CRISIS CAPITALISTA: EL COLAPSO DEL LUNES CONFIRMA ANARQUÍA CAPITALISTA

Posted by Nuestra publicación: on viernes, octubre 03, 2008


Acabar con la miseria de los trabajadores a través de una verdadera nacionalización y planificación socialista democrática


Judy Beishon, Socialist Party, CIT en Inglaterra y Gales.

30 de septiembre de 2008.


La economía mundial, ya en medio del caos del crash del crédito, fue barrida aún más lejos en el abismo por la fulminante noticia sobre el rechazo del congreso de los EE.UU. al “cheque en blanco” de $700 mil millones de dólares del plan de rescate para los bancos quebrados. Los líderes del gobierno norteamericano y los jefes del Tesoro habían advertido dramáticamente de las consecuencias calamitosas si el plan no era aprobado, así pues, el voto del congreso fue seguido por la caída libre de las acciones en EE.UU., con repercusiones del impacto por todo el mundo.


Los gurús de la economía capitalista mundial quedaron perplejos en el asombro y no podían predecir lo que significaría, ni qué vendría después. “Los mercados mundiales se contagian de pánico” titulaba The Guardian; ¡“Un Mundo de dolor” aparecía en la portada del Mirror, “¡Vende! ¡Vende! Vende!” exclamaba The Independent y “El lunes más negro” era el veredicto en The Sun.


Los bancos son vistos ahora como universalmente inseguros y toda la economía global se esta deslizando hacia la recesión. Jeremy Warner, escribiendo en The Independent, mencionó el viejo refrán: “Es siempre más oscuro momentos antes del amanecer”, agregando que el “amanecer se ha pospuesto otra vez”, y en una advertencia velada él señalo una perversión del viejo refrán antes dicho: “Es siempre más oscuro antes de que este totalmente negro”.


Los miembros del congreso de los EE.UU. que rechazaron el paquete son, principalmente, los que presentan dificultades de ser reelegidos. Temerosos de sus propias perspectivas, ellos se vieron forzados a reflejar el ultraje del ciudadano americano común, cuyos impuestos ayudarían a los codiciosos gatos gordos de “Fraude Street” - esta fue la mayor rebelión de Main Street (el pueblo) contra Wall Street.


Los ladrones de bancos de Wall Street se han enriquecido muchas veces a expensas de la clase trabajadora y la clase media. Aún así, ellos esperan que esa misma gente, que está luchando en muchos casos para comprar alimento y tener un techo sobre sus cabezas; les mantenga sus vidas de lujo y rescate la economía de las consecuencias de sus excesos. Hay un extendido aborrecimiento y aversión a la riqueza de los agentes financieros y a sus instrumentos: fondos de cobertura, equidad privada, mercados a plazo y así sucesivamente.


El plan de rescate inventado por el Secretario del Tesoro Hank Paulson y promovido por George Bush, es para que los US$700 mil millones sean utilizados para comprar los activos tóxicos de cualquiera en cualquier precio. Si eventualmente es ejecutado en alguna forma, significará que los trabajadores americanos financiaran el rescate corporativo más grande de la historia americana, con el dinero siendo manejado por la administración menos confiable en la historia de los EE.UU., para beneficiar a los más ricos de la sociedad.


Los restos de autoridad de George Bush ahora han desaparecido totalmente, mientras él se ha mostrado obviamente impotente e incompetente ante el huracán financiero que está arribando rápidamente. Previamente dañado en EE.UU. y a nivel mundial por su horrorosa guerra en Irak, la actual turbulencia económica es en gran medida lo que aterroriza más a la gente común por todo el mundo.


Para impulsar el enorme paquete de rescate de US$700 mil millones a través del congreso de EE.UU., sus promotores sostuvieron que el estado no terminaría finalmente perdiendo el dinero; lo estaría invirtiendo simplemente en arreglar el sistema financiero con ganancias que retornarían finalmente.

Pero esto estaba lejos de ser convincente. El pueblo americano podía prever una deuda de estado creciente que llevaría en el futuro a recortes en bienestar y servicios, al mismo tiempo que un creciente desempleo con caídas en los niveles de vida, como resultado de la recesión.


Algunas concesiones fueron hechas en un intento por hacer el paquete más sabroso. Éstos incluyeron una liberación escalonada del dinero, la creación de una “comisión de supervisión” de restricciones en la paga ejecutiva de los bancos que eran asistidos. Pero estas migajas no eran suficientes para ganar a los miembros rebeldes del congreso.


Irónicamente, actualmente, no son los socialistas quienes están en la vanguardia para implantar la palabra socialismo en las mentes de la gente; son inadvertidamente los políticos de la derecha que están levantando el espectro del socialismo en tentativas torpes para mantener a la gente lejos de él.


Por ejemplo el miembro del Congreso Jeb Hensarling de Tejas condenó el plan del rescate de Paulson como “el camino al socialismo”. El comentarista Chrystia Freeland de Financial Times precisó que “el socialismo esta probablemente promoviéndolo”, pero observó que esto es parte “del final de una larga era del “dejar hacer” del capitalismo en los EE.UU. y el principio de un período de intervención del Gobierno y de re-regulación”.


La falla del plan de Paulson no invierte esa tendencia. En las semanas previas a que el congreso lo rechazara, billones de dólares habían sido confiados ya a las instituciones financieras colapsadas, terminando con 25 años de sumisión al libre mercado e intervención y regulación gubernamental reducidas. Mientras que las bolsas cayeron en respuesta al voto del congreso, los jefes del gobierno de los EE.UU. no tenían ninguna otra opción que comenzar a preparar un nuevo paquete de dinero público para intentar evitar el colapso económico.


En el mismo día del shock por el rechazo del congreso de los EE.UU., bancos eran rescatados en siete países del mundo. En Europa, los gobiernos de Bélgica, Alemania y Luxemburgo dieron a la institución financiera Fortis £8.8 mil millones de libras, acción descrita como una nacionalización parcial por The Financial Times. Éste es el rescate urgente más grande de una institución financiera europea en la crisis actual. Fortis es el empleador más grande del sector privado en Bélgica, maneja las cuentas bancarias de la mitad de la población y tiene activos que son varias veces el tamaño del producto interno bruto de Bélgica.


En el Reino Unido, la nacionalización de Northern Rock ha sido seguida por la nacionalización del banco Bradford & Bingley (B&B), con el gobierno adquiriendo su valor de £42 mil millones en activos tóxicos. Escandalosa y casi increíblemente, el gobierno ha inmediatamente “vendido” £21 mil millones de libras de B&B del depósito de los ahorradores, 197 sucursales y 141 agencias de venta, a la compañía española Santander, que ha pagado apenas £612 millones de libras para explotar estos activos. Los £21 mil millones de depósitos entregados a Santander consisten en alrededor de £4 mil millones de efectivo en cuentas B&B que no había prestado, más alrededor de £17 mil millones del dinero de los contribuyentes británicos bajo la forma de préstamos y garantías - dinero que tal vez nunca vuelva. Las nacionalizaciones de Northern Rock y de B&B ha dado a cada contribuyente británico una carga adicional equivalente a una deuda £5,500 libras.


La desregulación desacreditada

La crisis global de los principales bancos principales ha llevado a los defensores de la desregulación a cambiar totalmente su melodía. Muchos ahora están diciendo que la regulación voluntaria de las instituciones financieras privadas no funciona y entonces la regulación de estado es necesaria. Incluso el director gerente del Fondo Monetario Internacional ha pedido una mayor regulación de las instituciones financieras y de los mercados, un considerable cambio de la liberalización impulsada por el FMI durante un largo periodo de tiempo.


El derechista presidente francés Nicolas Sarkozy ha pedido una cumbre mundial para reconstruir el “capitalismo regulado” y ha condenado la “ley de la selva”, mientras que el Ministro de Hacienda alemán, Peer Steinbruck, dijo: “Debemos civilizar los mercados financieros”.


Es verdad que la desregulación tiene mucho por que responder. En la conferencia del Partido Conservador, el responsable de economía de la oposición George Osborne criticó al primer ministro Gordon Brown por gobernar sobre una economía basada en la deuda, diciendo que es una variante de “capitalismo de casino” financiada por el crédito. Pero así como Brown es claramente culpable, los Tories igualmente lo son; los altos niveles de deuda hoy vuelven a la era de los años 80 de la primer ministro conservadora Margaret Thatcher y su desregulación de los mercados financieros junto con Reagan y Clinton en los EE.UU. En el Reino Unido, el pasado estímulo para desmutualizar “amistosas” sociedades constructoras, fomentó su transformación en agresivos bancos funcionando sólo para el beneficio del accionista; esto ha jugado un enorme papel en la caída de compañías como Northern Rock y Bradford & Bingley.


Pero los llamados por regulación son como pedir que las bandas de ladrones de banco guarden un cheque de los ladrones de banco. Lo que se necesita urgentemente es el control popular de los principales bancos y del financiamiento de las viviendas, no el “descuido” de ineptos no elegidos y de políticos capitalistas elegidos, cuya lealtad es para los grandes negocios. Los libros de los principales bancos de EE.UU. se han abierto al congreso de los EE.UU., ¿por que no abrirlos a todo el pueblo americano?


Igual va para Gran Bretaña; dejar a los sindicatos y el escrutinio de las masas los libros de los bancos como B&B, y que las decisiones se saquen de las manos de los políticos capitalistas, para que los ahorros de los trabajadores y sus trabajos puedan ser salvados; y los amenazados por hipotecas puedan conservar sus hogares.

Si los líderes sindicales hicieran su trabajo correctamente, encabezarían la creación de comités populares para examinar la real situación de las compañías que se derrumban, y también tomarían las acciones necesarias para salvaguardar los intereses de los trabajadores. Las corporaciones multinacionales que nos están forzando a pagar cada vez mayores precios por energía y los alimentos, deben también estar sujetas al escrutinio de las masas, a través de la creación de comités populares - si los líderes sindicales no actúan para organizar tales organizaciones, entonces otros tendrán que avanzar para hacerlo.


Las principales compañías que aumentan el precio de los productos básicos y/o despiden a sus empleados, deben ser pasadas inmediatamente a propiedad pública; con la participación de la clase trabajadora en el control y manejo se podrán revertir las políticas antiobreras. La compensación a los accionistas debe solamente ser pagada en base a necesidad probada.


Tales medidas formarían parte de una transformación y una forma completamente diferente de organizar la sociedad – eso es el genuino socialismo. El capitalismo está probando abiertamente que es un sistema con crisis incorporadas. Aunque sea desregularizado o regulado, los auges y las depresiones son inevitables. Tan pronto se tomen los pasos mencionados anteriormente, muchos otros serían necesarios, incluyendo el control de la clase trabajadora sobre la importación y exportación del capital. El socialismo no sólo terminaría con los ciclos económicos de auge y depresión para siempre, sino que también abriría la pruerta para una rápida eliminación de la pobreza y una elevación en los niveles de vida de toda la población.