Chile - "La huelga de lxs subcontratistas de la minería y los métodos de resistencia".

Posted by Nuestra publicación: on lunes, agosto 10, 2015

Alfredo Armando Repetto Saieg

Los resultados de una huelga solo favorecen al trabajador en la medida que somos capaces de desplegar nuestra fuerza, conciencia y energía revolucionaria en su grado máximo. En estas circunstancias, hay que luchar contra los obstáculos levantados por los reformistas, a los que encontramos incluso entre la clase trabajadora. Son parte de una burocracia sindical que responde a los intereses del duopolio para de esta manera colocarse del lado de la patronal a pesar de que se digan socialistas, etc. El paro no puede por sí mismo alterar la posición que Chile ocupa en el mercado global como país primario- exportador. Necesitamos reorganizar la economía. La huelga es un gran paso en este sentido, además de transformarse en una enérgica manifestación de la urgencia de la transformación.
El problema de la reorganización de la economía es resuelto por el nuevo poder, por ese otro Estado y por su correspondiente régimen político, por los que en definitiva vivimos de un salario; lo será cuando conquistemos el legítimo derecho a gestionar la agenda pública para dar fiel cumplimiento a
nuestras demandas. Precisamente en eso consiste la importancia del paro indefinido y de la manifestación callejera: en el hecho que a través de éstas planteamos la cuestión del poder, de la lucha de clases. En las condiciones de la desesperada situación que hoy vive el neoliberalismo chileno, la huelga y la manera en que se expresa la batalla por la dignidad, no puede ser un instrumento para reformas o conquistas parciales. De ahí el tremendo fracaso de una transición que finalmente nunca empezó.

La realidad es que Carabineros siempre es quien genera violencia. Lo hacen con una sonrisa sarcástica, provocando o reprimiendo cuando reciben la orden. Eso es violencia, también cuando la burocracia sindical sabotea un paro o cuando matan a lxs trabajadorxs y la policía, la justicia y el gobierno aseguran la impunidad. No nos hagamos ilusiones: la lucha de clases es una cadena ininterrumpida de violencia, “regulada” por el Estado, que a su vez representa el aparato opresor dominante; de hecho, es la élite quien nos conduce a una situación extrema porque no acepta la democracia. El golpe de Estado fue claro al respecto. Pero, la huelga ¿es violencia? Hubo un tiempo en que estaba directamente ligada al conflicto físico. Luego- cuando fuimos capaces de ejercer la suficiente presión para conquistar algunos de los derechos que nos corresponden- es legalizada. Sin embargo, con la dictadura y con la "transición" el retroceso de Chile en lo político, en lo económico y en lo social fue increíble.

Un abuso brutal contra lxs asalariadxs es la subcontratación: ésta flexibiliza la calidad de vida de la mayoría. Para visibilizar este problema en toda su dimensión es importante el paro de lxs contratistas y subcontratistas de Codelco porque, al mismo tiempo que estxs compañerxs realizan asambleas, cortes y marchas para mejorar sus condiciones laborales, los dirigentes del PC intentan bajar la movilización actuando de acuerdo a los intereses del gobierno, lo que también nos revela la urgencia de combatir a la burocracia sindical. No es extraño que la negociación por rama y la subcontratación sean los grandes temas pendientes de la "reforma" laboral porque ésta es impulsada por una administración que defiende a las élites: se trata de que la patronal siga abusando de nosotrxs: con acuerdos con el duopolio no ganaremos nada. Conquistaremos el paso a planta, o cualquier otra meta, confiando en la organización política y clasista del movimiento social.