Mario R.
Fernández
Ya no son
comunes los lugares de auge económico con oportunidades de empleo bien pagado,
los que aún existen, ligados a inversiones para desarrollar un tipo particular
de industria o para explotar un recurso natural como el petróleo. En Alberta,
Canadá, el recurso son las arenas bituminosas, un recurso fósil que requiere un
costoso proceso para producir crudo en base al que se generan combustibles. Alberta
ha experimentado, en los últimos 65 años, varios auges en su industria petrolera,
y cada auge ha venido seguido también de crisis, el último auge comenzó a
principio de la década del 2000 y duró hasta hace un año, incluyendo una baja
temporal el año 2008. Según el Ministerio de Energía de Alberta, en estos pasados
14 años se han invertido 201.000 millones de dólares lo que ha generado trabajo
para 133.053 personas en varias áreas de esta industria -construcción,
operación, transporte y mantenimiento. Si atendemos a la enorme inversión de
capital vemos que el número de trabajos producidos no han sido demasiados, de
haberse aplicado a la manufactura el número de trabajos generados lo
contaríamos en millones, no miles. Esa es, sin embargo, la realidad de la industria
petrolera en Alberta, que no sólo es extremadamente costosa, necesitando enormes
inversiones de capital, sino además es de rentabilidad dudosa, pues espera elevados
niveles de subsidios del gobierno provincial, es altamente contaminante del medio
ambiente (lo que incluye daños directos a territorios provinciales, estatales y
aborígenes), todos estos costos ignorados, o no tenidos en cuenta, por las corporaciones
multinacionales petroleras responsables de esta explotación.
Las arenas
bituminosas, localizadas en el norte de Alberta, ocupan un territorio de
142.200 kilómetros cuadrados pero su distribución en ese territorio no es
homogénea como muchas veces la propaganda nos quiere hacer creer para dejarnos
fascinados con el mito de la eterna prosperidad. De todas maneras, el complejo
petrolero en la zona cuenta con cuatro grandes plantas de Mejoramiento
(extracción o separación de la arena y producción de crudo), seis minas de tajo
abierto, 90 plantas Primarias (mucho más pequeñas que las de Mejoramiento) y 35
plantas Térmicas (sistema in situ o SAGD), formando una red industrial de corporaciones
multinacionales que producen 2 millones 300 mil barriles diarios de petróleo
crudo y pre-crudo, que en el 2014 significaron más de 5 mil millones de dólares
en royalty a la provincia de Alberta, aunque este aporte haya bajado a más de
la mitad este año debido a la baja en el precio del petróleo.
En los
últimos 10 años la provincia de Alberta ha ganado más de un millón de
habitantes, alcanzando a tener una población de 4,2 millones de habitantes
concentrados principalmente en sus dos ciudades principales, Edmonton y Calgary,
que han capitalizado no sólo la mayor parte del crecimiento poblacional sino
también el económico. Fort McMurray localizada en pleno bosque boreal (o lo que
del bosque boreal queda) es centro de la industria petrolera y ha llegado a ser
símbolo de la prosperidad localizada –el “boomtown” del norte, el dorado de
nuestros tiempos, directamente relacionada con el movimiento que genera esta
industria, lugar de residencia de muchos de los trabajadores y trabajadoras, centro de abastecimiento de
materiales y transporte y de muchos otros servicios que esta industria demanda.
Fort
McMurray cuenta con cerca de 70 mil habitantes, sin contar los miles de
trabajadores flotantes temporales, número que ha decrecido notoriamente este
último año por la crisis que vive la industria petrolera. Conocí esta ciudad más de tres décadas atrás
cuando contaba con menos de 30.000 habitantes, en esos años Fort McMurray tenía
una atmósfera de lugar fronterizo, y contaba con un entorno de bosques tupidos
donde muchos cazaban por afición y otros por sustento, vendiendo las pieles en
el pueblo. Llegaba en ese entonces el mismo tren de pasajeros inaugurado en
1925, el tren duró hasta 1989. Muchos usaban en Fort McMurray avionetas acuáticas y estas se estacionaban
normalmente en el río; un transportador
público (ferry) del Estado Federal prestaba
servicio hacia el norte durante el verano, cuando el río Athabasca estaba
descongelado; este servicio no existe hoy. Desde 1957 existe una carretera hacia
el sur, hacia donde se encamina casi todo el movimiento, que recuerdo era en
extremo peligrosa hasta hace apenas unos
años y donde perdieron la vida muchos
trabajadores. Hoy Fort McMurray tiene su propio aeropuerto internacional, muy
moderno, aunque los únicos vuelos al extranjero eran de vacacionistas hacia México.
Al final de
los años 1970 se completaba el proyecto de Syncrude, el segundo de estas arenas
bituminosas, en los 1960 se había construido el primero que fue Suncor. A este
proyecto de Syncrude acudieron trabajadores y trabajadoras de muchos lugares
del país, las mujeres fueron un 10 por ciento del total de la mano de obra,
muchos había tenido experiencia en el oleoducto que cruza de norte a sur el Estado
de Alaska. Todos estos proyectos, y
otros más pequeños, eran sindicalizados por lo que contaban con muy buenos
contratos colectivos lo que aseguraba buenos salarios. Algunos trabajadores vivían en los campamentos y simplemente bajaban a Fort McMurray a depositar sus cheques el día de pago, a
visitar las tabernas (los bares de entonces) que se llenaban, y no faltaban
experimentados jugadores de cartas que sin trabajar en el proyecto ganaban
dinero desplumando a otros, ni faltaban las prostitutas ni las drogas, estos y
estas penetraban los campamentos que no contaban en esos años con gran
seguridad, por lo que al boom de la ciudad se sumaba un boom en el aumento del
crimen. Pero para la mayoría de los que trabajaban
en esta última frontera canadiense esta industria era una fuente de trabajo, el
dinero ganado no era malgastado sino en gran medida ahorrado para asegurarse
que al final del boom no quedarían con los bolsillos vacíos; muchos adquirieron
sus viviendas con estos ahorros y orgullosos las pagaban totalmente porque la
mentalidad era otra. Fort McMurray misma era una ciudad mucho menos ambiciosa, el
ambiente reinante era más moderado y mucho más sencillo, había mucho menos
consumismo incluso aunque había más dinero que hoy. La especulación
inmobiliaria entonces era limitada. Hoy la historia es muy diferente no sólo en
tiempos de auge sino también en tiempos de crisis.
En Fort
McMurray viven aproximadamente 20.000
personas involucradas directamente en esta industria de las arenas
bituminosas, ya sea en la operación, mantenimiento y transporte, que todavía
pese a la crisis que sufre esta industria estos trabajos tienen seguridad
laboral mientras se mantengan los niveles de producción actual, aunque el
futuro aparenta incierto. Pero en la ciudad y en los campamentos de las plantas
han vivido hace apenas un año cerca de 30.000 personas, aunque quedan varios
miles todavía, estos trabajadores
temporales llenaban puestos de trabajo a la activa demanda de la
construcción industrial como también la construcción residencial, comercial e
institucional y de obras públicas y los
servicios del sector privado. La fascinación de este dorado por la presencia de
este movimiento de gente a los ojos de los especuladores de las inmobiliarias,
casa de venta de vehículos, instituciones financieras, autoridades de la
ciudad, otros comercios y servicios e incluso los infalibles traficantes de
drogas ya que la adicción a ellas es muy común en esta sociedad, no pueden
admitir que el boom por lo menos temporalmente terminó y siguen tratando de
engañarse y engañar.
Las
regulaciones al arriendo de viviendas hace varias décadas fueron abolidas en la
provincia de Alberta como en muchos lugares en Norteamérica dejando sin ninguna
protección de los cobros usureros a la
gente que necesita arrendar una vivienda. En Fort McMurray como hubo una gran
demanda en los últimos 10 años, los precios alcanzaron niveles desorbitantes y escandalosos, como por
ejemplo una casa búngalo sencilla se llegó a cobrar hasta 3500 dólares por mes
y un apartamento de un dormitorio hasta 2000 dólares, considerando que los que
llegan a este lugar no vienen a vacacionar si no sólo a trabajar y muchos de
ellos eran desempleados y estos precios
usureros llevó a muchos de los trabajadores a vivir en casas rodantes y tiendas
en campings municipales soportando en invierno temperaturas hasta de menos 40
grados centígrados. En este ambiente de carestía de todo incluyendo los
alimentos, se construyeron miles de viviendas muchas más que la demanda, la
gente presionada para adquirirlas por los altos arriendos y la imposición de un
mercado con la propaganda y la
especulación tanto de las inmobiliarias como del gobierno de la ciudad, que este aseguraba que para el año 2030 la
población de Fort McMurray iba alcanzar 250.000 habitantes y que endeudarse en
una propiedad, que costaron en promedio 600.000 dólares era un gran negocio por
que iban a seguir subiendo en el futuro ya que el boom no tenía fin.
En Fort
McMurray con la crisis, el desempleo ha alcanzado más del 10 por ciento, hay un
20 por ciento de viviendas disponible para ser arrendadas, el aeropuerto ha
bajado su movimiento en un 50 por ciento, mucha gente que perdió sus trabajos
buscó en otros lugares del país, para el que arrendaba ha sido más fácil irse,
pero para los miles que compraron viviendas (se endeudaron) el asunto es mucho
más complicado, como explican testimonios: “Una pareja joven que puso a la
venta su propiedad la rebajó un 20 por ciento del precio que la compró, en
ocho meses de estar a la venta, nadie se ha interesado”. Los especuladores
verdaderos parásitos y las autoridades
sin ninguna sensibilidad y realidad insisten que todo se arreglará y que la
recuperación ya viene en cualquier momento afirmando que la propiedad ha bajado
menos de un 10 por ciento. El gobierno de la ciudad fuera de especular, también
ha mostrado ser muy incompetente o quizás dudoso ya que no ha construido toda la
infraestructura que demandó el crecimiento de la ciudad y en cambio ha
construido otros que nadie necesita, gastó 133 millones de dólares en un
complejo deportivo con un estadio con capacidad para 20.000 espectadores que
nunca usarán.
Todo auge
económico siempre tiene su final y todo el sistema capitalista es vulnerable,
pese a lo que afirmen los economistas charlatanes; esta crisis en Fort Mc
Murray no es una tragedia por ahora, como ha pasado en otras localidades en
Canadá, donde muchas plantas de la industria
de pulpa y papel en las últimas décadas han cerrado dejando todo el pueblo sin
actividad económica, y no faltando el consejo ridículo de estos charlatanes de
que todo no está perdido si se dedican al turismo.
Con respecto que va a pasar en un futuro cercano con el precio del
petróleo, la opinión es diversa, por ejemplo uno de los grandes de Wall Street,
Goldman Sachs opina que no ve aumento más que 50 dólares el barril de petróleo
para el próximo año, mientras que para la consultora Ecstrat de Londres opina
que en un año el petróleo podría llegar a 130 dólares el barril; considerando
que estas instituciones y otras se han equivocados completamente (o manipulado)
en el pasado en diagnosticar precios del petróleo y otras materias primas.
Quizás nadie
puede pronosticar el futuro económico ya que vivimos en un sistema completamente
especulativo y globalizado, donde Canadá aparenta fortaleza económica
principalmente en la construcción de edificios y viviendas pero su realidad es
otra, este país ha perdido más de 10.000 factorías y el 17 por ciento de su
capacidad manufacturera desde la última recesión económica. El petróleo y gas
es el 25 por ciento de sus exportaciones y con precios bajos de los minerales
que también exporta, sus entradas han bajado significantemente; su exportación
de granos se muestra la más sólida, pero sin embargo sus autoridades hace poco
firmaron el tratado TPP (del Pacífico) que destruirá casi la totalidad de su
industria de productos lácteos. Con todo esto es muy difícil pronosticar buenos
tiempos para la mayoría de los canadienses que acarrear altas deudas
personales, como así también las acarrean sus gobiernos en diferentes niveles y
muchas empresas. Aunque las apariencias son las que parecen imponerse.
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