Chile - Historiador Sergio Grez: “Existe tensión y contradicción en el movimiento estudiantil”

Posted by Nuestra publicación: on sábado, octubre 25, 2014


INFUSAM.   Viernes, 24 de Octubre de 2014 


Historiador Sergio Grez: “Existe tensión y contradicción en el movimiento estudiantil”
Sergio Grez es doctor en Historia y se desempeña como docente en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. Propulsor de la Asamblea Constituyente, su principal área de interés son los movimientos populares en nuestro país, ha seguido activamente el devenir del movimiento estudiantil participando en múltiples encuentros y charlas con sus actores.

-¿Qué pasa hoy con el movimiento estudiantil? ¿Se frustró, está tomando aliento?
- Está pasando por una fase de discusión interna probablemente de relativa desorientación por las llamadas y ofertas del Mineduc, lo que genera discusión en el movimiento.
La  Nueva Mayoría, heredera de la Concertación, es muy hábil y tiene muchos recursos y capacidad de coaptación. Es sabido que algunos dirigentes tienden a ser seducidos por ofertas de cargos públicos en el país y en el extranjero. Ello sumado al hecho que el programa de Bachelet  recogió formalmente algunas banderas del movimiento  estudiantil,  provocó confusión e ilusión en algunos sectores  y en ciertos referentes políticos -como el PC-, que son parte del movimiento  estudiantil, y en otros que han sido sensibles a los llamados al diálogo y a las ofertas desde el Gobierno.  Todo lo anterior creó un factor de tensión y contradicción respecto del grueso de estudiantes que se mantiene en posiciones más radicales.
El panorama está un tanto confuso y tensionado y no sabemos cuál será su desenlace.

-Ud. hablaba de un nuevo amanecer de los movimientos sociales en  2011 ¿sigue creyéndolo?
-Si nos basamos en lo que fue la política de la Concertación,  ahora Nueva Mayoría,  es una política de diálogo, seducciones y concesiones menores; de ofrecer asesorías, consejerías y cargos muy bien remunerados. Se trata de una política muy conocida pero no por ello menos efectiva, ya que juega con la ambición de las personas  de obtener prebendas y remuneraciones por  encima del común así como figuración pública. Esto tiende a debilitar ciertas convicciones, pero no creo que sea capaz de desestructurar por completo los movimientos  sociales, porque estos son una respuesta de la sociedad, sobre todo la popular, a fallas o vicios estructurales del sistema, y no a problemas circunstanciales o casuales.

-Además de las demandas del movimiento estudiantil, hay otras que aún no se han expresado con la fuerza necesaria. A su juicio ¿existe  mucha desilusión respecto del camino adoptado por el actual gobierno?
-A pesar de las evidencias, y me refiero a la experiencia concreta de los 20 años de La Concertación y del primer gobierno de Bachelet, se crearon expectativas un tanto desmesuradas en ciertos sectores de la población, respecto de la posibilidad de lograr mejoras mediante tímidos programas de reformas. Sin embargo,  a medida que pasan los meses, se va revelando el  carácter de esas reformas tendientes a limar algunas asperezas del modelo, sin que se plantee su superación. Incluso estas reformas limitadas han comenzado a ser negociadas  de manera que este programa está siendo aún más recortado, como ocurrió con la reforma tributaria mientras que la educacional está empantanada.
Y para qué hablar de la salud, la  reforma  previsional o derechos laborales.  La AFP  estatal   actuará bajo la misma lógica de acumulación individual y no de reparto solidario, una AFP más  que no subirá las pensiones. Pareciera ser que en un tiempo más la frustración de vastos sectores será muy grande.

- ¿Qué escenarios avizora?
-Siempre es difícil predecir el futuro. Lo más probable es que el escenario futuro sea una combinación de elementos. Se puede acentuar esta suerte de anomia política, de despolitización, y desconfianza, sin que se traduzca en movimientos  capaces de proponer soluciones políticas globales y se continúe con la degradación de la confianza pública, y  por esta vía de transformar a los ciudadanos en meros consumidores,  generando un ambiente social y cultural detestable. Pero también es posible que se provoque una cierta radicalización de movimientos contestatarios y políticos que cobren mayor fuerza.
Puede ocurrir que la frustración acarree la disolución o mayores divisiones en el seno de los movimientos porque hay dirigentes interesados en ello y tienen recursos materiales, humanos y políticos muy abundantes. Recordemos, por ejemplo, que la CUT  firmó un reajuste miserable del salario mínimo muy por debajo de lo que la propia presidenta de la Central, - militante comunista-  había dicho hace menos de un año que debía ser el mínimo aceptable. Esto puede provocar tensiones y divisiones en las organizaciones con consecuencias impredecibles.

-¿En qué medida la bomba que se colocó en el metro Escuela Militar puede desmovilizar más a la población?
-Favorece a los sectores más retardatarios de nuestro país. Me refiero  a quienes  apoyaron a Pinochet y a los más conservadores de la Nueva Mayoría, que ven en estos sospechosos atentados la posibilidad de recortar aún más el tímido programa de reformas de Bachelet así como de recortar las libertades públicas, estableciendo un mayor control del Estado y de los organismos de inteligencia sobre la ciudadanía para que esta se amilane,  reduzca sus demandas y se desmovilice, volviéndose así a una situación de paz social parecida a la que existió en la década de los 90´.
El gran peligro es que las personas estén dispuestas a entregar parte de sus derechos y libertades. Es una reacción clásica que es seguramente la motivación de los autores intelectuales de estos atentados.

Infusam N° 5 - octubre 2014