Independencia de Chile y autodeterminación mapuche

Posted by Nuestra publicación: on jueves, septiembre 17, 2015



Independencia de Chile y autodeterminación mapuche

Por José Marimán

El Desconcierto, septiembre 2012.

 Así comienza el Acta de Independencia de Chile. Texto que reivindica para el nuevo Estado, la separación de la monarquía española. A través de este documento un puñado de complotadores de la época, le pregona al mundo, que en adelante el territorio en el que ellos vivían – la colonia española de Chile – era un  estado libre, independiente y soberano: que se daría “la forma de gobierno que más le convenga a sus intereses”.

Claro que todo fue perfecto en ese instante, porque a decir verdad a los españoles les importaba un comino dicho papel, y aún estaban en control de Chile al momento en que se firmó el Acta, de manera que no hubo Congreso ni votación que refrendara el manuscrito, ni menos un acto solemne que le diera magnificencia. Los españoles y sus fuerzas especiales de la época, se encontraban reprimiendo en el sur, a estos terrorista que propiciaban, según ellos, el caos, rompían con las “tradiciones”, la “idiosincrasia” de la colonia, de manera que las ceremonias debieron posponerse para mejores días, cuando los vándalos una vez vencedores, dejaran de correr de sus represores ibéricos. Solo una vez conseguido ese objetivo, lo que les faltaba a esos revolucionarios, y que un historiador del futuro desde un cómodo escritorio advertiría, podía comenzar a modelarse: la invención de los chilenos (Mario Góngora, Ensayo Histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Santiago, Chile. Editorial Universitaria 1986).

Y bueno, esa ha sido una tarea de los estadistas por ya largos doscientos años de desvelos, que entre otras cosas se expresa por estos días de folklore en las radios, ramadas, desfiles militares y arengas patrioteras. Por desgracia, tarea inconclusa, porque en el sur de Chile a unos indígenas rebeldes, no les ha terminado de convencer el proyecto, no alucinan con ser  chilenos (hay quienes si por cierto al igual que había indianos queriendo seguir siendo “españoles”). Y esos “insensatos” hablan de autodeterminación bajo la forma de autonomía.

¿Surrealista? ¡Quizás! Pero bien vale la pena intentar responder el porqué ocurre esto. Mi tesis es que la independencia de los indianos (como eran llamados los descendientes de españoles nacidos en las Américas), esto es, el ejercicio efectivo de un gobierno propio emancipado de cualquier poder exterior, no significó ni independencia ni descolonización para esos “indios”, los colonizados del régimen colonial. Puesto de otra forma, las relaciones coloniales que impuso España a las poblaciones indígenas del continente, no fueron abolidas con la independencia de los indianos. Y, por el contrario, se vieron perpetuadas (particularmente para aquellos “indios” que vivían al norte del Biobío: los mapuche-pikunche).

Con lo anterior he querido decir que los mapuche; no fueron reconocidos como sociedad libre, autodeterminada, y con derechos como cualquier sociedad humana independiente a su territorio. Al cabo si volvemos a las primeras líneas de esta Acta, veremos que ella dice: “LA FUERZA ha sido la razón suprema que por más de trescientos años  ha mantenido al Nuevo Mundo en la necesidad de venerar como dogma la usurpación de sus derechos…”. Y la esencia del nuevo mundo eran los indígenas y sus derechos.

Pero las nuevas autoridades del ahora nuevo Estado chileno, después de usar la retórica anterior para sumar adeptos, continuaron intentando hasta conseguir, la conquista militar de los mapuche, la expoliación de su territorio, la explotación de su gente y la colonización de ese territorio con población exógena. Las palabras de José Victorino Lastarria en 1844 (en su Memoria Histórica, U. de Chile) , retratan ejemplarmente lo que ocurrió con los indígenas , cuando menciona que con el último cañonazo que puso fin a las hostilidades entre españoles e indianos: “cayó el despotismo de los reyes, i quedó en pié i con todo su vigor el despotismo del pasado”.

Y el despotismo del pasado se expresa en mantener a toda cista el statu quo, de un modelo de Estado etnocéntrico, hipercentralista, y con serias limitaciones democráticas, que mantiene el poder en una casta de familias y apellido, que miran al país con los ojos de un dueño de fundo, que desconfía de sus inquilinos. Y que a otros los mira como inferiores racistamente hablando. ¿Cómo habrían de querer los mapuche y otras minorías étnicas en Chile, ser parte de un proyecto que nunca les incluyó? Un proyecto que desde hace más de un siglo les saquea y les abusa. Un proyecto en que los anhelos de independencia y de justicia del pasado se volvieron la opresión del “otro”, inmediatamente después de lograr la independencia y hasta el presente.

El discurso de la autodeterminación de las minorías nacionales en Chile, bajo las formas de demandas de la autonomía, le recuerda al estado, que los sueños y anhelos en la mente de algunos próceres que los originaron, ya no son los mismos, “se estancaron”, “se pudrieron”. Y que las nuevas generaciones de sus líderes se han vuelto españoles de antaño, los campeones del statu quo, que no alcanzan a ver que la tarea de la descolonización del indio, quedó pendiente. Y que solo puede ser remediada con la refundación del Estado, para transformarlo en multicultural, pluriétnico y multilingüe. Las luchas indígenas por la autodeterminación apuntan a ello.