Pulso Económico
Patricio Guzmán S.
De acuerdo con los datos dados a conocer por el
INE Español, el pasado 26 de octubre, el paro forzoso llegó a 25,02%, es decir
uno de cada cuatro españoles que quieren trabajar se encuentran desempleados.
Es un hito histórico nunca antes visto.
Los desempleados llegan a los
5,778 millones. En 1.737.900 familias todos sus miembros están sin trabajo. El
desempleo entre los jóvenes es de 52,3%, se trata de una verdadera tragedia para
una generación perdida.
En los nueve
meses que lleva Mariano Rajoy en
el Gobierno, la situación ha empeorado notoriamente, el número de
desocupados ha aumentado en medio
millón de personas.
En la zona euro el desempleo es de 11,6%, mientras que en el conjunto de la
Unión europea (UE) se encuentra estable
en el 10,6%. Los otros países de la UE con mayores tasas de paro son Grecia que
tiene un 25,1 % de desocupación y Portugal que alcanza el 15,7 %. Las menores tasas se encuentran en Austria donde es 4, %,
Luxemburgo en que llega a 5,2%, y Alemania y Holanda con 5,4%.
La situación social de España es critica, la
población trabajadora y sus familias está pagando dolorosamente el precio de
una juerga de ganancias basada en la especulación y la burbuja inmobiliaria que
enriqueció a los banqueros. Lo que han hecho los gobiernos españoles es
socializar las pérdidas y la deuda incobrable de la oligarquía financiera,
traspasando al español de a pie el peso de los ajustes y austeridad.
Sin embargo solamente hace unos años, la deuda
fiscal del país era muy baja, y el gobierno de Zapatero, así como la oposición
derechista liderada por Rajoy, se mostraba confiado que la crisis que por
entonces ya afectaba a Grecia no llegaría a España. De hecho hasta el año pasado el lema de los
portavoces españoles era “España no es Grecia”. Así el 25 de octubre de 2011 la
prensa publicó que “La vicesecretaria de Organización y coordinadora de la
campaña electoral del PP, Ana Mato, ha asegurado este martes que el candidato
‘popular’ en las elecciones generales, Mariano Rajoy, le ha pedido
“expresamente” al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que
defienda en la cumbre extraordinaria de líderes de la zona euro del miércoles
que España “no es Grecia” y que la deuda española “tiene credibilidad”.”[1]
Bastaron unos pocos meses para que la situación
cambiara radicalmente, el hundimiento de la banca, especialmente del sector de
la Cajas de Ahorro completamente hundidas como resultado de la especulación
inmobiliaria, y los subsecuentes rescates del gobierno que para salvar a la
banca transformaron la quiebra y la deuda bancaria en deuda pública, aumentando
significativamente el déficit fiscal, en medio de una situación de crecimiento
negativo (recesiva) de la economía.
A principios de agosto de este año, la tasa de Interés de los bonos de
10 años de España se disparó a 7,21%, ese
nivel de interés para los bonos es insostenible a largo plazo y obligó al
gobierno de España a pedir un préstamo de rescate, y aceptar las presiones de la Unión Europea, para la
implementación de importantes recortes del gasto fiscal, incluyendo despidos de
funcionarios. Esta política ha agravado la recesión, disparando el desempleo.
A cambio de su rescate
financiero, la Unión Europea ha exigido un plan de austeridad, con disminución
del gasto sin precedentes. Un recorte de 150.000 millones de Euros, entre 2012 y 2014, lo que ha disparado la pobreza y el desempleo, y además
asegura que no hay posibilidad de una recuperación pronta del desempleo.
Una lección que nos deja la catástrofe
española es que en el contexto de recesión global actual de
las economías más desarrolladas ninguna economía está libre de una
brusca y profunda crisis especialmente si el crecimiento ha tenido base en el
sobre endeudamiento.
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