimiento social, que sea combativo, que reivindique nuevas relaciones laborales, el final de la educación y de la salud de mercado y la Asamblea Constituyente libre y soberana, entendiendo esta última como el inicio de un proceso de construcción del poder popular.
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