Chile - Guillermo Tellier (PC) propone un Camino de derrota para el movimiento de la educación.
En entrevista publicada por el diario La Tercera, el domingo 7 de agosto, Guillermo Tellier, el Presidente del Partido Comunista de Chile, ha declarado que su partido no maneja el movimiento de la educación, pero sostuvo que: "Influimos en que estudiantes y profesores centraran sus demandas en temas educacionales"
La educación está íntimamente relacionada con otros aspectos de la vida, y de la economía. Lógicamente la exigencia de educación pública gratuita y de calidad es la exigencia central de esta lucha, y las demandas de la educación en todos sus niveles, son los ejes centrales de este movimiento, pero limitarse solamente a las exigencias de la educación, es el camino hacia la derrota.
Las movilizaciones de los estudiantes, han ganado apoyo creciente de otros sectores de la población, en especial de los trabajadores, porque lo que han puesto en cuestión es el conjunto de un modelo de educación de mercado, que reproduce y profundiza las inequidades sociales.
Este movimiento es la movilización estudiantil más larga de la historia, la primera que involucra a todos los actores de la educación, incluyendo a estudiantes de universidades privadas, y de lejos la que ha movilizado un número mayor de personas, también es la más radical de la historia desde el punto de vista del programa de las reivindicaciones y las exigencias a las autoridades. En el pasado, la mayoría de los estudiantes se conformaban con reivindicaciones que en el fondo no ponían en tela de juicio el sistema mismo. Exigían mejor acceso al crédito, y el gobierno de Lagos creo el Crédito con Aval del Estado, que resultó un excelente negocio para la banca. Demandaron pase escolar a tiempo y por todo el año, y consiguieron un sistema de otorgamiento algo más eficiente, aunque no del todo, y por más tiempo. Una reivindicación perfectamente entendible, que en Santiago el gobierno de turno integró en el Transantiago, que a la postre ha encarecido el transporte de todos los usuarios. Ahora en cambio, los estudiantes apuntan al corazón mismo del lucro, y no solamente a nivel universitario. Exigen Educación gratuita en todos los niveles.
El Crédito Universitario con Aval del Estado, impulsado durante el gobierno de Lagos, y luego de Bachelet, terminó agravando la situación de sobreendeudamiento de las familias. Aquellas que terminan en Dicom, tampoco pueden acceder a los créditos. La mayoría de los estudiantes de menos ingresos que acceden a las Universidades, luego no tienen dinero para terminar sus carreras, pero salen de las universidades con deudas millonarias, jovenes muchas veces moorosos antes de comenzar a trabajar. Estas dificultades están relacionadas de otra parte con los malos salarios de los trabajadores chilenos, y la precariedad laboral que afecta a la mayoría.
Desde que fue diseñado el actual modelo de educación neo liberal sus ideólogos tenían claro, que no podía existir un sistema público de excelencia y gratuito junto a los establecimientos privados. Por lógica elemental nadie pagaría por educación privada si puede obtener enseñanza de calidad gratuitamente. Para que el negocio fuera posible, el estado no debería invertir mucho, ni asegurar administración eficiente, ni buenos profesionales en las aulas fiscales. La municipalización provocó una caída importante en la calidad, sin la cual no hubieran prosperado los colegios privados subvencionados, cuya finalidad de lucro, a llevado a empresarios sin ninguna calificación en educación a invertir en ellos.
Al poner en cuestión las bases de la educación neoliberal, a lo que apunta es al tipo de sociedad capitalista, basada en el mercado y el lucro, profundamente desigual y destructora del ser humano, (que termina esclavizado por el sobre endeudamiento) y depredadora del medio ambiente.
La fuerza del movimiento estudiantil, reside en su capacidad de concitar el apoyo y la movilización conjunta de otros sectores. El gobierno metió la pata a fondo, el jueves pasado cuando junto con prohibir las manifestaciones convocada en la mañana por la ACES de los estudiantes secundarios, y en la tarde por la Confech, en Santiago en la Alameda, lanzó una represión a todas luces desmedida y brutal, que recordó a la dictadura militar. Lo que iban a ser nuevas marchas masivas, se transformó en la primera protesta nacional, con caceroleo incluido, desde el fin de la dictadura. Lo que los dirigentes estudiantiles no habían conseguido, lo logró el gobierno de Piñera.
Si queremos ganar, hay que seguir el camino contrario al propuesto por las JJCC entre los estudiantes.
Hay que empezar por unir a los propios estudiantes.
Esto significa que no tenemos que levantar plataformas solamente para las Universidades Tradicionales del Consejo de Rectores, es necesario integrar a los estudiantes de las Universidades privadas, la mayoría de las cuales apuntan a los segmentos más pobres de la población, que no tienen posibilidades de acceder a la Universidad Tradicionales.
La principal fuerza de este movimiento son los estudiantes secundarios. Hay que terminar con el sectarismo persistente que sectores de la Confech han impuesto hacia los estudiantes secundarios, organizados en la ACES. Sistemáticamente cuando la ACES llama a una movilización, la Confech convoca a otra hora con suficiente distancia para que no se mezclen ambas convocatorias. Eso fue lo que ocurrió el jueves pasado. Afortunadamente la ACES no ha caído en el mismo juego, y ha participado en todas las convocatorias de la Confech.
El gobierno por su parte ha reprimido más fuerte a los estudiantes secundarios, y los medios han tratado de dar el protagonismo a los dirigentes considerados más ‘dialogantes’ de la Fech y la UC. En lugar de caer en este juego, es necesario abrir espacios para que todos los lideres y segmentos del movimiento se dirijan a la sociedad.
Los estudiantes, padres y apoderados se movilizan por la educación gratuita y de calidad.
Las propuestas de ‘negociación’ levantadas de arancel diferenciado, más becas, o control del lucro, confunden al movimiento, y no nos van a llevar a ningún cambio serio. Cono nos ocurrió cuando la solución al conflicto se dio con los Créditos con Aval del Estado. Dependiendo de la capacidad de movilizar a grandes sectores del país, o no, es posible que consigamos cosas intermedias. Pero no es necesario negociarlas, bajando nuestras demandas. Esta lucha va a proseguir si no la ganamos ahora, porque ningún parche va a dar una solución que perdure, si no ganamos este año, para facilitar las movilizaciones futuras, hay que mantener muy claras cuales son nuestras demandas centrales.
No vamos a ganar sin los trabajadores. Hay que caminar hacia el Paro Nacional, y la protesta general.
Es necesario incorporar a los trabajadores; a la clase trabajadora y a la clase media que simpatiza con el movimiento, en su calidad de asalariados, o a honorarios, consumidores, vecinos y endeudados. Hay que llevar el movimiento estudiantil a los sindicatos, a los barrios y a las calles.
Ahora se han comenzado a romper los diques, pero la política del PC, era mantener el conflicto estudiantil estrictamente como un asunto de la educación, a lo más con la participación del Colegio de Profesores a cuya cabeza está Jaime Gajardo, militante del PC. Así por ejemplo, los cuadros sindicales comunistas hicieron esfuerzos para evitar que los trabajadores de El Teniente se unieran a las manifestaciones de estudiantes en Santiago, cuando viajaron por su propio conflicto.
Necesitamos cambiar la distribución de la riqueza.
Estamos exigiendo un cambio radical en la educación, desde el acceso, la calidad y la democratización, y eso no se puede ganar sin financiamiento. Por ello es vital incorporar cambios profundos como una reforma tributaria para que las grandes fortunas y empresas que casi no pagan impuestos en Chile, los paguen, y también la renacionalización del cobre. Quedarnos en reivindicaciones estrictamente educacionales nos impide obtener transformaciones de verdad.
Necesitamos cambiar las leyes
Después que Guillermo Tellier destacara al periodista de La Tercera que “la Mesa por la Educación (que agrupa al Colegio de Profesores, Confech y secundarios) haya eliminado de su petitorio toda demanda ajena al tema educacional”. el periodista le dice a Tellier: “Aunque la solución va a pasar inevitablemente por leyes y reformas constitucionales”, esto último es evidente y queda claro que la propuesta de Tellier de mantenernos en demandas estrictamente de educación nos lleva a un callejón sin salida. Desde la Constitución hacia abajo, las leyes fueron diseñadas para garantizar la propiedad privada y no los derechos sociales, reemplazados por supuestas’ libertades’, como la libertad de enseñanza, cuyo acceso depende de la capacidad económica del usuario. Ni el gobierno ni el parlamento dan ninguna garantía de realizar los cambios por los que estamos luchando. Tanto el gobierno como la Concertación carecen de apoyo ciudadano, como lo demuestran las encuestas, lo mismo ocurre con las instituciones como el congreso. Las reivindicaciones democráticas, como el derecho a plebiscito vinculante, o la Asamblea Constituyente, gozan de simpatías crecientes entre la gente. No podemos ganar sin incorporar estos temas. Hay que romper el tapón que dejó la dictadura y es la oportunidad de hacerlo.
Por todo esto, Guillermo Tellier se equivoca, una vez más. Si queremos ganar hay que sacar nuestras exigencias del plano estrictamente educacional.
Patricio Guzmán
Socialismo Revolucionario
srcitchile@gmail.com
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