Irlanda: La ratificación del Tratado de Lisboa no es un respaldo a un gobierno odiado

Posted by Nuestra publicación: on jueves, octubre 22, 2009



Fotografías:

1) El Partido Socialista y el Diputado Europeo Joe Higgins fueron claves para la campaña del “No”;

2) "Campaña de terror”, enlazando el Tratado con la recuperación económica ;

3) Las grandes empresas, como Ryanair, lo apostaron todo al “sí”



La Ratificación del Tratado de Lisboa


”Ésta acabará siendo una victoria pírrica”



Kevin McLoughlin,

Partido Socialista (CIT en Irlanda)


Una proporción significativa de 2 votos a favor por 1 voto en contra, y con una mayor participación, ratificó el Tratado de Lisboa dando un vuelco a la decisión de junio de 2008, cuando los votantes irlandeses rechazaron el tratado por, aproximadamente, el 55% contra un 44%. Es claro que la crisis económica sirvió para cambiar la opinión hacia el “sí” porque se consideraba que la ratificación del Tratado impulsaría las perspectivas de Irlanda para una recuperación económica. El año pasado, el Tratado fue rechazado porque los votantes temían las consecuencias de los cambios que éste trae a la Unión Europea, y a causa de una desconfianza en los partidos mayoritarios. Para una mayoría de los ciudadanos, esta vez el Tratado en sí y sus contenidos eran secundarios a la crisis económica.



La patronal y el orden establecido movilizados por el “sí”


En una campaña bien preparada y financiada, los partidos mayoritarios y la patronal no dejaron piedra sin remover para empujar por la ratificación del Tratado. Estaba la zanahoria: “Sí a los puestos de trabajo”, “Sí por la recuperación económica”, pero también el palo con amenazas de que el rechazo al Tratado de Lisboa por una segunda vez llevaría al desastre económico. Como señaló Joe Higgins, Diputado Europeo del Partido Socialista (CIT en Irlanda), el temor era central para la campaña del “sí”. Se extendió la idea de que los directores de las altamente rentables multinacionales estaban en el aeropuerto de Dublín con sus maletas preparadas para salir volando del país en caso de que el “no” ganara. En una empresa tras otra, los jefes intervinieron, por email o directamente, para pedir a su fuerza de trabajo que votara por el “sí”. Cualquier apariencia de representatividad en los medios de comunicación se dio por terminada y en la última semana de campaña el 65% de los artículos sobre el Tratado de Lisboa argumentaban a favor del Tratado, con solamente el 15% apoyando el lado del “no”. A una semana del referéndum, las encuestas apuntaban que, entre el voto decidido, el 60% era por el “sí” y el 40% por el “no”.


Sin embargo, parece que los que se decidieron en la última semana fueron de forma aplastante hacia el “sí” en base a la crisis económica. La campaña del “sí” jugó con la idea de que un rechazo al Tratado de Lisboa por segunda vez aislaría a Irlanda dentro de la Unión Europea, y la idea de una “Europa de dos velocidades” con Irlanda en el grupo de cola fue empujada por los ministros. Dado que más del 70% de los ciudadanos cree que Irlanda se encuentra mejor económicamente dentro de la Unión Europea, más el temor de que la crisis económica podía empeorar, es comprensible que una mayoría decidió votar a favor del Tratado. Es irónico que en este momento, los mismos que causaron la crisis económica, las grandes empresas y los políticos capitalistas en Irlanda y en la Unión Europea, fueron en realidad capaces de usar la crisis para ratificar el Tratado. Hay algunos paralelismos con las elecciones generales en Irlanda de 2007. Entonces, una porción importante votó por Fianna Fail (el principal partido en el gobierno), en ausencia de una genuina alternativa, y con la esperanza de que votar al mismo gobierno ayudaría a mantener el crecimiento económico. La popularidad de Fianna Fail ha caído en picado desde entonces a bajos históricos, y ahora, en una situación completamente inversa, más del 80% desaprueba a este odiado gobierno. De la misma manera, la base para el “sí” al Tratado desaparecerá. Ésta acabará siendo una victoria pírrica para el poder establecido. El Tratado de Lisboa no ayudará en ninguna recuperación económica en Irlanda o Europa. En realidad, será utilizado para hacer que la clase trabajadora pague un precio muy alto por la crisis en los próximos años. La mentira sobre la recuperación económica, combinada con los métodos abusivos de la campaña del “sí” volverán como un fantasma contra el poder establecido y profundizarán la ira dentro de la sociedad. Que un tercio de los votantes rechazaran el Tratado por una segunda vez es significativo, dado la gran campaña que puso en marcha el poder establecido, con el apoyo del Partido Laborista y la mayoría de los líderes sindicales. Es claro que en zonas de clase media y alta, el Tratado fue ratificado por más del 90%. Sin embargo, entre la clase trabajadora el voto fue más igualado, pero en muchas áreas amplias mayorías, por segunda vez, rechazaron el Tratado. Los trabajadores que votaron por el “sí” lo hicieron con poco entusiasmo, y sin disminuir de ninguna manera su oposición al gobierno.



Papel fundamental del Partido Socialista


En relación con el tratado en sí, el único asunto que se trató ampliamente fue probablemente, los derechos de los trabajadores. Esto reflejó el rechazo a los ataques a los puestos y condiciones de trabajo y salarios, pero también es un elogio al papel del Partido Socialista, y en particular de nuestro Diputado Europeo Joe Higgins. Joe fue el líder más claro y más efectivo de la campaña del “no”. El Partido Socialista luchó por una campaña fuerte por el “no” con miles de posters y más de medio millón de folletos, tratando asuntos como los derechos de los trabajadores, los derechos democráticos, la defensa de los servicios públicos y el rechazo a la militarización. Cualquier efecto que el resultado del referéndum tenga en fortalecer a las grandes empresas puede ser vencido mediante la movilización del poder de la clase trabajadora contra los ataques a los puestos de trabajo, salarios y servicios públicos. De las inevitables luchas que se darán en los próximos meses, la necesidad de una verdadera alternativa a la crisis y al capitalismo aparecerá claramente para mucha gente y creará grandes oportunidades para construir el apoyo a una alternativa socialista.