Evgenia Ginzburg - Historiadora y escritora rusa que pasó 18 años condenada en el Gulag.

Posted by Nuestra publicación: on domingo, diciembre 20, 2015


Evgenia Ginzburg
(20 de diciembre de 1904, Moscú, Rusia
–25 de mayo de 1977, Moscú, Rusia)

«En el insomnio, la conciencia no se consuela por no haber participado directamente en los asesinatos y en las traiciones. Porque no sólo mata el que asesta el golpe, sino los que han avivado su odio. De uno u otro modo. Repitiendo irreflexivamente peligrosas fórmulas teóricas. Levantando en silencio la mano derecha. Escribiendo cobardemente una verdad a medias.» – Evgenia Ginzburg


Historiadora y escritora rusa que pasó 18 años condenada en el Gulag. Fue una de las millones de víctimas de la locura paranoica de Stalin en su afán por detener y encarcelar a cualquier persona considerada "enemiga del pueblo" en la Unión Soviética. Pasó cerca de 20 años recluida dentro del siniestro sistema de campos de trabajo soviéticos conocido como Gulag
Nació en Moscú, en el seno de una familia judía. Al poco tiempo de su nacimiento, su familia se trasladó a Kazán. En 1920 entró a la Universidad Estatal de Kazán, al Departamento de Ciencias Sociales, cambiándose luego a pedagogía. En abril de 1934, fue nombrada profesora asociada de Historia del Partido Comunista. Al mes siguiente fue nombrada directora del recién creado departamento para la Historia del Leninismo. No permaneció mucho tiempo en este cargo ya que en 1935 fue obligada a abandonar esta universidad.
Se casó dos veces: su primer matrimonio fue con el Doctor Dmitri Fiódorov, con quien tuvo un hijo en 1926, Alekséi Fiódorov, que moriría durante el Sitio de Leningrado. En 1930, se casó con Pável Aksiónov, alcalde de Kazán y miembro de la Ejecutiva Central de la URSS. Tuvo un segundo hijo en 1932 Vasili Aksiónov, que llegó a ser un conocido escritor. Luego de convertirse en miembro del Partido Comunista de la URSS, continuó su exitosa carrera de educadora, periodista y administradora.

Persecución: Tras el asesinato de Serguéi Kírov en diciembre de 1934, Ginzburg, como otros muchos comunistas, fue acusada de participar en un "grupo trotskista contrarrevolucionario" surgido desde el consejo editorial del periódico Krásnaya Tatáriya en el que ella trabajaba. Tras una dura lucha para mantener su carné de partido fue expulsada (oficialmente el 8 de febrero de 1937). En febrero de 1937, fue expulsada del Partido Comunista, y luego fue arrestada por una presunta conexión con los trotskistas. Desde el momento en que fue arrestada, negó las acusaciones y jamás reconoció haber participado en ninguna organización contrarrevolucionaria trotskista. Sus padres también fueron arrestados y posteriormente puestos en libertad tras dos meses de detención. Así mismo, su marido fue arrestado en el mes de julio y se lo sentenció a 15 años de trabajos forzados, además de ser confiscadas sus pertenencias.

Juicio y condena: El día 1 de agosto de 1937 fue sentenciada a 10 años de prisión, siéndole confiscados todos sus bienes. La sentencia fue declarada firme, sin posibilidad de apelación, además de empezarse a aplicar en las siguientes 24 horas, como así ocurrió. Ella llegó a escribir en una carta al Presidente del Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética que todo su proceso judicial "duró siete minutos" incluyendo su interrogatorio y la lectura de la sentencia. En su autobiografía, Ginzburg decía que sintió un "gran alivio" tras escuchar el veredicto, porque tenía miedo a ser condenada a muerte.

Exilio en el gulag: El Gulag, acrónimo de Dirección General de los Campos, dio denominación al sistema soviético de trabajo esclavo que Stalin impulsó para acelerar la industrialización y la explotación de los recursos naturales de las zonas inhabitables de la Unión Soviética, desempeñando un papel central en la economía del país. Evgenia experimentó primero el encierro en las prisiones de Lefortovo, Butyrka y Yaroslav, cerca de Moscú. Posteriormente, atravesó todo el país en un vagón de prisioneros hasta Vladivostok (puerto en la costa pacífica rusa), y luego a las minas de oro de Kolyma, en el Lejano Oriente Ruso. En la zona de Magadan, ella trabajó en el hospital del campo, pero luego fue enviada a las heladas profundidades del Gulag y asignada a los así llamados trabajos comunes, donde se convirtió en una demacrada dokhodyaga (desahuciada), gracias al miserable trato dado a los prisioneros, al obligarlos a trabajar en tareas pesadas varias horas al día, con una alimentación muy deficiente, bajo condiciones climáticas adversas, y en las peores condiciones de trabajo. El doctor Antón Walter, un alemán étnico proveniente de Crimea quien había sido deportado debido a su herencia alemana, probablemente salvó su vida y la rescató de estas pesadas labores al recomendarla como enfermera del campo. Eugenia y el Doctor Walter finalmente contrajeron matrimonio convirtiéndose así en su tercer marido. En febrero de 1949, Ginzburg fue puesta en libertad y empezó a escribir sus memorias en secreto. En octubre de 1949 fue arrestada de nuevo. No se justificó esta segunda detención bajo ningún motivo concreto. Fue y exiliada a la región de Kranoyarsk; sin embargo, antes de partir fue cambiado su destino a Kolyma.

Vida tras su liberación: Después de la muerte de Stalin en 1953, a Evgenia le fue permitido visitar Moscú, y fue completamente rehabilitada en 1955, como lo fueron millones erróneamente condenados, muchos de ellos póstumamente. Evgenia volvió a Moscú, trabajó como periodista y continúo su trabajo en, sus memorias llamadas Krutói marshrut (Viaje dentro del Torbellino, 1967), obra publicada en castellano bajo el título de El Vértigo. Luego que completó su libro, fallaron todos los intentos por publicarlo en la Unión Soviética, debido a razones políticas; el manuscrito fue contrabandeado al exterior, donde fue ampliamente publicado. Eventualmente, su libro incluía dos partes, llamadas Ruta Severa y Ruta Empinada. Evgenia murió en Moscú en 1977 a la edad de 72 años, antes que sus memorias fueran publicadas en su propio país.


El vértigo: La escritora, miembro del partido comunista ruso, fijó en su mente cada uno de los instantes de su cautiverio, consciente de que una vez libre debía contar al mundo la odisea de hambre, frío, enfermedad y terror que padeció durante 18 años encerrada en un gulag. Evgenia Ginzburg escribió El vértigo  para narrar el dolor y la tragedia que como ella vivieron millones de rusos. Su testimonio refleja la vergüenza y el sentimiento de culpa que padeció al darse cuenta de que ella, militante del partido comunista, había contribuido a crear un estado de aniquilamiento del individuo. En cada uno de los capítulos que escribe la autora el lector puede encontrar momentos angustiosos y dramáticos. Habla de los barracones en los que viven los hijos de las presas y en los que hay colocados letreros dependiendo de la edad que tienen los pequeños: Grupo lactante, Destetados, Mayores..., y recuerda el momento en el que después de tres años recobró su capacidad de llorar.
«En el insomnio, la conciencia no se consuela por no haber participado directamente en los asesinatos y en las traiciones. Porque no sólo mata el que asesta el golpe, sino los que han avivado su odio. De uno u otro modo. Repitiendo irreflexivamente peligrosas fórmulas teóricas. Levantando en silencio la mano derecha. Escribiendo cobardemente una verdad a medias.» – Evgenia Ginzburg
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