Chile – Una economía oligopólica
La economía chilena muestra una creciente concentración oligopólica[1] que es notoria en la calle a simple vista. En el sector de retail las gigantescas cadenas por departamento; Falabella, París, y Ripley concentran el grueso de las operaciones del sector, y han transformado el negocio de prestar dinero a través de sus tarjetas de crédito en el centro de su negocio, incursionando en el sector financiero. Estas cadenas junto con inmobiliarias están asociadas en la propiedad de grandes centros comerciales.
Los chilenos son grandes consumidores de medicamentos, pero tres cadenas farmacéuticas, Salco Brand, Farmacias Ahumada y Cruz Verde han desplazado del grueso del mercado a las antiguas boticas tradicionales. El año pasado salió a la luz pública la práctica de colusión en la fijación de precios con la auto inculpación ante la fiscalía nacional económica de Farmacias Ahumada.
El mismo proceso de rápida concentración se ha vivido en los supermercados. Tres empresas, la multinacional WalMart, propietaria de las marcas Líder y Ekono, Cencosud propietaria de Jumbo, Santa Isabel y de otras marcas menores además de cadenas de centros comerciales, y Unimarc son los que controlan el negocio supermercadista.
Esta misma concentración oligopólica creciente, se advierte en el sector financiero de la economía en el que encontramos a la banca, las compañías aseguradoras y las AFP. El sector financiero es una industria estratégica en desenvolvimiento de la acumulación capitalista, en circunstancias normales este sector intermedia la transformación de dinero en capital, la banca crea dinero mediante el efecto multiplicador, dinamiza el emprendimiento empresarial y multiplica el consumo, la crisis global en la que todavía estamos inmersos, también ha mostrado que la banca puede ser responsable de crisis financieras que conducen a la destrucción de fuerzas productivas, a la recesión y al desempleo masivo.
El año 2004, nueve bancos sumaron el 80% de las ganancias del sistema bancario. Apenas cuatro años después, el año 2008, bastaban cinco entidades para sumar el 80% de las utilidades. Cinco grandes bancos (Santander, Chile, Estado, BCI y BBVA) concentran el 74.1% de las colocaciones, Los mismos bancos acumulan el 75% de los depósitos.
Los bancos que operan en Chile, además se encuentran entre los más rentables de América Latina. “Medido como utilidades sobre ventas, las entidades financieras locales alcanzaron un ratio que más que duplicó el de entidades como Bradesco, Itaú Unibanco y Do Brasil.
La banca chilena se encuentra entre las más eficientes de América Latina, según cálculos de ESTRATEGIA en base a información de Economática.
Esto, porque la relación de las utilidades sobre ventas de los bancos que funcionan en Chile están bastante por sobre la media. Ello da cuenta de que por cada peso vendido, las entidades locales generan mayor utilidad que el resto.
Así, por ejemplo, Santander Chile se ubicó como el sexto más eficiente, dado que su ganancia representa el 32,89% de sus ingresos, sólo antecedidos por entidades que operan en Venezuela y Perú, países con más riesgo.
Corpbanca es la institución local que le sigue en el ranking (9º), con un ratio de 28,76%, mientras que Banco de Chile se ubicó 13 lugar (25,37%). Bci (25%) y BBVA (24,12%) quedaron en las posiciones 15 y 16. Como referencia, los mayores bancos brasileños como Bradesco, Itaú Unibanco y Do Brasil promedian un 14%.”[2]
Esto no debe sorprendernos tanto, ya que en Chile la concentración oligopólica de la banca se ha manifestado en sobre-ganancias, que quedaron especialmente al descubierto desde la crisis económica mundial, periodo en que se dispararon las ganancias de los grandes bancos. En millones de pesos corrientes, en 2004 el sistema bancario obtuvo utilidades por $790.976, en 2008, $1.232.596 y en 2009 fueron $ 1.493.573.
Además, hay otra característica que ha adoptado progresivamente la concentración bancaria en Chile, la suplantación de los bancos de capital nacional por bancos multinacionales. Más aún, la principal entidad el banco Santander, cuya casa matriz está en España, en 2004 tenía 29,93% de las utilidades y en 2009 concentró 35,16%. El Banco de Chile, el segundo en importancia, pasó de tener una participación en las ganancias de 21,06% en 2004 a 19,92% en 2009. El BBVA, otro banco español, obtuvo 1,95% de las utilidades en 2004, y 5.41% en 2009. Así mientras en Estados Unidos, las autoridades discuten la división de los grandes bancos, entendiendo que la concentración de las entidades bancarias aumenta el riesgo financiero sistémico, en Chile avanza velozmente la concentración.
Los analistas coinciden al señalar que el papel de la banca privada en esta coyuntura ha sido contractivo de la actividad económica, el grueso de los créditos que ha otorgado se concentra en 2.000 grandes deudores, mientras restringe el crédito a los clientes particulares y a las pequeñas y medianas empresas, y demora el traspaso de la rebaja de tasas a los clientes. De esta manera la diferencia entre lo que le cuesta tomar dinero y lo que cobra en intereses por prestarlo (el spreed) explica en gran medida las ganancias del sistema bancario.
Los bancos están haciendo excelentes ganancias en los últimos meses, ya durante el año 2008 cerraron con grandes utilidades, ello en medio de una recesión global que ha afectado a nuestro país junto al resto del mundo.
Las enormes ganancias del sistema financiero se explican si se observa que las fuentes de financiamiento de los bancos en Chile, que provienen básicamente de los depósitos de sus clientes y del Banco Central, están en tasas cercana a 0%, mientras las tasas que cobran a sus clientes se mantuvieron altas durante muchos meses, y de no haber sido por la reacción ciudadana que encabezó la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Bancarios (CSTBA) con sus denuncias públicas estas diferencias entre lo que los bancos pagan y lo que cobran se hubieran mantenido muy altas por más tiempo. La CSTBA denunció, por ejemplo, que en algunos créditos de consumo ¡el interés llegaba al 50%!
En medio de un escenario económico deprimido las ganancias de los bancos, significan que están restando liquidez y beneficios a otras industrias, y disminuyendo vía intereses el poder de compra de los consumidores.
Seguros que no responden y publicidad engañosa.
Los extensos daños en viviendas posteriores al terremoto, han dejado al desnudo situaciones de indefensión increíbles para los afectados. Así propietarios de departamentos que ahora son inhabitables tienen que seguir pagando los dividendos de sus hipotecas para que los seguros se mantengan vigentes, mientras tienen que arrendar o adquirir otra vivienda para vivir. Cualquiera sabe que en Chile las familias de trabajadores no tienen capacidad de este doble pago. Los seguros para el pago de las hipotecas, cubren los saldos de estas de acuerdo con el interés de los bancos, aquellos con sus viviendas pagadas no tienen seguro vigente asociado a la hipoteca.
De acuerdo con informaciones publicadas en el diario El Mercurio, la Asociación de Aseguradoras ha recibido 161 mil denuncias desde el terremoto lo que representa el 12% de las pólizas contra incendios, que es la categoría en que se encuentra la cobertura adicional contra sismos. Las denuncias afectan a la mayoría de las empresas de la industria de seguros. Un ejemplo, según un artículo del diario, una de las compañías, “Chilena Consolidada”, sostiene que pólizas con el encabezado “Incendio con Terremoto” solo cubren incendios, porque el encabezado sería solo un logo.[3]
La publicidad de los bancos se ha destacado con promesas de ayudas a los deudores. Pero hay ayuda que no es tal. El negocio central de la banca es prestar dinero y cobrarlo con interés, la postergación de pagos mediante un crédito adicional no es ayuda altruista, salvo que sea a interés cero. La radio Bío Bío informó que en Concepción se prepara la presentación de una demanda colectiva de cerca de cien afectados por publicidad engañosa, denunciando que se les ofrecía no pagar tres meses los créditos, pero eso significaba que los pagos postergados subían cerca del 75%.
La catástrofe que enfrentó Chile, y las necesidades de la reconstrucción ponen una vez más sobre el tapete la necesidad de contar con una banca nacional, orientada al desarrollo económico y social del país.
Lo mismo puede decirse del sistema de AFP, los fondos privados de pensiones por capitalización individual. De varias decenas de instituciones que existían en el pasado, hemos llegado a un punto en que sólo ha seis AFP. Sin entrar aquí al fracaso del sistema en proveer las pensiones que se prometieron en su momento por las autoridades de la dictadura militar que implantaron el sistema, o la perdida que de acuerdo con el seguimiento que ha hecho CENDA desde el 25 de julio, descontada la inflación han superado los 6 billones de pesos (más de US$12.000 millones). debido a la crisis financiera global, lo que hay que destacar es que el sistema de AFP es un mecanismo de expropiación de los trabajadores mediante el ahorro forzoso, que administrado por las propietarias de las AFP, se ha convertido en impulsora de la concentración oligopólica de la economía chilena.
La crisis financiera y la recesión global han vuelto a poner en debate la necesidad de la nacionalización de la banca. La banca privada global y sus negocios especulativos estuvieron en el origen de la crisis de las hipotecas chatarra que desembocó primero en una crisis financiera en los centros económicos más desarrollados del capitalismo, y se transformó luego en una recesión global, en la que todos los países resultaron afectados con más o menos profundidad, y que ahora en la mayoría de los países se expresa en recuperaciones del crecimiento del Producto Interior Bruto, sin recuperación del empleo, en el crecimiento del déficit fiscal y del endeudamiento soberano.
En Chile también se hace necesario comenzar a abrir el debate sobre la necesidad de nacionalizar la banca, y terminar con el sistema de AFP, para reemplazarlo por un sistema de seguridad social solidario. Sin lo cual el crecimiento económico jamás dará como resultado el desarrollo social, si no la perpetuación e incluso la profundización de la desigualdad en la sociedad[4], y las prácticas depredadoras de los recursos naturales.
[1] El término bastante generalizado de oligopolio designa lo que a menudo ha sido calificado de competencia imperfecta, en la que una cantidad limitada de vendedores se dirige a una multitud de compradores.
Casi todos los autores coinciden en señalar que sólo existe una ínfima diferencia entre monopolio y oligopolio. La rutina y la no disminución de los precios caracterizan estas formas de mercado.
Extractos de la entrada ‘OLIGOPOLIO’, en la Gran Enciclopedia de la Economía. http://www.economia48.com/spa/d/oligopolio/oligopolio.htm
[2] Estrategia on Line. 08/04/2010
[3] El Mercurio, cuerpo B4, 11/04/2010
[4] Hay que recordar que América Latina es el continente más desigual del mundo, y que en Sudamérica Brasil y Chile son los países con la peor distribución de los ingresos.
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