Pakistán: Pesadilla en el valle de Swat

Posted by Nuestra publicación: on lunes, septiembre 14, 2009


El Gobierno y los militares decepcionan a los trabajadores y pobres paquistaníes


Khalid Bhatti, Movimiento Socialista Pakistán (CIT) y Senan, Partido Socialista (CIT en Inglaterra & Gales)



El 22 de junio de 2009 el gobierno pakistaní anunció que llevaría a cabo acciones militares contra los militantes talibanes pakistaníes en el distrito de Swat, en la Provincia Fronteriza del Noroeste (NWFP), principalmente con la esperanza de derrotar al TNSM (Tehreek-e-Nafaz-e-Shariat-e-Mohammadi – Grupo fundamentalista islámico) del líder Maulana Fazlullah que está en coalición con el TTP (Tehrik-i-Taliban Pakistan – la principal organización talibán en Pakistán) del líder Baitullah Mehsud.

Este anuncio llegó sólo un mes después del acuerdo de paz del gobierno con líderes de estas fuerzas. La aceptación por parte del gobierno de la sharia (ley musulmana ) en esta región, según los términos del acuerdo, fue muy impopular entre la población local y también entre los gobiernos imperialistas occidentales que temían que el distrito de Swar pudiera convertirse en tierra fértil para el crecimiento de los talibanes. Sin embargo la actual campaña militar del gobierno pakistaní, financiado por esos mismos gobiernos occidentales, ha mostrado una total indiferencia de la gente que ya estaba sufriendo a manos de los talibanes. Cientos de miles de personas fueron obligadas a escapar de la zona y en un mes más de 2 millones de personas habían huido en el mayor desplazamiento de gente desde la división de la India y Pakistán en 1947.

Los militares ordenaron a los civiles que abandonaran la zona. Pero no dieron tiempo ni para preparar provisiones para la evacuación. Miles de personas se vieron atrapadas entre los talibanes y los militares. Se cree que más de 13.000 personas fueron asesinadas por una parte o por la otra. Los que quedaron atrapados en las zonas controladas por los talibanes fueron bombardeados indiscriminadamente. Más de 30.000 casas han sido destruidas. La Cruz Roja Internacional (CRI) comparó las condiciones con las que se produjeron en los conflictos de Bosnia y Ruanda. La única asistencia para aquellos que huyeron al distrito vecino de Mardan y Swabi vino por parte de los vecinos de esa región. Las tiendas de campaña instaladas por los militares y las ONGs no pudieron cubrir ni al 20% de los desplazados. Un gran número de refugiados fueron hacinados en pequeñas zonas sin servicios. Los escasos suministros de comida y agua y la ausencia de condiciones sanitarias adecuadas provocó la agonía de niños en los campos. La mayoría de los desplazados internos (IDPs) confiaron en la hospitalidad de la gente local para conseguir comida. Ni el ejército pakistaní ni el gobierno prestaron atención a la enorme crisis humanitaria que ellos mismos habían creado. Pero sin embargo si que instalaron un pequeño número de campos selectos, llamados “campos VIP” por los locales, con servicios razonables, para poder ser mostrados a los visitantes internacionales de las agencias humanitarias y así asegurarse la ayuda.

Sin servicios sanitarios cercanos y con la siempre presente amenaza de muerte por inanición o enfermedad, los IDPs se han visto ahora forzados a volver al valle de Swat, increíblemente peligroso y con muy malas condiciones.

En junio de este año el gobierno pakistaní anunció que tenía un control total sobre el valle de Swat. Sin embargo el horror está lejos de terminar. La gente tiene la preocupación de que la mayoría de los combatientes que huyeron de la zona vuelva una vez que las autoridades civiles reasuman el control. El anuncio de los gobiernos estadounidense y pakistaní de que Baitullah Mehsud había muerto junto con otros líderes de los talibanes, ha tenido poca o casi nula repercusión entre la gente.

El ejército pakistaní no ha sido en ningún momento capaz de controlar totalmente la zona. Desde su unión a Pakistán en 1969, la confusión y el caos se han extendido en la zona, creando gran inestabilidad. La introducción de las leyes civiles pakistaníes que ignoran totalmente las tradiciones islámicas existentes, junto con la ausencia de inversiones en educación e infraestructura, ha creado un continuo sentimiento antigubernamental entre las gente pobre. En vez de las instituciones gubernamentales, son los líderes tribales y los propietarios quienes se han esforzado por tener el control sobre como se vive en la zona. La introducción de los reglamentos de Áreas Tribales Provincialmente Administradas (PATA) en 1975 creó más confusión en la gente que cuando cayeron bajo varios sistemas diferentes de gobierno y todos reclamaban la autoridad sobre ellos.

Corrupción

La corrupción e inestabilidad política de la élite gobernante pakistaní fortifica la influencia de los clérigos reaccionarios de la derecha que quieren establecer la sharia. Con su ayuda, la militancia ha crecido y se ha extendido por la región. En 1992, el TNSM, un grupo de militantes fundado por Sufi Mohammad después de que éste abandonara el grupo derechista Jamaat-e-Islami, surgió del descontento con el corrupto régimen gobernante pakistaní. Renunció al sistema electoral y reclamó que se implementase la sharia en respuesta al enfado público con el gobierno. Capitalizó la oposición al corrupto sistema político para aumentar su apoyo entre los comerciantes y algunos líderes tribales. En 1994 cuando la Corte Suprema declaró que las regulaciones PATA eran inconstitucionales, el apoyo al TNSM en las zonas rurales más pobres, creció mucho. Fue la ausencia de apoyo popular en todo Pakistán al corrupto régimen, que cayó en un golpe militar en 1999, lo que llevó al general Pervez Musharraf a hacerse presidente en 2001.

El ataque estadounidense en 2001 puso los cimientos para un incremento del apoyo a los islamistas. Declararon la yihad y muchos militantes fueron enviados a Afganistán para luchar contra las fuerzas estadounidenses. Bajo la gran presión de EE.UU. y desesperado por ganar el apoyo de Occidente para afianzar el control militar de Pakistán, Musharraf introdujo un nuevo sistema de gobierno local. Pero falló al tratar las quejas de la gente pobre sobre corrupción y falta de recursos.

Mientras el sentimiento antiestadounidense fue en todo momento alto en Swat, Musharraf estuvo ocupado haciendo acrobacias para alcanzar acuerdos con los EE.UU. Tras este caos surgió Muttahiddah Majlis-i-Amal (MMA), un grupo que ayudó a fundar el régimen talibán de Afganistán y que ganó la s elecciones de 2002 en la Provincia Fronteriza del Noroeste (y en Baluchistán). Los años que siguieron fueron años de pobreza, de ausencia de inversión y de ataques a los derechos democráticos. Los grupos talibanes paquistaníes emergieron bajo el control del MMA. En 2003 el valle de Swat había sufrido ya un incremento de los ataques en los ataques y los asesinatos de civiles. En el 2006, la mayoría de la región había caído en manos de los militantes a pesar de la gran presencia de protección militar del así llamado “gobierno paralelo” de Musharraf. El intento del régimen de Musharraf para recobrar el control con una campaña militar más grande utilizando fuerzas paramilitares tuvo consecuencias desastrosas. Una gran cantidad de grupos tribales y de grupos armados emergieron asistidos por la CIA y los Servicios de Inteligencia Pakistaníes (ISI). Los militantes extremistas ganaron el control en la mayoría del territorio en 2008 y comenzaron a implementar una estricta sharia.

Operaciones militares

La reciente operación militar puede haber hecho retroceder a los talibanes y haber reducido los ataque terroristas cerca del país, pero los extremistas todavía disfrutan de apoyo entre un significante estrato de la población. El retrato de los talibanes que hace el gobierno pakistaní, llamando a los talibanes que lucharon en Afganistán “talibanes buenos” ya que lucharon por la liberación, mientras que a los talibanes que lucharon dentro de Pakistán los trata como “talibanes malos”, no ha tenido ningún efecto en las masas, la mayoría de la cual se opone a la presencia de EE.UU. La zona ha estado bajo constantes ataques de misiles de la CIA en los últimos meses.

Richard Holbrooke, el enviado especial estadounidense para Afganistán y Pakistán anuncia que “Pakistán está en el centro de nuestras preocupaciones estratégicas”, siempre que esboza la estrategia para las operaciones militares en Afganistán de la administración de Obama. En su columna en el Washington Post, describió Pakistán como la nación más peligrosa del mundo. La administración Obama ve Pakistán como la clave de su operación en Afganistán. La “situación Afpak”, tal y como la llaman, es planteada como el asunto de política exterior más urgente al que se enfrenta Obama. EE.UU. está financiando abiertamente la operación militar en Swat y Malakand, además de sus propios ataques con misiles. A pesar de la fuerte presencia de la CIA en la zona, no tienen el control sobre la situación y están peleando para controlar al actual gobierno, en el que no confían completamente.

El Wall Street Journal informa que “muchos observadores, incluida la inteligencia estadounidense, piensa que el ejército pakistaní y el ISI tienen un doble juego. Hacen las promesas necesarias para asegurar miles de millones en ayuda estadounidense mientras mantienen lazos con los islamistas. El cálculo, según un analista pakistaní, es que EE.UU. saldrá tarde o temprano y que el ejército necesitará proteger sus apuestas estratégicas”. Esa misma sospecha tiene eco en la prensa pakistaní y revela el grado de desconfianza de la burguesía local e internacional en el corrupto gobierno paquistaní actual. El presidente del Partido del Pueblo (PPP), Asif Ali Zadari, es conocido por su corrupción durante el tiempo en que su mujer, Benazir Bhutto, estuvo en el gobierno (antes de que fuera asesinada). Era conocido como el “Señor 10%” porque se quedaba con el 10% de todos los acuerdos gubernamentales. Ahora es conocido como ¡el “Señor 50%”!

Ninguna de las ayudas internacionales que pasan por el actual gobierno llega en su totalidad a la población. Zadari está sin duda sacando ayudas de Occidente con las promesas de “proteger las armar nucleares” y “luchar contra el terrorismo”. El mismo Wall Street Journal cita a Zadari diciendo “si no puedo pagar mi propia cuenta de combustible, ¿cómo voy a aumentar el número de policías? Las compañías petrolíferas me reclaman 135$ (por barril) de petróleo y al mismo tiempo quieren que mantenga el mundo y Pakistán en paz”. El gobierno estadounidense y otros gobiernos imperialistas, sin embargo, no se preocupan por la naturaleza corrupta y podrida de la elite gobernante o el sufrimiento de las masas con tal de que sus propios intereses estén protegidos. No tienen problemas en establecer relaciones amistosas con Musharraf durante su dictadura militar que terminó por arruinar al país. Bush hijo alabó “la gran visión y coraje” de Musharraf y le llamó gran amigo. Algunos académicos estadounidenses llegaron a describir su íntima relación como la “Bush-Mush relación”. Esto demuestra las restricciones del régimen estadounidense y su falsa preocupación por los derechos humanos y la democracia verdadera.

La política estadounidense de guerra y terror no ha dejado dudas en las mentes del pueblo pakistaní que sabe que no ganará nada gracias a la cooperación con esas fuerzas. Cualquier gobierno que sea visto como un “gran amigo” del imperialismo occidental no obtendrá jamás el apoyo de los trabajadores y pobres de Pakistán. Pero una y otra vez vemos que todos los regímenes militares y civiles en Pakistán han estado del lado de EE.UU. y del imperialismo occidental y han implementado políticas neoliberales parar saquear la ayuda económica dispuesta para ellos. Los regímenes corruptos se han vendido siempre al mejor postor. A causa de su situación y de su identidad dividida, Pakistán ofrece un suelo fértil a los poderes imperialistas para establecer una base para actuar en favor de sus intereses nacionales. Durante la Guerra Fría, Pakistán fue visto por los EE.UU. como una zona estratégicamente importante para desafiar a la URSS. Ahora el objetivo es el régimen chino.

Recientemente Pakistán ha visto como se incrementaba de gran manera la inversión china. Más de tres docenas de compañías chinas operan en Pakistán en el sector petrolífero y del gas. La importancia del gaseoducto “Irán-India-Pakistán” subyace bajo la presión externa. La elite gobernante china está muy entusiasmada en la creación de la “autopista amiga Pakistán-China”. China también teme que los intereses imperialistas occidentales alcancen, a través de Pakistán, sus regiones fronterizas, que son predominantemente musulmanas.

Los miedos de China

Un informe escrito por el Instituto Internacional de Estudios Estratégico (IISS) de China, un think-tank del Ejército Popular de Liberación (PLA), advirtió hace poco a India y Pakistán de las consecuencias si decidían hacer el trabajo sucio estadounidense. El IISS es un alimentador de la política oficial del gobierno chino y su particular informe (6 julio 2008) ha sido presentado como “material referencial” a los responsables de la política militar.

El informe del IISS apunta a la visión de un EE.UU. peligrosamente preparado en Pakistán, usando el terrorismo para amenazar la seguridad china destruyendo la integridad territorial de Pakistán e India. Esto presenta muchos escenarios. Uno es el de crear diferencias entre los diferentes grupos étnicos en Pakistán, fragmentando el país, con Punjab, Sindhis, Pashtoons y el Baloch dibujando sus propias fronteras nacionales. Los EE.UU. podrían incluso utilizar grupos étnicos transnacionales, explotar sus diferencias, debilitando las zonas aisladas y controlar el Mar Arábigo. Si Cachemira fuera añadida a la estrategia étnica de EE.UU., la situación sería mucho más complicada, según los informes.

Las políticas económicas pakistaníes hechas recientemente “cayeron” en manos del FMI cuando éste rescató a Pakistán de la bancarrota el año pasado prometiéndole 7.600 millones de dólares al año. La economía pakistaní ha sido golpeada fuertemente por la recesión mundial. La rupia pakistaní ha perdido más del 21% de su valor en el último año y la inflación se acerca ahora al 25%. La subida mundial de precios elevó la cuenta pakistaní de alimentos y petróleo aumentando un tercio desde 2007. Con un gran desembolso en defensa, de más del 25% del GDP, y la siempre creciente corrupción hay poco dinero disponible para invertir en el sector servicios o en educación.

A pesar de las dificultades económicas, el gasto en defensa se espera que crezca un 15%. EE.UU. también ha dicho haber gastado 5.000 millones de dólares al año en contrainsurgencia a través del ejército pakistaní. La administración Obama ha repetido una y otra vez que dará más dinero al gobierno pakistaní para luchar contra el terrorismo. A nivel nacional, sólo los intereses de la clase gobernante han sido salvaguardados por los creadores de la nueva política exterior. Pero no hay fondos de emergencia para las crisis humanitarias. De hecho, ¡los fondos se han reducido!

Las masas pobres y los trabajadores ya han comenzado a pagar por el rescate del FMI a la elite gobernante. El gobierno pakistaní ha incrementado los impuestos sobre combustibles siguiendo las instrucciones del FMI. Se espera que suban los precios de los alimentos así como que se implementen una serie de recortes en los servicios públicos. La coalición gobernante dirigida por el PPP no ha hecho nada para solucionar los problemas a los que se enfrentan la población más humilde y los trabajadores

La gran ola de simpatía que surgió tras el asesinato de Benazir Bhutto ha desaparecido. Su marido está en el poder junto con su hijo de 21 años, Bilawal Bhutto Zadari, como presidente del Partido del Pueblo. Posee una reputación como el político más corrupto del país. Diariamente hay noticias en los periódicos sobre los escándalos de corrupción.

El gobierno “elegido” falla a la clase obrera

La transición de la dictadura militar de Musharraf al régimen “elegido” de Zadari no ha provocado ninguna diferencia para la gente corriente. Todas las políticas de Musharraf siguen en pie. Zadari no sólo ha continuado con las políticas de privatización sino que incluso ha avanzado con los ataques a las condiciones de vida a la clase trabajadora.

Una de las mayores crisis del país es la crisis energética. El precio de los combustibles está fuera de control y no hay suministro constante de electricidad en la mayoría de las zonas rurales de Pakistán. A lo largo de todo Pakistán, incluyendo las ciudades, los cortes de electricidad han causado un gran malestar en contra del gobierno. Todos los sectores de la población, incluidos los jefes, han expresado su enfado al respecto. Trabajadores de fábricas y del sector servicios están protestando contra la crisis energética. Ningún sector de la sociedad apoya la política gubernamental en este asunto.

Es muy claro para la gente que el actual PPP no es el mismo PPP que se vio durante las reformas parciales en la década de 1970. Se ha convertido en un partido de la burguesía. A causa de su impopularidad, el partido mismo sufre un gran desorden, con gran confusión y rivalidades entre los líderes. Muchos opinan que este es el final del PPP como la fuerza política principal del país. Su ventaja es que no se enfrenta a una oposición real en el sentido de una auténtica representación de los pobres y de los trabajadores. Nawaz Sharif de la Liga Musulmana de Pakistán (PML(N)) está a la espera, con vistas a las elecciones de dentro de 3 años. El PML(N) no ha hecho una verdadera oposición al PPP. Una reciente disputa entre Sharif y Zadari sobre la rehabilitación de un juez de la Corte Suprema fue descrita incluso por Richard Holbrooke como una potencial lucha que podía terminar en “una guerra civil o en asesinatos”. Este es exactamente un ejemplo de la inestabilidad de la elite gobernante y del vacío político que existe.

Los extremistas islámicos no pueden en este momento rellenar este vacío político. Los talibanes están perdiendo el apoyo con más del 78% de la población en su contra. Esto se debe al incremento de los ataques terroristas en los últimos años con un 50-60% en Pakistán, incluyendo la zona pakistaní de Cachemira.

Los horrorosos asesinatos llevados a cabo por los talibanes durante la validez de la sharia en el valle de Swat son enormemente impopulares. Los asesinatos sistemáticos han sido llevados a cabo en los pueblos y muchas escuelas fueron quemadas por permitir estudiar a las mujeres. Una de las zonas en las que se llevaron a cabo muchos de estos asesinatos brutales es conocida por las gentes locales como el “cuadrado sangriento”.

Todo esto lleva a un significativo apoyo para la operación militar contra los talibanes en esta región. Sin embargo el apoyo para el gobierno del PPP es también más bajo que nunca. Es bastante improbable que este gran vacío político dé lugar al establecimiento de un gobierno militar, ya que el ejército es visto como parte del actual gobierno. Sin embargo, la inminente amenaza de una toma de posesión de los militares está siempre presente; la historia de Pakistán cuenta con 4 golpes militares desde la independencia.

Un descontento tan grande y extendido ha creado, sin embargo, grandes ilusiones en la judicatura. Una abrumadora mayoría de la gente mira hacia la Corte Suprema con nueva esperanza al haber tomado medidas populares frente al gobierno. En julio de este año la Corte Suprema Pakistaní admitió que la ley marcial de emergencia de Musharraf, aprobada en noviembre de 2007, era inconstitucional.

Fue el valiente movimiento de abogados que se deshizo del gobierno militar de Musharraf. En marzo de este año el llamamiento del movimiento de abogados para una “larga marcha” y una sentada en Islamabad obligó al actual gobierno a restaurar incondicionalmente a la judicatura. El deseo de los trabajadores y la gente pobre por establecer una verdadera democracia y la ausencia de un verdadero partido democrático, es lo que crea las ilusiones en la judicatura.

Los obreros muestran una increíble valentía

A pesar de esas difíciles condiciones, los trabajadores y los pobres están liderando la heroica lucha contra la podrida clase gobernante en Pakistán. Los trabajadores, especialmente en el sector de las telecomunicaciones, han mostrado una increíble valentía y han llevado a cabo huelgas formidables. La actual huelga de los trabajadores textiles se ha intensificado recientemente, extendiéndose por todo el país. El gobierno se ha visto obligado a nombrar un comité para negociar un acuerdo.

Sin embargo, se ha extendido el miedo de que haya un gran número de cierres de fábricas debido al empeoramiento de las condiciones económicas. Obama va a presentar un proyecto de ley antes de que el Congreso permita a los fabricantes de ropa pakistaníes del noroeste del país a exportar sus productos libres de impuestos a los EE.UU. Existe una gran oposición a esto por parte de los industriales estadounidenses. Los vendedores estadounidenses tales como Wal-Mart y Levi Strauss, y otros propietarios de diferentes marcas, junto con otros fabricantes pakistaníes están en una gran lucha con los fabricantes estadounidenses que reclaman proteger “los trabajos de los trabajadores estadounidenses”. Cuando se pongan a competir esas compañías los grandes perdedores serán los trabajadores de ambos países que se verán enfrentados a recortes de los sueldos.

La lucha contra el impago de sueldos, especialmente en el sector textil pero también entre los profesores y otros sectores, se está extendiendo. Pero estas acciones están teniendo lugar en el aislamiento. La ausencia de una fuerza política alternativa o un partido obrero para defender los derechos de los pobres está retrasando la lucha para cambiar la sociedad en una que pueda beneficiar a todos. Los derechos sindicales están bajo una gran amenaza. La ausencia de un liderazgo sindical apropiado significa que todavía no hay una lucha de clases organizada a nivel nacional. Pero una nueva ola de sindicalización está recorriendo el país. Trabajadores desorganizados, especialmente en el sector privado, están tomando la iniciativa de organizarse contra las políticas neoliberales del gobierno.

Construir un sindicato fuerte e independiente, que se levante por los derechos de los trabajadores y que lleve su lucha hacia adelante, es crucial. Pakistán tiene una enorme historia de lucha obrera. Esta tradición tiene que ser reconstruida. Por esta razón los trabajadores, que han dirigido exitosamente las luchas, incluyendo la huelga en las telecomunicaciones, y otros que han estado luchando por los derechos sindicales y de los trabajadores, han creado la Campaña por los Derechos Sindicales-Pakistán (TURC-P). Miembros del Movimiento Socialista de Pakistán (la sección del CWI en Pakistán) son claves para crear y construir esta campaña y organizar la lucha de los trabajadores y pobres contra las fuerzas parasitarias de las elites gobernantes en Pakistán.

Pakistán es un buen ejemplo de porqué el capitalismo es totalmente incapaz de establecer una democracia verdadera, resolver la cuestión nacional o actuar a través de la reforma agraria. Los graves problemas en Cachemira o en Swat y Malakand permanecerán sin resolverse a no ser que el movimiento de masas de los trabajadores cambie el sistema de una vez por todas para actuar en favor de los intereses de los obreros, granjeros y de los pobres. Es crucial que el Movimiento Socialista y el TURCP sea construido entre los trabajadores y pobres para dar una verdadera alternativa al sufrimiento de las masas.