Teoría: Una nueva introducción del Programa de Transición

Posted by Nuestra publicación: on jueves, agosto 26, 2010




El trabajo clave de Trotsky del año 1938 muestra la rica implementación del método marxista

Peter Taaffe, secretario general del Partido Socialista (CIT en Inglaterra y Gales)
mundosocialista.net

En el aniversario de los 70 años desde la muerte de León Trotsky el 21 de Agosto de 1940, Peter Taaffe examina uno de lo textos revolucionarios más importantes, “La agonía del capitalismo y la tarea de la IV Internacional”, también conocido como “El Programa de Transición”, y la relevancia que tiene hoy en día.

En el Programa de Transición uno ve en toda su grandeza la aplicación del método del Marxismo con respecto a las tareas históricas del movimiento de los trabajadores. Fue escrito en 1938 en preparación para la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias revolucionarias para la clase trabajadora a nivel mundial. Pero el método que utilizó – a pesar de que algunas de las reivindicaciones ahora no son completamente aplicables en todas las situaciones – es muy ´moderno´ y relevante para las luchas de los movimientos de trabajadores en el mundo de hoy.

Aunque está caracterizado como un “programa”, no es estrictamente esto. De hecho, combina las demandas programáticas más importantes con los comentarios necesarios, perspectivas para el capitalismo y el movimiento laboral que podían haber sido escrito hoy en día. Toma la caracterización de Trotsky de los capitalistas de 1938 que estaban “volando hacia un desastre con los ojos cerrados”. ¿No es una descripción adecuada de los capitalistas, sus portavoces y comentaristas que se lanzaron hacia la crisis económica actual “con los ojos cerrados”?


Las consecuencias de la crisis para el capitalismo

Unos cuantos comentaristas capitalistas, como Nouriel Roubini, llegaron empíricamente a las mismas conclusiones que el Partido Socialista y el Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT) avisando que una crisis seria se avecinaba. Pero ellos, junto con los Marxistas, fueron considerados “anacrónicos” en la época del neoliberalismo. Según ellos el capitalismo – que se basa sobre la producción para la ganancia y no para las necesidades – fue el mejor sistema posible, explicado por el economista capitalista, Francis Fukuyama, como el “fin de la historia”. Ahora, nos enfrentamos a la crisis económica más grande desde hace 70 años – el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dice que es la peor desde la Primera Guerra Mundial – y los capitalistas saltan de manera brusca desde una “solución” a corto plazo inefectiva a otra.

Temiendo la repetición de la “Gran Depresión” de los años 30, los gobiernos capitalistas rescataron a los bancos y al sistema financiero en una intervención colosal de ´capitalismo del estado´. Esto significó la nacionalización de facto de grandes partes del sector bancario en los EEUU, Gran Bretaña y otros lugares. Fue un rescate estatal de las deudas de los magnates financieros privados que fracasaron. Luego, esto se convirtió en una carga enorme para el estado e, indirectamente para las masas, que ahora está siendo pagado con cortes masivos, congelamientos salariales y el aumento del desempleo, con la tendencia de que esto sea permanente. En los EEUU, ya hay 30 millones de personas desempleadas. Oficialmente, 10% de la fuerza laboral carece de trabajo pero tomando en cuenta las personas sin empleo que han dejado de buscar trabajo y las que han sido forzadas a un empleo de medio tiempo en vez de tiempo completo, la cifra es casi el doble de esto. Europea exhibe la misma tendencia con un promedio de desempleo de 9-10% por todo el continente. El porcentaje es el doble en España, 35% de la juventud no tiene empleo y la situación está destinada a empeorarse.
Asustados por lo repentino y la profundidad de la crisis, los capitalistas se juntaron con medidas estatales de emergencia. Pero otra vez, como Trotsky explicó, “el desempleo creciente en ascenso, a la vez, profundiza la crisis financiera del estado y debilita los sistemas monetarios inestables”. ¿No es una descripción casi perfecta de la crisis desarrollándose ahora a causa de la llamada “deuda soberana”? Los déficits hinchados de los estados capitalistas de Europa, Japón y los EEUU surgen principalmente de dos factores: el incremento del desempleo y la asunción de parte del estado de las deudas privadas de los capitalistas. No obstante, es la clase trabajadora que está designadaa pagar el costo de todo esto.

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Eventos explosivos se desarrollan en contra de los cortes
Sin embargo, las masas, especialmente la capa más avanzada y combativa, se están negando a aceptar los decretos, la dictadura en realidad, de los ´mercados´ capitalistas. En Grecia, han ocurrido seis huelgas generales este año. La situación está siendo comparada por los representantes de los capitalistas y las secciones más previsoras de las organizaciones de trabajadores, a la situación explosiva, casi revolucionaria, que se presentó en Argentina entre el 1999 y 2002. Grecia no es la excepción; España está amenazando de seguir su ejemplo, igual que Portugal. Francia no está muy atrás y el Bonapartista parlamentario, Sarkozy, intenta una vez más pillar los logros sociales de la clase trabajadora francés. Los tres gobiernos de España, Grecia y Portugal ahora comparten una característica – todos son social demócratas. En realidad, ahora son partidos capitalistas pero buscan distinguirse de los partidos abiertamente de derecha como formaciones capitalistas más ´radicales´.
Pero todos los gobiernos de Europa, igual que Japón y los EEUU, están siendo sitiados por la misma presión sin tregua de cortar los niveles de vida de la clase trabajadora como la precondición para recuperar la salud económica de los capitalistas. No obstante, la ´cura´ sólo agravará la enfermedad. Los cortes son necesarios para pacificar los ´mercados´, unos cuantos traders de bonos que tiene como rehén a gobiernos y pueblos enteros. Incluso el gran poder económico de Europa, Alemania, ha visto que su gobierno – dirigido por Angela Merkel y sus Demócratas Cristianas en coalición con los Demócratas Libres derechistas – ha sido forzado a acceder a esta presión con un corte de €80 mil millones(euros). De estar glorificada hace solamente unos meses como la Thatcher de Alemania y Europa, ella ahora está siendo caracterizada por la revista alemana, Spiegel, como una “Trummerfrau, una referencia a las mujeres alemanas que limpiaron los escombros después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Pintó la imagen de una mujer dirigiendo un gobierno en ruinas y usó la página principal para pedir al gobierno, con una palabra, ´Aufhören!´, o ¡Para!” (Guardian, 15 Junio 2010)

Pero junto con implementar la política salvaje de deflación y el corte de los déficits estatales, otras voces dentro del campo capitalista avisan de las consecuencias negativas que emergerán de esta política. Por ejemplo, David Blanchflower, ex – miembro del Comité de la Política Monetaria del Banco de Inglaterra, dice que las medidas adoptadas por el nuevo gobierno de coalición en Inglaterra llevan el riesgo de aumentar por 750.000 la cantidad de los desempleados. Obama, de parte del capitalismo estadounidense, tomó la posición sin precedente de diferenciarse públicamente de la política de ´corte, corte, corte´ de los capitalistas europeos. ´A quienes los dioses quieren destruir, primero los enojan´. En Gran Bretaña y en el mundo donde hay una carencia de ´demanda´, la ´solución´ preferida de los capitalistas y sus gobiernos es de cortar los ingresos de la clase trabajadora. La coalición ´ConDem’ (Conservadores y Demócratas Liberales) en Gran Bretaña ha introducido aumentos de impuestos – un incremento del Impuesto del Valor Agredido y los impuestos directos – un congelamiento de los salarios del sector público, el pillaje del estado de bienestar, etc. Esto sin duda profundizará la crisis.


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Las diferencias entre los Keynesianos y los especuladores financieros
Pero el otro camino, promovido por el campo pro – Keynesiano de la ´ignorancia benigna´ del déficit, lleva el riesgo de una huelga del capital, el rechazo de la ´manada de lobos de bonos´ de comprar la deuda estatal, un camino ya tomado por Grecia. La deuda estatal de ese país ha sido reducida al nivel del bono basura, surgiendo de esto la bancarrota nacional, la defección o evicción de la zona del euro y una espiral cada vez más profunda hacia la pobreza para Grecia y su pueblo. No hay un camino fácil para el capitalismo , del callejón sin salida en que se encuentra.
Trotsky también describió las características que existen hoy en día cuando declaró: “Las fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. Las nuevas invenciones y los nuevos progresos técnicos no conducen a un acrecimiento de la riqueza material. Las crisis de coyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masas privaciones y sufrimientos siempre mayores.” ¡Es una descripción perfecta de la situación que se está empezando a formar en Gran Bretaña y el mundo entero! Pero la comprensión de este proceso de parte de las masas de trabajadores, que los Marxistas llaman la ´conciencia política´, se queda atrás de la situación objetiva real que existe. La tarea del Programa de Transición de Trotsky fue, mediante el programa marcado y a través de las experiencias de las masas, de ayudar a los trabajadores de entender el capitalismo y, por lo tanto, su situación concreta. La meta fue de convencer primeramente a los sectores más desarrolladas políticamente de la clase trabajadora y luego a la masa de los trabajadores. No fue ningún accidente que este programa fuera lanzado en el momento cuando fue lanzado.


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La historia del Programa de Transición
El Programa de Transición fue escrito por Trotsky en 1938, en preparación para la guerra mundial en el porvenir y los levantamientos sociales que surgirían a causa de esta. Durante todo el periodo anterior a esto, y particularmente después de la victoria del fascismo de Hitler en Alemania, Trotsky había previsto la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. De las cenizas de este incendio mundial, emergerían levantamientos revolucionarios irresistibles de la clase trabajadora en los estados capitalistas en contra del barbarismo imperialista que ocurrirían paralelamente con la rebelión de los trabajadores rusos en contra del régimen monstruoso del estalinismo. Trotsky anticipó que la ola revolucionaria que surgiría de la guerra superaría incluso las convulsiones revolucionarias que siguieron la Primera Guerra Mundial y la victoria de la clase trabajadora en Rusia en 1917. Esto en cambio, haría pedazos a las viejas organizaciones de la clase trabajadora – “ni una piedra sobre otra de las viejas Internacionales se quedaría parada” de lo cual cristalizarían nuevas organizaciones revolucionarias de masas y una nueva Cuarta Internacional de masas. El Programa de Transición fue concebido como la medida de crear y armar las organizaciones de masas.

No hubo pocos, en este entonces y hoy en día, que descartaron este pronóstico, junto con el Programa de Transición, como un ejemplo de la “exageración revolucionaria” de Trotsky. Pero a pesar de esto, la perspectiva de Trotsky fue hasta cierto punto realizada a un grado aún más amplio que incluso él podía haber previsto. Desde 1943 hasta 1947, una ola revolucionaria que amenazó el dominio del capital se extendió por toda Europa. La mera declaración de que Mussolini había sido reemplazado por Badoglio – Lúcifer por Satán – por el Gran Consejo Fascista en 1943 fue suficiente para sacar a millones de trabajadores italianos a las calles. Esto abrió las compuertas de la revolución en Italia. Similarmente, los trabajadores franceses se levantaron en Paris en 1944 para aplastar las fuerzas de ocupación de los Nazis cuando las tropas del imperialismo americano y los “Franceses Libres” de de Gaulle estaban todavía a 80 kilómetros de Paris. Temiendo una nueva versión de la Comuna de Paris, de Gaulle fue llevado rápidamente a Paris para ser filmado por las cámaras de noticias, creando,así, el mito de que fue el ´liberador´ de la ciudad. En Gran Bretaña también, la convicción de los trabajadores, particularmente de las tropas, de nunca volver jamás al desempleo y miseria en masa de los años 30 llevó al gobierno laborista al poder en 1945.
En África, Asia y América Latina, los pueblos coloniales iniciaron movimientos que resultaron en la retirada del imperialismo, por lo menos de la dominación directa en estas áreas. En Europa del Este también, levantamientos revolucionarios siguieron el escape de los capitalistas cobardes – quienes habían colaborado con los invasores nazis – junto con el avance del Ejército Rojo. Pero incluso la teoría más revolucionaria no puede anticipar todos los desarrollos. Trotsky no previó, y de hecho, no podía prever, que los dirigentes social demócratas y estalinistas serían capaces, en la secuela inmediata de la guerra, de proveer el respiro necesario para que el capitalismo se recupere de la devastación.

El capitalismo fue salvado en Europa del Oeste por los dirigentes social demócratas y estalinistas quienes entraron en gobiernos capitalistas y se encargaron de rescatar el sistema del colapso. En Italia, los estalinistas y socialistas entraron en una serie de gobiernos de ´frente popular´, incluso intentando de proteger al Rey Victor Emmanuel, el benefactor de Mussolini, de la rabia de las masas. Sus primos franceses hicieron lo mismo, con ministros ´Comunistas´ como Maurice Thorez participando del gobierno que bombardeó a Madagascar y re-ocupó a Indo-China (luego Vietnam), lo cual empezó el horror de 30 años de la guerra de Vietnam.
Los dirigentes social demócratas y estalinistas pusieron las precondiciones políticas de la recuperación del capitalismo de la catástrofe de la guerra. Desde 1947 en adelante, las condiciones marcadas por Trotsky no estuvieron, por lo tanto, presentes, por lo menos en los países capitalistas avanzados. Trotsky había hablado y escrito acerca de la incapacidad del capitalismo de garantizar reformas amplias o duraderas. La lucha por las reformas, e incluso para defender los logros del pasado, fue ligada con la idea de la revolución socialista, dijo él.
Pero el principio del auge mundial – las causas de lo cual han sido delineadas numerosas veces por los Marxistas en Gran Bretaña – permitió que los capitalistas dieran concesiones significantes a la clase trabajadora. Veinte porciento de la industria fue nacionalizada en Gran Bretaña; es verdad... sólo las industrias que habían sido arruinadas por los capitalistas, quienes recibieron una compensación lujosa en el proceso. El Servicio Nacional de Salud, una de las reformas más importantes, fue introducido, lo cual puso el seguro médico al alcance de millones por primera vez. Reformas similares fueron introducidas en la educación, los servicios sociales, vivienda, etc. Sin duda, el nivel de vida absoluto para la clase trabajadora empezó a subir (unos de los factores fue un gran incremento de las horas extras que trabajaban los trabajadores y la mayor cantidad de mujeres saliendo a trabajar). En vez de debilitar la dirección reformista de las organizaciones de masas de trabajadores, esto se dirigió a la consolidación temporal de su posición.


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La crisis de hoy y la conciencia
León Trotsky también escribió durante la crisis de los años 30: “La situación política mundial del momento se caracteriza, ante todo, por la crisis histórica de la dirección del proletariado.” Sin embargo, la diferencia entre el mundo de hoy y ese entonces, es que ahora no sólo se trata de una crisis de dirección a que nos enfrentamos sino que también de organización, o la falta de ella de la clase trabajadora, igual que la falta de un programa claro. Esta es la consecuencia de la transformación hacia la derecha en la secuela del colapso del estalinismo en los principios de los años 90 de parte de la dirección de los partidos de los trabajadores – como el Partido Laborista en Gran Bretaña – y la dirección de los sindicatos. El socialismo fue relegado a los márgenes e incluso la lucha de clases fue minimizada por el ´milagro´ del auge de los años 90 hasta su extinción en el 2007. En cuanto a la magnitud, la situación económica, social y política actual no tiene precedente.
Jamás en la historia había sido tan evidente la brecha – las ´tijeras´ – entre la situación objetiva del capitalismo en crisis y la conciencia de la clase trabajadora, la ausencia de organización, particularmente de los partidos políticos de masas. Dado el bombardeo sin tregua de propaganda, la realidad de las políticas neoliberales a través de los últimos 30 años y la ausencia de una alternativa política y económica, es inevitable que haya todavía, a pesar de la severidad de la caída, una aceptación residual del ´mercado´, incluso dentro de la clase trabajadora. Muchos están aturdidos por el colapso económico. Incluso hay una perspectiva entre muchos trabajadores que la crisis actual es temporal, que pronto terminará y podremos volver a las alturas económicas optimistas. Esto está reforzado por los dirigentes sindicales tímidos y de derecha que buscan contener la rabia legítima de clase de los trabajadores. Por eso, mientras demandamos una economía socialista democrática y planificada, como la idea corona del programa de los socialistas y Marxistas, es necesario proponer demandas de lucha de transición en la situación actual. Esto es esencial si la confianza de la clase trabajadora será reconstituida mediante las pruebas en el porvenir.
En la social democracia antes del 1914, tal método – el método de transición – fue considerado innecesario. Su programa fue dividido entre un programa máximo, la idea del socialismo, y un programa mínimo cotidiano. Esto cambió decisivamente con el inicio de la Primera Guerra Mundial que se dirigió a las explosiones revolucionarias en Rusia y las luchas de masas y olas revolucionarias que explotaron en la secuela de la revolución del 1917 por toda Europa y el mundo. En esta situación cambiada, la lucha por reformas básicas e incluso la defensa de los logros del pasado se enfrentaron directamente con los límites del mismo sistema capitalista. Los Bolcheviques por lo tanto formularon un programa de transición como un puente – tomando en cuenta las demandas cotidianas de la clase trabajadora – procediendo del nivel actual de la conciencia hacia la idea de la revolución socialista. Esto fue necesario incluso durante la revolución rusa debido a las perspectivas cambiantses y diferentes entre sectores diferentes de la clase trabajadora. Esto fue resumido en el panfleto maravilloso de Lenin, “La catástrofe que nos amenaza y cómo evitarla”. Siguiendo los pasos de Lenin para la Cuarta Internacional revolucionaria, Trotsky formuló el ´Programa de Transición: La agonía del capitalismo y las tareas de la IV internacional´.

Pero hoy en día, incluso en Francia, que junto con Grecia todavía está en la vanguardia política del movimiento de trabajadores en Europa, hay diferencias importantes en cuanto al pensamiento de la clase trabajadora francés entre el año 1968 y ahora. Paradójicamente, la situación económica es mucho peor para el capitalismo hoy en día en comparación al 1968 cuando la huelga general más grande en toda la historia tomó lugar en el contexto de un auge creciente. En ese entonces, hubo una conciencia socialista amplia y hasta revolucionaria entre los trabajadores y estudiantes. Dado lo que ha transcurrido durante las últimos tres décadas, combinado con la capitulación de los dirigentes de las organizaciones de trabajadores hacia el capitalismo, la conciencia al inicio inevitablemente se quedará atrás de la del año 1968. Hay una conciencia mezclada y confusión política.

Hay, sin duda, una rabia amarga generalizada en todos los países capitalistas avanzados hacia los que son vistos como los autores principales de la catástrofe económica actual, en particular, en contra de los financieros y banqueros. Juicios semi-públicos han ocurrido en el parlamento británico y el congreso estadounidense. Por eso, es necesario levantar las demandas parciales de la clase trabajadora sobre el nivel de los salarios y las condiciones básicas, pero también tratando con la acción o inacción gubernamental. Los capitalistas han dejado que el estado intervenga para rescatarles mediante los paquetes de rescate masivos. Pueden aceptar el rescate estatal, por tanto que sea dirigido según líneas completamente capitalistas y con la perspectiva de devolver las industrias ´nacionalizadas´ en el futuro a los mismos intereses privados que las arruinaron en primer lugar.

Por lo tanto, hasta la demanda por la nacionalización no es tan popular como en periodos anteriores. Sin embargo, a través de la experiencia, esta idea ha ganado apoyo en Grecia mientras que los bancos, financieros y mercados de bonos son culpados por haber arrodillado al país. Pero, la experiencia de la nacionalización parcial en Gran Bretaña y de facto en los EEUU quizás ha temporalmente alienado la opinión pública de las masas. Las directivas de estas empresas parcialmente nacionalizadas siguen siendo de un carácter completamente capitalista, lo cual se ve claramente en los bonos enormes que recibieron los banqueros dirigentes que siguen manejando los bancos. Esta vez, cuando el estado intervino, no hubo ninguna celebración similar a las celebraciones que abrazaron la toma de las minas en 1948 por el gobierno laborista del momento, con la bandera roja volando y las esperanzas grandes de un futuro mejor para la clase trabajadora. La toma estatal de Northern Rock fue ´celebrada´ con más reposesiones de casas, el despido de miles de trabajadores y los bonos de lujo para los directores capitalistas que siguen en control de esto y otros bancos. Esto es una forma del capitalismo de estado, no en la dirección hacia el socialismo, como fue propuesto incluso por los socialistas reformistas en el Partido Laborista en el pasado.


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La necesidad de la planificación democrática

Sin embargo, el ´mercado´ no ofrece ninguna alternativa real al sector estatal como la actual coalición ConDem, según el presupuesto cruel de ´emergencia´ de 2010 parece indicar. En Gran Bretaña en 1999, por ejemplo, dos tercios de los trabajos creados no estaban en el sector privado muy glorificado, sino que en el sector estatal. Esto sigue siendo el caso hoy en día. Es una expresión de la bancarrota del capitalismo. Además, las estructuras de la industria privada no son para nada un ejemplo de la meritocracia muy amada por los defensores del mercado. Tan convulsivo han sido los efectos de la crisis que más y más escritores capitalistas han revelado el carácter real del ´sector privado´, de las condiciones y el manejo que son partes tan intrínsecas del neoliberalismo. Un autor del Observer comparó la estructura de los grandes empresas – incluyendo el Telecom Británico, que en el gobierno Nuevo Laborista anterior, ha sido relevado que tuvo un plan de emergencia para renacionalizarlo en caso de su colapso eventual – a un reflejo perfecto del Estalinismo en vez de la imagen bonita de una empresa capitalista ideal. Son “como Zombies y tuvieron una estrategia similar” al estalinismo. (´Dentro de cada dirigente ejecutivo hay un planificador soviético´, Simon Caulkin, The Observer, 15 Febrero 2009.)
De una manera bastante bruta, también declaró que los gerentesestan “con sus caras hacia el [dirigente ejecutivo] y sus traseros hacia el cliente” la mayoría de los gerentes están más preocupados por sus metas de ganancia que la producción de un producto que valga la pena. La corporación tradicionalmente manejada más eficiente, General Electric, “gasta 40% - es decir, $60 mil millones – de sus ingresos en la administración y gastos indirectos…Los gerentes de las grandes corporaciones occidentales tienen mucho más en común con los burócratas de las economías del mandato que se reconoce.” ¡Cuán más barato y eficiente sería tomar el control de estas empresas y establecer un sistema de control y manejo de los trabajadores, e instalar una economía socialista planificada!


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Cerrando la brecha

La necesidad de un programa de transición en esta época surge de la conciencia mezclada de la gente de la clase trabajadora. Esta conciencia será estremecida y cambiada en el transcurso de los eventos. Pero el desarrollo de una conciencia socialista balanceada, primero entre las capas más políticamente desarrolladas y luego dentro de la masa de la clase trabajadora, puede ser facilitado de manera enorme por un método y programa de transición. Esto provee el puente entre la conciencia de la gente trabajadora hoy en día hacia la idea del cambio socialista. Los sectarios no necesitan este puente porque no tienen ninguna intención de pasar del estudio, de la silla de oficina, a la interacción real con la clase trabajadora y, junto con ella, de ayudar a cambiar la conciencia y facilitar que las masas se identifiquen con el socialismo.

Hemos entrado en un periodo totalmente nuevo para la clase trabajadora de Gran Bretaña, Europa y el mundo. Obama en los EEUU y el gobierno de Brown de Nuevo Labor lograron poner un colchón parcial bajo el capitalismo mediante los programas de estimulación de la economía. Pero esto en cambio, como ahora hemos visto, ha creado un nuevo problema: ´la deuda soberana´. La economía mundial experimentará, como consecuencia, un crecimiento anémico con la persistencia terca del desempleo de masas. Esto, como la grasa de un cuerpo, es un síntoma de un organismo en degeneración. El capitalismo, sin embargo, no desaparecerá del escenario de la historia de una manera automática. Es necesario forjar el arma poderosa de masas que puede ayudar a que este sistema se vaya del camino y el socialismo pueda avanzar.

Sin un método de transición, existe el peligro de que no sea inmediatamente evidente a la clase trabajadora, a pesar de que está enfrentada con la catástrofe económica del capitalismo, de que el socialismo es la alternativa. De hecho, debido a la falta de una alternativa y un partido socialista de masas, la extrema derecha ha podido ocupar el vacio político en varios países de Europa. Es necesario combatir la extrema derecha pero también utilizar los eventos para abogar por el socialismo entre la gente de la clase trabajadora.
En la industria de autos, por ejemplo, donde los salarios fueron cortados al inicio de la crisis debido a los despidos en masa y los trabajadores de medio tiempo, hubo una comprensión instintiva entre los trabajadores de que ´no hubo mercado´ para su producto en el momento. Sin embargo, dada la tecnología y capacidad avanzada que existe, costaría muy poco transformar la industria de auto, frente a la sobreproducción masiva y superabundancia, para producir vehículos ecológicos que son útiles y no dañen al medioambiente. Estos son sumamente necesitados por la población mundial hoy en día, como parte de un sistema de transporte sostenible y ecológico. Un cambio de producción similar ocurrió al inicio de la Segunda Guerra Mundial – en este caso de la producción pacífica por productos de guerra. Sería mucho más fácil hoy en día cambiar la producción por bienes ecológicos y útiles.
La brecha entre la situación objetiva que es cada vez peor y la conciencia de la clase trabajadora se va a cerrar en el próximo periodo. Los eventos – muy explosivos – van a asegurar esto. Al borde del abismo, la masa de trabajadores afrontarán al sistema capitalista – a veces sin tener una idea clara de lo que lo puede reemplazar. El camino hacia una conciencia socialista y revolucionaria, sin embargo, será mucho más corto si la clase trabajadora abraza el método de transición y un programa de transición ligando las luchas cotidianas con la idea del socialismo.
Las demandas surgen de la ‘experiencia colectiva’ de la clase trabajadora
Los oponentes del Marxismo pintan las demandas de transición como ´imposibles´, ´utópicas´, y ´careciendo del realismo de lo que se puede lograr´, etc. Primero, hay que notar que las demandas de transición elaboradas por Trotsky han sido levantadas por la clase trabajadora en un momento u otro en el transcurso de sus luchas. Como notó en sus conversaciones con los partidarios americanos, “Quiero enfatizar que [el Programa de Transición] no es la invención de un hombre, sino que surge de la experiencia colectiva y larga.”

Trotsky anticipó el argumento de que las demandas que presentó fueran ´utópicas´ cuando escribió: “La ´posibilidad´ o ´imposibilidad´ de realizar las reivindicaciones es, en el caso presente, una cuestión de relación de fuerzas que sólo puede ser resuelta por la lucha.” Continuó diciendo, “Los revolucionarios siempre reconocen que las reformas y concesiones sólo son consecuencias de la lucha revolucionaria. Si decimos que solo exigiremos lo que nos pueden dar…entonces la clase dominante nos dará solamente un décimo o nada de lo que exigimos. Lo más extenso y militante que es el espíritu de los trabajadores, lo más que se exigen y ganan.”

Esto es el método que utilizó el Militante (ahora el Partido Socialista) durante la batalla exitosa en Liverpool entre 1983 y 1987, y también en la batalla épica en contra del impuesto ´polltax´. En ambas luchas, el gobierno de Thatcher fue vencido. En la lucha en contra del impuesto ´poll´, 18 millones de personas se negaron a pagar el impuesto, que lo derrumbó y relegó a la misma Thatcher al basurero de la historia.

Es posible que bajo ciertas condiciones algunas demandas de transición puedan ser logradas por la clase trabajadora. Así, en Alemania en 1918 y en España en 1936, el proletariado ganó, por un tiempo, la jornada laboral de ocho horas. Hoy en día, es posible que la clase trabajadora de Gran Bretaña y Europa gane una semana laboral de 35 horas sin un recorte salarial si lucha con todo el peso que tiene. Bajo estas condiciones, la burguesía puede retroceder frente a las luchas de las masas y dar concesiones. Pero estos logros inevitablemente serían de un carácter temporal a menos que la clase trabajadora utilice su poder para realizar un cambio socialista. Los trabajadores franceses ganaron la semana laboral de 35 horas y sin embargo el gobierno de Sarkozy efectivamente la ha quitado en los últimos años. Las demandas de transición no contradicen la lucha cotidiana de la clase trabajadora. Al contrario, nosotros somos los mejores luchadores a favor de estas reivindicaciones. Pero a diferencia de los reformistas, nosotros explicamos las limitaciones de estos logros dentro del capitalismo. Como explica Trotsky, “Sobre la base de esta lucha, cualesquiera que sean los éxitos prácticos inmediatos, los obreros comprenderán, en mejor forma, la necesidad de liquidar la esclavitud capitalista.”

Analizamos la demanda por un incremento masivo de inversiones estatales para eliminar el desempleo mediante obras públicas. En el pasado, esto fue uno de los pilares del programa de la corriente de reformistas de izquierda dentro del movimiento laborista en Gran Bretaña. Los Marxistas también incluyen bajo su bandera la demanda por un programa de obras públicas para construir hospitales, viviendas, escuelas, etc. Los gobiernos capitalistas se están moviendo en la dirección opuesta hoy en día. Todos los logros del pasado del ´estado de bienestar´ se enfrentan a la mayor amenaza en 60 a 70 años. Pero los reformistas crearon la ilusión de que este programa fue totalmente posible dentro del marco del capitalismo. Los Marxistas, al contrario, mientras que luchamos con toda nuestra energía por esta demanda, enfatizamos a la clase trabajadora que ésta no puede ser realizada de manera completa y sostenida en un sistema plagado por crisis constantes. El incremento de los gastos estatales puede ser financiado por impuestos a los capitalistas o a los trabajadores y la clase media. Si es el anterior, entonces los capitalistas no tendrán lo suficiente para invertir e iniciarán una ´huelga de capital´ lo cual resultará en el cierre de fábricas y un aumento consecuente del desempleo. Si escogen el segundo método, entonces resultará en un corte del mercado con los mismos resultados. Por otro lado, si el gobierno lo resuelva mediante la creación de dinero – lo cual hizo al principio de la crisis – sin respaldarlo con un incremento en la producción de bienes, entonces esto eventualmente se dirigirá a un mayor inflación que tendrá el mismo efecto que los demás métodos. Lo que nos da con una mano, nos quita con la otra. Trotsky tenía razón cuando dijo, “Todos las demandas serias del proletariado e incluso cada demanda seria de la pequeña burguesía inevitablemente se extiende más allá que los límites de las relaciones capitalistas de la propiedad y el estado burgués.”


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Demandas democráticas

Los Marxistas luchan incluso por las demandas más parciales y reformistas de la clase trabajadora, entre ellas los de un carácter democrático. Un ejemplo de esto surgió alrededor de la repugnancia en masa de los gastos de los parlamentarios en Gran Bretaña el 2009. El Partido Socialista intervino en el debate feroz que emergió con las demandas claras por más democracia, incluyendo por un parlamento del pueblo británico. Escribimos:

“El Partido Socialista lucha por la creación de una sociedad socialista democrática y un estado democrático de trabajadores manejado y controlado en todos los niveles por gente de la clase trabajadora.” Pero reconocimos que la masa del pueblo británico acepta y apoya el concepto de la democracia, incluyendo el parlamento, en un sentido general. “Tenemos en Gran Bretaña una democracia capitalista, en la cual la clase trabajadora puede decir lo que quiere – aunque incluso esto está siendo atacado por la ´sociedad de vigilancia´ – con la condición de que los grandes capitalistas y sus representantes políticos toman las decisiones reales.”

Nosotros argumentamos: “La respuesta a la situación antidemocrática actual no es de eliminar las instituciones representativas como el parlamento sino que introducir una democracia más amplia, la expansión de la manera en que las masas de gente están involucradas en la formulación e implementación de las decisiones con el control directo de sus representativos. Esto significaría como primer paso en Gran Bretaña la abolición de la Cámara de Lourdes (lease ´corruptos´) y la monarquía. Estas instituciones han sido preservadas no por razones decorativas o históricas sino que como un arma potencial que se puede utilizar en contra de un parlamento y gobierno radical en el futuro si amenaza el poder de las grandes empresas.


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Nosotros llamamos por “una asamblea unicameral…que combinaría los poderes legislativos y ejecutivos. Esto debe ser elegido por un electorado más amplio, particularmente mediante la participación de los jóvenes, dándoles el derecho de votar a la edad de 16 años. Eligiendo representantes por 4 o 5 años con salarios hinchados se dirige inevitablemente a la situación que actualmente ha escandalizado al pueblo británico. Elecciones conducidas cada dos años sería una ventaja en comparación al presente periodo de cinco años. Sin embargo un periodo aún más corto, hasta de un año – como los Chartistas exigieron en el siglo XVIIII – no superaría la ausencia obvia de control cotidiano de los representativos parlamentarios que la crisis ha revelado. Un gran paso adelante sería que los representativos sean elegidos por asambleas locales democráticas, constantemente sujetos a la vigilancia con la revocatoria inmediata por los constituyentes quienes los eligiero.

“Los representativos no deben recibir más que el salario promedio de un trabajador cualificado. Es importante que esta demanda, que ha sido uno de los pilares del programa del Partido Socialista (hasta ahora en el movimiento laboral, pero ahora es relevante para todos los representativos) ahora está siendo aceptada por algunas secciones de la prensa capitalista.”


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La demanda por una ´huelga general´
Un problema actual en el movimiento laboral es el ultra-izquierdismo, que es una plaga para el movimiento de trabajadores en muchos países de Europa y a nivel internacional. En Grecia hay 40 ´organizaciones de izquierda´, 15 de ellas ´bastante grandes´, que han tenido un efecto negativo en las manifestaciones de masas, con respeto a la demanda por la unidad entre trabajadores, etc. Hay también sentimientos anarquistas y semi-anarquistas. Lenin mismo notó que el ultra-izquierdismo, el sectarismo, es un producto, en términos generales, del oportunismo de los dirigentes de los partidos de trabajadores de masa. La deserción completa de estos dirigentes al lado de los capitalistas ha reforzado la impaciencia de una capa de jóvenes – principalmente de la clase media pero también incluyendo algunas secciones de la juventud de la clase trabajadora – que ha adoptado las ideas del anarquismo o semi-anarquismo. El legado del estalinismo y la burocracia de la ex – social democracia repelieron estas capas para que no busquen una expresión organizada de su descontento dentro de los partidos políticos. Pero los métodos ultra-izquierdistas todavía son un impedimento para llegar a la clase trabajadora y movilizarla a la acción.


Ligado con esto es el asunto de la huelga general. Debido a la escala de los ataques a nivel continental, una huelga general ahora está implícita en prácticamente todos los países de Europa. Pero los grupos ultra-izquierdistas proponen la cuestión de una huelga general indefinida inmediata. Cuando en Gran Bretaña entre el 1970 y 1974 una huelga general indefinida fue propuesta dentro del movimiento laboral, nosotros dijimos que una huelga general puso la cuestión del poder ante la clase trabajadora. Un análisis muy profundo de todas las condiciones para el éxito de tal huelga tiene que ser hecho antes de proponerlo como una consigna. Una sección pequeña de trabajadores estaba exigiendo una huelga general indefinida – sin entender todas las consecuencias – pero la masa de la clase trabajadora claramente no estaba preparada para una consigna como esta. La demanda que mejor correspondió al sentimiento de los trabajadores para la acción en contra del gobierno de los Tory en ese momento fue de realizar una huelga general de un día. Después del encarcelamiento de los dirigentes de puerto, los ´Cinco de Pentonville´, en 1972, la amenaza de esta acción fue levantada por la Confederación Sindical (TUC). Una huelga de 24 horas acompañada por manifestaciones, reuniones y una explicación clara hubiera marcado un paso enorme adelante para la clase trabajadora. Hubiera podido sentir su poder como una clase, preparando a los trabajadores para la siguiente etapa de la lucha. Hubiera tenido consecuencias tremendas con respeto a las relaciones de clase y hubiera resonado fuertemente dentro del movimiento laboral. Sin embargo, el Consejo General hizo la llamada justamente cuando no hubo la menor posibilidad de realizarlo (debido a las garantías del gobierno de que los dirigentes de los puertos estarían liberados).


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Los comités de fábrica y el movimiento de delegados sindicales

Para formular este programa, Trotsky prestó especial atención al asunto fundamental de los sindicatos y su conexión con los ´comités de fábrica´. Trotsky notó el desarrollo posible de comités de fábrica como los órganos de lucha que podrían atraer a los trabajadores, particularmente de los sectores más oprimidos, que los sindicatos no fueron capaces de atraer. Pero es incorrecto simplemente repetir las frases de Trotsky de memoria sin comprender el método y sin reconocer además los cambios en cada etapa que han tomado lugar desde que el Programa de Transición fue escrito. Trotsky escribió, “Los sindicatos, aún los más poderosos, no abarcan más del 20 al 25% de la clase obrera y por otra parte, sus capas más calificadas y mejor pagadas.” Sin embargo, la membrecía de los sindicatos en Gran Bretaña durante el auge pos-guerra alcanzó más de 12 millones, que fue más de 50% de la fuerza laboral.

Junto con el fortalecimiento del aparato oficial de los sindicatos, se desarrollaron los delegados sindicales, contando con 250.000 en Gran Bretaña, y los comités uniéndo todos. ¿Qué fueron estos si no fueron los ´comités de fábrica´ mencionado por Trotsky en el programa de transición? Trostky escribió: “A partir del momento de la aparición del comité de fábrica, se establece de hecho una dualidad de poder.” El desarrollo del movimiento de los delegados sindicales en Gran Bretaña y en otros países capitalistas avanzados sin duda se dirigió, si no a la ´dualidad de poderes de hecho´ de que Trotsky habló, entonces a elementos de la dualidad de poder en las fábricas. Los trabajadores, a través de estas organizaciones ejercieron el derecho de vetar las decisiones de los gerentes, a veces controlando el derecho de contratar y despedir, la cantidad de horas extras trabajadas, servicios en la fábrica, etc. Y sin embargo, los grupitos sectarios contrapusieron sus ´comités de fábrica´ míticos a los comités de los delegados sindicales que ya existieron. Con la debilidad de los sindicatos durante los últimos 20 años – la membrecía es de 27% en este momento en Gran Bretaña – los ´comités de fábrica´ podrían aparecer, particularmente cuando hay eventos explosivos. En la ocupación de Vestas en la Isla de Wright, la mayoría de los trabajadores al principio no formaron parte de ningún sindicato. Por eso, improvisaron su propio ´comité de fábrica´. Si la lucha hubiera tenido éxito de mantener la fábrica abierta, entonces esto probablemente hubiera sido un paso hacia el fortalecimiento de los sindicatos dentro de la fábrica.


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El control y manejo de los trabajadores
Otro asunto que se dirigió a un método desequilibrado fue la demanda por el control de los trabajadores y el manejo de los trabajadores. En el pasado, estos asuntos fueron ampliamente debatidos en el movimiento laboral británico y serán discutidos de nuevo en el futuro. La consigna de control de los trabajadores sobre la producción se relaciona particularmente y en general al mismo periodo que la creación de los ´soviets´. Condiciones especiales, por eso, tienen que existir en una situación pre-revolucionaria para que estas consignas cobren vida en el capitalismo. El control de los trabajadores es una medida de transición bajo condiciones de intensa lucha de clases y es concebible, a nivel grande, sólo como un puente hacia la nacionalización revolucionaria de la industria. El manejo de los trabajadores, por el otro lado, en general procede desde arriba después de que la clase trabajadora haya tomado el poder. El como utilizar estas consignas amerita de entender la situación, el ritmo de los eventos y, especialmente, el sentimiento y la conciencia de la clase trabajadora en cada etapa.

Desafortunadamente, algunos vieron este asunto desde un lado muy desequilibrado en el pasado. Lanzaron una o dos demandas de transición – con respecto al control de los trabajadores por ejemplo – y dijeron que esto era todo lo necesario en esta etapa del movimiento de los trabajadores. Cualquier intento de lanzar demandas generales para la sociedad y la economía entera – como la nacionalización – fue denunciado como ´abstracto´. Olvidada fue la sencilla verdad apoyada por Trotsky en el Programa de Transición, que las demandas son un ´puente´ hacia el programa general del socialismo. Este programa últimamente se dirige a la idea de que la clase trabajadora debe tomar control sobre los grandes monopolios, expropiando a los capitalistas, sin indemnización a menos que puedan comprobar que tiene necesidades básicas no cumplidas.

De lo que se trata es la necesidad de saber el pulso y comprender los sentimientos de la clase trabajadora en cada etapa y levantar las consignas adecuadas en el momento correcto. Consideremos el ejemplo de Alemania en el periodo antes del ascenso de Hitler al poder. Un grupo de izquierda que se llamó los ´Brandlerites´, acusó a la Oposición de Izquierda, los partidarios de Trotsky, de haber robado la consigna del control sobre la producción. Esto fue después de que los Marxistas habían criticado a los Brandlerites por haber lanzado esta demanda mucho antes cuando la situación no lo mereció.

La consigna del control sobre la industria primeramente fue lanzada a nivel amplio por el partido bolchevique en 1917. En Petrogrado, la responsabilidad por este tema, junto con otros, fue puesta en las manos de los soviets. Varios años despues, en Alemania en un periodo de tensión de clase intensa, Trotsky y sus partidarios lanzaron esta consigna, y ¡fueron acusados de haber robado la consigna de los Bandlerites! Él respondió dando el ejemplo de un pajaro carpointero que picotea un árbol año tras año. Luego viene un leñador y tala el árbol con un hacha. ¡Y el pajaro carpintero le acusa de haber robado su método! Ligado con la idea del control de los trabajadores es la demanda por ´abrir los libros de contabilidad y contratos´ de los capitalistas para ser inspeccionados por los comités de trabajadores con la participación de los consumidores también. Efectivamente, el control de los trabajadores se relaciona con el periodo del poder dual en la industria lo cual normalmente está ligado con el periodo de transición desde el régimen capitalista hasta la toma de poder de la clase trabajadora. Sin duda, es una etapa clave en el desarrollo del movimiento de los trabajadores y es un periodo a través del cual los trabajadores pasarán en un cierto momento.

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La nacionalización

Una demanda central del Partido Socialista es la nacionalización de los monopolios (alrededor de 150 que controlan la gran mayoría de la economía) bajo el manejo y control de los trabajadores y sin indemnización a menos que prueben una necesidad básica. No hay ninguna contradicción lanzando un programa general de este carácter al lado de otras demandas de transición, por ejemplo la demanda por la semana laboral de 35 horas, un programa de obras públicas para terminar con el desempleo y la nacionalización de empresas claves y empresas particulares que anuncian despidos. El programa tiene que tomar en cuenta el hecho de que hay capas diferentes de la clase trabajadora en etapas diferentes de desarrollo.

Una tarea esencial de los Marxistas es de generalizar la experiencia de la clase trabajadora. Esto se pone más factible debido a la concentración enorme, la centralización del capital en monopolios inmensos y su fusión con el aparato estatal, y todos estos han llegado a alturas increíbles. Esto da un carácter general a casi todas las luchas particulares y sectoriales de los trabajadores. La lucha por el incremento salarial choca con la resistencia del gobierno como las acciones de la coalición Conservador / Demócrata Liberal, ´ConDem´, que se muestra cuando congelaron los salarios del sector público por dos años. Esto en cambio, levanta la necesidad de encontrar una solución general a los problemas de la clase trabajadora y luego plantea la necesidad de una reorganización socialista de la sociedad.


Ya han pasado más de setenta años desde que el Programa de Transición fue escrito por Trostky. Durante este periodo la tarea principal de los Marxistas ha sido de defender sus ideas centrales y el método en contra de las ideas reformistas oportunistas por un lado y su imagen de reflejo en la forma de los ultra-izquierdistas por el otro lado. Esto no quiere decir que las demandas marcadas en el Programa de Transición serían formuladas de la misma manera hoy en día. El llamado por la semana laboral de 35 horas expresa el mismo sentimiento que el ´salario con escala móvil´, lo cual parecería muy abstracto a gran parte de los trabajadores hoy en día en Gran Bretaña, mientras que la lucha por 35 horas (y una semana aún más corta) puede ser levantada con mucho entusiasmo como la respuesta al desempleo creciente. Trotsky siempre enfatizó la necesidad de expresar las ideas marxistas y las consignas en el lenguaje de la clase trabajadora misma.

Su método sensible a las secciones diferentes de la clase trabajador, a veces en otros países, fue demostrado en el debate con los partidarios americanos. Notó que – incluso en los años 30 – debido al retraso político de los trabajadores americanos, directamente proclamar la necesidad del ´socialismo´ sería considerado por la mayoría como algo ´extraterrestre´, importado desde Europa. La idea, sin embargo, de una escala móvil de los salarios – tomando en cuenta la inflación – y una escala móvil de horarios – para terminar con el desempleo – fueron considerados como algo razonable e incluso ´Americano´. Podría ser aceptado con más facilidad por los trabajadores americanos a pesar de que propone un método socialista de organizar el trabajo y la sociedad. El sectarismo doctrinario en las ideas y el lenguaje es totalmente extraño al Marxismo. Es por lo tanto necesario expresar las demandas de transición de tal forma para que puedan ser entendidas y defendidas por la clase trabajadora.
También será necesario de incorporar dentro del programa muchas demandas que la clase trabajadora misma levanta en el transcurso de la lucha. Es asimismo esencial dar una expresión más concreta a algunas de las demandas propuestas por Trotsky. Él levantó en una etapa la demanda por la participación de los trabajadores en el manejo de las industrias nacionalizadas. Actualmente, la privatización es la norma. Pero bajo el látigo de la crisis, los gobiernos capitalistas estarán obligados a renacionalizar las industrias. Tenemos que tener un programa democrático para esto. En las condiciones actuales en Gran Bretaña, ahora esto es mejor expresado por el llamado por una mayoría de representativos de los trabajadores en la directiva de las industrias nacionalizadas con todos los representativos elegidos y sujetos a revocación. Estos representativos deben cumplir la función de desenmascarar y mostrar a las masas de los trabajadores la manera en que la industria nacionalizada ha sido utilizada como una mina de oro por los monopolios. Esto en cambio pone el fundamento para la nacionalización estatal de estas industrias ´privadas´.


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Las demandas para defender el medioambiente
Un tema vital que enfrenta la clase trabajadora, de hecho a toda la humanidad, es el medioambiente. Trotsky no trató directamente con este tema en el Programa de Transición pero lo tocó en otros lugares. Algunos medioambientalistas dicen que Marx no lo trató. Esto no es verdad; en el Marxismo en el Mundo de Hoy, comentamos:
“Primero, es un asunto muy importante y es crucial, especialmente para la nueva generación y la totalidad de la humanidad. Pero no es cierto que Marx, Engels, Lenin y Trotsky nunca hablaron acerca del medioambiente; lo hicieron. En el tercer volumen del Capital, Marx nota: “Desde el punto de vista de una forma económica de la sociedad mucho más alto, el control privado del mundo por individuos particulares aparecerá tan absurdo como el control privado de un hombre por otro. Incluso una sociedad entera, una nación, o hasta todas las sociedades simultáneamente existentes en su conjunto, no son dueños del mundo. Sólo son sus posesores…y como [buenos padres de familia] tienen que entregarlo a las sociedades posteriores en una condición mejorada.” Tenemos que entregar el mundo a la próxima generación en un mejor estado. Trotsky habló de la misma manera en obras como “Radio, Ciencia y Técnica”. Los Bolcheviques estuvieron muy interesados en la armonía entre las fuerzas productivas y el medioambiente.


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Crisis sin precedente
Nos enfrentamos con una situación sin precedente hoy en día. La forma de desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo de una manera no planificada significa que la mayoría de la humanidad tiene que luchar en contra de este sistema alrededor de la cuestión del medioambiente para prevenir un declive imparable. Un ecologista chino importante ha dicho que para que el nivel de vida en China llegue al de los EEUU, se requerirían cuatro planetas. ¿Concluimos de esto que el pueblo chino nunca obtendrá el nivel de vida del pueblo americano y que están condenados siempre al subdesarrollo? Sería incorrecto decir esto. Podemos, sin embargo, lograr el crecimiento sostenible y podemos evitar los crímenes que han sido cometidos en contra del medioambiente por el capitalismo y el estalinismo.
La crisis actual – y para ser más exacto, una seria de crisis – sólo puede ser resuelta rearmando a la clase trabajadora con nuevas organizaciones socialistas de masas, con un programa y una dirección marxista. Los eventos grandes que se están presentando en todas las partes del mundo proveerán muchas oportunidades para realizar esto. No será logrado en un día o por una acción. Pero mediante los fracasos igual que las victorias, el proletariado buscará cada vez con más interés a quienes puedan proveer las medidas programáticas para abolir el barbarismo capitalista del planeta. El programa y método de transición de Trotsky jugará un rol fundamental en el cumplimiento de esta tarea.