Federico García Morales, editor de la revista Globalización,
falleció el 3 de diciembre en Puebla, México, y fue sepultado en Santiago de Chile el sábado 8.
A modo de homenaje a su larga trayectoria de pensador y militante socialista revolucionario, hemos reproducido del sitio web de la revista Globalización las despedidas leídas durante su funeral, y álgunos de sus artículos.
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Intervenciones en el funeral:
EN HOMENAJE A MI HERMANO, FEDERICO GARCÍA MORALES
¡Qué inoportuna la muerte! Una intrusa fuera de tiempo... Cuando se la clama se demora. Y cuando menos se la desea ahí se asoma con su estela de lágrimas, y ritos funerarios. Ajena a todo plan o sueño, a todo sufrimiento, aplasta inmisericorde, seca. Como para dejamos lapidariamente claro que sólo accidente somos. Vanos y efímeros. En un instante cualquiera, de un plumazo borra brisas, luces,.. colores,... perfumes, cantares, ... caricias, suspiros y demases. Detiene el ritmo de las olas y para los relojes. Cierra los sentidos a una noche de silencios. Se acaba todo...
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Se acabó mi hermano. Ya no está. Se apagó la chispa de su vida. No diré que se fue, pues eso implicaba que se fue a alguna parte y que él sigue existiendo. No. Simplemente digo que se acabó. Lo que queda de él son sólo huellas y despojos. Huellas, en el corazón y en el recuerdo de los que lo quisimos, que durarán lo que duremos. Despojos, que irán a fusionarse a la masa amorfa del fondo de la tierra, a nutrir, quizás, otras vidas. Sus ideas, sus escritos, pueda que perduren por más tiempo si es que algunos por ahí lo redescubren y entran a valorar toda la riqueza que su imaginación y capacidad de pensar tenían.
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Pues fue un maestro... Más que eso, un mago. Un mago de las ideas. Vivió haciendo planes para grandes empresas y aventuras, y con las maletas siempre preparadas para regresar a sus tierras bienamadas. Ver la blanca cordillera, los verdes valles, el mar azul... y allá en el Sur, la isla de leyendas infinitas y los canales de aguas transparentes donde navegar a velas desplegadas como lo hacia en su niñez. Así también imaginó el mundo del futuro; con las velas desplegadas, libre y justo. Queda todo esto en la lista de sus sueños incumplidos.
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Hermano, la patria esquiva, que te entregó a la vida y te forzó a un deambular sin término, más allá de sus fronteras, ahora te recibe muerto. Mientras viviste fuiste de los que se atrevió a soñar. Ya con sólo eso, muerto y todo, seguirás siendo semilla de esperanzas. Sólo me cabe agradecerte el que hayas existido. ... Con estas palabras te disperso al viento y a la tierra, y te despido. ... Ahora, aquí, al fin, al pie de nuestra eterna cordillera, porfiadamente, procedemos a sembrarte.
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Hasta siempre, hermano mío.
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Bruno García Morales
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¡Hasta otro encuentro!
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Quiero aportar con mi palabra la energía que convoca al amigo entrañable; ésta está presente ahora pues nadie se va definitivamente de este mundo mientras perdure el sentimiento y la memoria. Y aquí en este acto de homenaje hay suficiente de ambas cosas, Y con seguridad, por eso mismo, por mucho tiempo seguirá caminándonos Federico, acompañándonos en algún sueño, en las veladas del intercambio, en las disquisiciones sobre la vacilante marcha de la especie.
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Pues esas preocupaciones fueron el hilo conductor de los actuares y pensares de la vida de Federico García. Lo humano y sus problemas eran para él el centro mismo de su esfuerzo. Lector infatigable combinó desde temprano la búsqueda intelectual con la acción consecuente. Y por su lucidez se orientó, también desde muy joven, a la forja de un futuro más generoso y augurante que el presente; sin claudicaciones, sin entregas, sin buscar prebendas o comodidades personales, es decir con el más puro y consecuente espíritu de la revolución que apunta a la creación de un hombre nuevo.
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Como muchos de los que fuimos sus camaradas Federico vivió y nutrió del hálito de la revolución de Octubre. Esa que fue producto del sacrificio de los millones que compartieron ese soplo.
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Su paso por las juventudes del Partido Comunista de Chile fue asaz breve. A poco asumió posturas críticas al sectarismo y dogmatismo estalinista que campeaba y subsiste en esa tienda acercándose a las posiciones libertarias del verdadero bolchevismo representado por León Trotsky. De allí, con algunas decenas de jóvenes pasó a engrosar los contingentes de la vanguardia revolucionaria chilena. Y en ella jugó un papel prominente pues su comprensión del marxismo y sus propias reflexiones le permitieron publicar textos y análisis que nutrieron a su generación.
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Nos encontramos hace más de medio siglo, en los aconteceres de las primeras acciones armadas, durante la insurrección del dos de abril de 1957, en los comienzos del conflicto chino soviético, en las posiciones de defensa a los obreros húngaros reprimidos por el llamado socialismo real, en el apoyo a la naciente revolución cubana. Nos conocimos en la lucha.
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Militaba Federico pero tal vez por esa misma comprensión de los rigores del combate siempre guardó un clandestinaje casi de antología. Tal vez ayudaba en ese estilo suyo tan desapercibido, su talante modesto y sus maneras suaves y gentiles. A veces, en las pláticas, había que aguzar mucho el oído para escuchar sus argumentos. Pero yo, que en la estrecha convivencia lo conocí en muchas facetas, doy fe de que cuando el asunto ameritaba, la voz del Fede devenía en la de un Júpiter tonante e implacable en el fustigue a truhanes, vacilantes y huidizos.
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Como muchos marxistas verdaderos Federico incursionó decididamente en las ciencias humanas. Hizo estudios formales de derecho, historia, ciencia política y filosofía. Por esos años, conjuntamente con Marcelo Segall montó la primera gran exposición de las luchas sociales en la Universidad de Chile y a mediados de los sesenta los aconteceres latinoamericanos y la pequeña historia del país lo posicionaron para que por su prestigio, sus contactos y méritos lograra ganar cátedras en las universidades de Chile y Concepción.
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Desde ellas siguió marcando líneas, supeditando siempre la trasmisión insípida a la pasión comprometida y critica formando a centenares de alumnos y a decenas de nuevos combatientes. Siendo uno de los gestores del MIR, fue también crítico constructivo de la conducción voluntarista ejercida por Miguel Enríquez; esto le valió problemas en la Universidad de Concepción. Sin embargo su acendrada fidelidad a las posiciones revolucionarias mantuvieron las diferencias en una misma trinchera y respeto mutuo.
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Creo que esa fue también tónica en la vida académica de Federico García que siempre formó parte en la vanguardia que, por su lealtad e intransigencia a los principios, es la verdadera y perseguida indispensable.
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Por el golpe militar debió salir y radicarse afuera; quiso alguna ironía del destino que su exilio fuera en los mismos vientres del imperio; acogido por la Universidad de Boston este marxista ateo consecuente llegó a obtener con distinciones un doctorado en teología. Mientras, aprovechó para seguir luchando y escribiendo. Viajó después hasta la costa oeste y radicó por unos años cerca de San Francisco desde donde visitaba a los amigos y se internaba a remo como buen chilote en las corrientes del Pacífico.
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Genio y figura continuó siendo un clandestino pues que yo sepa jamás anduvo con visas, pasaportes y papeles muy en regia. A pesar de eso andurreó por Centroamérica y México departiendo con combatientes salvadoreños, con los intelectuales más connotados o con el subcomandante guerrillero Marcos. Costa Rica lo vio remando por aguas del golfo de Nicoya, siguiendo la gesta sandinista o compartiendo reuniones con otros asilados.
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Después de varios viajes fue a recalar en México dónde, luego de descubrir los petroglifos más extensos llegó a agotar paciencias en las universidades norteñas por lo que emigró hacia el centro, hasta Tlaxcala. Como siempre abrió espacio y creó allí pioneramente una ambiciosa empresa cibernética: un gran sitio en la web dedicado al acerbo, el análisis, la crítica y la creación de pensamiento, sobre los movimientos del mundo y la globalización capitalista. Consecuente y utópico en el mejor sentido del realismo en uno de sus trabajos literarios se cumplía el sueño colectivo de la clase: "amanecer sin patrón."
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Y por esto luchaba. Ya entre las gestiones para volverse a Chile o al entorno sureño lo ha sorprendido muy prematuramente a sus valías y futuros la guadaña que a todos nos iguala. La implacable ha golpeado resonando; nos ha dolido a todos.
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Y como somos polvo de esta tierra de estrellas te convocamos Madre Nuestra, Tierra: recibe a nuestro camarada que luminoso abonará los lares y el futuro. ¡Hasta el encuentro, querido Federico!
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Patricio Figueroa Mac-Ginty
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Palabras de sus hijas Carolina y Florencia
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Muchos de Uds que hoy están con nosotros, han acompañado a Federico en diferentes épocas, a través de diferentes circunstancias, en diferentes tierras. A través de sus historias podemos ver muchos de los aspectos importantes de quien era Federico como hombre.
Un hombre comprometido con los principios de igualdad, libertad, fraternidad y FELICIDAD para todos. Y en esto fue consecuente siempre, porque hasta el final se preocupo por discutir, buscar, proponer y enseñar la necesidad de crear un mundo diferente, mejor y mas justo. Fue un revolucionario en todos sus sentidos.
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Pero para nosotras, Carolina y Florencia, Federico además de todo, eres papá.
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Para mi, tu hija mayor, te revelaste en este último año cuando viniste para la enfermedad de mi mamá. Pude verte en toda tu dimensión humana y sentirme orgullosa de quien era mi papá. Un papá dentro de todo romántico y sentimental aunque pareciera extraño. Le dabas ánimo a mi mama para vivir, siempre diciendo que se lucha hasta el final. Te vi como papá siendo abuelo, contándole historias a tus nietos que pasaron a ser tan importantes desde que los conociste, enseñándoles de la naturaleza, a pintar y todas esas cosas que hacen que un niño recuerde a su abuelo.
Cuando por tu reciente enfermedad fui a México y conversamos con Florencia, ella me contó la otra parte de quien eras tu como papá: un papá que cambiaba y lavaba pañales, hacia de comer, ayudada a hacer tareas.
Un papá cómplice, que acompañaba en todo. Un papá siempre con muchas historias que contar, propias, adquiridas, corregidas y aumentadas, pero siempre entretenidas, repletas de humor. Papá siempre tuviste buen humor, y facilidad para reirte, hasta en los momentos más difíciles. UN papá siempre vestido de lana….
Papá: además de ser un hombre íntegro, consecuente; amaste sobretodo la verdad y luchaste por ella, poniendo tus ideales y a sus amigos en muchas ocasiones por encima de su familia, fuiste un amigo feroz: fiel e incondicional, hasta sus últimas consecuencias.
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Amabas también la naturaleza, y recuerdo de pequeña que plantabas árboles con una cuchara de té y no con una pala como lo haría el resto, pero eran justamente esos árboles los que más resistían y más fuertes crecían. Creo papá que nos plantaste a Florencia y a mi cuchara de té: somos fuertes y enraizadas, para que no nos bote el viento ni nos que me el fuego, para que siempre nos sentimos orgullosas de ser quienes somos. De ti yo heredé la pasión y la impulsividad, la forma de mis ojos, mi nariz… Florencia tu temperamento, el gusto por la historia y la comida y la forma de tus manos.
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Papá siempre eras “misterioso”, nunca se sabía de bien a bien cuando entrabas o salías, a donde ibas, cuando volvías, con quienes o para que. Esas sorpresas poco a poco se han ido revelando a través de nuestras conversaciones, entre nosotras y con todos tus amigos. Una de las grandes sorpresas es la que nos diste fue hacernos hermanas, porque siempre una parte tuya estará en cada una de nosotras. Sabes que dentro de lo que hagamos y a lo que nos dediquemos, pese a lo que hubieras querido, ya que no fuimos del área humanista, haremos que en nuestro trabajo se note tu legado: igualdad y libertad de pensamiento, para hacer de este un mundo mejor y mas feliz.
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A diferencia de muchos de los que están aquí yo si creo en algo después de esto y se que tu legado no va a morir, y mientras viva en nuestros actos, en nuestros recuerdos y nuestros corazones, el seguirá con nosotros. Solo mueren las personas a las que nadie recuerda. Papá fuiste un ejemplo para muchos, aunque no siempre comprendido. Debes saber que tus hijas siempre te amarán y estarán orgullosas de ser hijas de Federico García Morales.
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Desde México
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La primera vez que Federico pisó tierra mexicana llegó a un estadio lleno de gente que quería saber más de Chile y comenzó diciendo:
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“Estoy en la frontera norte de mi país…”
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Ahora a los pies de la cordillera lo acompaña la bandera mexicana con el reconocimiento y orgullo de aquellos mexicanos que saben que la frontera sur de su patria llega hasta Argentina y Chile, pero también que México supo cobijarlo y lo tiene como uno de los suyos.
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Cynthia