Corea del Sur: Llamado a Huelga general, mientras que la policía muy bien armada no consigue terminar la ocupación de la fábrica de autos

Posted by Nuestra publicación: on jueves, agosto 13, 2009


Escaramuzas en el parlamento son señales más de una crisis creciente



Clare Doyle, CIT

24 de julio del 2009.



El viernes 24 de julio se vio el fin de una huelga general de tres días en Corea del Sur pero no el fin de una crisis social y política en el país. En miércoles, 22 de julio—el día que la Confederación de Sindicatos Surcoreano inició una huelga que ha sido ampliamente seguida en solidaridad con los asediados trabajadores de autos del fabricante Ssangyong en Pyeontaek—había muchas escenas tormentosas en el parlamento del país. En directo por televisión, los “legisladores”—hombres y mujeres—lucharon y se pegaron frenéticamente y tiraron la tribuna del ponente al suelo.


El gobernante y derechista Partido Gran Nacional del Presidente Lee Myung Bak intentaba que se aprobara la nueva legislación sobre los medios de comunicación. Los partidos de oposición reivindican que esto dará enorme poder adicional a los conglomerados económicos o Chaebol, que ya domina la economía del país. Una batalla similar se esta llevando en cabo sobre cambios a la ley que gobierna la banca, la cual volverá a abrir acceso a los Chaebol para tomar acciones importantes en las mayores instituciones financieras del país. Esto es visto por muchos, incluyendo por los líderes de la Confederación de Sindicatos, como un paso muy retrogrado; la ley vuelve a abrir una relación entre los bancos y los grandes monopolios que la Confederación cree que fue una de las causas por la cual la economía de Corea del Sur no fue capaz de resistir la crisis asiática de la pasada década.

Corea del Sur es la cuarta economía más grande de Asia, muy dependiente en las exportaciones y por lo tanto está sufriendo mucho la presente crisis económica mundial. En vez del 7% en la tasa de crecimiento prometido por Lee Myung Bak, cuando asumió el poder el año pasado, la economía ha disminuido un 2%. Ssangyong registró el año pasado una pérdida de 710 mil millones de won (575 millones de dólares).


La Lucha para la supervivencia


Debido a estos hechos, los trabajadores en Corea del Sur están luchando literalmente por sus vidas. El gobierno está preparando una nueva legislación que abolirá muchos de los derechos ganados para la seguridad en el trabajo. Aumentará dramáticamente los números de trabajadores con empleo temporal, las condiciones peligrosas de trabajo y poca o ninguna protección bajo la ley. Todo el proyecto de legislación del gobierno es conocido como “Los Malos Proyectos de Ley de MB (Myung Bak).”


La lucha por la supervivencia es la razón de los dramáticos eventos en la fábrica de Ssangyong Motors. La mitad de la empresa es propiedad de Shangai Motors y no encuentra mercado para sus autos. El sindicato en la fábrica ya ha aceptado las reducciones de salario, retraso en bonos y empleo compartido o menos horas de trabajo para cada empleado.


Muchos de los 2.646 trabajadores que fueron despedidos, salieron de la fábrica para tratar de buscar otros trabajos alternativos. Unos 600 de los trabajadores rehusaron salir de la fábrica y, con sus partidarios, han mantenido su ocupación por casi dos meses. Falanges de policías han invadido la fábrica y han acorralado a los trabajadores en una masiva tienda de pinturas—un área llena de materiales sumamente inflamables.


Incapaces de vencer la resistencia de los trabajadores, la gerencia recurrió a cortar todos los suministros de gas, agua, comida y asistencia médica. (Son incapaces de cortar la electricidad sin ver sus inmensas reservas de pintura solidificándose!) Miles de trabajadores se han congregado en las puertas de la fábrica en solidaridad y han organizado la provisión de comida y las necesidades básicas.


El 20 de julio, más de 3.000 policías antimotines fueron movilizados de parte de los propietarios de la fábrica para poner fin a la ocupación. Tuvieron 300 vehículos, incluyendo cañones de agua, vehículos de iluminación, camiones con escaleras y helicópteros. (El correo electrónico de la empresa demostró que la compañía también consideró usar “gas adormecedor” para terminar la ocupación.) El arma Taser (de electro shock) fue usada por primera vez en un enfrentamiento con huelguistas.


Mientras la policía continuaba su avance violento al complejo, llegaron noticias del suicidio de la joven esposa de uno de los líderes del sindicato. La gerencia de la compañía habría visitado las casas de los huelguistas, amenazando a encarcelar los activistas y confiscar sus casas para compensar las pérdidas de la compañía. La Confederación de Sindicatos (KCTU) responsabiliza a la compañía del homicidio de la joven madre y de otros trabajadores en esta enorme fábrica durante los años. “Los despidos son, de hecho, asesinatos,” el sindicato ha tomado esta frase como uno de sus lemas. Otro mensaje pintado con spray en las paredes de la fábrica dice, “¡Si Uds. no van a hablar con nosotros, mátennos!”


La ira de los trabajadores despedidos ha alcanzado el punto de ebullición. Han rechazado las fuerzas del estado con implacable determinación y su propio arsenal de armas. Mientras los helicópteros lanzaban gas lacrimógeno y encarnizadas batallas campales se daban en el terreno, los trabajadores de Ssangyong crearon fuertes hondas para combatir al ejército invasor con lluvias de tuercas, pernos, y trozos de metal. La policía fue obligada esconderse debajo de redes y retirarse.


Hasta ahora los trabajadores mantienen la ocupación y la Confederación de Sindicatos Surcoreano está considerando sus próximos pasos. Ha pedido la solidaridad internacional y ha declarado que la ocupación es una lucha hasta el fin. Los líderes de la Confederación se han sentado fuera del edifico de la Asamblea, ayunando, aun cuando adentro las reyertas siguieron a toda intensidad.


Un nuevo período de lucha


Este enfrentamiento marca el inicio de una nueva oleada de lucha de clases en Asia, tal como marcó la magnífica huelga general de 1996-97 en Corea del Sur—la primera huelga contra la globalización. Mientras la crisis económica creció en aquella época, así ocurrió con las batallas de masas en toda la región contra los políticos reaccionarios atrincherados en sus cargos. Lo más notable fue el derrocamiento de la dictadura del General Suharto en Indonesia.


Hay que aprender las lecciones de esa época. Es vital la acción colectiva e independiente de clases contra los monopolios y los aún dirigentes partidos políticos capitalistas. Es una tragedia ver renombrados luchadores de clase, como el líder sindicalista que fue encarcelado hace mucho tiempo, Dita Sar, en Indonesia, recomendando apoyar un candidato presidencial que tiene como compañero de fórmula a un hombre que fue uno de sus carceleros — el General Wiranto, un brazo derecho del dictador Suharto.


En Corea del Sur, la Confederación de Sindicatos despotrica contra el Chaebol y demanda un rescate financiero de la industria automotriz para salvar los puestos de los trabajadores de autos. Ellos dicen que “cancelar” las acciones de Ssangyong y otras firmas extranjeras significa la nacionalización parcial de estas empresas. ¿Pero por qué no hacerlo por completo?


Como el CIT ha señalado muchas veces, el sistema Chaebol esta más maduro para ser tomado bajo control del estado, de los trabajadores y pobres; para comenzar a reorganizarlos y dirigirlos a través de comités elegidos. Hablar de cortarles las garras o limitar su control sobre los bancos, no resuelve los problemas. Una auténtica alternativa socialista, defendida por un partido basado firmemente entre los trabajadores heroicos de Corea del Sur, es la única vía hacia adelante.


Para mensajes de solidaridad, póngase en contacto con:


Lee Changgeun, Confederación de Sindicatos Surcoreano. E-mail: inter@kctu.org,

O a Jung Hye-won, El Sindicato Coreano de Trabajadores Metalúrgicos. E-mail:

inter@metal.nodong.org