I GUERRA MUNDIAL: LOS BOLCHEVIQUES Y LA GUERRA

Posted by Nuestra publicación: on domingo, agosto 17, 2014


16/08/2014, Peter Taaffe, atículo originalmente publicado en la edición especial sobre la Primera Guerra Mundial de "Socialism Today", revista del "Socialist Party" (CIT en Inglaterra y Gales). 

Los horrores de la Primera Guerra Mundial y la tormenta política y social que creó, produjo enormes revueltas. Solamente en Rusia esto tuvo como resultado una revolución exitosa y la creación del primer estado de los trabajadores en el mundo. Esto fue solamente posible porque los trabajadores fueron liderados por los bolcheviques, armados con un análisis marxista claro y un programa revolucionario.


"La burguesía no es estúpida, este es un mérito que no le podemos negar. La burguesía predijo el peligro desde el principio de la guerra, y con la ayuda de sus generales entusiastas retrasó el comienzo de la revolución tanto como les fue posible. En los primeros años de la [guerra]... tuve una conversación en París con algunos políticos burgueses, y éstos me susurraron que, como resultado de esta guerra, podría estallar una gran revolución, pero esperaban ser capaces de lidiar con ella. Los periódicos y revistas burguesas (por ejemplo, la revista burguesa "The Economist" en agosto, septiembre y octubre de 1914) predijeron que, como consecuencia de la guerra, se alzaría en los países que se involucraran en ella un movimiento por la revolución social". (Los Escritos Militares de León Trotsky, Volumen 1, "Cómo se armó la revolución", 1918).

Los representantes serios de los capitalistas normalmente llegan a las mismas conclusiones que los marxistas visionarios, desde puntos de vista de clase opuestos. Los capitalistas al principio de la Primera Guerra Mundial pensaron que serían capaces de lidiar con la revolución. Sin embargo, no contaron con el liderazgo que Lenin, Trotsky y los bolcheviques proporcionarían a la clase obrera mundial. Lenin tomó una posición clara y con principios de clase al principio de la guerra,  pero también puso en relación su programa con el desarrollo de la conciencia de la clase trabajadora y sus diferentes capas.

Todos los verdaderos internacionalistas socialistas condenaron la guerra. También denunciaron en los términos más cáusticos a los líderes de derecha de la Segunda Internacional ("Socialista"), que formaron filas detrás de los gobiernos capitalistas de sus respectivos países para justificar la guerra, condenando a la clase trabajadora a su masacre y sufrimiento. Karl Kautsky, hasta ese momento, era reconocido como el "Papa" del socialismo internacional debido a su gran autoridad política. Pero él y otros traidores al socialismo fueron condenados por Lenin, Trotsky y otros revolucionarios por "socialchovinistas": socialistas en palabras pero vendidos al nacionalismo en la práctica.

Nadie fue más corrosivo en sus denuncias que Lenin, el líder de los bolcheviques rusos. No solamente condenó a estos "líderes" sino que formuló la política de "derrotismo revolucionario". Sin embargo, desde entonces no ha habido quizás ningún otro aspecto de las ideas y escritos de Lenin que haya creado tanta confusión y errores políticos. Esta formulación ha sido usado por cada clase de sectarismo para justificar las posiciones políticas más extravagantes y equivocadas, y sobre todo en la cuestión de la guerra. Ha sido usado muy incorrectamente como eslogan durante guerras, lo que no era en absoluto la intención de Lenin, como mostraremos, cuando por primera vez formuló esta idea al comienzo de la Primera Guerra Mundial.

Este tipo de error solamente es posible si se priva a esta formulación de Lenin de su contexto histórico, combinado con el error de no entender completamente a la audiencia aislada y limitada de trabajadores políticamente avanzados a los que se estaba dirigiendo. Más tarde, cuando habló y dirigió a las masas rusas, Lenin adoptó un enfoque diferente.
Al comienzo de la guerra, Lenin declaró: "La guerra europea y mundial tiene un carácter burgués, imperialista y dinástico claramente definido... El comportamiento de los líderes del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), el más fuerte e influyente de la internacional... un partido que ha votado a favor de los créditos para la guerra y repetido las frases burguesas-chovinistas de los junkers prusianos y de la burguesía, es claramente una traición al socialismo... [como lo es] el comportamiento de los líderes políticos de los Partidos Socialdemócratas de Bélgica y Francia... [quienes] han traicionado al socialismo entrando en gobiernos burgueses". (Las Tareas de la Socialdemocracia Revolucionaria en la Guerra Europea, septiembre de 1914).

Lenin escribió: "Las políticas de Kautsky y... Henderson ayudaron a sus respectivos gobiernos imperialistas al poner la atención en la maldad de su rival y enemigo, al misma tiempo que lanzaban un velo de frases vagas y generales y deseos sentimentales alrededor del comportamiento igualmente imperialista de 'sus propias' burguesías". Dejaríamos de ser marxistas, dejaríamos, en general, de ser socialistas, si nos limitásemos a la contemplación cristiana, por llamarla de alguna manera, de la bondad de frases vagamente bondadosas, y nos abstuviéramos de exponer su verdadero significado político". Lenin condenó a los capitalistas de ambos bandos: "Ninguno de los dos grupos de naciones beligerantes se queda atrás en cuanto a crueldad y atrocidades en la contienda". (Pacifismo Burgués y Pacifismo Socialista, enero de 1917).

Derrotismo revolucionario

En Rusia, empezó por criticar a su 'propia' clase dirigente: "La primera y más importante tarea de los socialdemócratas rusos es la de luchar despiadadamente y sin cuartel contra el chovinismo gran-ruso y monárquico, y contra los sofismas utilizados por los liberales rusos, los kadetes, una sección de los naródnik, y otros partidos burgueses, en su defensa de este chovinismo." Y continuó declarando: "Desde el punto de vista de la clase obrera y las masas trabajadoras de los pueblos de Rusia, la derrota de la monarquía zarista y su ejército, que oprime a Polonia, Ucrania y a otros muchos pueblos de Rusia, y que fomenta el odio entre los pueblos para incrementar la opresión de la Gran Rusia sobre otras nacionalidades, y consolidar su gobierno reaccionario y bárbaro de la monarquía del zar, sería, con mucho, un mal menor". (Las Tareas de la Socialdemocracia Revolucionaria en la Guerra Europea).

La última frase utilizada por Lenin aquí podría interpretarse como "derrotismo revolucionario". ¿Era correcta? Si fuera usada para las masas de ese momento (lo que Lenin nunca pretendió ni hizo), la respuesta desde una perspectiva marxista sería no. Este no podría ser un eslogan para ganar a las masas, ni era su intención hacerlo.

Trotsky dio una indicación del estado de ánimo al principio de la Primera Guerra Mundial en su autobiografía Mi Vida al escribir sobre las escenas de celebración pre-bélicas en Viena. Enormes masas de gente se sentían como en carnaval, completamente ignorantes de la carnicería posterior. La explicación de esto se puede encontrar en la aparente interrupción de la anestésica rutina del día al día del capitalismo. La proximidad a la guerra parecía sacudirlo todo, ofreciendo grandes oportunidades en las vidas de los trabajadores que no tenían ni idea de que se dirigían a un matadero. Escenas similares se vieron en Berlín, Londres, París y otros lugares. Este estado de ánimo, por supuesto, cambió de forma fundamental mientras se acumulaban los cadáveres y los mutilados y heridos regresaban desde el frente a sus casas en el campo o la ciudad.

Trotsky, justo antes de la Segunda Guerra Mundial, nos dio una imagen de las circunstancias bajo las cuales Lenin estableció por primera vez la idea del "derrotismo revolucionario". En esta última y valiosísima carta, Trotsky comentó: "Durante la última guerra no solamente el conjunto del proletariado, sino también la vanguardia, y en cierto sentido, la vanguardia de esta vanguardia, fueron cogidos de improviso. La elaboración de los principios de la política revolucionaria hacia la guerra comenzaron en un tiempo durante el que la guerra ya estaba en pleno esplendor y la maquinaria militar ejercía una autoridad ilimitada. Un año antes del estallido de la guerra, la pequeña minoría revolucionaria todavía se sentía obligada a acomodarse a una mayoría centrista en la conferencia de Zimmerwald. Antes de la revolución de febrero e incluso después, los elementos revolucionarios no se sentían como aspirantes al gobierno sino como la oposición de extrema izquierda. Incluso Lenin relegaba la revolución socialista a un futuro más o menos lejano." (Bonapartismo, Fascismo y Guerra, Agosto de 1940). Lenin escribió en Suiza en 1915 ó 16: "Nosotros, los más mayores, quizá no vivamos lo suficiente para ver las batallas decisivas de la inminente revolución."

La traición y el colapso de la Segunda Internacional fue un gran golpe para la capa avanzada de los trabajadores, incluyendo Lenin y los bolcheviques. Cuando Lenin estaba en Suiza, recibió el periódico del SPD que anunciaba que éste había votado a favor de los créditos de guerra para el gobierno del Kaiser. Al principio, creyó que era una falsificación del Estado Mayor General de Alemania. Esto era solamente una indicación del aislamiento de las fuerzas revolucionarias avanzadas en aquel periodo. La tarea para el futuro era un llamamiento a las masas sobre la guerra y otras cuestiones, y requería un enfoque diferente. Inicialmente, sin embargo, era necesario clarificar estas cuestiones sobre la guerra, y la actitud de los revolucionarios hacia ella.

Fue en este contexto en el que algunas de las formulaciones más agudas de Lenin, como la del "derrotismo revolucionario", fueron utilizadas para marcar una distinción clara entre las fuerzas genuinamente revolucionarias y aquellos que habían traicionado al socialismo. Esto, sin embargo, no era un eslogan para la agitación o un programa con el que aproximarse a las masas más amplias. Trotsky formuló claramente este asunto: "La atención del ala revolucionaria estaba centrada en la cuestión de la defensa de la patria capitalista. Los revolucionarios naturalmente contestaron a esta cuestión de forma negativa. Esto era completamente correcto. Pero esta respuesta puramente negativa sirvió como una base para la propaganda y para la formación de los cuadros, pero no para ganar a las masas que no querían sufrir una conquista extranjera."

Y añadió: "Los bolcheviques en el espacio de 8 meses ganaron una mayoría aplastante de los trabajadores. Pero el papel decisivo en esta conquista no lo tuvo el rechazo a defender la patria burguesa sino el eslogan: '¡Todo el poder para los soviets!' ¡Y solamente este eslogan revolucionario! La crítica del imperialismo, su militarismo, la renuncia a la defensa de la democracia burguesa y similares nunca podría haber conquistado la aplastante mayoría de la gente al lado de los bolcheviques"(Bonapartismo, Fascismo y Guerra, Agosto de 1940).

Lenin, durante la mayor parte de la Primera Guerra Mundial, se concentró en las cuestiones teóricas generales: la caracterización de la guerra, la traición de la Segunda Internacional y el llamamiento por una Tercera Internacional, al igual que el destino de la clase trabajadora. Los bolcheviques principalmente se concentraron en las tareas de sacar a la luz el chovinismo social y los oportunistas dentro de las filas del socialismo "oficial". Fueron parte de una tendencia internacionalista (incluyendo a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht en Alemania) que adoptó el mismo enfoque. De hecho, la fórmula de Liebknecht de "el principal enemigo está en casa" expresaba mejor la política de movilización de masas de la clase trabajadora.

Lenin hizo su propia guerra contra cualquier concesión al patriotismo social. Persiguió este fin incluso después de la revolución rusa de febrero de 1917, criticando sin piedad desde el extranjero a aquellos bolcheviques, como Stalin y Kamenev, que dieron apoyo provisional al gobierno que continuaba la guerra. Esta lucha teórica sobre la guerra fue absolutamente necesaria para las capas más avanzadas y guías de la clase trabajadora. No era suficiente con ganar a las masas en el subsiguiente desarrollo de la revolución.

Cambios rápidos en la conciencia

Lenin era muy consciente de esto en sus escritos. Por ejemplo, en mayo de 1917 escribió sobre las perspectivas de un trabajador ordinario: "No queremos una guerra de supremacía sobre otras naciones, estamos luchando por nuestro libertad. Esto es lo que todos los trabajadores y los campesinos dicen, esta es... la visión del hombre trabajador, su entendimiento de la guerra. Ellos quieren decir con esto que si la guerra fuera en interés de la clase trabajadora y contra los explotadores ellos estarían a favor de ésta. Y también lo estaríamos nosotros, y no hay ningún partido revolucionario que pueda oponerse a esto... Nosotros, los soldados, los trabajadores, los campesinos, estamos luchando por nuestra libertad. Nunca olvidaré la pregunta que me hizo uno de ellos después de una reunión: '¿Por qué siempre hablas contra los capitalistas?' Y continuó: 'Yo no soy capitalista, ¿verdad? Nosotros somos los trabajadores, y estamos defendiendo nuestra libertad.'."

Lenin le contestó: "Te equivocas. Estás luchando por obediencia a tu gobierno capitalista; es el gobierno, no el pueblo, quién está llevando a cabo esta guerra. No estoy sorprendido de que un trabajador o un campesino... diga inocentemente: ¿A quién le importan los capitalistas, cuando soy yo el que está luchando? No entiende la relación entre la guerra y el gobierno, no entiendo que la guerra la está haciendo el gobierno, y que él es solamente una herramienta en las manos del gobierno". (Guerra y Revolución, 27 de mayo de 1917).

Lo que revela esto es la sensibilidad muy desarrollada de Lenin hacia la opinión de las masas, su conciencia, y a cómo aproximarse a ellos en cada fase con cuidado y de forma transicional. Por supuesto, era necesario señalar todo el tiempo el carácter de clase de la guerra. Pero en sí mismo esto no era suficiente. Era necesario ir más lejos y elaborar demandas de transición y luchar por ellas para ayudar a desarrollar la conciencia, vinculada a la marcha de los acontecimientos. Sobre todo era necesario vincular la guerra con la catastrófica situación económica y social a la que se enfrentaban las masas con la idea de tomar todo el poder por parte de los soviets – a su vez, vinculado a un gobierno que trajera 'tierra para los campesinos, paz y libertad'.

De ninguna manera esto era una concesión inaceptable oportunista al 'defendismo' o a la 'patria' capitalista. Lenin, incluso durante la guerra, reconoció explícitamente que en el futuro la clase trabajadora inevitablemente "encontraría las condiciones bajo las cuales la lucha de clases dentro de cada nación tropezará con una guerra entre diferentes naciones, una guerra condicionada por su propia lucha de clases". Por lo tanto, no se podían descartar guerras de clases libradas por las clases revolucionarias. Como ejemplo puso las guerras de la gran Revolución Francesa de 1792, cuando "Francia había llevado a cabo una revolución y fue entonces obligada a librar una guerra revolucionaria contra la Europa monárquica en continuación de esa política."

Por lo tanto, mientras concedió una posición de 'defensa revolucionaria' para el 'futuro indefinido', Lenin atacó sin piedad a los 'defendistas' después de la revolución de febrero y se opuso a todos aquellos (algunos se encontraban en las propias filas del partido bolchevique) que apoyaban esta idea, que estaba vinculada con la idea de que los partidos de los trabajadores compartieran el poder en coaliciones con los partidos burgueses. Esta fue la posición de Lenin incluso después de la revolución de febrero, porque la revolución no se había completado. Las consecuencias de esto fueron la continuación de la guerra y la defensa de las relaciones de propiedad del capitalismo. Pero no hubo una mera repetición de propaganda contra la guerra. Los bolcheviques ajustaron su enfoque, programa y eslóganes la situación y a los rápidos cambios en la conciencia.

En su artículo, "Guerra y Revolución", Lenin era consciente del anhelo de las masas de paz y también del miedo del 'invasor extranjero': "Se nos atribuye la ridícula percepción de que estamos completamente a favor de una paz separada. Los ladrones capitalistas alemanes están haciendo proposiciones de paz diciendo: 'Os daremos un trozo de Turquía y Alemania si nos dais tierras mineras' ... ¡Qué tontería es alegar que queremos terminar la guerra con una paz separada! Terminar la guerra que están librando los capitalistas de todos los poderes más ricos ... a través de una retirada unilateral de las operaciones militares es una idea tan estúpida que es absurdo incluso refutarla ... La guerra que los capitalistas de todos los países están librando no se puede terminar sin una revolución de los trabajadores contra estos capitalistas."

Y añadió: "Si los soviets asumieran el poder y los alemanes continuaran la guerra, ¿qué deberíamos hacer? ... Si la clase de revolucionaria de Rusia, la clase trabajadora, toma el poder, tendrá que ofrecer la paz ... No estamos sugiriendo que la guerra se acabe de golpe. No prometemos eso ... No hay una salida fácil de esta guerra terrible. Ha continuado durante 3 años. Continuarás luchando durante 10 años a no ser que aceptes la idea de una difícil y dolorosa revolución. No hay otra salida. Nosotros decimos: La guerra que los gobiernos capitalistas han comenzado solamente puede terminarse con una revolución de los trabajadores."

Método transicional

Al mismo tiempo, Lenin y los bolcheviques vincularon la guerra a las condiciones de las masas en el día a día. La Catástrofe que nos Amenaza y cómo Combatirla (Octubre de 1917) era en realidad, un programa transicional, al que Trotsky recurrió para formular su famoso manifiesto para la Cuarta Internacional en 1938. Lenin avanzó una serie de demandas: nacionalización de los bancos, control de los trabajadores, apertura de los registros de las empresas para la inspección de comités de trabajadores y campesinos, abolición de los secretos de empresa, etc.

En Guerra y Revolución Lenin discutió el asunto de los impuestos para los capitalistas, y criticó a Matvey Skobelev, un miembro de los mencheviques en el gobierno provisional, desde lo que parece ser una posición 'moderada': "Cuando Skovelev dijo ayer en su discurso: 'Tomaremos todos los beneficios, tomaremos el 100%', solamente se estaba dejando llevar por el ímpetu ministerial". Y añadió que los capitalistas responderían declarando que "esto significaría el hambre, la muerte. ¡El 100% significa todo! ... [Los bolcheviques] nunca fueron tan lejos. Nunca sugerimos tomar el 100% de los beneficios ... Si tomas las resolución de nuestro partido verás que no lo proponemos allí, solamente de una manera mucho más razonada, exactamente como lo he estado sugiriendo. Se debe establecer un control sobre los bancos, seguidos de un impuesto justo sobre los ingresos".

Lenin aquí está argumentado a favor no de una completa confiscación sino de un 'impuesto justo' para los capitalistas. Sin embargo, esto estaba crucialmente vinculado con el control de los trabajadores, que él concebía como una escuela para que los trabajadores aprendieran gradualmente a dirigir las fábricas y, finalmente, la sociedad. Pero también utilizó este método específicamente en relación con la guerra: "El poder de defensa, la potencia militar, de un país cuyos bancos han sido nacionalizados es superior a la de un país cuyos bancos permanecen en manos privadas. El poder militar de un país de campesinos cuya tierra está en manos de comités de campesinos es superior al de un país cuya tierra está en manos de latifundistas".

Lenin explicó que el ejemplo de Francia muestra exclusivamente una cosa: que para conseguir que Rusia fuera capaz de auto-defenderse, para obtener también en Rusia los 'milagros' de heroísmo masivo, todo lo obsoleto debía ser barrido con crueldad 'jacobina' y Rusia renovada y regenerada económicamente. "y en el siglo XX esto no se puede hacer simplemente barriendo el zarismo (Francia no se limitó a esto hace 125 años). Incluso no puede hacerse simplemente por una abolición revolucionaria de las haciendas o por la mera transferencia de la tierra a los campesinos (ni siquiera hemos hecho esto, porque los social-revolucionarios y los mencheviques han traicionado a los campesinos). Porque vivimos en el siglo XX, y el control sobre la tierra sin el control sobre los bancos no puede regenerar y renovar la vida del pueblo". (La Catástrofe que nos Amenaza y cómo Combatirla).

Programa revolucionario

Este es un modelo de como tomar en cuenta todo el tiempo el nivel de conciencia de las masas, intentando empujarla hacia adelante y elevarla a nuevas alturas. Mientras se oponía a la guerra, Lenin y los bolcheviques reconocían que era un hecho. En un discurso a los delegados de la facción bolchevique de los soviets declaró: "Las masas se acercan a esta cuestión no desde un punto de vista teórico sino práctico. Nuestro error yace en nuestro enfoque teórico. La clase proletaria consciente podría acceder a una guerra revolucionaria ... Ante los representantes de los soldados el asunto debe explicarse de manera práctica, o no conseguiremos nada de esto. No somos en absoluto pacifistas ... La clase capitalista, atada a los bancos, no pueden librar ninguna guerra que no sea capitalista. Pero la clase trabajadora puede. (Obras Completas, Volumen 36).

Por ejemplo, en La Catástrofe que nos Amenaza y cómo Combatirla, Lenin escribió: "Las medidas para evitar la catástrofe ... fortalecerían inmensurablemente el potencial de defensa o, en otras palabras, el poder militar del país". Pero esto no sería posible sin convertir una guerra de conquista en una guerra justa, convirtiendo una guerra librada por los capitalistas y en interés de los capitalistas en una guerra librada por el proletariado por el interés de todos los pueblos trabajadores y explotados.

La política exterior es una continuación de la política interior – Lenin llevó este punto a Rusia enérgicamente. Enfatizó que era imposible que Rusia se pudiera defender sin grandes sacrificios y heroísmo por parte de su gente. Pero vinculó esto a la idea de un vuelco social fundamental: "Y es imposible apelar a este heroísmo de las masas sin romper con el imperialismo, sin ofrecer a los pueblos una paz democrática, sin, por lo tanto, transformar una guerra de conquista, un guerra criminal y depredadora en una guerra justa, defensiva y revolucionaria". Objetemos que todo esto estaba muy bien porque Lenin estaba hablando de un futuro estado de los trabajadores, pero no es cierto. Este era un programa anterior a la Revolución de Octubre, que solamente podía ser puesto en marcha por la propia revolución. Trotsky y sus seguidores recurrieron a los escritos de Lenin cuando buscaban un "política militar" obrera en la Segunda Guerra Mundial.

Este asunto no tiene solamente un interés histórico. Un análisis del acercamiento de Lenin a la Primera Guerra Mundial en sus diferentes etapas nos ayuda a entender cómo los bolcheviques llegaron al poder. Esto se consiguió con una estrategia y tácticas bien pulidas, no a través de la repetición constante de propaganda abstracta. La propaganda es absolutamente necesaria para educar a una nueva generación de trabajadores y jóvenes en los fundamentos del marxismo y el socialismo. Pero no es suficiente para alcanzar grandes audiencias, como el Militante, predecesor del Socialist Party (CIT en Inglaterra y Gales) que fue el único grupo 'marxista' en Gran Bretaña capaz de hacerlo en la monumental lucha en Liverpool entre 1983-7, y en la batalla contra el impuesto per cápita. Esto no hubiera sido posible sin el enfoque de Lenin de las complejas cuestiones arrojadas por la Primera Guerra Mundial y sin la magistral aplicación de él y de Trotsky de una dialéctica multifacética y revolucionaria.


Lenin y Trotsky nos muestran el camino, y los trabajadores y jóvenes de hoy deben absorber sus métodos y prepararse para los grandes eventos que se avecinan. Guerras de la escala de la Primera y la Segunda Guerra Mundial no están en la agenda, sobre todo porque resultarían en la 'destrucción mutua asegurada' de toda la humanidad, incluso de los propios capitalistas. Esto no descarta guerras regionales brutales y salvajes, como indican las actuales catástrofes en Iraq y Siria. Además, los choques entre los diferentes poderes y bloques capitalistas es posible, como muestran los actuales choques en Ucrania, los enfrentamientos entre China y sus rivales asiáticos, etc. Solamente un mundo socialista puede hacer desaparecer para siempre los horrores de la guerra. Los escritos de Lenin durante la Primera Guerra Mundial pueden prepararnos para esta tarea.