Casi doscientos años de atropellos del Estado chileno contra los mapuche.
Socialismo Revolucionario, SR.
CIT en Chile.
Los periódicos, las radios y la televisión permanentemente están atacando y acusando a los mapuche de violentistas y terroristas, toda esta avalancha de información falsa, busca desprestigiar las movilizaciones y justificar lo injustificable y que tiene que ver claramente con los atropellos en contra de la Nación Mapuche.
¿Como es posible justificar el asesinato de jóvenes mapuche? Como Jaime Mendoza Collio, Matías Catrileo o Alex Lemun, el baleo de niños por carabineros o los juicios fraudulentos en contra de los presos políticos del pueblo mapuche, juicios que avergonzarían hasta las peores dictaduras y por los cuales ha sido condenado el Estado chileno en organismos de derechos humanos de todo el mundo.
Esta claro que nada podemos esperar de los grandes medios de comunicación, que están en manos de la misma clase de los que han usurpado el territorio mapuche, y explotan a los trabajadores chilenos, y desde donde han partido algunas fortunas de este país, son los mismos ladrones que tienen que ocultar no sólo su presente sino también su pasado.
El cerco informativo, el silencio comunicacional que sufren los mapuche hoy, es peor que el tuvo que sufrir la oposición a la dictadura de Pinochet. En este cerco informativo trabajan unidos los concertacionistas y los antiguos pinochetistas.
Un genocidio llamado “Pacificación de la Araucanía”
Históricamente el pueblo mapuche, nunca ha intentado invadir otros territorios, este pueblo originario no ha usurpado la propiedad de otros pueblos, sólo ha tenido que defenderse para que no le siguieran robando, primero contra los ladrones que marchaban detrás de la cruz cristiana, los imperialistas españoles, que finalmente al no conseguir derrotarles militarmente, tuvieron que respetar por lo menos parte del territorio.
Pero los principales ladrones (usurpadores) del territorio mapuche, el Walpamu, fueron la elite oligárquica y luego burguesa del Estado chileno y argentino. Ellos a traición y sin respetar los límites territoriales acordados con el imperialismo de la corona española, terminaron invadiéndoles el territorio, en lo que eufemísticamente en los libros de historia de Chile, se conoce como “Pacificación de la Araucanía”, que no es más que el asesinato de miles de mapuche, mujeres, niños, ancianos. Este genocidio tenía como único objetivo, apropiarse de las tierras, debemos recordar que estos crímenes ocurrieron hace poco más de cien años y se prolongo por las tres primeras décadas en el siglo XX.
Tras la masacre y la derrota de la resistencia mapuche, el estado chileno instalo al pueblo mapuche en reducciones, y les concedió títulos de mercedes por tierras marginales donde debieron instalarse. Pero el Estado agrego un engaño adicional, los títulos de mercedes no fueron inscritos en el conservador de bienes raíces, con lo cual las tierras no aparecían con propietario mapuche.
Defender la tierra de la destrucción capitalista
Las forestales y las industrias papeleras, destruyen el medio ambiente, contaminan las aguas, envenenan nuestra flora y fauna. La pesca de arrastre, y la contaminación de las costas están destruyendo los peces y mariscos de los que se alimentan los mapuche de la costa (lafkenche), y también los pescadores artesanales chilenos. La concentración de basurales en terrenos de las comunidades mapuche envenenan las napas de aguas subterráneas y empeoran su calidad de vida. La lucha del pueblo mapuche para recuperar un territorio que le permita sobrevivir como Nación es también parte del esfuerzo para salvar a la tierra de una catástrofe medioambiental que está siendo provocada por el capitalismo.
¿Quienes son los violentistas?
El Estado chileno ha aplicado en forma sistemática la violencia contra los mapuche, sea con dictadura o bajo la “democracia”. Bajo la dictadura los Jorge Luchsinger, que hoy aparecen como “victimas”, fueron los que “ayudaron” a detener a dirigentes mapuche, y a dirigentes obreros chilenos, que luego fueron ejecutados por miembros de las fuerzas armadas.
Los “colonos” que instalo el Estado chileno en territorio mapuche, no conformes con la tierra que les habían entregado, asesinaron a unos cuantos mapuche para quitarles la poca tierra que el Estado le había dejado en calidad de “reducciones indígenas”, otra verdad del porte de una Catedral, que también quieren mantener oculta.
Esta gente, sus familias, sus descendientes son los que llaman “violentistas” a los mapuche y les aplican leyes “antiterroristas” y son los que se atreven a decir que “ El indio no ha trabajado nunca. El mapuche es un depredador, vive de la naturaleza, no tiene capacidad intelectual, no tiene voluntad, no tiene medios económicos, no tiene insumos, no tienen nada” (Jorge Luchsinger). Esta escoria de la humanidad, que ha vivido del robo, de la usurpación, de la explotación de obreros agrícolas, que confunde “explotación” con trabajo, son los que se atreven a llamar flojos a los mapuche.
Carabineros y la PDI han cometido crímenes contra los mapuche, con sueldo del Estado.
El racismo, la crueldad, la violencia y la intolerancia es lo que caracteriza la actuación de los cuerpos policiales del Estado chileno. Estos cuerpos represivos son expertos en montajes, por ejemplo, no se puede hablar de “enfrentamiento” cuando un bando cuenta con boleadoras (ondas) y la policía con modernas ametralladoras. Hasta ahora los únicos muertos en estos falsos enfrentamientos inventados por la policía, son jóvenes mapuche y también es la razón porque ningún mapuche se encuentra involucrado en hechos de sangre relacionado con las recuperaciones de tierras, ya sea contra las forestales o los terratenientes particulares.
Los tribunales de justicia chilenos, son parte del despojo.
Los tribunales de justicia históricamente han avalado el robo del territorio mapuche y los jueces son los que le han dado una justificación legal al despojo.
Desde siempre han sido absolutamente parciales y la justicia es un chiste cuando se trata de enjuiciar a un mapuche o recibir sus demandas por la restitución de sus tierras. La sentencia de Patricia Troncoso es el mejor ejemplo de lo que es la justicia en este país aplicada a un activista mapuche, ella fue condenada a diez años de cárcel, sin pruebas que la inculparan y que incluso si existieran esas pruebas, no se puede condenar a alguien a diez años por incendiar unos pastizales. Estos mismos tribunales de “justicia” han condenado a los torturadores y criminales de la dictadura, confesos de más de un asesinato a cinco años y un día, en cárceles cinco estrellas y en algunos casos a penas remitidas.
Libertad inmediata a todos los presos políticos mapuche.
Es necesario parar la represión contra la Nación mapuche, en los últimos años hemos visto como la represión ha recrudecido contra las comunidades Mapuche. Una parte importante del aparato represivo del Estado chileno está concentrado en territorio mapuche, en muchos casos para realizar montajes que impliquen en delitos a alguna de las comunidades y tener la excusa para reprimirlas.
Los hermanos mapuche que hoy están presos en las cárceles chilenas no son delincuentes, los delincuentes están entre los que han usurpado su territorio y no entre los que hoy están luchando por recuperarlo, están entre la elite dominante de este país.
¿Quienes son los delincuentes?
Los verdaderos delincuentes son los que se han apropiado del territorio mapuche, los dueños de las forestales, de la madera, de la celulosa y todos los empresarios que se han apropiado de sus riquezas naturales, la minería, la pesca, las generadoras de electricidad y un largo etcétera, que incluye a los representantes que estos empresarios tienen en el Parlamento, en el Poder Judicial y en los aparatos represivos del Estado chileno.
¿Que deben hacer los mapuche que viven en las ciudades?
La principal tarea hoy debe ser organizarse, para luchar por los derechos como mapuche urbano, contra toda manifestación de racismo y discriminación laboral, o en cualquier otro ámbito, recuperar y resignificar para el siglo XXI la cultura y la lengua mapuchedungun, pero también denunciar las injusticias y la represión, defender la tierra y la naturaleza, apoyar la lucha que están dando nuestros hermanos mapuche en las comunidades del conjunto de la nación mapuche, como parte de la lucha de todos los pueblos contra la explotación y la destrucción que provoca el capitalismo y su lógica del lucro sin medida. Los pueblos originarios tienen mucho que aportar a un mundo que supere al capitalismo desde sus valores comunitarios y solidarios, de reciprocidad, y de vida sustentable en el respeto a la naturaleza.
La necesaria unidad de los mapuche, los trabajadores y los pobres.
El trato que reciben los mapuche, se parece al que recibimos los trabajadores y todos los pobres de este país.
El asesinato de Rodrigo Cisterna (joven trabajador forestal) a manos de carabineros, ya quedo impune, el asesinato de 44 jóvenes conscriptos (todos de familias muy pobres), caso que también quedo en la impunidad.
Los deudores habitacionales de Andha Chile a Luchar (fundamentalmente mujeres), cada vez que se movilizan, son reprimidas con especial brutalidad por carabineros. Los trabajadores subcontratistas del cobre, los trabajadores de Agrosuper y muchos trabajadores que ha estado en huelga saben al igual que los mapuche de la brutalidad de las fuerzas especiales de carabineros.
El pueblo chileno y mapuche, tenemos los mismos enemigos, en el caso de los trabajadores forestales está más que claro, los que los explotan a ellos, son los mismos que han usurpado el territorio mapuche.
Necesitamos unificar nuestras luchas, pero el movimiento obrero y social chileno debe tener especial preocupación de respetar y entender las demandas nacionales de la nación mapuche y no repetir ni siquiera inconscientemente las practicas de las clases dominantes.
La liberación de la clase trabajadora del yugo capitalista, debe ir acompañado del respeto de los derechos de las naciones originarias. Debemos terminar con explotación capitalista y también con la opresión de otras nacionalidades, como es el caso de los mapuche y los aymara.
Construir una sociedad socialista democrática, hoy es más urgente que nunca, si queremos terminar con la explotación, el saqueo de los recursos naturales y todas las injusticias.
Socialismo Revolucionario.
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